lunes, 16 de febrero de 2009

La Iglesia en Austria

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El Padre Gerhard Maria Wagner no será el nuevo obispo auxiliar de la diócesis de Linz, en Austria. El Santo Padre lo había nombrado para esa posición el día 31 de enero.

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Poco después de conocido su nombramiento, se siguió un escándalo mediático debido a algunas declaraciones previas del P. Wagner (considerando la homosexualidad como una enfermedad, y refiriéndose al huracán Katrina que azotó la ciudad de New Orleáns en el 2005 como un “castigo divino”).

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La oposición de la Iglesia en Austria fue muy fuerte. La gran mayoría de los decanatos mostró su desacuerdo. Algunos fieles “abandonaron” la Iglesia. Para el día de hoy, los obispos diocesanos habían convocado a una reunión de emergencia ante la “crisis”.

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Hoy sabemos que el Padre Wagner ha pedido al obispo de Linz Ludwig Schwarz que hiciera pública esta declaración: “Debido a la crítica feroz, me he puesto en oración, y después de consultar con el obispo diocesano, llegué a la conclusión de pedirle al Santo Padre en Roma que retire mi nombramiento como obispo de Linz”.

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Todavía no hay palabra oficial de la Nunciatura, pero aparentemente el Santo Padre ya ha aceptado su dimisión.

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Es comprensible la decisión del Padre Wagner, y sin duda la ha tomado buscando el bien de la diócesis y de la Iglesia en Austria. También es comprensible que el Santo Padre acepte su renuncia, ya que es el mismo Wagner quien la ha pedido. Pero sin duda, de todo esto queda un sabor muy amargo. Algunas declaraciones de aquellos que se opusieron a este nombramiento son escandalosas. El arzobispo de Salzburgo, Alois Kothgasser, poco después del nombramiento, y uniendo esta noticia con la del levantamiento de la excomunión a los obispos de la FSSPX se preguntaba si “hace falta sanear la Iglesia hasta convertirla en una secta en la que sólo permanecerían unos pocos fieles adeptos a la línea oficial o hace falta que la Iglesia se abra, deje espacio para la diversidad e influya a la sociedad desde dentro”. Peter Hurka de “Somos Iglesia” sostiene que la renuncia de Wagner “es tan solo la mitad de la batalla, dado que Wagner no es un caso accidental en la Iglesia sino que ésta tiene una falla sistemática”; a la vez que sugiere que sean las parroquias las que trabajen en la confección de la lista de los candidatos al nombramiento. Algunos decanos habían decidido hacer público su descontento en la ceremonia de la consagración episcopal, planeada para el 22 de marzo. Más aún, manifestarían su descontento llenando la ceremonia de monaguillas, algo que el P. Wagner no permite en su parroquia.

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No conocemos al P. Wagner, ni estamos saliendo en su “defensa”. Sí sabemos que muchos medios de comunicación lo califican como “ultra-conservador”, lo que en la mayoría de los casos significa simplemente “católico”. Y que la diócesis de Linz es una de las diócesis donde el llamado “espíritu” del Concilio Vaticano II ha hecho más estragos, en una clara hermenéutica de la dis-continuidad.

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