jueves, 15 de abril de 2010

Benedicto XVI: “La penitencia es una gracia”

Ofrecemos esta noticia, tomado de Radio Vaticana, sobre la homilía que el Santo Padre Benedicto XVI pronunció esta mañana, al celebrar la Santa Misa con los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica. En la misma, además de referirse a la realidad de la penitencia,  el Papa denunció la existencia, en nuestros días, de una “dictadura del conformismo”.

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Jueves, 15 abr (RV).- Benedicto XVI ha presidido, a las siete y media de esta mañana, en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico, la concelebración Eucarística con los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica. Y en su homilía ha reflexionado sobre la primacía de la obediencia a Dios y el verdadero significado de la penitencia y del perdón en la vida de los cristianos.


Evocando las palabras de san Pedro ante el Sanedrín, el Papa ha recordado que hay que obedecer a Dios en lugar que a los hombres. La obediencia a Dios da a Pedro la libertad de oponerse a la suprema institución religiosa. Al igual que Sócrates ante el Tribunal de Atenas, que le ofrece la libertad a condición de no volver a buscar a Dios, no debe obedecer a estos jueces, comprar su vida perdiéndose a sí mismo, sino debe obedecer a Dios. En los tiempos modernos se ha teorizado la liberación del hombre, también de la obediencia a Dios: el hombre sería libre y autónomo y nada más.


“Pero esta autonomía es una mentira, una mentira ontológica, porque el hombre no existe por sí mismo y para sí mismo. Es una mentira política y práctica, porque la colaboración y el compartir libertades son necesarios, y si Dios no existe, si Dios no es una instancia accesible al hombre, queda como suprema instancia sólo el consenso de la mayoría. Luego, el consenso de la mayoría se vuelve la última palabra a la cual debemos obedecer y este consenso – lo sabemos por la historia del siglo pasado – puede ser también un consenso en el mal. Así vemos que la denominada autonomía no libera al hombre”.


Benedicto XVI ha subrayado que “las dictaduras han estado siempre en contra de esta obediencia a Dios”. “La dictadura nazi, así como la marxista, no pueden aceptar a un Dios por encima del poder ideológico y la libertad de los mártires, que reconocen a Dios... es siempre el acto de la liberación, en el cual llega la libertad de Cristo a nosotros”.


Hoy, gracias a Dios – ha proseguido Benedicto XVI – no vivimos en dictaduras pero existen formas sutiles de dictaduras.


“Un conformismo, por el que se vuelve obligatorio pensar como piensan todos, actuar como actúan todos, y la sutil agresión contra la Iglesia, o incluso menos sutil, demuestran cómo ese conformismo puede realmente ser una verdadera dictadura”.


Para los cristianos – añadió el Santo Padre -, obedecer más a Dios que a los hombres, supone, sin embargo, conocer verdaderamente a Dios y querer verdaderamente obedecer, y que Dios no sea pretexto para la propia voluntad sino que sea realmente Dios el que invita, en caso necesario, también al martirio.


“Nosotros hoy tenemos a menudo un poco de miedo de hablar de la vida eterna. Hablamos de las cosas que son útiles para el mundo, mostramos que el cristianismo ayuda también a mejorar el mundo, pero no nos atrevemos a decir que su meta es la vida eterna y que de la meta vienen luego los criterios de la vida”.


Entonces – ha enfatizado Benedicto XVI – debemos tener la valentía, la alegría, la gran esperanza de que la vida eterna existe, que es la verdadera vida y que de esta verdadera vida viene la luz que ilumina también este mundo.


En esta perspectiva, “la penitencia es una gracia”, es una gracia que nosotros reconozcamos nuestro pecado, que reconozcamos que tenemos necesidad de renovación, de cambio, de una trasformación de nuestro ser.


“Debo decir que nosotros los cristianos, también en los últimos tiempos, hemos evitado a menudo la palabra penitencia, que nos parece demasiado dura. Ahora, ante los ataques del mundo que nos hablan de nuestros pecados, vemos que el poder hacer penitencia es una gracia y vemos cómo es necesario hacer penitencia. Es decir, reconocer lo que está equivocado en nuestra vida. Abrirse al perdón, prepararse al perdón, dejarse transformar. El dolor de la penitencia, es decir, de la purificación y de la trasformación, este dolor es una gracia, porque es renovación, es obra de la Misericordia divina”.


Benedicto XVI ha exhortado a rezar para que “nuestro nombre entre en el nombre de Dios y nuestra vida se vuelva verdadera vida, vida eterna, amor y verdad”.

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Fuente: Radio Vaticana


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4 comentarios:

  1. Jerónimo, quiero compartir contigo y públicamente lo siguiente: para mi, estas últimas semanas, y en particular los últimos cuatro días han sido un purgatorio, amargo y doloroso.

    Hoy, finalmente amanecí comprendiendo que tengo parte de responsabilidad en el problema de la Iglesia y que con ella he de decidirme a admitir el pecado individual y colectivo.

    Estaba en eso cuando supe claramente que había llegado el momento de pedir perdón.

    Seguidamente encontré en facebook esta noticia que publicas y cuando la leí comprendí que era la confirmación a la conclusión a la que había llegado la noche anterior.

    La penitencia es una gracia, y lo es porque admitir el pecado sin ayuda de Dios no es fácil ni tampoco lo es pedir perdón y además obtener un corazón contrito dispuesto al espíritu de enmienda.

    Espero que te alegre enterarte de estas cosas, yo, como si no fuera conmigo, lo único que pienso es que he presenciado un milagro.

    Saludos y gracias por estar ahí.

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  2. Maricruz,gracias por permitirnos conocer un poco de tu agonía de estos días y especialmente por tu sinceridad,tu corazón contrito y por ese anhelo de fortaleces ánimos y volver a la guerra una vez mas para combatirla desde el amor y el perdón pero especialmente desde Dios.
    desde la gracia y desde esta Fe que profesamos la cual es un verdadero tesoro el que se nos ha permitido tener a ti, a mi y mucho,muchos más.

    Es verdaderamente alentador escuchar las palabras de nuestro padre,nuestro Benedicto XVI.
    La profundidad de sus palabras traspasan toda sabiduría humana que no logra entender porque no logra ver con los ojos divinos sino que se llena de soberbia,se pone necio y llenos de maldad por que su sabiduría es humana y sin DIOS.

    en cambio la sabiduría divina esa que nace de lo mas profundo del alma llega para dar vida, perdonar, reconciliar y no tener miedo porque pase lo que pase nuestra morada esta junto a nuestro Dios..

    mil gracias por esta oportunidad y por el milagro de amor que recibimos a través de nuestro papá Benedicto XVI.

    verdaderamente que; saber perdonar y amar, saber reconciliar y reconocer nuestra miseria para lograr trabajar en ella y lograr la santidad anhelada digna de nuestro Dios es solamente y totalmente por que es obra de la gracia en un corazón contrito y humillado que se reconoce necesitado de su Dios.

    Dios Bendiga y Proteja de todo mas a nuestro Benedicto XVI
    y a nosotros nos permita toda la humildad necesaria para reconocer nuestro fracaso y nuestro error.

    mary

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  3. Mary, conmovida te digo, tu y yo, en este día somos las Marías que hallaron el sepulcro vacío.

    Que sea a Dios toda la Gloria.

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  4. Maricruz, gracias por tu testimonio. Me alegro sinceramente por la gracia que has recibido. Sigamos orando para que “nuestro nombre entre en el nombre de Dios y nuestra vida se vuelva verdadera vida, vida eterna, amor y verdad”.

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