sábado, 5 de enero de 2013

En la Epifanía, una anticipación de la Pascua

epifania

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Presentamos un breve pero interesante texto, publicado en el periódico Avvenire, sobre el Anuncio de la fecha de la Pascua, previsto por la Liturgia para la Solemnidad de la Epifanía. Además, ofrecemos nuestra traducción del mismo Anuncio, cuyo texto original hemos tomado del libreto que la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice ha preparado para la Santa Misa que el Papa Benedicto XVI celebrará mañana.

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En la Epifanía, la plenitud de la Navidad. Y en la alegría de Cristo que se manifiesta luz para todos los pueblos – simbolizados por los Magos – ya resplandece una primicia de la Resurrección. Hay un elemento, en la liturgia de esta solemnidad, que presenta de modo explícito el segundo aspecto puesto en evidencia: es el “Anuncio del día de la Pascua”, aquella proclamación que se puede insertar entre el Evangelio y la homilía. En el corazón de la Misa, por así decirlo.


De cada Misa que se celebra entre la el ocaso de la víspera y la tarde del 6 de enero. Su origen se pierde en la noche de los tiempos. En Milán recuerdan que San Ambrosio, en este día, además de anunciar la Pascua, anotaba el nombre de aquellos que habrían de ser bautizados en la vigilia de la Resurrección. Y se cuenta de una vez en que el futuro patrono afirmó desconsolado: “he echado las redes desde la Epifanía, pero estas han permanecido vacías”.


Todavía hoy el Anuncio está previsto tanto por el rito romano como por el ambrosiano, pero las dos tradiciones presentan textos diversos. Lo explica monseñor Claudio Magnoli, responsable del Servicio para la pastoral litúrgica en la Arquidiócesis de Milán. “La diferencia más evidente - indica el prelado – es que, en la versión ambrosiana, es indicada solamente la fecha de la Pascua, mientras en la romana se presentan también los días de algunas otras fiestas movibles: las Cenizas, la Ascensión, Pentecostés, el primer domingo de Adviento”. Pero no es sólo cuestión de números.


El Anuncio ambrosiano - prosigue el liturgista – de la Pascua subraya de modo específico dos dimensiones: misericordia y alegría. La primera nos hace conscientes del hecho de que, si llegamos a celebrar la Resurrección, será por bondad de Dios. La segunda, en cambio, retoma el tema típico de aquella gran solemnidad”. La perspectiva es un poco diversa en el rito romano: “aquí el día de Pascua es presentado como el centro de todo el año litúrgico, una suerte de fecha cero de la cual brotan las otras festividades variables”. Pero es un elemento común a los dos ritos la solemnidad del texto: “Por eso – recomienda el liturgista -, donde sea posible es bueno que sea cantado. Por el diácono, más que por el mismo sacerdote. O incluso por un solista laico”. El texto es así elevado a un auténtico elemento ritual, adquiere una resonancia mucho más amplia respecto a la de una simple lectura.


En común un elemento simbólico de importancia: ambos hacen referencia al anuncio de la Resurrección previsto por el respectivo rito. Aquel que es entonado en la noche de Pascua. Pero no sólo. La estructura misma del Anuncio pascual (que en el rito ambrosiano canta sencillamente “Cristo ha resucitado”, mientras que en el romano se articula en una extensa relectura de la historia salvífica culminando con la alabanza del cirio, imagen del Señor victorioso sobre el pecado y sobre la muerte) recalca fielmente la estructura formal del que es proclamado el 6 de enero. Conciso en Milán, más elaborado en Roma y en la Iglesia universal. Sin embargo, se lo decía al comienzo, en ambas tradiciones eclesiales, la Epifanía es plenitud de Navidad. Y anticipación de la gloria que irradia Cristo Resucitado.


Anuncio del día de la Pascua

(traducción de la versión ofrecida por la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice)


Queridísimos hermanos,

con el favor de la misericordia de Dios,

así como nos hemos alegrado

por el Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo,

les anunciamos la alegría de la Resurrección de nuestro Salvador.


El día 13 de febrero será el día de las Cenizas, comienzo del ayuno de la Sagrada Cuaresma.


El día 31 de marzo celebraremos con alegría la Santa Pascua de Nuestro Señor Jesucristo


El día 12 de mayo, la Ascensión del Señor.


El día 19 de mayo, la fiesta de Pentecostés.


El día 2 de junio, la fiesta del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.


El día 1º de diciembre será el primer Domingo del Adviento de Nuestro Señor Jesucristo, a Quien sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos.


R. Amén.

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Fuentes: Avvenire y Sitio web de la Santa Sede

Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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