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Se reabre, a 270 años de su muerte, la causa de beatificación del Papa Benedicto XIII, en el siglo Pierfrancesco Orsini, iniciada en 1931 y luego suspendida en espera de aclaraciones sobre el rol de su secretario, el cardenal Niccolo Coscia, condenado a diez años de cárcel, inmediatamente después de la muerte del Pontífice, por abuso de poder.
El Centro de Estudios “Benedicto XIII” de Gravina in Puglia ha informado sobre la publicación de un nuevo edicto por parte del Vicariato de Roma, que lo confirma. El documento, emanado por el vicario general del Tribunal Diocesano del Vicariato de Roma, Cardenal Agostino Vallini, reabre oficialmente la Causa de beatificación del Pontífice, nacido en Gravena, y ha sido expuesto en todas las diócesis interesadas.
Es un pontificado complejo el de Benedicto XIII, Papa reformador y moralizador sobre todo frente a los escándalos que involucraban al clero de la época. El controvertido comportamiento del cardenal Coscia oscureció su fama pero nuevos documentos, entre los cuales una biografía editada en Alemania después de su muerte, recientemente traducida gracias al empeño de don Saverio Paternóster, Presidente del Centro de Estudios de Gravina, arroja nueva luz sobre el pontificado del último de los Orsini.
Benedicto XIII impuso a los miembros de la Iglesia sobriedad y rectitud y, en el Concilio lateranense de 1725, adoptó una firme posición contra la herejía jansenista francesa. Durante su pontificado inauguró la escalinata de la Plaza de España en Roma e instituyó la Universidad de Camerino. Sus restos están sepultados en Roma, en la Basílica de Santa María sopra Minerva.
(Noticia tomada de Petrus)
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¿Y quién fue Benedicto XIII? Sin duda, el Padre Alberto Royo Mejía, desde su excelente blog sobre Historia de la Iglesia, podría darnos una amplia respuesta, en virtud de sus abundantes conocimientos. Desde esta Buhardilla, nos limitamos a recordar algunos datos biográficos de este Romano Pontífice.
El último Papa Orsini nació el 2 de febrero de 1649 y a los 16 años ingresó al noviciado de los dominicos. El 22 de febrero de 1672 fue creado cardenal, aceptando el nombramiento sólo por la insistencia del Maestro de su Orden y del mismo Pontífice Clemente X. El 29 de mayo de 1724 fue elegido Sumo Pontífice, tomando el nombre de “Benedicto” en honor a Benedicto XI, también él miembro de la Orden dominicana. Se destacó por su preocupación por las necesidades del pueblo, reparando iglesias, construyendo hospitales y empeñándose en aliviar los sufrimientos de los pobres. Se preocupó especialmente por reforzar la disciplina eclesiástica, por promover el culto de los santos, y por una intensa actividad pastoral y litúrgica. Fue el Sumo Pontífice que canonizó, entre otros, a Juan de la Cruz, Luis Gonzaga, Juan Nemopuceno, Gregorio VII y Estanislao de Kotska. Luego de gobernar la Iglesia durante seis años, murió el 21 de Febrero de 1730.
Finalmente, nos complace concluir este artículo ofreciendo la traducción de unas palabras pronunciadas hace algunos meses por Mons. Angelo Amato, actual Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos: “No se pueden imputar al Papa Orsini, totalmente absorbido por su acción pastoral, eventuales culpas de sus colaboradores, en los cuales había puesto su confianza. Lo suyo no fue debilidad o falta de prudencia sino sólo preferencia primaria por su ministerio espiritual y por la santificación, tanto propia como de los sacerdotes y fieles. Un juicio sobre la persona y la obra de Benedicto XIII fue dado por el Papa Lambertini, hombre de gran cultura jurídica y teológica y gran conocedor de los santos: «No soportaba, salvo que estuviera forzado por necesidad, separarse de su amada grey y permanecer largo tiempo lejos de ella: lo que debe ser el principal cuidado del obispo (…). Visitar cada año una parte de la diócesis; edificar o restaurar iglesias magníficas; consagrar altares para la celebración de los sagrados misterios; establecer piadosas cofradías; fundar hospitales públicos y hospicios para enfermos; aliviar a los pobres, no sólo con las rentas eclesiásticas sino más frecuentemente con dinero propio; partir el pan delicioso de la palabra evangélica para las almas hambrientas; reunir tanto concilios provinciales como sínodos diocesanos; publicar las leyes surgidas en unos y otros; administrar él mismo los sacramentos de la confirmación; practicar las ceremonias de la Iglesia; ser asiduo en todos los oficios divinos y realizar sin nunca cansarse todas las funciones del sagrado ministerio; tal era su plan de vida, tal fue siempre su práctica. Por todo esto, finalmente, se distinguió tanto que pueden encontrarse pocos con los cuales compararlo, tal vez ninguno que haya igualado su gran piedad y celo en todo lo que respecta al culto y servicio divino»”.
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Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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ACTUALIZACIÓN: El blog Temas de Historia de la Iglesia, del Padre Alberto Royo Mejía, ha publicado hoy un artículo completo sobre el Siervo de Dios Papa Benedicto XIII, escrito por Rodolfo Vargas Rubio.
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ResponderEliminarAl leer el título de esta entrada pensé alborozado que se iba a hacer justicia a nuestro Papa Luna, pero claro, se trata en realidad del Benedicto XIII (Orsini), el del célebre sínodo de Letrán de 1725, ilustre pontífice. Este Papa, sin embargo, creía en la legitimidad de su homónimo aragonés, ya que al ser elegido iba a tomar el nombre de Benedicto XIV, de lo que fue disuadido por los cardenales italianos, defensores tradicionales de la línea urbanista. Ojalá algún día se incoe la causa del Papa de Peñíscola (quizás en el cielo el Benedicto XIII romano haga con él como el venerable Juan Pablo II con el venerable Pío XII: impulsar su proceso). Para mí los dos Benedictos XIII son dignos de la gloria de los altares.
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