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Cuando el Papa celebre, el próximo 18 de febrero, el cuarto consistorio de de su Pontificado para la creación de nuevos cardenales, lo hará con un nuevo rito revisado y modificado por la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas, que preside Mons. Guido Marini, y aprobado por él mismo. Este rito, junto a otros propios de la liturgia pontificia, fue modificado poco tiempo después de la clausura del Vaticano II, si bien el rito hasta ahora en vigor había sido preparado por Mons. Piero Marini, predecesor del actual Maestro de las celebraciones litúrgicas, y aprobado por el Beato Juan Pablo II. Presentamos un artículo de L’Osservatore Romano donde se explica este nuevo ritual.
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El rito en vigor hasta ahora para la creación de nuevos cardenales es revisado y simplificado, con la aprobación del Santo Padre Benedicto XVI: en sustancia se unifican los tres momentos de la imposición del birrete, de la entrega del anillo cardenalicio y de la asignación del título o de la diaconía; cambian las oraciones colecta y conclusiva; y asume una forma más breve la proclamación de la Palabra de Dios.
Cabe señalar – como explica la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice – que la reforma litúrgica puesta en marcha por el concilio Vaticano II ha concernido también a los ritos consistoriales de imposición del birrete y de asignación del título a los nuevos purpurados, y que el texto renovado de la celebración, publicado en “Notitiae” 5, 1969, pp. 289.291, ha sido usado por primera vez por Pablo VI en 1969.
El criterio principal que guió la redacción del nuevo ritual fue la inserción en un ámbito litúrgico de lo que, de por sí, no formaba parte de él en sentido propio: la creación de nuevos cardenales debía ser colocada en un contexto de oración, evitando sin embargo al mismo tiempo todo elemento que pudiera dar una idea de un “sacramento del cardenalato”. El consistorio, de hecho, históricamente no ha sido considerado nunca un rito litúrgico sino más bien una reunión del Papa con los cardenales en relación al gobierno de la Iglesia y, por lo tanto, expresión del munus regendi, no del munus sanctificandi.
Teniendo presentes tales aspectos de la historia pasada y reciente, en una línea de continuidad con la forma actual del consistorio y de sus elementos principales, se ha revisado y simplificado la praxis vigente. En primer lugar, son retomadas del rito de 1969 la oración colecta y la oración conclusiva dado que son muy ricas en el contenido y provienen de la gran tradición eucológica romana. Las dos oraciones, de hecho, hablan explícitamente de los poderes confiados por el Señor a la Iglesia, en particular el de Pedro: el Pontífice ora también de modo directo por sí mismo, para realizar bien su oficio.
En la oración colecta, que viene del Veronense, el así llamado Sacramentarium Leonianum, una de las fuentes más antiguas de la eucología romana – se trata de la colecta para el aniversario de la ordenación episcopal del Obispo de Roma (Mense Septembris, in natale episcoporum, v alia missa. nn. 989 e 993; Corpus Orationum, n. 2301) — el Santo Padre dice: “Oremus. Domine Deus, Pater gloriae fons honorum, qui licet Ecclesiam tuam toto orbe diffusam largitate munerum ditare non desinis, sedem tamen beati Apostoli tui Petri tanto propensius intueris, quanto sublimius esse voluisti: da mihi famulo tuo providentiae tuae dispositionibus exhibere congruenter officium; certus te universis Ecclesiis collaturum quidquid illi praestiteris, quam cuncta respiciunt. Per Dominum nostrum Iesum Christum, Filium tuum, qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia sæcula sæculorum».
En la oración conclusiva, también elegida en 1969 del Veronense – en este caso se trata , sin embargo, de otra colecta para el aniversario de la ordenación episcopal del Obispo de Roma (Mense septembris, in natale episcoporum, v alia missa, «alia collecta», nn. 992; Corpus Orationum, n. 1198) — el Papa reza así: “Deus cuius universae viae misericordia est semper et veritas, operis tui dona prosequere; et quod possibilitas non habet fragilitatis humanae, tuis beneficiis miseratus impende; ut hi famuli tui, Ecclesiae tuae iugiter servientes et fidei integritate fundati, et mentis luceant puritate conspicui. Per Christum Dominum nostrum”.
También la proclamación de la Palabra de Dios asume de nuevo la forma más breve, propia del rito de 1969, solamente con la perícopa evangélica (Marcos 10, 35-42), que es la misma en los dos rituales.
Finalmente, se integra la entrega del anillo cardenalicio en el mismo rito, mientras que antes de la reforma de 1969 la imposición del capelo rojo tenía lugar en el consistorio público, seguido por el secreto, en el cual se llevaban a cabo también la entrega del anillo y la asignación de la iglesia titular o de la diaconía. Hoy, de hecho, esta distinción entre consistorio público y secreto ya no es observada y en consecuencia parece más coherente incluir los tres momentos significativos de la creación de los nuevos cardenales en el mismo rito.
Se conserva, en cambio, la concelebración del Papa con los nuevos cardenales en la Misa del día siguiente, que se abre con las palabras de homenaje y de gratitud que el primero de los purpurados dirige al Pontífice en nombre de todos los otros.
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Fuente: L’Osservatore Romano
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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2 Comentarios:
Les doy mi traducción de las dos oraciones.
Oración colecta:
Oremos. Señor Dios, Padre de la gloria y fuente de los honores, que aunque no dejas de enriquecer con abundancia de dones a tu Iglesia extendida por todo el orbe, miras con predilección la sede de tu bienventurado Apóstol Pedro por cuanto has querido exaltarla sobre las demás, concédeme a mí tu siervo que obedezca fiel y dócilmente las disposiciones de tu Providencia, con la certeza de que de Tí procederá cualquier don que concedieres a las iglesias, de entre los que a cada una más convenga. Por Nuestro Señor Jesucristo...
Oración conclusiva:
Oh Dios, de quien siempre es propia la misericordia en todas sus formas y la verdad, concédenos secundar tus obras, y compadecido de la fragilidad humana, alcanza con tu ayuda lo que nosotros no podemos, para que estos siervos tuyos, sirviendo sin descanso a tu Iglesia, resplandezcan por la integridad de la Fe en que se fundan y por la pureza de intención que les mueve. Por Nuestro Señor Jesucristo...
Les doy mi traducción de las dos oraciones.
Oración colecta:
Señor Dios, Padre de la gloria y fuente de los honores, que, aunque no dejas de enriquecer con abundantes dones a tu Iglesia extendida por todo el orbe de la tierra, miras con predilección la Sede de tu Bienaventurado Apóstol Pedro por cuanto has querido exaltarla sobre las demás, concédeme a mí tu siervo obedecer fiel y dócilmente las disposiciones de tu Providencia, con la certeza de que de Tí provendrá cualquier don que concedieres a todas las iglesias, de los que más convengan a cada una. Por Nuestro Señor Jesucisto...
Oración conclusiva:
Oh Dios, de quien siempre es propia la misericordia en todas sus formas y la verdad, concédenos los dones de tu ayuda y, compadecido de la flaqueza humana, suple lo que nosotros no alcanzamos para que estos siervos tuyos, sirviendo sin descanso a la Iglesia, resplandezcan por la integridad de la Fe que les sostiene y por la pureza de intención que les mueve. Por Nuestro Señor Jesucisto...
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