lunes, 3 de agosto de 2009

Carta abierta a Monseñor Fellay

Hace algunos días, el sacerdote barnabita Giovanni Scalese publicaba en su blog una "Carta abierta a Monseñor Fellay" que, por su interés, se difundió rápidamente en sitios católicos italianos y posteriormente fue traducida y difundida en francés y portugués. El Padre Scalese afirmó luego que tiene motivos fundados para pensar que llegó a destino. A continuación, ofrecemos nuestra traducción al español de esta interesante carta al Superior de la FSSPX.

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Excelencia Reverendísima,


No sé si esta “carta abierta” llegará alguna vez a Sus manos. Yo la confío a los ángeles para que se la entreguen personalmente. Ya otra vez escribí un artículo teniendo en mente vuestra Fraternidad; lo publiqué sobre este blog (fue mi primer post) y milagrosamente llegó a destino: fue retomado por vuestros sitios y definido “muy interesante”.


Esta vez me dirijo a Usted porque sé que están en curso los preparativos de los diálogos doctrinales con la Santa Sede, pedidos por ustedes desde hace largo tiempo y finalmente, con el levantamiento de las excomuniones, concedidos por el Papa Benedicto XVI. Por lo que sé, Usted ya ha estado en Roma para tomar los primeros contactos con la Congregación para la Doctrina de la Fe.


Personalmente, siempre he sido del parecer de que no hay necesidad de “diálogos” para la readmisión en la comunión de la Iglesia Católica. Lo único necesario, según mi parecer, debería ser la profesión de fe prevista por los sagrados cánones. Una vez que compartimos la misma fe, deberíamos estar en plena comunión. Sobre el resto, que no está incluido en esta profesión de fe, considero que es siempre posible discutir libremente pero estando el interior, no en el exterior de la Iglesia. La aceptación de un Concilio, que se ha autodefinido “pastoral”, no debería ser, según mi opinión, una condición para la readmisión en la comunión eclesiástica. Estoy de acuerdo en que es más urgente que nunca una reflexión sobre el valor y la interpretación del Vaticano II, pero no me parece que esto deba ser objeto de una tratativa entre la Santa Sede y la Fraternidad de San Pío X; me parece, más bien, un problema que concierne a toda la Iglesia. Es por este motivo que he propuesto varias veces en este blog que el próximo Sínodo de los Obispos esté dedicado a la interpretación del Concilio.


Sin embargo, según parece, sea de parte de vuestra, sea de parte de la Sede Apostólica, una aclaración sobre el Vaticano II es considerada como una condición previa a cualquier otro tipo de acuerdo. De aquí, la necesidad de “diálogos doctrinales”. Así que, visto que tales diálogos doctrinales existirán, permítame darle algún consejo. No porque pretenda saber más que Usted sino sólo para expresarle, en espíritu de caridad fraterna, lo que siento en este delicado momento.


En primer lugar, cuando venga a Roma para discutir con la CDF, no venga como quien deniega o, peor, rechaza el Concilio. Esto significaría el fracaso inmediato de cualquier diálogo. Venga, más bien, como alguien que acepta el Vaticano II por aquello que ha querido ser y efectivamente ha sido, es decir, un concilio pastoral. Diga también al Card. Levada que la única cosa que ustedes rechazan – y sobre esto, estamos todos de acuerdo – es la absolutización y la ideologización del Concilio, no el Concilio en cuanto tal. Dígale también que ustedes encuentran en los documentos del Vaticano II algunos textos ambiguos. También sobre esto, el Card. Levada debería estar de acuerdo con Usted. El mismo Pablo VI encontró ambiguo el tratamiento de la colegialidad episcopal realizado por la Lumen Gentium, tal es así que sintió la necesidad de adjuntar a esta constitución una “Nota praevia”. Añada que, habiendo ambigüedades en los textos conciliares, se hace necesaria una obra de interpretación. Pero, por favor, no se presente con la pretensión de ser Usted o su Fraternidad los intérpretes autorizados del Concilio. Pida, más bien, que sea la Sede Apostólica quien dé una interpretación auténtica a las partes más oscuras. Algo ya ha sido hecho (la llamada “Nota praevia”; la explicación del significado de la expresión “subsistit in”), pero aún queda mucho por hacer. El criterio general de tal interpretación ya ha sido indicado por Benedicto XVI en el discurso a la Curia Romana del 22 de diciembre de 2005: la hermenéutica de la reforma en contraposición a la hermenéutica de la discontinuidad y de la ruptura. Y dígale que ustedes, sobre esto, no sólo están plenamente de acuerdo con el Santo Padre sino que también quieren ponerse a su completa disposición para ayudarlo en esta obra de relectura del Concilio en el surco de la ininterrumpida Tradición de la Iglesia.


Excelencia Reverendísima, estoy seguro de que sobre cuánto he escrito hasta ahora, Usted se encuentra de acuerdo en gran parte. Me parece percibirlo por el tono de sus últimas intervenciones, mucho más conciliadoras y posibilistas que hace un tiempo. Pero sé también que debe hacer frente, en el interior de la Fraternidad, a posiciones más maximalistas que le advierten sobre ser demasiado conciliador en las relaciones con la Santa Sede. En mi humilde opinión, debería hacer entender a estos hermanos suyos que no puede ganarse nada, en este momento, permaneciendo en posiciones intransigentes. El Santo Padre ya ha dado muchos pasos hacia ustedes; ahora son ustedes quienes deben dar algunos pasos hacia él.


Esto no significa ceder en los principios; porque, si realmente les preocupa la suerte de la Iglesia, no hay nada mejor, para hacer valer aquellos principios, que la Iglesia misma. Permaneciendo afuera, ustedes dejarían a la Iglesia en manos de aquellas fuerzas destructivas que, poco a poco, la están llevando a la ruina. Mientras ustedes rechacen el Concilio, estas fuerzas tendrán una excusa para decir: “¿Ven? Ellos están fuera de la Iglesia, porque rechazan el Concilio; nosotros somos la verdadera Iglesia porque aceptamos, defendemos y realizamos el Concilio”. Si también ustedes aceptan el Concilio, aquellos quedarán desconcertados; y, en ese punto, se revelará quién es verdaderamente católico y quién no lo es; quién interpreta el Concilio a la luz de la Tradición y quién lo interpreta ideológicamente, apelando a su supuesto “espíritu”.


Esto no significa tampoco traicionar la herencia del Arzobispo Lefebvre. Usted sabe mejor que yo que vuestro Fundador participó en el Concilio, dando una notable contribución a las discusiones y a la elaboración de sus documentos, los cuales aprobó y firmó en su totalidad. ¿Por qué? ¿No se daba cuenta de la ambigüedad en ellos contenida? Evidentemente esperaba que se pudiese dar una interpretación ortodoxa. Fue sólo cuando vio que la interpretación y la aplicación del Concilio se habían convertido en monopolio de los modernistas cuando endureció sus posiciones. Estoy convencido de que, si hubiese visto que había espacio en la Iglesia para continuar sus batallas desde el interior, no habría llegado nunca a una ruptura con la Sede Apostólica. Ahora que este espacio existe, y es el mismo Sumo Pontífice quien lo ofrece, me parecería absurdo no aprovechar esta ocasión irrepetible. Se trata de elegir entre permanecer en el seno de la Iglesia y desarrollar allí un rol, ciertamente difícil pero precioso para la salvaguardia de la Tradición y la revitalización de la Iglesia misma, o preferir permanecer al margen o incluso fuera de la Iglesia, con el riesgo de transformarse en el sarmiento separado de la vid, destinado a secarse.


Excelencia, discúlpeme si me he permitido intervenir sobre estas delicadas cuestiones. Le puedo asegurar que, de mi parte, no hay ninguna pretensión ni ningún interés, sino sólo el deseo de ver el restablecimiento de la plena comunión en la Iglesia. La Iglesia tiene necesidad de ustedes y ustedes tienen necesidad de la Iglesia.


Aprovecho la ocasión para confirmarme, con sentimientos de distinguido respeto, de Vuestra Excelencia Reverendísima devotísimo,


Giovanni Scalese, CRSP

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Fuente: Senza peli sulla lingua


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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12 Comentarios:

Raul ha dicho

EXCELENTE CARTA ABIERTA:OJALA QUE LA TRADICION DE LA IGLESIA VUELVA A ENDEREZAR INFINIDAD DE ExCESOS Y ABUSOS QUE ESTAMOS VIENDO POR DOQUIER.EN UNA REUNION DE SACERDOTES PUEDE IMAGINARSE AL ENCARGADO PROVINCIAL DE LITURGIA NEGANDO LAS INDULGENCIAS,EL PURGATORIO,ETC. PUES SI Y NO EN LOS SALVAJES 70´S SINO EN ESTE 2009.

Anónimo ha dicho

Veo que la carta coincide bastante con un excelente análisis que el Dr. Mateo ha hecho en su blog en www.infocatolica.com

Jaume C. (Barcelona)

Maricruz ha dicho

Espero que el Monseñor Fellay sepa que hasta en América estamos todos atentos de un gesto conciliador más de parte de nuestros hermnanos de la FSSPX.
Dios primero estén pronto en franco diálogo con la Santa Sede y nos aporten lo necesario para echar luz sobre los temas que nos preocupan.

Anónimo ha dicho

“Mira que vengo presto
Mantén lo que tienes
Que nadie se robe tu corona"

“Vengo pronto”, la palabra que abre y cierra el Apokalypsis. “Mantén lo que tienes”, otra vez la consigna del tradicionalismo, de la Iglesia anterior. No es tiempo ya de progreso, cambio o evolución. El actual Concilio Vaticano* no cambia nada, esas grandes mutaciones que esperaban los fantasiosos y noveleros: ¡se entretiene con pequeñeces de liturgia! Lo único grande que se propone es la renovación de la vida cristiana conforme a la ley del Evangelio y la unión de las Iglesias que Dios quiera sea conseguida.

*Diciembre de 1962.

P. L. Castellani – Apokalypsis según San Juan, p. 66.

No se si Castellani llegó a ver los frutos del Concilio, pero si el pensó que el mismo no cambiaba nada, le doy todo el crédito, y me sumo al pedido a la F. S P X para que lo acepte y luego de testimonio de su verdadera interpretación desde dentro de la Iglesia.

P.L.

Anónimo ha dicho

Es muy importante comprender que quienes hemos estado en sintonía con la obra que viene realizando en favor de la Tradición Católica, la FSSPX, jamás la hemos entendido como sustitutiva del magisterio del papa ni de los obispos, sino todo lo contrario: estos debates tienen por objeto precisamente que este magisterio se pronuncie y ponga fin a la disyuntiva que impuso en los hechos el Concilio de tener que escoger entre novedad o Tradición.
Lo dice el mismo padre Calderón en su libro "La Lámpara bajo el Celemín", los teológos pueden estar discutiendo eternamente estos problemas hasta que no sean sanjados por una definición magisterial que fuerce nuestro asentimiento. El problema ahora se suscita porque la autoridad, con su concepto liberal de autoridad (noción distorcionada del sensus fidei) se niega a ejercer un auténtico magisterio.

Anónimo ha dicho

Me parece estúpido que un cura modernista, de la iglesia nueva; dé directrices a Mons Fellay.

Anónimo ha dicho

Entiendo que quien escribe la carta le pide a Monseñor Fellay que ejercite la virtud de la prudencia para saber cuales son los aspectos prácticos en los que se puede ceder o hacer vista gorda, pero no le está pidiendo que ceda en lo sustancial.

Gracias

Augusto

Zumalacárregui ha dicho

Y a mí me parece por lo menos descortés que el "anónimo" del 4 de agosto -17.08, le parezca "estúpido" el artículo que al dueño del blog le pareció "interesante" y que tan cordial y generosamente ha puesto a nuestra disposición tomándose además además el trabajo de realizar su tradución. La Tradición conlleva también una buena educación.

Anónimo ha dicho

Al anónimo maleducado: Ojo con el fariseismo, compadre, no sea cosa que Ud. mantenga incorruptos los preceptos de la ley, pero se le esté secando lo esencial.

PL

Zumalacárregui ha dicho

Dije que la Tradición "conlleva también una buena educación", en el sentido que la implica o que la supone; no que le es esencial. Y del fariseísmo -que no sé a cuento de qué lo trae-, trato de cuidarme, con la ayuda de Dios -claro está-, que nadie está exento de éso, y con la lectura asidua de su amigo Castellani a quien, parece, ud. mismo citó antes.
Un saludo.

Zumalacárregui ha dicho

Acabo de advertir mi confusión en el comentario de 19.03, puesto que creí que el de las 13.54 importaba una respuesta a mi anterior mensaje. Pido disculpas y que no se tenga en cuenta su contenido.

Bruno Luís Santana ha dicho

Me parece muy estraño un cura de la Iglesia Nueva a dar directrices a mons. Fellay. Pero ese cura me parece sensato e perto de La Tradición...