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Presentamos nuestra traducción de la entrevista que el Cardenal Walter Kasper ha concedido al periódico Corriere della sera, en la cual se refiere a las vergonzosas y continuas fugas de noticias que se han dado en la Curia Romana en las últimas semanas.
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“Me apena por el Santo Padre. Lo siento mucho. Él debe estar muy triste al ver cómo tratan de destruir lo que ha edificado”. El cardenal Walter Kasper, 78 años, por diez años cabeza del Pontificio Consejo para las relaciones con las otras confesiones cristianas y con los judíos, es uno de los más grandes teólogos en vida. Uno de los pocos que Benedicto XVI ha citado directamente en su “Jesús de Nazaret”. Él y Ratzinger se conocen desde hace más de cuarenta años, han tenido posiciones teológicas diferentes pero los une una estima recíproca. Este año ha sido publicado en Italia “La Iglesia católica. Esencia. Realidad. Misión”, la obra en la que el cardenal Kasper reflexiona sobre el futuro de la Iglesia: “Un nuevo comienzo es posible sólo si, de modo similar a cómo ocurrió con el movimiento que condujo al Vaticano II, concurren tres cosas: una renovación espiritual alimentada por las fuentes, una sólida reflexión teológica y una mentalidad eclesial”. Sobre todo esta última parece que falta con las continuas fugas de noticias dirigidas, la más reciente de las cuales ha sido el apunte anónimo sobre el “complot” inexistente contra el Papa. “Me han resultado indignantes”, suspira.
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¿Qué está sucediendo, Eminencia?
Mire, yo no sé si son luchas de poder u otra cosa, y no me ocupo de ello. No está muy claro qué se proponen. Tal vez se quiere dañar al Secretario de Estado, afectar también a otras personas. Ciertamente está en juego la imagen de toda la Iglesia. Si bien el apunte anónimo que ha sido entregado a la prensa está fuera de la realidad, ridículo: todos son conscientes de ello, es la evidencia.
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Más allá del contenido, el problema es que dentro del Vaticano hay alguien que hace filtrar estas cosas hacia el exterior…
Yo no sé ni he sabido nunca mucho sobre las internas del Vaticano. Nunca he querido saber de estas “cordadas”, no me interesa, ¡soy un extranjero en la Curia! Y he tratado de hacer mi trabajo. Por eso sé cuánto se entristece el Papa por estas cosas.
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Ratzinger ha pasado treinta años en la Curia Romana. ¿No estará sorprendido, verdad?
El Papa nunca ha entrado en esta selva. Desde que era cardenal y prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger siempre pensó en hacer su trabajo, en prestar su servicio a la Iglesia. Nunca se ha inmiscuido en estas luchas internas. Cuestión de dignidad.
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¿Qué es lo que no funciona?
Es un problema de falta de eclesialidad. Quien se presta a estas cosas carece de sentido de la Iglesia, de lealtad para con la Iglesia y el Vaticano mismo. No, estas cosas no se hacen. Como cristiano y como persona pienso que uno puede pedir justicia, si considera haber sufrido una injusticia. Pero no así. Hay un estilo dañino.
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¿Un estilo dañino?
Sí, esto muestra también un clima en la burocracia interna, un estilo de trabajo, que no está bien. No en todos, ciertamente, muchos trabajan por la Iglesia. Pero quien hace estas cosas es un irresponsable.
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¿Pero cuál es el estilo correcto?
Si alguien quiere criticar al Secretario de Estado o a cualquier otro, lo puede hacer, si tiene argumentos. Habla claramente, presenta sus objeciones a la persona en cuestión, lo dice al Papa. Pero no así, no con estas cosas anónimas que no tienen credibilidad y se descalifican por sí mismas. Quien tiene que decir algo debe presentarse dando la cara y con sentido de responsabilidad.
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Ha sido un cardenal, Darío Castrillón Hoyos, quien entregó a la Secretaría de Estado el apunte anónimo.
Pero esto se puede también hacer. Ciertamente, la noticia está fuera de la realidad, el contenido causa risa. Pero hay personas que tienen la responsabilidad de evaluar. Si recibo una señal de alerta, informar al Secretario de Estado es una obligación. Pero hay alguien que ha dado el documento a los periódicos, éste es el punto. Yo estoy muy decepcionado por estas fugas de noticias, por los documentos reservados de los nombramientos que aparecen en los periódicos antes de que sean oficiales.
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¿Cuáles son las consecuencias?
Yo siempre he continuando encontrándome con las personas, siempre he hablado con la gente. Sobre estos acontecimientos, los fieles están escandalizados, y con razón. Quien hace estas cosas provoca confusión en el pueblo cristiano. Está en juego la imagen de la Iglesia. Y esto justamente mientras hay un Pontífice que trabaja por la renovación de la Iglesia: él, cuando ha visto los abusos, ha querido poner orden.
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¿Qué se puede hacer ahora, Eminencia?
Mire, yo sabría qué decir al Santo Padre. Puedo decirlo al mismo Papa o escribirle una carta. Luego él evaluará y hará o no hará, como quiera. Pero ciertamente nunca lo diría en televisión o en los periódicos.
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Fuente: Corriere della sera
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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