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Ofrecemos el texto en español de una larga e interesante entrevista que Monseñor Bernard Fellay, Superior de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, ha concedido a la agencia APcom.
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El Papa se encuentra en el Valle de Aosta para transcurrir un período de vacaciones. Se encuentran a dos pasos de él. ¿Han tenido algún contacto o ha habido algún tipo de comunicación entre su entorno y ustedes?
No, absolutamente no. No ha habido ningún contacto. Durante las vacaciones, debemos dejar al Papa en paz. Las cosas prosiguen con el Vaticano, con las personas encargadas de los diálogos. Pero no hemos molestado al Papa. Son sus vacaciones.
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Monseñor Fellay, ¿tiene previsto un viaje a Roma próximamente? ¿Ha sido fijada la fecha de inicio de los diálogos? Y vuestra comisión, ¿ya han pensado por quién estará compuesta? ¿Cuántas personas la forman?
No hay aún una fecha fijada para el inicio del diálogo pero podemos suponer que será en otoño. Iré a Roma para ese período pero no hay nada de preciso. La Comisión está ya formada por 3-4 personas pero todavía no podemos dar los nombres, también para evitar cualquier presión
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¿Considera que en el Vaticano hay una sensibilidad excesiva respecto a las expectativas del mundo judío, sobre el “caso Williamson” así como sobre la oración del Viernes Santo?
Sí, lo pienso. Yo mismo estoy incómodo – salvo en lo ocurrido sobre el caso de monseñor Williamson – cuando veo judíos que se ocupan de los asuntos de la Iglesia Católica. No es su religión. Que nos dejen en paz. Son cuestiones que conciernen a la Iglesia Católica. Si nosotros queremos rezar por los judíos, rezaremos por los judíos de la manera que queramos. No sé si ellos rezan por nosotros, pero diría que es un problema de ellos.
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Entonces, ¿el Papa y el Vaticano sufren presiones del mundo hebreo?
Ciertamente. Es una cuestión extremadamente delicada y candente, y pienso que debemos salir de este clima que no es bueno. Ha habido una desafortunada concomitancia de eventos que no debería ocurrir nunca. En este contexto, se puede entender el enojo de los judíos. Yo lo entiendo y deploro lo que ha ocurrido.
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En el motu proprio “Ecclesiae Unitatem”, el Papa considera que “las cuestiones doctrinales, obviamente, permanecen y, hasta que no sean aclaradas, la Fraternidad no tiene un estatuto canónico en la Iglesia y sus ministros no pueden ejercer en modo legítimo ningún ministerio”. ¿Qué piensa?
Pienso que no hay mucho que haya cambiado. Lo que ha cambiado es que esta nueva disposición concentrará nuestras relaciones en las cuestiones doctrinales. Pero no es un cambio, es un proceso que va adelante y que habíamos pedido ya en el 2000; el camino sigue adelante. Lo que escribe el Papa está en la línea del discurso habitual de Roma, desde el `76, por lo tanto no es nuevo.
Nosotros tenemos una posición clara que llevamos adelante desde hace tiempo y que mantenemos aún si estamos en contraste con esta ley. Existen razones serias que justifican el hecho de ejercitar legítimamente este ministerio. Son las circunstancias en las cuales se encuentra la Iglesia, que nosotros llamamos “estado de necesidad”. Por ejemplo, cuando una gran catástrofe golpea a un país, queda fuera de uso la estructura ordinaria, el sistema entra en crisis, y entonces todos aquellos que pueden ayudar, ayudan. Y, por lo tanto, no es nuestra voluntad personal sino la necesidad de los fieles la que exige la ayuda de todos aquellos que pueden ayudar. Y este estado de necesidad está muy extendido en la Iglesia – hay ciertamente algunas excepciones – para poder asegurar, conscientemente, el ejercicio legítimo del apostolado.
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¿Qué status jurídico desean para la Fraternidad de San Pío X? ¿Una prelatura, una sociedad de vida apostólica, o qué cosa?
Dependerá de Roma, obviamente, que es la autoridad que decide esta estructura. Su perspectiva es la voluntad de respetar al máximo la realidad concreta que nosotros representamos. Mi esperanza es que estemos suficientemente protegidos en el ejercicio del apostolado para poder hacer el bien, sin estar siempre impedidos en la acción por razones jurídicas. Aún si no tengo preferencias, el deseo es una prelatura. Sobre los tiempos, no puedo expresarme, depende todo de Roma.
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Para Williamson, el Concilio Vaticano II es una “torta envenenada” que debe ser tirada en el basurero; para Tissier de Malleraris, el Concilio debe ser “borrado”; y para Alfonso de Galarreta, no hay “mucho que salvar” del Concilio: ¿hay una grieta en el interior de la Fraternidad de San Pío X? ¿Cómo piensa resolverla? El Vaticano sostiene que, en el interior de la Fraternidad, hay divisiones.
Me atrevo a decir que no veo unión ni siquiera en el Vaticano. El problema en la Iglesia de hoy no somos nosotros. Nosotros nos convertimos en un problema sólo porque decimos que hay un problema. Además, aún si podemos tener la impresión de declaraciones opuestas o incluso contradictorias, no hay fracturas internas. Por ejemplo, sobre el Concilio, podemos decir que casi todo ha de ser rechazado. Pero, por otra parte, se puede también decir que hay que intentar salvar lo que sea posible. Pero no podremos nunca decir todos lo mismo. El Concilio es una mezcla: hay de lo bueno y de lo malo. También cuando el Papa sostiene que quiere una hermenéutica de la continuidad, que no quiere una ruptura, rechaza el Concilio interpretado como ruptura.
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¿Monseñor Williamson es un problema?
Es un problema totalmente marginal. Lo que él ha dicho no tiene nada que ver con la crisis de la Iglesia, con el problema de fondo que nosotros tratamos por 30 años después del Concilio; es una cuestión histórica. La cuestión de saber cuántos y cómo los judíos murieron no es una cuestión de fe, ni siquiera una cuestión religiosa: es una cuestión histórica. Obviamente, estoy convencido de que él no ha tratado este tema cómo habría debido y tomamos distancias. Pero sobre las posiciones religiosas de la Fraternidad respecto al Concilio, no veo ningún problema con Williamson.
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Williamson dice que el Concilio es una “torta envenenada” que debe ser tirada en el basurero. ¿No le parece una frase un poco fuerte? ¿Usted está de acuerdo?
Es una frase polémica pero no la condeno. Muchas declaraciones hoy son hechas en clave polémica, es una provocación para intentar hacer reflexionar a la gente. Diría el concepto de otro modo pero no sé si no estoy de acuerdo. Diría el concepto de otro modo, diría que debemos superar el Concilio para retornar a lo que la Iglesia ha enseñado siempre y de lo que la Iglesia no puede separarse y, en un determinado momento, debemos superar al Concilio que se ha querido pastoral pero no doctrinal. Que ha querido ocuparse de la situación contingente de la Iglesia. Pero las cosas cambian y muchas en el Concilio están ya superadas.
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El obispo Williamson había prometido permanecer en silencio y continúa hablando: ¿será sancionado? Si continúa sosteniendo que no es posible un compromiso con Roma sobre el Concilio, ¿será expulsado?
No es cierto que Williamson hable a menudo. Es rarísimo… una vez ha dicho una cosa y luego no le hemos pedido callar sobre todas las cosas. El campo sobre el que le hemos pedido silencio era muy limitado. La suya ha sido una salida momentánea. La minimizo al máximo… no hay que exagerar… por el momento, no veo ninguna razón de expulsión. Depende de él, de las situaciones en las que cuales se ha metido. Por el momento, hay un proceso en curso, ha dañado seriamente la reputación; no imagino ahora nada más que la situación en la que ya está. Dependerá de lo que él diga. Está ya suficientemente castigado, puesto al margen, sin ningún cargo.
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Y sobre el Concilio, ¿aceptarán el compromiso con Roma?
No debemos hacer ningún compromiso sobre el Concilio. No tengo ninguna intención de hacer un compromiso. La verdad no soporta el compromiso. No queremos un compromiso, pedimos claridad sobre el Concilio.
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Las recientes ordenaciones de los sacerdotes han sido vistas como una provocación, ¿no era mejor evitarlas en este momento delicado?
No ha sido una provocación. Algunos obispos han aprovechado la ocasión para hablar de provocación. Pero ni para Roma ni para nosotros ha sido una provocación. Es como quitar la respiración a una persona. Nosotros somos una sociedad sacerdotal cuyo objetivo es formar sacerdotes. Y, por lo tanto, impedir el acto último de de formación, que es la ordenación, es como impedir a alguien respirar. Por otra parte, ha estado siempre previsto y hemos sabido siempre que, levantando la excomunión, se ha formado una situación nueva que es mejor que la precedente pero no perfecta. Para nosotros es normal seguir adelante con nuestras actividades y, por lo tanto, también con las ordenaciones.
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L’Osservatore Romano ha hablado de Calvino, Michael Jackson, Harry Potter, Oscar Wilde. ¿Qué piensa de esto?
Me pregunto: ¿es verdaderamente el rol de L’Osservatore Romano ocuparse de estas cosas? Ésta es una primera pregunta. Y la segunda pregunta es: lo que dicen sobre estas personas, ¿es realmente lo correcto? Tengo una mirada más bien crítica sobre estas presentaciones.
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¿Piensa que, con este Papa, se podrá llegar finalmente a una conclusión en la larga cuestión de los lefebvristas?
Creo que hay ciertamente una buena esperanza. Pienso que debemos rezar mucho, son cuestiones muy delicadas. Son 40 años que estamos en estas condiciones y no por cuestiones personales sino verdaderamente por cosas serias que afectan la fe y el futuro de la Iglesia. Vemos ciertamente en el Papa una voluntad auténtica de ir hasta el fondo del problema y esto lo acogemos con satisfacción. Rezamos y esperamos que, con la gracia del buen Dios, llegaremos a algo bueno para la Iglesia y para nosotros.
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¿Qué piensa de Benedicto XVI?
Es una persona íntegra, que toma muy seriamente la situación y la vida de la Iglesia.
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Fuente: Papa Ratzinger Blog
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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