Por Francesco
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A sólo un día del 20º aniversario de las ordenaciones episcopales que Monseñor Lefebvre realizó sin la autorización de la Santa Sede Apostólica, aún no podemos decir que el asunto de la Fraternidad de San Pío X, tan comentado en estos días, esté cerrado.
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Sabemos que la Santa Sede presentó cinco condiciones, considerándolas una “preparación inmediata a la adhesión para alcanzar la plena comunión” y que estableció como plazo para la respuesta el fin del mes de junio.
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Sabemos también que en diversas declaraciones (si bien, hay que admitirlo, la mayoría de ellas sin carácter estrictamente oficial), algunos de los obispos y sacerdotes de la FSSPX han manifestado opiniones que hacían suponer un rechazo sistemático de dichas condiciones, y más precisamente, del modo de actuar de la Santa Sede.
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Ahora bien, cuando el panorama parecía definitivamente negativo, Monseñor Bernard Fellay, superior de la Fraternidad, concedió una breve entrevista a la Radio Suiza en la cual se puede vislumbrar un posible desenlace, más bien positivo. De hecho, niega que se trate de un “rechazo total” y menciona la existencia de una carta enviada como respuesta a la Santa Sede, aunque no especifica el contenido.
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¿Qué pasará, entonces? Ciertamente no lo sabemos. Lo que sí es seguro es que, así como sería poco prudente afirmar que finalmente se producirá el acuerdo tan esperado por todos, del mismo modo no es posible asegurar tajantemente que el intento ya haya fracasado.
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El Santo Padre afirmó en la homilía de esta mañana que “Pedro, había dejado la presidencia de la Iglesia cristiana-judía a Santiago el Menor, para dedicarse a su verdadera misión: el ministerio por la unidad de la única Iglesia de Dios…”. Es este ministerio, que el Señor ha querido confiar hoy al Papa Benedicto XVI como legítimo sucesor del Apóstol Pedro, el que el Pontífice ejerce tendiendo su mano generosa, en este caso, a la Fraternidad de San Pío X. Sí, es un acto de generosidad, un acto de amor auténticamente paternal, pero también es, sin duda, un acto de confianza.
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Será cuestión de seguir rezando fervientemente por esta intención, presente en el corazón del Santo Padre y en el de toda la Iglesia, mientras esperamos el desarrollo de algo tan importante para toda la Iglesia. Mientras tanto, aquí presentamos la entrevista a Mons. Fellay:
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Entrevistador: Monseñor Fellay, después del encuentro que usted tuvo el pasado 4 de junio con el Cardenal Darío Castrillón Hoyos, Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, Roma ha puesto cinco condiciones para aceptar el reingreso de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X en la plena comunión con el Papa. El término caduca en estos días, a veinte años exactos de la consagración de los cuatro obispos, entre los cuales está usted mismo, de parte de Monseñor Marcel Lefebvre, aquí en Econe sin el mandato del Papa – un acto considerado cismático por Roma y que ha provocado las excomuniones. Usted, el viernes, con ocasión de las ordenaciones diaconales y sacerdotales, ha anunciado que no aceptarán el ultimátum y las condiciones puestas por Roma: ¿nos puede decir por qué motivos?
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Mons. Fellay: Es, tal vez, falso decir así directamente que rechazo, que hago un rechazo total, no es verdad. Más bien, veo en este ultimátum una cosa muy vaga, pero de hecho ya he dado una respuesta y veremos cómo reaccionará Roma…
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Entrevistador: No obstante, creo entender que la respuesta es más bien negativa. Pero, ¿no piensa que era quizás la última ocasión favorable para reconciliarse con la Iglesia de Roma, aceptando la mano tendida por el Papa y las instancias vaticanas? En el fondo, en sus tres años de pontificado, Benedicto XVI ha tomado decisiones que han gustado a los católicos tradicionalistas. Por otro lado, casi tres años atrás, ha aceptado recibirlo y, un año atrás, ha realizado la liberación de la Misa tridentina – que ha sido siempre vuestro “caballo de batalla” -, sin contar los numerosos encuentros que Usted ha tenido desde el 2000 con el Cardenal Darío Castrillón Hoyos. Entonces, se podría casi decir, ¿qué más quieren?
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Mons. Fellay: Para mí, este ultimátum no tiene sentido porque tenemos relaciones con Roma, que se desarrollan a un cierto ritmo – que, es verdad, es lento- … Es cierto, por otra parte, que tanto el Cardenal como el Santo Padre querrían un ritmo más acelerado. Para mí, el único sentido de este ultimátum es la expresión de este deseo de Roma de dar un poco más de prisa… Por consiguiente, para mí, no es una reconsideración de todas nuestras relaciones…
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Entrevistador: Entonces, ¿ahora espera proseguir el diálogo?
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Mons. Fellay: Sí, sí. Es posible que ahora haya un tiempo de más… frío, pero francamente, para mí, no está terminado, no.
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Entrevistador: Mons. Fellay, usted ha dicho también que existe el riesgo de que Roma “pierda la paciencia”, y, llegado a este punto, no habría más nada por hacer. ¿No piensa que, en este caso, el futuro de vuestra Fraternidad está en riesgo - el riesgo de quedarse como una pequeña iglesia, siempre más marginada, poco frecuentada también por los fieles tradicionalistas que quizás no comprenden por qué la Fraternidad no acuerda con Roma y permanece separada, sobre todo ahora que ha sido liberada la Misa de San Pío V?
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Mons. Fellay: Lo que vemos hasta ahora es lo contrario: más y más personas se acercan a nosotros… Porque, repitamos, no queremos hacer ruptura con la Iglesia, al contrario: lo que más deseamos nosotros es ser plenamente aceptados en la Iglesia. Es cierto que esto lo deseamos también por el bien de la Iglesia: porque se ve que en la Iglesia hay un problema, un problema gravísimo… y nosotros pensamos que la solución la tenemos, y que no es un hecho del que nosotros seamos inventores, no… somos solamente seguidores de lo que la Iglesia siempre ha hecho y que ha funcionado en el pasado. Eso es todo.
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(La entrevista fue traducida del italiano. La versión original se encuentra en Rinascimento Sacro )
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Muy buena su traducción y el comentario adjunto.
ResponderEliminarYo lo leí en inglés, ayer por la tarde, pero no lo publiqué, porque por las reacciones que he observado en los foros de discusión de Panorama Católico, no quise "alborotar el avispero".
Creo que es mejor esperar los acontecimientos, ya que Nuestro Señor sacará algún bien de todo esto.
Suyo en Xto.
Cruzamante
Gracias por la visita, Cruzamante.
ResponderEliminarSí, es cierto, lo mejor es esperar los acontecimientos. Como decía en mi comentario, no puede uno en este momento asegurar nada. Pero sí es bueno saber que, como dice el título, "aún no se ha dicho la última palabra"...
También he visto que el Padre Zuhlsdorf, en su blog, comenta que le ha llegado un rumor positivo en cuanto a la carta enviada por Fellay.
Mientras tanto, esperamos, rezando.
I´m back from Econe. I spoke with some people. Rome has accepted a response and wrote back positively. All is going well … this was said by Castrillon.
ResponderEliminarEsta nota la obtuve de un correo cppiado en el blog del comluminsta del diario católica The Wander R.P. Zuhldorf.
Es sólo un rumor, pero la epseranza es lo último que se pierde.
Gustavo
Muchas gracias Gustavo.
ResponderEliminarComo bien has dicho, ¡a no perder la esperanza!
Y mientras tanto, rezar aún más...
Además de lo mencionado por Gustavo, el Padre Zuhldorf ha agregado hace minutos en su blog lo siguiente:
ResponderEliminarNo sooner do I get back from Mass but… one of my spies, a very reliable person whom I trust, sends me this:
"I have heard from a source who has first-hand information that Cardinal Castrillon is happy with the answer from Bishop Fellay and has sent him a brief note in response.
I have also heard that the Cardinal will pass on the letter to His Holiness.
So behind the scenes it actually looks much brighter than the impression given by liberal press or some of the … SSPX bishops."
Hay que seguir rezando...!!!!