lunes, 30 de junio de 2008

Benedicto XVI: "Será preciso proveer"

andreagemma

*

Hace pocos días hablábamos aquí sobre la necesidad que hay en la Iglesia del ministerio de los exorcistas. Ahora presentamos un artículo que Monseñor Andrea Gemma, obispo emérito de Isernia-Venafro y reconocido exorcista, ha escrito para Petrus. En él narra su último encuentro con el Santo Padre y la importante solicitud que le hizo:

***

Gracias, Padre Santo, gracias desde lo profundo del corazón. Desde hace varios días esas palabras pronunciadas casi en un susurro a mis oídos atentos, mientras estaba frente a Su Santidad, resuenan en mi corazón, como una promesa, como una esperanza, como una gracia señalada, además de haber sido admitido a vuestra presencia y a recibir vuestra bendición. Las cosas bellas difícilmente puedan mantenerse dentro del corazón, rebosante de alegría. Es por esto que extiendo la presente nota, para que también los lectores se unan a mí para dar gracias a Dios y al Papa Benedicto XVI, a quien tuve la alegría y el honor de encontrar nuevamente.

*

En esta oportunidad, según un propósito que guardaba desde hace tiempo en el corazón, en esos breves momentos que el Papa concede a los Obispos presentes en la Audiencia General, he podido manifestarle con sencillez y calidez un pedido urgente, que sé que no es sólo mío. El Papa me ha escuchado con la amabilidad propia de los grandes. Le dije: “Siendo obispo emérito – el Papa conoce bien Isernia, la Diócesis que he guiado por largos años- continúo ejerciendo el ministerio de exorcista, del cual, desgraciadamente, noto cada día más la gran demanda, a menudo demasiado insatisfecha”. “Hemos hablado precisamente en estos días…”, me interrumpió el Papa benévolamente. Yo continué: “Los exorcistas piden ser comprendidos y ayudados. Los Obispos deben proveer aumentando en cada Iglesia local su número… Se lo pido de rodillas, en nombre de los hermanos ausentes, sobre los cuales pido Vuestra bendición”. Benedicto XVI me respondió amorosamente: “Sí, ¡será preciso proveer!” (¡textuales palabras!).

*

¡Gracias, Padre Santo! Reconozco haberme atrevido demasiado, pero sabía que estaba sostenido por la oración de tantos, en verdad tantos, que conocían mi intención y el pedido que habría de formular al Pastor universal. El pedido es el referido en el párrafo anterior. Está justificado abundantemente por las visitas de tantos hermanos y de familias enteras que vienen, incluso desde lejos, a solicitar mi disponibilidad para el ejercicio de mi ministerio de exorcista. A aquellos que vienen de lejos, la primera cosa que les digo es que se dirijan, como es natural, al Obispo y a los sacerdotes del propio territorio. Muy a menudo su respuesta es la misma: “En nuestros lugares no hay nadie nombrado para este ministerio… Aquellos a quienes nos dirigimos – añaden tristemente – nos envían directamente al psiquiatra”. ¿Qué decir? ¿Qué pensar? Que el demonio continúa obteniendo esta inesperada victoria, como bien he documentado en las páginas de mi libro “Yo, Obispo exorcista”. Cuando hay exorcistas, son pocos y a menudo de edad avanzada o con salud débil, por lo que están excesivamente cargados de trabajo. Es lógico que estos pobres cireneos pidan refuerzos, pidan ayuda… ¿Y quién puede venir a su encuentro si no es la legítima autoridad eclesiástica? Pero cuando la autoridad eclesiástica local, primera competente en la materia, inexcusablemente no lo hace, ¿a quién deberán dirigirse sino al Supremo Pastor de la Iglesia? Por eso, como preanuncié y prometí algunos meses atrás a los lectores de Petrus, tenía en el corazón la intención de dirigirme directamente a Benedicto XVI, tanto más siendo él, como he dicho otras veces, el único Papa reciente que ha expresado públicamente su aprecio por el ministerio de los exorcistas y ha indicado su necesidad especialmente en el tiempo actual.

*

Ahora sólo debemos esperar confiadamente su autorizada intervención para que cese el espectáculo que sólo puede medir plenamente quien conoce en profundidad los sufrimientos de los hermanos turbados por el maligno. Repito aquí una amarguísima pregunta que surge frecuentemente de mi corazón: ¿Por qué tanto desinterés por una categoría de hermanos que pueden ser clasificados como los “últimos entre los últimos”? ¿Y quién podría medir la responsabilidad culpable de aquellos que pudiendo intervenir no lo hacen? No quisiera encontrarme en su lugar ante el juicio de Dios. Quien continúa hablando de exorcismos siempre en negativo, sin jamás haber practicado uno y sin siquiera haber asistido nunca a uno de ellos, realiza una acción moralmente deshonesta y pastoralmente demoledora, por la cual, ciertamente, deberá rendir cuentas a Dios. El “acusador” de siempre – lo aseguro – ya pregusta el espectáculo, como descaradamente me ha repetido muchas veces durante los diversos exorcismos. Sí, Padre Santo, será preciso proveer. Que sea pronto…

***

Hasta aquí el artículo de Monseñor Gemma. Secretum meum menciona que el periodista Gianluca Barile comentando el texto reproduce la frase completa dicha por el Santo Padre al obispo: “Ya me estoy ocupando. Precisamente hace algunos días atrás he hablado de nuevo con los Dicasterios competentes y se ha reforzado en mí la convicción de que es preciso proveer a la escasez de exorcistas” (blog de Petrus).

***

domingo, 29 de junio de 2008

Aún no se ha dicho la última palabra

Por Francesco

*

gallery39img50ap7

*

A sólo un día del 20º aniversario de las ordenaciones episcopales que Monseñor Lefebvre realizó sin la autorización de la Santa Sede Apostólica, aún no podemos decir que el asunto de la Fraternidad de San Pío X, tan comentado en estos días, esté cerrado.

*

Sabemos que la Santa Sede presentó cinco condiciones, considerándolas una “preparación inmediata a la adhesión para alcanzar la plena comunión” y que estableció como plazo para la respuesta el fin del mes de junio.

*

Sabemos también que en diversas declaraciones (si bien, hay que admitirlo, la mayoría de ellas sin carácter estrictamente oficial), algunos de los obispos y sacerdotes de la FSSPX han manifestado opiniones que hacían suponer un rechazo sistemático de dichas condiciones, y más precisamente, del modo de actuar de la Santa Sede.

*

Ahora bien, cuando el panorama parecía definitivamente negativo, Monseñor Bernard Fellay, superior de la Fraternidad, concedió una breve entrevista a la Radio Suiza en la cual se puede vislumbrar un posible desenlace, más bien positivo. De hecho, niega que se trate de un “rechazo total” y menciona la existencia de una carta enviada como respuesta a la Santa Sede, aunque no especifica el contenido.

*

¿Qué pasará, entonces? Ciertamente no lo sabemos. Lo que sí es seguro es que, así como sería poco prudente afirmar que finalmente se producirá el acuerdo tan esperado por todos, del mismo modo no es posible asegurar tajantemente que el intento ya haya fracasado.

*

El Santo Padre afirmó en la homilía de esta mañana que “Pedro, había dejado la presidencia de la Iglesia cristiana-judía a Santiago el Menor, para dedicarse a su verdadera misión: el ministerio por la unidad de la única Iglesia de Dios…”. Es este ministerio, que el Señor ha querido confiar hoy al Papa Benedicto XVI como legítimo sucesor del Apóstol Pedro, el que el Pontífice ejerce tendiendo su mano generosa, en este caso, a la Fraternidad de San Pío X. Sí, es un acto de generosidad, un acto de amor auténticamente paternal, pero también es, sin duda, un acto de confianza.

*

Será cuestión de seguir rezando fervientemente por esta intención, presente en el corazón del Santo Padre y en el de toda la Iglesia, mientras esperamos el desarrollo de algo tan importante para toda la Iglesia. Mientras tanto, aquí presentamos la entrevista a Mons. Fellay:

***

Entrevistador: Monseñor Fellay, después del encuentro que usted tuvo el pasado 4 de junio con el Cardenal Darío Castrillón Hoyos, Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, Roma ha puesto cinco condiciones para aceptar el reingreso de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X en la plena comunión con el Papa. El término caduca en estos días, a veinte años exactos de la consagración de los cuatro obispos, entre los cuales está usted mismo, de parte de Monseñor Marcel Lefebvre, aquí en Econe sin el mandato del Papa – un acto considerado cismático por Roma y que ha provocado las excomuniones. Usted, el viernes, con ocasión de las ordenaciones diaconales y sacerdotales, ha anunciado que no aceptarán el ultimátum y las condiciones puestas por Roma: ¿nos puede decir por qué motivos?

*

Mons. Fellay: Es, tal vez, falso decir así directamente que rechazo, que hago un rechazo total, no es verdad. Más bien, veo en este ultimátum una cosa muy vaga, pero de hecho ya he dado una respuesta y veremos cómo reaccionará Roma…

*

Entrevistador: No obstante, creo entender que la respuesta es más bien negativa. Pero, ¿no piensa que era quizás la última ocasión favorable para reconciliarse con la Iglesia de Roma, aceptando la mano tendida por el Papa y las instancias vaticanas? En el fondo, en sus tres años de pontificado, Benedicto XVI ha tomado decisiones que han gustado a los católicos tradicionalistas. Por otro lado, casi tres años atrás, ha aceptado recibirlo y, un año atrás, ha realizado la liberación de la Misa tridentina – que ha sido siempre vuestro “caballo de batalla” -, sin contar los numerosos encuentros que Usted ha tenido desde el 2000 con el Cardenal Darío Castrillón Hoyos. Entonces, se podría casi decir, ¿qué más quieren?

*

Mons. Fellay: Para mí, este ultimátum no tiene sentido porque tenemos relaciones con Roma, que se desarrollan a un cierto ritmo – que, es verdad, es lento- … Es cierto, por otra parte, que tanto el Cardenal como el Santo Padre querrían un ritmo más acelerado. Para mí, el único sentido de este ultimátum es la expresión de este deseo de Roma de dar un poco más de prisa… Por consiguiente, para mí, no es una reconsideración de todas nuestras relaciones…

*

Entrevistador: Entonces, ¿ahora espera proseguir el diálogo?

*

Mons. Fellay: Sí, sí. Es posible que ahora haya un tiempo de más… frío, pero francamente, para mí, no está terminado, no.

*

Entrevistador: Mons. Fellay, usted ha dicho también que existe el riesgo de que Roma “pierda la paciencia”, y, llegado a este punto, no habría más nada por hacer. ¿No piensa que, en este caso, el futuro de vuestra Fraternidad está en riesgo - el riesgo de quedarse como una pequeña iglesia, siempre más marginada, poco frecuentada también por los fieles tradicionalistas que quizás no comprenden por qué la Fraternidad no acuerda con Roma y permanece separada, sobre todo ahora que ha sido liberada la Misa de San Pío V?

*

Mons. Fellay: Lo que vemos hasta ahora es lo contrario: más y más personas se acercan a nosotros… Porque, repitamos, no queremos hacer ruptura con la Iglesia, al contrario: lo que más deseamos nosotros es ser plenamente aceptados en la Iglesia. Es cierto que esto lo deseamos también por el bien de la Iglesia: porque se ve que en la Iglesia hay un problema, un problema gravísimo… y nosotros pensamos que la solución la tenemos, y que no es un hecho del que nosotros seamos inventores, no… somos solamente seguidores de lo que la Iglesia siempre ha hecho y que ha funcionado en el pasado. Eso es todo.

*

(La entrevista fue traducida del italiano. La versión original se encuentra en Rinascimento Sacro )

***

sábado, 28 de junio de 2008

Hasta ahora no lo han hecho tan mal...

Por Jerónimo

*

San_Leandro

*

Haciendo un recorrido por varios blogs católicos, o mejor dicho, blogs de autores católicos, me ha llamado la atención la diversidad de opiniones respecto a una intervención de la Conferencia Episcopal Española en materia de índole estrictamente teológica y pastoral.

*

El asunto es que un sacerdote ha publicado un libro sobre Nuestro Señor en el cual comete algunos errores serios, según el juicio de los obispos. En tal situación la Comisión para la Doctrina de la Fe perteneciente a la mencionada Conferencia Episcopal, ha emitido una Nota en la que explica cuáles son los errores que comete el autor.

*

Lo que me ha sorprendido es la cantidad de opiniones que esto ha suscitado, tanto a favor de la Nota como en contra de ella. ¿Acaso no es esa labor una de las competencias propias de los obispos? ¿Quiénes son los que en nuestra Iglesia han de velar por conservar intacto el depósito de la fe? ¿No son los obispos? Pues siempre ha sido así, y así ha de continuar. No por antojo, sino porque así lo quiso el Señor al fundar la Iglesia.

*

Pero parece que no para todos está tan clara la cuestión. Algunos, reconociendo que no pueden hablar desde lo teológico, critican a los obispos desde lo pastoral, afirmando que confunden a los fieles ya que la Nota no es clara. Pero es obvio que no puede ser clara para todos. Trata sobre aspectos teológicos que son muy sutiles. La actitud pastoral tiene que ver con la de apacentar y defender a las ovejas. No siempre podremos entender todo. Si los obispos dicen que algo es peligroso para los fieles, entiendo que a los fieles debería bastarnos. Por otro lado, no sé si les sucede a ustedes lo que a mí, pero ¿no notan últimamente que la Iglesia está llena de “expertos” en pastoral?

*

Otros se enojan porque el libro tenía un “nihil obstat” dado anteriormente por un obispo. Entiendo el descontento, pero si más tarde se descubre que el libro contenía errores ¿estaría bien mirar hacia otro lado y no advertir a los lectores?

*

En otros sitios he visto que se defiende al autor con expresiones como: a mí me ha hecho muy bien leer el libro. Si el libro ha suscitado más fe en Nuestro Señor, en buena hora. Lo cual no significa que no contenga errores y que no pueda ser corregido. Los obispos no dicen que todo el libro está mal. Afirman que contiene errores que no deben pasar inadvertidos.

*

Por otro lado, he visto que hay una suerte de victimización del autor. Y parece que algunos han sentido el deber de salir en defensa del más débil. Creo que hay que poner cada cosa en su lugar. Si los obispos dicen “el libro tiene errores teológicos” y el autor es un católico, aunque esté convencido de no haberlos cometido, aunque esté persuadido de que ha dicho la verdad, y aún si los obispos estuvieran en un error, debería acceder con humildad a lo que se le indique. Y no por ello es víctima de nada ni de nadie. No dude que dará más gloria a Dios con su humildad y su obediencia que con su libro.

*

Por otro lado, es totalmente entendible que la gran mayoría de los lectores digan que no encuentran nada malo en la obra. Y que les ha gustado sobremanera, etc. Existen diferentes niveles de lectura; es probable que si una obra está muy bien lograda, si atrapa al lector, y si le provoca emociones agradables, acabe diciendo que el libro es estupendo, sin detenerse en más detalles.

*

Pero se ha de comprender que si en un libro publicado en el seno de la Iglesia, que va a ser leído por muchos fieles, y que trata nada menos que de la Persona de Jesucristo, los obispos descubren imprecisiones, afirmaciones ambiguas o erróneas, no pueden dejarlo pasar sin más. A los Apóstoles y sus sucesores Nuestro Señor ha confiado la guía de la Iglesia, prometiendo que estaría con ella hasta el fin del mundo. Hasta ahora no lo han hecho tan mal, ya que aquí estamos.

*

Dejemos que los obispos cumplan la función que les corresponde. Muchos de ellos han dado su vida por mantener intacto el depósito de la fe, ese es uno de sus más importantes deberes. Nuestra función en el Cuerpo de la Iglesia es llenar todo con Cristo, llevar a Cristo a todos los lugares, mostrar que somos sus discípulos, mostrar que amamos la Iglesia tal como Jesús la instituyó, que amamos a nuestros pastores y les obedecemos –aunque a veces no entendamos- porque ellos representan para nosotros la autoridad de Jesús.

***

San Pablo, el sepulcro y la basílica

annologo

Año Paulino

*

El 29 de junio del año 67 -según la tradición- unos soldados condujeron a San Pablo al paraje llamado Tres Fontanas, sobre la vía Ostiense: allí lo decapitaron; no lo crucificaron como a su compañero San Pedro, porque era ciudadano romano y la crucifixión era pena que no podía aplicarse a los que gozaban de tal título. El cuerpo fue sepultado cerca del lugar del martirio. Sobre su tumba, y por consejo y exhortación del Papa San Silvestre, Constantino edificó una basílica. El Liber Pontificalis registra la lista de dádivas hechas por el emperador al Santo Apóstol, entre las cuales se encuentra una finca en las cercanías de Tarso, patria del Santo. Los recientes hallazgos arqueológicos confirman lo que la Tradición siempre ha dicho: La basílica se levantó indudablemente sobre el glorioso sepulcro, como se erigió la Vaticana sobre el sepulcro de San Pedro, al lado de los jardines neronianos. El documento más precioso que sobre este particular se conserva, lo tenemos en el siguiente pasaje del historiador Eusebio, en su Historia Eclesiástica, que escribía en tiempos de Constantino:

*

spabloextra4

*

"La narración [de la decapitación de Pablo y la crucifixión de Pedro] está plenamente confirmada por los monumentos que ostentan los nombres de Pedro y Pablo y que aún ahora son visitados con honor en los cementerios de la ciudad de Roma. De no menor importancia es el hecho de que un eclesiástico [el sacerdote Gayo], que vivió en tiempos del Episcopado Romano de San Ceferino, en el libro escrito contra Proclo, defensor de la secta de los catafrigios, habla en los siguientes términos acerca del lugar en que están sepultados los cuerpos de los mencionados Apóstoles: «Yo puedo enseñarte los trofeos de los Apóstoles. Si quieres ir al Vaticano o a la vía Ostiense, allí encontrarás los trofeos de aquellos que fundaron esta Iglesia»".

*

tumba_spablo

*

Dios ha querido, como lo atestigua la historia, que las repetidas invasiones que asolaron a Roma, respetaran los sarcófagos de los dos gloriosos Apóstoles. Después de Constantino, Valentiniano segundo, en virtud de un decreto imperial del año 386, ordenó que se hiciera más digna, más grande y más majestuosa la basílica construida por Constantino, sin tocar de ningún modo la tumba, cuyo epígrafe "Paulo Apostolo Mart." con sus letras toscas y su posición irregular en relación con el nuevo edificio, demuestra palmariamente que el cuerpo del Santo nunca fue tocado.

*

El testimonio del sacerdote Gayo, que vivió en tiempos de San Ceferino, décimocuarto Pontífice después de San Pedro, surge apenas 150 años después del martirio de los Santos Apóstoles. Quiere decir que el abuelo de Gayo puede haber conocido y tratado a los contemporáneos de la predicación y del martirio de los dos Santos, tal como los abuelos de algunos de nosotros nos han hablado de los acontecimientos de finales del siglo XIX.

*

La noche del 15 al 16 de julio de 1823, un voraz incendio destruyó casi por completo el vetusto edificio. Por aquellos mismos días agonizaba el glorioso Pío VII, a quien se le ocultó la infausta noticia. En 1854, el beato Papa Pío IX consagraba la nueva basílica, cuyas dimensiones y el plano mismo coincidían bastante con los de la anterior. Allí, en el centro, bajo las bóvedas majestuosas del fastuoso templo, descansa aquel cuerpo que además de ser menudo, poco agraciado y débil por naturaleza, fue gastado por una alma de fuego, en más de medio siglo de correrías apostólicas.

*

spabloextra2

*

Sobre ese sepulcro, el más glorioso después del de San Pedro, los cristianos debemos leer las graves palabras que Pablo escribiera a los Corintios:

"¡Oh muerte! ¿Dónde está tu victoria?, ¿dónde está, oh muerte, tu aguijón? Demos gracias a Dios que nos concede la victoria por medio de Nuestro Señor Jesucristo".

*

¡Oh Apóstol San Pablo, ruega por nosotros para que siempre obtengamos la victoria sobre el pecado! Amén.

spabloextra3

***

Fuente consultada: "San Pablo Apóstol", de Antonio Coiazzi, S.D.B.

*

viernes, 27 de junio de 2008

Ad Deum qui laetificat juventutem meam

*

poggi

*

Esta es una entrevista que el reconocido periodista italiano Bruno Volpe ha realizado al Cardenal Poggi. El texto original se encuentra en Petrus. En vísperas del inicio del Año Paulino, invitamos a todos los lectores a continuar orando por la unidad en la Iglesia en comunión con el Santo Padre Benedicto XVI.

***

El Cardenal Poggi, una vida entera al servicio de la gloriosa Tradición de la Iglesia: “Nunca he dejado de celebrar con el Rito Tridentino”

*

Ciudad del Vaticano - Tiene 91 años, pero conserva la lucidez y el entusiasmo de un jovencito. El cardenal Luigi Poggi, quien fuera Archivista y Bibliotecario de la Santa Sede, es uno de los pocos purpurados que, después de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II ha continuado celebrando la Santa Misa con el Rito Tridentino en latín de San Pío V.

*

Eminencia, permítanos una provocación amigable: ¿por qué no se ha adecuado a la reforma?

Disculpe, pero ¿por qué me hace esta pregunta?, siempre he celebrado según el Misal de San Pío V que, es bueno recordarlo, el Concilio Vaticano II nunca ha abrogado.

*

Reformulamos la pregunta: ¿por qué ha elegido continuar con el Rito de San Pío V?

Así está mejor. Veamos: ninguno, y subrayo ninguno, está autorizado a cancelar la Tradición de la Iglesia, tanto menos el Concilio Vaticano II, el cual, que quede bien claro, tiene todo mi respeto. Pero, lo subrayo de nuevo, aquel Concilio no ha sustituido el Rito Tridentino, sino que simplemente ha añadido otro. Si luego algunos obispos o “Pastores celosos” han pensado que el Novus Ordo ha abrogado el Vetus Ordo, han cometido un grueso error.

*

Sabemos que de la Misa de San Pío V le gustan a usted los silencios, el mirar a Dios, a la Cruz…

¿Cómo podría ser de otro modo? Muchos se equivocan y analizan el problema reduciéndolo a la posición del celebrante. En ninguna parte está escrito que el sacerdote deba dirigirse hacia Oriente, sin embargo me parece que esa es la posición más correcta y teológicamente convincente. El sacerdote no es el protagonista de la Celebración Eucarística, pero habla en nombre de Cristo, por eso mira hacia la Cruz y al Sol naciente, esto es, al Verbo.

*

Introibo ad altare Dei…

Bellísima fórmula, que da plenamente la sensación y la idea de una procesión, de un devenir, de la indignidad del hombre para acercarse al Sacrificio Divino; pero especialmente me gusta subrayar la segunda parte…

*

Díganos.

“Qui laetificat juventutem meam”. No es una frase sin sentido, sino que testimonia la juventud de Dios y su inmensa misericordia; la misericordia del Padre que renueva en la fe a sus hijos donando la juventud y la frescura de los que creen. Es así, el Rito Tridentino contempla a un Dios joven y evidencia la belleza de una fe espontánea. Cómo decirlo, esta Misa contiene elementos lamentablemente descuidados en la visión racionalista del Novus Ordo: la capacidad de asombrarse, el misterio y la trascendencia.

*

Algunos estudiosos, religiosos e incluso rabinos, han hablado de rito antisemita.

Vea, he oído muchas inexactitudes pero, en serio, ésta supera a todas. El Rito Tridentino no quiere ofender a los judíos sino que pide simplemente la conversión. Tanto más siendo que, con extremo buen sentido, el Papa Benedicto XVI ha revisado la oración del Viernes Santo, deseando y confirmando el pedido de conversión de los judíos. A tal propósito, me permito afirmar que cada cristiano está llamado a convertir a los que no creen en Cristo. Por otro lado, ¿qué tiene de malo?

*

Cardenal Poggi, mientras tanto parece más cercana que nunca la paz oficial entre la Iglesia de Roma y los lefebvristas.

Espero vivamente que esto pueda suceder cuanto antes: no tiene sentido vivir separados.

*

Eminencia, a los 91 años ¿se siente joven?

Ciertamente. Con un Dios que “laetificat juventutem meam” ¿cómo no podría?

***

jueves, 26 de junio de 2008

Lo que los ángeles no pueden...

*

mi_mision

*

Esta religiosa humilde, poco formada, pero adornada por una vida interior colmada de impresionantes experiencias místicas, fue elegida por Nuestro Señor Jesucristo para transmitir al mundo el mensaje y la devoción a su Divina Misericordia, preparando así Su segunda venida. Entre las experiencias que refiere su biografía, se encuentra la siguiente:

***

Sor Faustina fue informada de que tendría que regresar al sanatorio de Pradnik. Permanecería allí durante dos meses o más. El día previo a su partida le preocupaba que la pusieran en un pabellón y la dejaran expuesta a muchas cosas desagradables. Esa noche fue a la pequeña capilla para sostener una larga conversación con Jesús y desahogó ante Él todas sus preocupa­ciones y temores.

*

Jesús la escuchó con afectuosa bondad y luego le dijo: “Quédate tranquila, niña Mía, Yo estoy contigo. Ve con la mayor calma. Todo está preparado. He ordenado todo del modo que Me es propio, prepararán para ti una habitación aislada”. Después de oír estas palabras, Faustina se retiró de la capilla con mucha tranquiliad y llena de confianza. Sor Felicia la llevó en auto al sanatorio. Allí, por cierto, habían preparado una habitación privada para ella.

*

Ella escribió: “...Cuando entramos en esa habitación, nos sorprendimos al ver que todo estaba preparado con esmero, muy limpio, cubierto de manteles, adornado con flores. En la mesilla de noche, las hermanas habían puesto un bonito Cordero Pascual. Enseguida vinieron tres hermanas del Sagrado Corazón que trabajan en ese sanatorio, mis viejas conocidas, y me recibieron afectuosamente. Sor Felicia estaba sorprendida de todo esto; nos despedimos cordialmente y se fue. Cuando me quedé a solas con el Señor Jesús, le agradecí por esta gran gracia”

*

Esa noche, la hermana que sería su enfermera le dijo: "Mañana, usted, hermana, no recibirá al Señor Jesús porque está muy cansada; y luego veremos cómo será".

*

Aunque muy dolida, Sor Faustina se resignó a la Voluntad de Dios y trató de dormir. A la mañana siguiente, después de la meditación, aunque sabía que no recibiría al Señor Jesús, se preparó como para recibir la Santa Comunión. Anotó lo que ocurrió entonces:

*

“...Cuando mi anhelo y mi amor llegaron al punto culminante, de repente, junto a mi cama vi a un Serafín que me dio la Santa Comunión diciendo estas palabras: “He aquí al Señor de los Ángeles”. Cuando recibí al Señor, mi espíritu se sumergió en el amor de Dios y en el asombro”.

*

“Esto se repitió durante trece días, sin que yo tuviera la certeza de que al día siguiente volvería a traérmela. Pero me abandonaba en Dios, tenía confianza en Su Bondad. Sin embargo ni siquiera me atrevía a pensar que al día siguiente recibiría la Santa Comunión de este modo. El Serafín estaba rodeado de una gran claridad y reflejaba la divinización, el Amor de Dios. Llevaba una túnica dorada y encima de ella un sobrepelliz y una estola transparentes. El Cáliz era de cristal, cubierto de un velo transparente. En cuanto me dio al Señor, desapareció”.

*

En una de las veces, Sor Faustina experimentó cierta duda y le preguntó al Serafín: “¿Podrías quizás escuchar mi confesión?” Él le respondió: "Ningún espíritu en el cielo tiene ese poder." En ese mismo instante, la Sagrada Hostia se posó sobre sus labios.

***

La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al Dueño de los sembrados que envíe trabajadores para su cosecha (Mt. 9, 37-38)

***

miércoles, 25 de junio de 2008

La hermenéutica de la continuidad y la liturgia papal

*

benedetto2

*

El Maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, Monseñor Guido Marini, ha concedido una entrevista a L´Osservatore Romano en la persona de Gianluca Biccini. En ella habla sobre temas variados referidos a la liturgia de Benedicto XVI. Traducimos el texto cuyo original italiano hemos tomado de la edición cotidiana del mencionado medio informativo del día 26 de junio.

***

Desde el 29 de junio cambia el palio usado por Benedicto XVI para las celebraciones litúrgicas solemnes. El que usará el Papa para la Misa de los Santos Pedro y Pablo será de forma circular cerrada, con dos extremos que cuelgan en mitad del pecho y de la espalda. Su forma resultará más amplia y más larga, mientras que será conservado el color rojo de las cruces que lo adornan.

*

¿Cuáles son los elementos de continuidad y cuales los de innovación, respecto al pasado?

A la luz de cuidadosos estudios, con relación al desarrollo del palio en el curso de los siglos, parece que se puede afirmar que el palio amplio y cruzado sobre el hombro izquierdo no se ha usado en Occidente desde el siglo IX. De hecho, la pintura que se encuentra en el Sacro Speco de Subiaco, que se remonta aproximadamente al año 1219 y que representa al Papa Inocencio III con este tipo de palio, parece un “arcaísmo” consciente. En este sentido, el uso del nuevo palio intenta satisfacer dos requisitos: sobre todo, enfatizar más fuertemente el continuo desarrollo que esta vestidura litúrgica ha tenido a lo largo de más de doce siglos; en segundo lugar, uno de carácter práctico, en cuanto que el palio usado por Benedicto XVI desde el inicio del pontificado ha comportado diversos y fastidiosos problemas desde este punto de vista.

*

¿Permanecen las diferencias entre el palio papal y aquel que el Pontífice impone a los arzobispos?

La diferencia se mantiene también en el palio actual. El que será usado por Benedicto XVI a partir de la solemnidad de los Santos Pedro y Pablo retoma la forma del palio usado hasta Juan Pablo II, si bien con una forma más amplia y más larga, y con el color rojo de las cruces. La forma del palio papal, diferente de la que usan los (arzobispos) metropolitanos pone de manifiesto la diversidad de jurisdicción significada por el palio.

*

nuevo palio

*

Desde hace algunos meses ha cambiado también el báculo que usa el Papa en las celebraciones. ¿Cuáles son los motivos de esta elección?

El báculo dorado con forma de cruz griega – perteneciente al Beato Pío IX y que Benedicto XVI usó por primera vez el Domingo de Ramos de este año – es ahora utilizado constantemente por el Pontífice que ha decidido así sustituir aquel de plata que terminaba en crucifijo, introducido por Pablo VI y utilizado también por Juan Pablo I, Juan Pablo II y por él mismo.

*

Tal elección no significa simplemente un retorno a lo antiguo, sino que testimonia un desarrollo en la continuidad, un enraizamiento en la tradición que permite avanzar ordenadamente en el camino de la historia. Este báculo, denominado férula, responde de hecho en modo más fiel a la forma del báculo papal típico de la tradición romana, que ha sido siempre en forma de cruz y sin el Crucificado, al menos desde que el báculo entró en el uso de los Romanos Pontífices. No hay que olvidar, además, un elemento de practicidad: la férula de Pío IX resulta más ligera y fácil de manejar que el báculo introducido por Pablo VI.

*

¿Y el báculo confeccionado por Lello Scorzelli para el Papa Montini a mitad de los años sesenta?

Permanece a disposición de la sacristía pontificia, junto a tantos objetos pertenecientes a los predecesores de Benedicto XVI.

*

¿El mismo discurso es válido para la elección de los ornamentos usados por el Papa en las diversas celebraciones?

También en este caso hay que decir que las vestiduras litúrgicas adoptadas, como incluso algunos detalles del rito, intentan subrayar la continuidad de la celebración litúrgica actual con aquella que ha caracterizado en el pasado la vida de la Iglesia. La hermenéutica de la continuidad es siempre el criterio exacto para leer el camino de la Iglesia en el tiempo. Esto vale también para la liturgia. Así como un Papa cita en sus documentos a los Pontífices que lo han precedido a fin de indicar la continuidad del Magisterio de la Iglesia, así en el ámbito litúrgico un Papa usa también vestiduras litúrgicas y objetos sagrados de los Pontífices que lo han precedido para indicar la misma continuidad también en la lex orandi. Quisiera, no obstante, hacer notar que el Papa no usa siempre vestiduras litúrgicas antiguas. A menudo, usa vestiduras modernas. Lo importante no es tanto la antigüedad o la modernidad, sino la belleza y la dignidad, componentes importantes de toda celebración litúrgica.

*

Un ejemplo se tiene en los viajes dentro y fuera de Italia, donde los ornamentos papales son predispuestos por las Iglesias locales…

Ciertamente. Basta pensar en el viaje a Estados Unidos, o en los de Italia, primero en Génova y luego en el Salento. En ambos casos, fueron las diócesis las que prepararon las vestiduras litúrgicas del Papa, en acuerdo con la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice. En la variedad de los estilos y con atención a elementos característicos locales, el criterio adoptado ha sido el de la belleza y dignidad, dimensiones típicas de la acción sagrada que se realiza en la celebración eucarística.

*

En este punto, ¿podría anticiparnos algún aspecto litúrgico particular del próximo viaje internacional?

Puedo decir que el tiempo de la preparación ha sido muy fructífero y la colaboración encontrada en Australia muy cordial y disponible. El Papa Benedicto XVI encontrará una vez más a los jóvenes de todo el mundo y todos rezamos para que de nuevo este encuentro pueda ser motivo de gran gracia para todos, una ocasión para conocer con más intensidad el rostro de Jesús y el rostro de la Iglesia, un estímulo para una respuesta pronta y generosa a la llamada del Señor. El deseo es que también las celebraciones litúrgicas, preparadas con cuidado y verdaderamente participadas, en cuanto vividas desde el corazón, sean una ocasión privilegiada para recibir esta gracia.

*

¿Qué nos puede decir sobre el trono papal, utilizado en ocasiones como el consistorio, y de la cruz repuesta en el centro del altar?

El denominado trono, usado en particulares circunstancias, quiere simplemente resaltar la presidencia litúrgica del Papa, sucesor de Pedro y Vicario de Cristo. En cuanto a la posición de la cruz en el centro del altar, indica la centralidad del crucificado en la celebración eucarística y la orientación exacta que toda la asamblea está llamada a tener durante la liturgia eucarística: no nos miramos a nosotros, sino a Aquel que por nosotros nació, murió y resucitó, el Salvador. Del Señor viene la salvación, Él es el Oriente, el Sol naciente, al que todos debemos dirigir la mirada, del que todos debemos recibir el don de la gracia. La cuestión de la orientación litúrgica en la celebración eucarística, e incluso el modo práctico en que ésta toma forma, tiene una gran importancia porque con ella viene transmitido un dato fundamental, teológico y antropológico, eclesiológico e inherente a la espiritualidad personal.

*

¿Es éste el criterio para entender la decisión de celebrar en el altar antiguo de la Capilla Sixtina, con ocasión de la fiesta del Bautismo del Señor?

Exactamente. En las circunstancias en las cuales la celebración tiene lugar según esta modalidad, no se trata tanto de volver la espalda a los fieles, sino más bien de orientarse junto a ellos hacia el Señor. Desde ese punto de vista “no se cierra la puerta a la asamblea” sino que “se le abre la puerta”, conduciéndola al Señor. Se pueden verificar circunstancias particulares en las cuales, por las condiciones artísticas del lugar sagrado y de su singular belleza y armonía, sea deseable celebrar en el altar antiguo, donde se conserva la orientación exacta de la celebración litúrgica. No nos deberíamos sorprender: basta ir a [la basílica de] San Pedro por la mañana y ver cuántos sacerdotes celebran según el rito ordinario, emanado de la reforma litúrgica, pero sobre altares tradicionales y, por lo tanto, orientados como el de la Sixtina.

*

comunion

*

En la reciente visita a Santa María de Leuca y Brindisi, el Papa ha distribuido la Comunión a los fieles en la boca y de rodillas. ¿Es una praxis destinada a convertirse en habitual en las celebraciones papales?

Pienso que sí. En este sentido, no debemos olvidar que la distribución de la Comunión sobre la mano permanece todavía, desde el punto de vista jurídico, como un indulto a la ley universal, concedido por la Santa Sede a aquellas conferencias episcopales que así lo hayan pedido. La modalidad adoptada por Benedicto XVI tiende a subrayar la vigencia de la norma válida para toda la Iglesia. Además, podríamos ver también una preferencia por el uso de esta modalidad de distribución que, sin quitar nada a la otra, ilumina mejor la verdad de la Presencia Real en la Eucaristía, ayuda a la devoción de los fieles, e introduce con más facilidad en el sentido del misterio. Aspectos que, en nuestro tiempo, pastoralmente hablando, es urgente acentuar y recuperar.

*

¿Qué responde el maestro de las celebraciones litúrgicas a quienes acusan a Benedicto XVI de querer imponer así modelos preconciliares?

Antes que nada, me gusta subrayar la adhesión cordial y convencida que se advierte también en relación al magisterio litúrgico del Santo Padre.

*

En lo que respecta a términos como “preconciliares” y “postconciliares” utilizados por algunos, me parece que pertenecen a un lenguaje ya superado y, si son usados con el intento de indicar una discontinuidad en el camino de la Iglesia, considero que son errados y típicos de visiones ideológicas muy reductivas. Hay “cosas antiguas y cosas nuevas” que pertenecen al tesoro de la Iglesia de siempre y que, como tales, deben ser tenidas en consideración.

*

El sabio sabe reencontrar en su tesoro los unos y los otros, sin recurrir a otros criterios que no sean los evangélicos y eclesiales. No todo aquello que es nuevo, es verdadero, como tampoco lo es todo aquello que es antiguo. La verdad atraviesa lo antiguo y lo nuevo, y es a ella a la que debemos tender sin prejuicios. La Iglesia vive según la ley de la continuidad, en virtud de la cual conoce un desarrollo enraizado en la Tradición. Lo que más importa es que todo conduzca a que la celebración litúrgica sea verdaderamente la celebración del misterio sagrado, del Señor crucificado y resucitado que se hace presente en su Iglesia reactualizando el misterio de la salvación y llamándonos, en la lógica de una auténtica y activa participación, a compartir hasta las últimas consecuencias su misma vida, que es don de amor al Padre y a los hermanos, vida de santidad.

*

Aún hoy el motu proprio Summorum Pontificum, sobre el uso de la liturgia romana anterior a la reforma efectuada en 1970, parece dar lugar a interpretaciones contrastantes. ¿Se puede esperar que el Papa presida celebraciones según la forma extraordinaria, es decir, la antigua?

Se trata de una pregunta a la que no sé dar respuesta. En cuanto al motu proprio citado, considerándolo con serena atención y sin visiones ideológicas, junto a la carta dirigida por el Papa a los obispos de todo el mundo para presentarlo, pone de relieve una precisa doble finalidad.

*

Antes que nada, facilitar el logro de “una reconciliación en el seno de la Iglesia”; y, en este sentido, como ha sido dicho, el motu proprio es un bellísimo acto de amor hacia la unidad de la Iglesia. En segundo lugar – un dato que no debemos olvidar – su finalidad es favorecer un recíproco enriquecimiento entre las dos formas del Rito Romano: en modo tal que, por ejemplo, en la celebración según el misal de Pablo VI (que es la forma ordinaria del Rito Romano) se pueda “manifestar, en un modo más intenso de cuanto se ha hecho a menudo hasta ahora, aquella sacralidad que atrae a muchos hacia el uso antiguo”.

***

Momentos decisivos

Actualizando la información que brindamos ayer, presentamos las cinco condiciones que resultaron del encuentro entre el Cardenal Darío Castrillón Hoyos, presidente de la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei”, y el Obispo Bernard Fellay, Superior de la Fraternidad de San Pío X.

¡A seguir rezando!

***

condiciones

***

Condiciones que resultan del encuentro del 4 de junio de 2008 entre el cardenal Darío Castrillón Hoyos y el obispo Bernard Fellay

*

1) Compromiso a una respuesta proporcionada a la generosidad del Papa

2) Compromiso a evitar toda intervención pública que no respete la persona del Santo Padre y que pueda ser negativa para la caridad eclesial.

3) Compromiso a evitar la pretensión de un magisterio superior al Santo Padre y de no proponer a la Fraternidad en contraposición con la Iglesia.

4) Compromiso a demostrar la voluntad de actuar honestamente en la plena caridad eclesial y en el respeto a la autoridad del Vicario de Cristo.

5) Compromiso a respetar la fecha - fijada para el fin del mes de junio- para responder positivamente. Ésta será una condición requerida y necesaria como preparación inmediata a la adhesión para alcanzar la plena comunión.

*

Ver fuente

*

lunes, 23 de junio de 2008

Urgente: Propuesta de la Santa Sede a la Fraternidad San Pío X

Pope Benedict XVI and Bishop Fellay at August 29, 2005

*

Acercándonos al Año de San Pablo tenemos una importantísima intención por la cual rezar:

Roma – En las relaciones entre la Santa Sede y los Lefebvristas la cuenta regresiva ha comenzado: el 28 de junio, la Fraternidad de San Pío X, fundada por el Arzobispo francés que no aceptó la reforma litúrgica postconciliar, tendrá que decidir si acepta las cinco condiciones propuestas por el Vaticano para reingresar en la plena comunión con Roma.

*

Algunos días atrás, el superior de los Lefebvristas, Obispo Bernard Fellay, se reunió con el Cardenal Darío Castrillón Hoyos, presidente de la Comisión Ecclesia Dei, quien dirige en nombre de Benedicto XVI las negociaciones con el grupo tradicionalista. Fellay, que previamente había escrito al Papa pidiendo la revocación de la excomunión impuesta por Juan Pablo II en 1998 a Lefebvre y los cuatro nuevos obispos que consagró sin el consentimiento de la Santa Sede (entre ellos Fellay mismo), ha recibido una carta con los cinco puntos establecidos por el cardenal [Castrillón] y los discutirán durante el próximo capítulo de la fraternidad, que será celebrado a fin de mes.

*

Nunca como en este momento las negociaciones habían estado tan cerca de un acuerdo que podría sanar el mini-cisma [sic] ocurrido hace dos décadas, permitiendo el regreso a la plena comunión Católica a los Lefebvristas. Entre los puntos que la Santa Sede solicita que sea aceptado estaría, de acuerdo a rumores, la aceptación del Concilio Vaticano II y la declaración de la total validez de la Misa de la liturgia reformada: dos condiciones que Lefevbre ya había firmado con el Cardenal Joseph Ratzinger en 1998. El Vaticano, por su parte, ofrece al grupo tradicionalista un marco canónico similar al del Opus Dei, llamado “prelatura” [personal], el cual permitiría a la Fraternidad continuar sus actividades y educar a sus seminaristas.

*

El proceso de acercamiento comenzó en el 2000, cuando los Lefebvristas hicieron una peregrinación a Roma por el Año Santo. Esto fue seguido por una breve audiencia dada por el Papa Wojtyla a Monseñor Fellay y marcó el comienzo de largas y laboriosas negociaciones con el Cardenal Castrillón. Sin embargo, muchas cosas han cambiado desde entonces. Los Lefebvristas pidieron, antes de dar cualquier paso hacia un acuerdo, que el antiguo misal preconciliar, que se encontraba en desuso desde la reforma litúrgica, sea liberado.

*

El nuevo Papa, Benedicto XVI, particularmente sensible a estos asuntos, hace un año publicó el Motu Proprio declarando la plena ciudadanía de la antigua Misa permitiédola en todas las parroquias, despojando al obispo de la posibilidad de prohibirla. La aplicación de las nuevas directivas papales no han sido fáciles, existen muchos casos de resistencia – algunas frontales, como es sabido – pero está fuera de duda que declarando la existencia de un Rito Romano extraordinario (el antiguo) y uno ordinario (el reformado), el Papa ha autorizado en la Iglesia y sin restricciones la celebración de la Misa Tridentina. Además, Ratzinger ha reintroducido la Cruz en el centro del altar, ha comenzado a distribuir la Comunión a los fieles arrodillados, ha restaurado antiguos ornamentos litúrgicos: todos signos que se encaminan a enfatizar la continuidad de la Tradición.

*

Lo más seguro es que estas condiciones favorables para el reingreso en la plena comunión no se repetirán. Muchos fieles, ahora que han obtenido la Misa conforme al antiguo Rito, no comprenden por qué la Fraternidad no hace las paces definitivamente con Roma. Los Lefebvristas han llegado a darse cuenta de lo que está pasando, incluso si Fellay tiene algunos problemas de resistencia interna. La elección está entre hacer un acuerdo y volver a la comunión plena con la Santa Sede o, en lugar de esto, seguir siendo un pequeño cuerpo separado con el riesgo de volverse un grupito sectario y sin influencia.

*

Ver texto original

***

Confirmación de la propuesta, pero ninguna indicación de la respuesta

El Vaticano ha propuesto un acuerdo a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X para terminar con la ruptura, informó el 23 de junio el diario italiano “Il Giornale”. Consultado el lunes por Apic, el Padre Alain-Marc Nély, segundo asistente del Obispo Bernard Fellay, Superior de la Sociedad San Pío X en Menzingen (cantón de Zug), ha confirmado la existencia de propuestas por parte del Vaticano.

*

Sin querer entrar en más detalles, el Padre Nély confirmó, sin embargo, que una propuesta de acuerdo fue hecha al comienzo de este mes. Con condiciones. La respuesta será dada para el 28 de junio “Dios mediante” y luego se hará pública, dijo. Pero el número tres de la fraternidad no quiso indicar en qué dirección iría la respuesta del Obispo Fellay.

*

Fuente original

***

domingo, 22 de junio de 2008

El vicario del Vicario y su última lección

ruini2

***

En la basílica papal de San Juan de Letrán, el Cardenal Camillo Ruini, Vicario del Papa para la diócesis de Roma, ha presidido una Misa con ocasión del 25º aniversario de su ordenación episcopal y, al mismo tiempo, de su despedida de esta función (el Papa aceptaría en los próximos días la renuncia del cardenal de 77 años). Por su valor, que trasciende los límites de la diócesis romana, ofrecemos aquí algunos breves pasajes que consideramos especialmente significativos:

*

“No teman a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más. Yo les indicaré a quién deben temer: teman a Aquel que, después de matar, tiene el poder de arrojar a la Gehena…” Un comentario existencial a este texto, de parte de un Obispo, lo ha ofrecido Juan Pablo II en su libro “¡Levantaos, vamos!”, en el capítulo titulado “Dios y el coraje”. Él cita las palabras pronunciadas en tiempos difíciles por el Cardenal Primado de Polonia, Stefan Wyszyński: “Para un obispo la falta de fortaleza es el comienzo de la derrota. ¿Puede continuar siendo apóstol? ¡Para un apóstol es esencial el testimonio de la Verdad que se dé! Y eso exige siempre fortaleza” y también “La falta más grande del apóstol es el miedo. La falta de fe en el poder del Maestro despierta el miedo; y el miedo oprime el corazón y aprieta la garganta”.

*

Personalmente no he vivido experiencias dramáticas como las del Cardenal Wyszynski y Karol Wojtyla; tanto menos como la del profeta Jeremías que hemos escuchado en la lectura… Cada Obispo, sin embargo, en su tiempo y en sus situaciones de vida y de ministerio, tiene necesidad de al menos un poco de fortaleza y también yo la necesité… Cuando se habla de esto, se piensa enseguida en la fortaleza o el coraje dirigido por así decir “hacia el exterior”, sobre todo hacia las presiones ejercidas por la “opinión pública”, tal como ésta es interpretada, y no pocas veces construida, por los medios de comunicación. Es indispensable, para un Obispo, eludir el sometimiento en las confrontaciones de este género de presiones, y a tal fin es importante recordar que la verdad que nos ha sido donada y confiada, aquella verdad que en definitiva es Cristo mismo, cuenta y pesa mucho más que cualquier opinión.

*

En realidad, para mí esto ha sido, después de todo, un problema bastante leve: como he dicho en broma hablando con algunos hermanos Obispos cuando pensaba que no había otros oyentes, “las balas de papel no dan mucho miedo”. Difícil me ha resultado, más bien, lograr unir, incluso en el modo de expresarme y de comunicarme, la firmeza con el amor. El ejercicio de la fortaleza de parte de un Obispo, es más necesario, y también más comprometedor, en el gobierno cotidiano de la Diócesis, donde no sólo se actúa sobre opiniones, sino sobre personas. Aquí las certezas son más difíciles, mientras que es más fuerte la necesidad de hacer tangible que lo que hacemos y decidimos lo hacemos y decidimos por amor, buscando el bien, sea de la comunidad, sea de las personas interesadas. Es este, quizás, el mayor peso cotidiano de un Obispo, no digo su cruz más grande – ésta, de hecho, son sus pecados personales- pero sí la más “inmediata”.

*

Un último pensamiento respecto al coraje del Obispo retoma el tema de la fortaleza en el anuncio y en el testimonio público de la fe. Me he sentido muy ayudado y estimulado a este respecto en mi tarea de Vicario del Santo Padre, en concreto, por el ejemplo que he recibido de Juan Pablo II y de Benedicto XVI: en muchas ocasiones he percibido casi físicamente que habría sido injusto dejarlos solos. Ya antes, cuando no era aún Obispo, he tenido la misma sensación respecto a Pablo VI. Estar junto al Papa en el anuncio y el testimonio de la fe, especialmente cuando es incómodo y requiere coraje, es en realidad el deber de todo Obispo, un aspecto esencial de la colegialidad episcopal. Me permito decir que si todo el Cuerpo episcopal hubiera estado fuerte y explícito a este respecto, diversas dificultades, en la Iglesia, habrían sido menos graves y que, incluso para el futuro, ésta puede ser una manera eficaz para redimensionarlas y superarlas.

*

El ministerio del Obispo ciertamente no está hecho sólo de coraje: en concreto es muchas cosas, pero sobre todo es “amoris officium”( San Agustín, Tratado sobre el Evangelio de Juan, 123,5), tarea y deber de amor…

*

Mi dolor más grande concierne a mi debilidad y mediocridad en aquello que es el primer deber de todo Obispo: la oración. Cuántas veces he recibido de la gente pedidos de oración, en la justa convicción y certeza de que el Obispo es sobre todo hombre de Dios y, por consiguiente, hombre de oración. Especialmente pido perdón por esta debilidad y mi primer propósito para el futuro es el de ponerle, con la gracia de Dios, de algún modo remedio…

*

El pequeño testamento que quiero dejar a la Diócesis de Roma es entonces este: Miremos el gran desafío que hoy debemos afrontar, sepamos dar cuenta, no nos escondamos frente a él, busquemos recibirlo en su fuerza, densidad, permeabilidad, capacidad de penetración, aquella capacidad y aquel atractivo que ejerce especialmente en las nuevas generaciones. Pero mirémoslo con ojos desencantados y a la vez penetrantes, con los ojos de la fe, que son necesariamente distintos y también más penetrantes que una mirada solamente humana. Con la luz de la fe, podemos intuir la realidad profunda del hombre, en la que Dios está presente para atraer a sí y orientar a Cristo las personas y la historia.

***

(Traducido por Francesco. Ver texto completo)

Santo Tomás Moro

Santo Tomas  Moro

Ruega por nosotros

***

 

El Cardenal Navarrete habló, y dijo...

navarrete recibe el capelo

***

El Cardenal Navarrete recuerda a Pío XII y Pablo VI: “Pacelli fue acusado injustamente de antisemitismo pero salvó a millares de hebreos; Montini sufrió mucho por haber sido aislado después del Concilio”

de Bruno Volpe

Ciudad del Vaticano – Ha servido, con absoluta lealtad, a cinco Papas, de Pío XII a Benedicto XVI. Hablamos del Cardenal Urbano Navarrete Cortés, español de Camarena de la Sierra, Rector de la Pontificia Universidad Gregoriana desde 1980, ilustre sacerdote jesuita, gran experto en Derecho Canónico, elevado a la dignidad cardenalicia en el consistorio del 24 de noviembre de 2007.

***

Eminencia, tendrá episodios para contar después de una vida entera dedicada al servicio de la Iglesia…

De historias y anécdotas tengo muchos pero, si me permite, quisiera focalizar la atención sobre dos Pontífices que están particularmente cerca de mi corazón, Pío XII y Pablo VI, obviamente sin querer minimizar el rol y el afecto que nutro hacia los otros.

*

Procedamos en orden cronológico y partamos de Pío XII.

Sobre él fueron, lamentablemente, dichas y escritas muchas calumnias e inexactitudes históricas que deben ser disipadas de una vez por todas. Me refiero, por ejemplo, a su presunto antisemitismo: ¡una falsedad que clama vindicación! Yo mismo tengo conocimiento de un hecho inédito y hasta ahora nunca publicado…

*

Díganos.

Cuando me convertí en Rector, algunos docentes de mayor edad que yo me dijeron que el Papa Pacelli, durante la segunda guerra mundial, había dispuesto y ordenado, subrayo ordenado, hacer refugiar a los hebreos en los subterráneos de la Universidad Gregoriana para salvar sus vidas. Digo yo, esta providencial intervención de Pío XII, ¿puede ser compatible con una acusación de antisemitismo?

*

Sin embargo, a menudo se ha denunciado lo que ha sido considerado como el “Gran Silencio” de Pacelli ante la Shoah.

¡Seamos serios! ¿Qué otra cosa podía hacer? El suyo no era un silencio de aval, sino una actitud de sabia prudencia dictada por aquel contexto histórico. La verdad es que Pío XII eligió el mal menor, el silencio público, sólo y exclusivamente para no dañar a los hebreos y para evitar que los nazis se ensañaran con ellos con una crueldad aún mayor. También esto prueba que Pacelli no fue nunca antisemita y, por eso, respetando los tiempos y las decisiones de la Iglesia, no veo la hora de que sea elevado al honor de los altares.

*

Pasemos al Siervo de Dios Pablo VI

Lo he conocido personalmente y puedo garantizar su santidad. Era preciso, meticuloso, cuidaba con celo y atención cada detalle. ¿Como decir?, era hermoso pero también difícil trabajar con él.

*

¿Que características tenía el Papa Montini?

Solitario y taciturno. Pero después del Concilio Vaticano II se sintió herido, atacado, y en cierto sentido ya no fue más él.

*

¿En que sentido?

Acusó el peso de la situación post-conciliar, se sintió bajo ataque y acusado también de parte de ciertas facciones consideradas progresistas de la Iglesia. Le aseguro que fue un gran dolor para él.

*

En su opinión, ¿qué quiso decir Pablo VI con la expresión “humo de Satanás” en la Iglesia?

Lo relaciono con lo que dije antes. Esta frase fue pronunciada después del Concilio, cuando la vida se le hizo imposible. Esto quiere decir, entonces, que en su visión, la presencia del humo de Satanás en la Iglesia consistía en las lógicas rebeldes de ciertas estructuras eclesiásticas que lo habían abandonado dejándolo completamente solo.

*

¿Qué pensaba, en síntesis, Pablo VI del Concilio Vaticano II?

No lo interpretaba como un acto de ruptura con el pasado. Por el contrario, sostenía que era equivocado calificarlo como una suerte de revolución, e instó a “leerlo” en la clave de la continuidad y de la tradición de la Iglesia.

*

Hablemos de la creatividad litúrgica, madre de tantos abusos durante la Santa Misa…

Uno de los motivos de tristeza de Pablo VI fue precisamente la opinión de muchos autorizados exponentes eclesiásticos que, después del Vaticano II, habían ordenado una especie de “rompan las reglas”, cortando así netamente con el pasado. Así, con la considerada “creatividad litúrgica” se cubrieron y avalaron injustamente los caprichos y la afectación de sacerdotes que pensaban tener en sus manos la Iglesia.

*

¿Espera que se produzca pronto la beatificación de Pío XII y de Pablo VI?

Para mí son ya santos ambos, por aquello que han hecho y sobre todo por las calumnias que han sufrido a causa de su fe. Dicho esto, no puedo más que someterme a la sabiduría de la Iglesia.

*

Benedicto XVI, con el Motu Proprio “Summorum Pontificum”, ha liberado la Santa Misa según los libros litúrgicos de San Pío V. ¿ Lo comparte?

Seguro. El Papa ha cumplido un acto de honestidad intelectual y de sabiduría, así como de libertad y justicia. ¿Por qué, me pregunto y lo pregunto, en nombre de un absurdo modernismo, un rito que había educado a generaciones de fieles debía ser prohibido? Creo que los tradicionalistas tienen todo el derecho de celebrar, en comunión con el Sucesor de Pedro, la Santa Misa según el rito antiguo, aún más siendo que esto no le quita nada al Novus Ordo.

*

Sinceramente, ¿considera que el rito de San Pío V garantiza mayor solemnidad, espiritualidad y misterio a la Misa?

Aclaro. No tengo nada contra el Misal de Pablo VI, y lo considero válido al igual que el de San Pío V. Pero la Misa de San Pío V, efectivamente, se dirige más a Dios, con la utilización del canon romano en lugar de la fórmula, más expeditiva, de la plegaria segunda. Pienso, además, que la de San Pío V es una Misa que va en busca de Dios realmente y, comparada con la del Novus Ordo, me parece que es también más completa desde el punto de vista de las oraciones.

*

La Comunión en la mano: ¿cuál es Su opinión?

Creo que es mejor administrar la Eucaristía sobre la lengua para evitar, por ejemplo, el contacto de la forma, o fragmentos de ella, con las manos sucias. Soy de la opinión de que la administración de la Comunión en la mano ha sido, para la época, un poco precipitada: era necesaria una mayor catequesis, además porque la prisa hace nacer los gatitos ciegos (refrán popular que indica que la prisa hace que las cosas no salgan bien).

***

(Traducido por Francesco. Ver Texto original)

***

sábado, 21 de junio de 2008

El imán de Benedicto...

weigel

***

Traducimos aquí el artículo de George Weigel (19/06/2008) –aún no publicado en español-titulado “¿Han regresado los días del Latín?”. Si bien no compartimos con Weigel la totalidad de sus afirmaciones, la importancia del autor y la notoriedad que alcanzó su artículo en los medios de habla inglesa, nos impulsaron a darlo a conocer a nuestros lectores.

***

¿Se ha determinado el Papa Benedicto XVI a restaurar la Misa en latín que muchos católicos pensaban había sido dejada en el cubo de desechos de la historia? La respuesta, en breve, es a la vez sí y no. Pero ni el “sí” ni el “no”se ajustan a las típicas especulaciones de muchos informes recientes de los medios suscitadas por los comentarios improvisados de un oficial vaticano a una pequeña asociación católica en Gran Bretaña. Para desenmarañar todo esto, ayuda comenzar por el principio.

*

Como nos recuerda en sus memorias (“La sal de la tierra”), el joven Joseph Ratzinger fue profundamente influenciado, tanto espiritual como intelectualmente, por el movimiento de reforma del culto público de la Iglesia Católica de mediados del siglo XX – movimiento que ayudó a allanar el camino del Concilio Vaticano II (1962-1965). El Padre Ratzinger fue un perito en el concilio, un experto en teología, y como muchos otros, le dio la bienvenida a la Constitución Conciliar sobre la Sagrada Liturgia: se trataba de una ratificación del movimiento de reforma de la liturgia al que él había largamente apoyado, y de un proyecto para un mayor desarrollo orgánico de la celebración de la Misa. No obstante, en el tiempo inmediatamente posterior al Vaticano II, Ratzinger se dio cuenta de que el desarrollo orgánico había sido echado por la borda por la revolución, siendo los jacobinos de la liturgia un cuadro de académicos decidido a imponer a la Iglesia Católica entera su visión populista de la liturgia.

*

En las décadas transcurridas entre el Vaticano II y su elección como Benedicto XVI, Ratzinger se transformó en el líder de lo que vino a llamarse “reforma de la reforma”: una red de laicos, Obispos, sacerdotes y teólogos, apenas relacionados entre sí, comprometidos en hacer retornar el proceso de desarrollo de la liturgia en la Iglesia Católica a lo que entendían ser el auténtico proyecto del Vaticano II. Al ver cómo un CD de canto gregoriano de un oscuro monasterio español alcanzaba el primer puesto en la lista de éxitos, se preguntaban por qué gran parte de la Iglesia había abandonado una de las formas musicales clásicas del catolicismo. Encontrando congregaciones que parecían más interesadas en la auto-afirmación que en la adoración, y sacerdotes dados a hacer de sus respectivas personalidades el centro de la acción litúrgica, se hacían la pregunta de si la prisa por crear una especie de círculo sagrado en el que el sacerdote está de cara a la gente tras la “mesa” eucarística tendría algo que ver con el problema.

*

Y recordaban a toda la Iglesia que el Vaticano II no había mandado muchas de las cosas que la mayoría de los católicos pensaban que éste había decretado: por ejemplo, la eliminación del Latín (y el canto) de la liturgia, y el altar separado detrás del cual el sacerdote está de cara a la comunidad.

*

En los últimos 40 años, las guerras litúrgicas católicas han tendido a ser entabladas entre los especialistas y los activistas. El mayor grupo disidente del post-concilio, asociado con el excomulgado arzobispo francés Marcel Lefebvre, ciertamente ha tenido sus problemas con la nueva liturgia, pero la causa más profunda del camino de los lefebvristas hacia la ruptura fue primariamente su rechazo de las enseñanzas del Vaticano II sobre la libertad religiosa, a la que consideraron como una herejía. Una aplastante mayoría de los católicos en el mundo ha dado la bienvenida a la nueva forma de la Misa que se hizo normativa en 1970, una Misa celebrada enteramente en inglés (o español, francés, polaco, cualquiera sea la lengua que habla la comunidad). Con el tiempo comenzó a retroceder esa ridícula temporada por la que pasó la liturgia católica, y que tuvo su punto máximo en los 70 – con Misas “payaso” (con el sacerdote vestido como Bozo o cosas por el estilo), oraciones espontáneas que ignoraban el rito prescripto, espantosa música pop, inoportunas “danzas litúrgicas”, y una general falta de decoro. Una re-sacralización del culto católico se fue haciendo evidente en muchas parroquias. Lo que Ratzinger y otros especialistas habían llamado “la reforma de la reforma” estaba en proceso desde las bases, y por propio impulso.

*

Fue para acelerar esa “reforma de la reforma” que Benedicto XVI firmó un decreto el verano pasado permitiendo el uso generalizado del Rito Romano de 1962, conocido técnicamente como el Misal de Juan XXIII. En medio de las recientes y afiebradas especulaciones acerca de que los días del latín están aquí nuevamente, es importante destacar lo que el Misal de Juan XXIII no es. No es el “Rito Tridentino”, porque incluye modificaciones al Misal prescripto por el Concilio de Trento en el siglo XVI; no es la “Misa de Pío V” que algunos católicos “megatradicionalistas” sostienen ser la única forma válida del culto católico. Es, de hecho, la Misa en la forma en que fue celebrada todos los días en cada una de las sesiones del Concilio Vaticano II. (El Misal de 1962 contenía una oración del Viernes Santo para la conversión de los judíos, oración que algunos de estos – ciertamente no todos – consideran ofensiva. Después de una breve ráfaga de criticismo, Benedicto XVI modificó la oración; y continúan las conversaciones sobre una alteración futura. La oración modificada fue usada en el pequeño número de comunidades católicas que celebró la Semana Santa del 2008 de acuerdo al Misal de Juan XXIII; no se siguió ningún pogromo, y la discusión parece haber terminado).

*

De alguna manera es irónico que la “antigua Misa en latín” que Benedicto XVI ha permitido es precisamente la Misa tal como fue conocida por el Papa Juan XXIII, héroe del progresismo católico. Pero, de hecho, hay algo “progresista” - en el sentido de reformista- en la estrategia de Benedicto.

*

Sí, la Misa de Juan XXIII se celebra en latín, y sí, casi siempre es celebrada (aunque no necesita serlo así) con el sacerdote y la comunidad mirando hacia la misma dirección mientras rezan – dirigiendo juntos la mirada – como enseña la teología litúrgica clásica – hacia el Retorno de Cristo y la inauguración de la Jerusalén Celestial. Pero la razón del Papa en hacer que esta forma de la liturgia sea más ampliamente disponible no es ni nostálgica ni retrógrada. En lugar de esto, al fomentar la celebración generalizada de esta forma clásica del rito romano – el cual está siempre en desarrollo – Benedicto XVI intenta crear una especie de imán litúrgico que lleve la “reforma de la reforma” hacia una mayor reverencia dentro del culto público de la Iglesia Católica. Haciendo esto, el Papa también está recordando a la Iglesia que, como dice el Vaticano II, la Misa es un momento de participación privilegiada en la “liturgia celestial que se celebra en la Ciudad Santa de Jerusalén, hacia la cual nos dirigimos como peregrinos, y donde Cristo está sentado a la diestra de Dios como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero”. En otras palabras, “ir a Misa” no es algo que hacemos para nosotros mismos, o algo que nosotros mismos inventamos; el culto litúrgico es nuestra participación en algo que Dios está haciendo para nosotros.

*

¿Significará esta “reforma de la reforma” Benedictina que toda parroquia católica tendrá pronto al menos una celebración dominical de la Misa en latín, usando el Misal de Juan XXIII? No parece probable, incluso porque hoy muy pocos sacerdotes son competentes en latín. Pero en aquellos lugares donde la Misa en latín de 1962 sea celebrada con reverencia y sin adiciones nostálgicas (por ejemplo, antiguas vestiduras adornadas con encaje), será una fuente de alimento espiritual para la minoría que prefiera esta forma de culto, incluso al introducir a una nueva generación en lo que será, para ellos, una nueva forma de liturgia. En los encuentros internacionales, el uso de este rito en latín puede ayudar a revivir esta antigua lengua como lengua católica común para el culto en común – algo no pequeño en una iglesia crecientemente diversificada y pluralista. La celebración generalizada de la Misa según el Misal de Juan XXIII puede llegar a ser el imán reformista que Benedicto quiere que sea, para atraer a los seminaristas y al clero parroquial, animando a aquellos que ya trabajan en la re-sacralización de la liturgia.

*

¿Y con el tiempo, cuál sería el resultado? Casi seguramente no que “los días del latín han regresado” a cada parroquia católica, sino una celebración de la Misa más reverente y orante, de acuerdo al Misal de 1970 reformado, y a lo que el Concilio Vaticano II realmente prescribió.

***

George Weigel, columnista del NEWSWEEK, es un distinguido profesor del Washington’s Ethics and Public Policy Center y autor de la biografía de Juan Pablo II más vendida en el mundo. Ver artículo original.

***

jueves, 19 de junio de 2008

Que ese "simio de Dios" vuelva a temerles

 

Amorth_Fortea

***

El demonio, su manera de tentar, sus estrategias, el ritual del exorcismo, son temas completamente ausentes en la formación de nuestros seminaristas. Estos serán sacerdotes que desconocerán al más temible de los enemigos de las almas que deben cuidar. ¿Dónde se ha visto que un verdadero pastor ignore que existen los lobos? ¿Cómo cuidará a sus ovejas? ¿Cómo las sanará si no sabe la causa de sus males? Estamos frente a una grave carencia. Quien tiene contacto con seminaristas sabrá que, en muchos casos, ocupan gran cantidad de horas semanales en el estudio de materias que nada tienen que ver con lo específicamente sacerdotal. Especialmente en los seminarios que han sido incorporados al sistema educativo civil a fin de poder otorgar a sus alumnos un diploma que los habilite como profesores. Tales seminaristas estudian mucha pedagogía, didácticas, políticas educativas, y otras cosas de ese estilo. Mas parece no haber tiempo para enseñarles asuntos como el mencionado. En el mejor de los casos, a estos temas se les dedica una pequeña Unidad dentro de alguna de las dogmáticas, o se hace alguna mención al estudiar las Sagradas Escrituras, o el profesor de Liturgia les cuenta a los seminaristas que en el antiguo Ritual Romano de los Sacramentos, que usaba todo sacerdote, se incluía el rito del exorcismo . ¿Qué podemos hacer para que haya una toma de conciencia de esta carencia y se proceda a darle solución?

*

Dos renombrados sacerdotes exorcistas, Gabriel Amorth y José A. Fortea, en sendas entrevistas, respondieron, tiempo atrás, a importantes preguntas relacionadas con su labor ministerial. Hemos seleccionado algunos puntos de esas entrevistas y los hemos combinado:

*

¿Existe el demonio?

Fortea: Para la Iglesia no hay duda, el demonio existe y no como un símbolo sino como una persona que se rebeló contra Dios y está condenada eternamente.

*

¿Está entre nosotros?

Fortea: La Biblia es muy clara cuando afirma que no hay uno solo sino muchos demonios que están en este mundo tentando a los seres humanos. San Pedro habla en el Nuevo Testamento del demonio como de un león rugiente, rondando, buscando a quien devorar.

*

¿Hay personas que hayan sido poseídas por el demonio o por otros espíritus?

Fortea: Por supuesto pero los ángeles no poseen, sólo posee el demonio.

*

¿Usted ha visto algún caso?

Fortea: Sí, en estos siete años de trabajo, he encontrado entre 20 y 30 casos indudables de poseídos.

*

¿Puede contarnos lo que vio?

Fortea: Los poseídos pueden hablar en lenguas que desconocen, pueden estar dotados de una fuerza descomunal, vomitar objetos como cristales o clavos e incluso, en unos pocos casos muy extraños, pueden llegar a levitar.

*

¿Cómo le llegan a usted posibles casos de personas que pueden sufrir una posesión demoníaca?

Fortea: Hay cuatro vías. Psiquiatras que llevan años trabajando con un paciente y observan que lo que les ocurre se aleja cada día más de los manuales de psiquiatría y me piden que les eche una ojeada, familias que recurren a mí del tipo, “a mi hijo le ocurren cosas muy raras desde que hizo espiritismo”, eclesiásticos, e incluso personas que temen haber sido poseídas y me piden ayuda.

*

¿Y qué hace con ellos, cómo actúa?

Fortea: Lo primero que hay que hacer es averiguar si el presunto poseso es real o tiene problemas psicológicos y sólo cree estar poseído. Trabajo con psiquiatras en el análisis psicológico de la persona. Escucho a las familias y, finalmente, hago una serie de pruebas para confirmar la presencia del diablo en su cuerpo.

*

¿Qué pruebas?

Fortea: No quiero dar muchas pistas para que los que se creen poseídos no se sugestionen y modifiquen su comportamiento pero le puedo decir que si, como me ha ocurrido, un niño de once años contesta a preguntas muy concretas en latín preciso y fluido, es muy probable que esté poseído.

*

Y después, en los casos en los que confirma la posesión diabólica, ¿cómo actúa?

Fortea: Hago lo que se llama el Ritual de exorcismo.

*

¿En qué consiste?

Fortea: De forma muy resumida: se pide perdón por los pecados, se lee la Biblia, se reza la letanía de los santos y una larga oración a Dios y, al final, se hace una conjuración al Demonio ordenándole que salga del cuerpo.

*

¿Y qué le sucede al poseído cuando lo cura?

Fortea: No es una cura, es como una liberación. Se pone peor y peor hasta que lanza un grito espantoso y cae sobre el suelo, en paz. Es como despertar de un sueño, no recuerdan nada del exorcismo.

*

¿Alguna vez lo ha lastimado el demonio?

Amorth: Cuando el Cardenal Poletti me pidió que me dedicara al exorcismo, me encomendé a la Virgen: "Envuélveme en Tu Manto, y yo estaré seguro". El demonio me ha amenazado, muchas veces, pero nunca me ha hecho daño.

*

¿Cómo elige el demonio a las personas que posee? Le pude ocurrir a cualquiera o depende de su comportamiento en la tierra?

Fortea: No es que el Demonio elija a nadie pero lo que está claro es que si no se le abre la puerta, no puede poseernos.

*

¿Cómo se le abre esa puerta?

Fortea: Europa se está olvidando del cristianismo y ahora se interesa mucho por la brujería, el espiritismo, la ouija, la New Age, la santería afrocubana... todas estas cosas que están llegando a Occidente están abriendo puertas al diablo. En el futuro se hablará mucho de esto, cada vez habrá más casos.

*

Explíquese.

Fortea: Hay que advertir a la gente que estas cosas que a muchos les parecen inofensivas entrañan graves peligros porque abrimos la puerta al diablo. Uno puede tentar a la suerte varias veces y no ocurrirle nada pero posteriormente sí puede quedar poseído.

*

¿Comparte la Iglesia Católica todo lo que nos acaba de contar?

Fortea: La posición oficial de la Iglesia es muy clara y así aparece en los documentos oficiales. En resumen, esta postura es que existe el demonio, existe la posesión y el exorcismo tiene efecto.

*

¿Le preocupa que la gente piense que esto son tonterías propias del pasado?

Fortea: El exorcismo está presente en los textos fundacionales de la Iglesia ya que Jesús, estando aún en la tierra, concedió un poder y una autoridad a los Apóstoles sobre los demonios. El propio Papa Juan Pablo II hizo cuatro exorcismos durante su pontificado.

*

Usted combate diariamente con el demonio. ¿Cuál es el mayor éxito de Satanás?

Amorth: Que consigue hacer creer que no existe. Y casi lo ha conseguido. Incluso dentro de la Iglesia. Tenemos un clero y un episcopado que han dejado de creer en el demonio, en los exorcismos, en los males extraordinarios que puede causar el diablo, y ni siquiera [creen] en el poder, que nos ha dado Jesús, de expulsar a los demonios. Desde hace tres siglos, la Iglesia Latina -al contrario de la Ortodoxa y de varias denominaciones Protestantes- ha abandonado, casi completamente, el ministerio del exorcismo. Al no practicar los exorcismos, al no estudiarlos y no haberlos visto nunca, el clero ya no cree en ellos.

*

¿Pero si uno no cree en la existencia de Satanás, la fe sigue intacta, es decir, sigue siendo fe católica?

Amorth: No. Le voy a contar una historia. Cuando conocí al Padre Pellegrino Ernetti, un célebre exorcista, que ejerció durante cuarenta años en Venecia, le dije: "Si pudiera hablar con el Papa, le diría que encuentro demasiados obispos que no creen en el demonio". La tarde siguiente, el Padre Ernetti vino a decirme que aquella mañana le había recibido Juan Pablo II. "Su Santidad", le había dicho, "hay, aquí en Roma, un exorcista, el Padre Amorth, que si pudiera hablar con usted le diría que encuentra demasiados obispos que no creen en el demonio". El Papa le respondió brevemente: "Aquel que no cree en el demonio, no cree en el Evangelio". Esta es la respuesta que dio él y que yo repito.

*

¿Cómo son vistos ustedes, los exorcistas, dentro de la Iglesia?

Amorth: Somos muy mal tratados. Nuestros hermanos sacerdotes, a cargo de esta delicadísima tarea, son vistos como locos, como fanáticos. Por lo general, ni siquiera son tolerados por los mismos obispos que los nombraron.

*

¿Nunca siente miedo del demonio?

Amorth: ¿Yo, miedo de ese animal? Es él quien tiene que tener miedo de mí: yo actúo en nombre del Señor del mundo, mientras que él es sólo el simio de Dios.

***

El Padre José Antonio Fortea es párroco de Villalbilla (Madrid) y teólogo especializado en demonología, (ver entrevista completa). El Padre Gabriel Amorth es exorcista de la Arquidiócesis de Roma, (ver entrevista completa).

***