lunes, 5 de mayo de 2008

Leonardo Castellani: Para Sören, Jauja

 
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Leonardo_Castellani 

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El año cincuenta – y, antes del 60 (no recuerdo la fecha) – acabé de leer meditadamente el gran tratado de Kirkegord “Posdata definitiva no científica a las Nonadas Filosóficas”, después de haber leído otras obras menores para alcanzar su comprensión. El libro me fascinó (o más elegante me impactó) de tal modo que ese mismo día escribí el poema kierkegordiano Jauja, el mejor de los míos (esto quizá no sea decir mucho) con una facilidad no ordinaria, como si alguien me lo dictase.

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Uso allí la alegoría de un viaje arriscado por mar a una de las Islas Afortunadas para corporizar el “Itinerarium Mentis” del místico danés; como Fray Juan de Yepes usó la de una subida a la montaña, Santa Teresa el ingreso a la cámara más íntima de un palacio, el Inglés Bunyan el de un viaje a pie plagado de obstáculos y peripecias alegóricas; y así otros poetas místicos.

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La escrición del poema, que va aquí en apéndice, me dejó la impresión de que el danés me había ayudado, como se lo pedí, lo cual significaba que se había salvado y estaba con Dios, lo cual se puede tener por superstición (y Uds. caros lectores pueden tenerlo) pero en mí es convicción soberana.

El poema comienza:

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JAUJA

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Yo salí de mis puertos tres esquifes a vela

Y a remo a la procura de la Isla Afortunada

Que son trescientas islas, mas la flor de canela

De todas es la incógnita que denominan Jauja

Hirsuta, impervia al paso de toda carabela

La cedió el Rey de Rodas a su primo el de León

Solo se aborda al precio de naufragio y procela

Y no la hallaron Vasco de Gama ni Colón.

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Rompí todas mis cosas implacable exterminio

Mi jardín con sus ramos de cedrón y de arauja

Mis libros de Estrabonio de Plutarco y de Plinio

Y dije que iba a América, no dije que iba a Jauja.

Pinté verdes los cascos y los remos de minio

Y las vela como alas de halcón y de ilusión

Quedé sin rey ni patria, refugio ni dominio

Mi madre y su pañuelo llorando en el balcón.

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Muchas veces la he visto, diferentes facciones,

Diferentes lugares, siempre la misma Jauja

Sus árboles, sus frondas floridas, sus peñones

Sus casas, maderamen del más perito atauja.

Su señuelo hechicero de aromas y canciones

Enfervecía el cielo de mi tripulación,

Mas desaparecían sus mágicas visiones

Apenas la ardua proa tocaba el malecón.

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La he visto entre las brumas, la he visto en lontananza

A la luz de la luna y al sol de mediodía

Con sus ropas de novia de ensueño y esperanza

Y su cuerpo de engaño decepción y folia.

Esfuerzo de mil años de huracán y bonanza

Empresa irrevocable pues no hay volver atrás

La isla prometida que hechiza y que descansa

Cederá a mis conatos cuando no pueda más.

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Surqué rabiosas aguas de mares ignorados

Cabalgué sobre olas de violencia inaudita

Sobre mil brazas de agua con cascos escorados

Recorrí la traidora pampa que el sol limita.

Desde el cabo de Hatteras al golfo de Mogados

Dejando atrás la isla que habitó Robinson

Con buena cara al tiempo malo y trucos osados

Al hambre y los motines de la tripulación.

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Me decían los hombres serios de mi aldehuela

“Si eso fuera seguro con su prueba segura

También me arriesgaría, yo me hiciera a la vela

Pero arriesgarlo todo sin saber es locura...”

Pero arriesgarlo todo justamente es el modo

Pues Jauja significa la decisión total

Y es el riesgo absoluto, y el arriesgarlo todo,

Es la fórmula única para hacerla real.

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Si estuviera en el mapa y estuviera a la vista

Con correos y viajes de idea y vuelta y recreo

Eso sería negocio, ya no fuera conquista

Y no sería Jauja sino Montevideo.

Dar dos recibir cuatro, cosa es de petardista,

Jauja no es una playa-Hawaii o Miramar.

No la hizo un matemático sino el Gran Novelista

Ni es hecha sino para marineros de mar.

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Las gentes de los puertos donde iba a bastimento

Risueñas me miraban pasar como a un tilingo

Yo entendía en sus ojos su irónico contento

Aunque nada dijeran o aunque hablaran en gringo.

Doncellas que querían sacarme a salvamento

Me hacían ojos dulces o charlas de pasión

La sangre se me alzaba de sed o sentimiento

Mas yo era como un Sísifo volcando su peñón.

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Busco la isla de Jauja, sé lo que busco y quiero

Que buscaron los grandes y han encontrado pocos

El naufragio es seguro y es la ley del crucero

Pues los que quieren verla sin naufragar, son locos

Quieren llegar a ella sano y limpio el esquife

Seca la ropa y todos los bagajes en paz

Cuando sólo se arriba lanzando al arrecife

El bote y atacando desnudo a nado el caz.

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Busco la isla de Jauja de mis puertos orzando

Y echando a un solo dado mi vida y mi fortuna;

La he visto muchas veces de mi puente de mando

Al sol de mediodía o a la luz de la luna.

Mis galeotes de balde me lloran ¿cuándo, cuándo?

Ni les perdono el remo, ni les cedo el timón.

Este es el viaje eterno que es siempre comenzando

Pero el término incierto canta en mi corazón.

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Oración

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Gracias te doy Dios mío que me diste un hermano

Que aunque sea invisible me acompaña y espera

Claro que no lo he visto, pretenderlo era vano

Pues murió varios siglos antes que yo naciera

Mas me dejó su libro que, diccionario en mano,

De la lengua danesa voy traduciendo yo

Y se ve por la pinta del fraseo baquiano

que él llegó, que él llegó.

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Leonardo Castellani

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(del apéndice de la obra “De Kirkegord a Tomás de Aquino” de Leonardo Castellani)

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2 comentarios:

  1. Siempre genial el Padre Castellani, pero nunca tan genial como en este Libro, que supo mostrar al gran Danes, tal como el es, supo captar su esencia a pesar de sus paradojas. Supo andar por ese sendero en el bosque que dejó Sören sin perderse en los pazadisos que despues marcó. Recomendación del libro si quieren empezar a conocer, aunque sea un poco al Gran Danes y tienen miedo de enfrentarse directamente a él.
    Saluos

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  2. genial este post, muchas gracias por dar a conocer personajes tan importantes en nuestra vida espiritual. Saludos.

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