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Cuando aún faltan nueve meses para la solemne inauguración del Año de la Fe, convocado por Benedicto XVI y que se llevará a cabo desde el 11 de octubre del 2012 al 24 de noviembre del 2013, la Congregación para la Doctrina de la Fe, por mandato y con la aprobación del mismo Papa, ha publicado hoy una importante Nota con indicaciones pastorales para el Año de la Fe, cuya lectura recomendamos.
Esta iniciativa del Papa Benedicto XVI puede considerarse, ciertamente, como una de las más importantes de su luminoso Pontificado y prueba de ello es, precisamente, que las grandes cuestiones que él ha tratado de fortalecer en la Iglesia desde su elevación a la Sede de Pedro se encuentran integradas en este Año de la Fe: la necesidad de descubrir la belleza de la fe como encuentro con Cristo, la importancia de exponer la fe en toda su pureza e integridad, la correcta hermenéutica del Concilio Vaticano II entendido a la luz de la Tradición eclesial y no en ruptura con ella, la importancia de la Liturgia celebrada dignamente como expresión de la fe, la urgencia del compromiso por la unidad de todos los que creen en Cristo, etc. Todo parece señalar que, tal como afirmamos en el título, el Santo Padre pone todas sus fuerzas en el próximo Año de la Fe.
Lo que ofrecemos ahora es una entrevista al Padre Hermann Geisler, responsable de la oficina doctrinal del dicasterio, en la cual el sacerdote habla de la importancia de esta Nota, de las propuestas más importantes que en ella se contienen, de los graves peligros que amenazan hoy a la Iglesia y de la clarividencia del Pontífice al convocar este Año de la Fe.
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Padre Geisler, ¿cuál es objetivo de ofrecer, por parte de su dicasterio, indicaciones pastorales para el Año de la Fe?
Como se sabe, la Congregación para la Doctrina de la Fe es competente no sólo para corregir los errores sino también, y en primer lugar, para promover la doctrina de la verdad. Me parece que esta Nota, con sugerencias pastorales, entra perfectamente en esta tarea promocional, que es también específica de la misma Congregación; me parece también que entra perfectamente en el programa del Papa que, desde el comienzo de su Pontificado, ha buscado renovar la fe partiendo de Cristo: solamente recuerdo sus palabras recientes a la Curia Romana, cuando dijo que “si la fe no adquiere nueva vitalidad, con una convicción profunda y una fuerza real gracias al encuentro con Jesucristo, todas las demás reformas serán ineficaces”. La reforma realmente necesaria, hoy, en la Iglesia es, por lo tanto, la renovación de la fe. Diría que el objetivo de esta Nota es triple. El primero es ayudar a los fieles a redescubrir el núcleo de la fe, el fundamento de la fe, que es el encuentro personal con Cristo, el encuentro personal con el Señor, que nos ama, nos sostiene, nos perdona, nos anima y nos muestra un gran futuro. Partiendo de esto, pienso que hay un segundo objetivo de la Nota – que también es muy importante – que es ayudar a todos a redescubrir el significado y los documentos del Vaticano II. Muchos hablan del Vaticano II pero cuando luego se profundiza un poco más uno se da cuenta que pocos conocen realmente los textos de este gran y último Concilio. Por lo tanto, pienso que es realmente muy importante redescubrir el tesoro de todo esto. Menciono también el tercer objetivo, que es el de redescubrir la fe en toda su belleza y en su integridad. Para esto creo, obviamente, que el Catecismo de la Iglesia Católica puede ayudarnos mucho porque es importante hoy comprender también la Doctrina de la Fe. El Año de la Fe quiere ayudarnos precisamente en esto.
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¿Qué propuestas pastorales ofrece la Nota?
La Nota ofrece muchas propuestas: son cuarenta y son propuestas a nivel de Iglesia universal, a nivel de Conferencias episcopales, a nivel de las diócesis, de las parroquias, comunidades, asociaciones y movimientos. En lo que concierne a las propuestas de la Iglesia universal estarán obviamente caracterizadas por muchos eventos que contarán con la participación del Santo Padre: la apertura del Año de la Fe, por ejemplo, será una solemne celebración en recuerdo del 50º aniversario de apertura del Vaticano II; recuerdo luego el Sínodo dedicado a la nueva evangelización, al comienzo de este Año de la Fe, que representará un momento muy importante; recuerdo también los simposios y congresos que se realizarán aquí en Roma a nivel internacional, precisamente para redescubrir el significado del Vaticano II. Siempre a nivel de Iglesia universal están previstas también celebraciones ecuménicas para promover la unidad de los fieles: un punto fuerte del Concilio. Habrá una solemne celebración con todos los cristianos para reafirmar la fe común en Cristo.
Luego, a nivel de Conferencias episcopales, recuerdo sólo una propuesta, que es la de empeñarse nuevamente en la catequesis, porque la catequesis es muy importante para la Iglesia: sabemos, de hecho, que la catequesis está viviendo un momento de crisis en muchas partes de la Iglesia y respecto a esto la Nota anima a los obispos a rehacer los subsidios, que no están en parte aún en conformidad con el Catecismo de la Iglesia católica. Creo que es muy importante que los textos de la catequesis estén realmente bien hechos para ser realmente de ayuda para los fieles. En lo que respecta a las propuestas a nivel diocesano, está la propuesta de que cada obispo haga una Carta pastoral sobre la fe; está también la propuesta de ofrecer catequesis para los jóvenes en las catedrales y en las grandes iglesias o para aquellas personas que están buscando la fe o el sentido de la vida; está la propuesta de un renovado diálogo entre fe y razón, que parece muy importante en nuestros días en los que muchos piensan que entre fe y razón no puede haber sintonía. El Papa, en cambio, dice que sí, más aún, que hay también una amistad. Con este fin se ha pedido a las Universidades católicas que se comprometan en la promoción de simposios, jornadas de estudio, etc.
Luego, en lo concerniente a las parroquias, hago presente que la propuesta central es muy sencilla, pero de todos modos central, y es la celebración de la Eucaristía: que sea bien hecha, porque la Eucaristía es el Misterio de la Fe y en la Eucaristía Jesús mismo renueva la fe en nosotros, nos anima, nos sostiene, nos fortifica. Partiendo de la Eucaristía deben nacer luego todas las otras propuestas a nivel parroquial: renovación de la catequesis, distribución del Catecismo, colaboración con los movimientos, con las asociaciones. Aquí se requiere también un nuevo acuerdo, una nueva sinergia, una nueva colaboración de todas las fuerzas de la Iglesia.
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A nivel pastoral, ¿cómo serán recordados los dos eventos conmemorativos que caracterizan el Año de la Fe y que usted ya ha citado: el 50º aniversario del Concilio Vaticano II y el 20º aniversario del Catecismo de la Iglesia católica?
Diría que hay obviamente una celebración solemne de apertura del Año de la Fe y que será un momento conmemorativo también de la apertura del Concilio Vaticano II, cincuenta años atrás, y habrá luego una solemne celebración conclusiva no sólo en Roma – porque se propone hacerlo en todas las diócesis del mundo – en la cual reafirmar la fe de la Iglesia, reafirmar la alegría de la fe de la Iglesia. Sin embargo, el acento de la Nota no está en las celebraciones; el acento está sobre todo en la formación: lo que me parece hoy importante es realizar una gran obra de formación en toda la Iglesia. Ya hice referencia a cuán necesario es redescubrir realmente el significado y los textos del Vaticano II, precisamente porque este Concilio ha querido, partiendo precisamente de Cristo, renovar toda la Iglesia, profundizando así su naturaleza y su relación con el mundo contemporáneo. Me parece que aquí hay graves lagunas, porque muchos – como ya dije – no conocen los textos; muchos no han comprendo bien el Vaticano II. El Vaticano II ha querido abrir las ventanas para que el Espíritu del Señor pudiese penetrar el mundo: pero, en realidad, en muchas partes por desgracia es el espíritu del mundo el que ha entrado en la Iglesia. Debemos, por lo tanto, volver a los textos del Concilio para redescubrir de nuevo las grandes intenciones y el verdadero significado de estos textos. Me parece que el Catecismo de la Iglesia católica, que es otro gran movimiento que será conmemorado, es de gran ayuda: el Catecismo presenta la doctrina del Concilio dentro de toda la tradición, de toda la doctrina de la Iglesia, de la fe, de los sacramentos, de la moral, de la oración y representa realmente una gran obra de síntesis que nos presente la sinfonía de la fe, la belleza de la fe, la integridad de la fe. Me parece, por lo tanto, que es de gran ayuda y espero que los fieles y todos aquellos que tienen un rol en la Iglesia utilicen mucho este instrumento para redescubrir el tesoro de la fe.
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Entre las sugerencias particulares a nivel de las diócesis, la nota propone “celebraciones penitenciales para pedir perdón a Dios especialmente por los pecados contra la fe”. ¿Puede profundizar el significado que se quiere dar a estas celebraciones y el valor de estas iniciativas en el contexto del Año de la Fe?
Sí, ya he dicho que la fe es un don precioso. El Evangelio habla en una ocasión de la “perla preciosa” y si la fe es realmente un gran don, debemos valorar este don, debemos acogerlo, debemos nutrirlo, debemos difundirlo, dar testimonio y me parece que, si somos sinceros, debemos decir que en la gran Iglesia hay grandes lagunas. Hay fieles que, de hecho, no conocen la fe, que no practican la fe, que no se interesan por formarse en la fe. Por no hablar del testimonio, que no existe: cuando el corazón no está encendido, la fe no puede ser transmitida. Debemos admitir que existen estas grandes lagunas y me permito también decir que hay catequistas y sacerdotes que no presentan la fe en su integridad, en su belleza y que, en parte, siembran también dudas e inseguridades. Estas son cosas graves. Hay sectores de la Iglesia en los que el acento ha sido puesto demasiado en la dimensión social, humanitaria, que es importante, pero a veces la fe ha sido puesta en segunda fila. Pienso que esto es un problema y debemos admitir que también dentro de la Iglesia nos hemos equivocado. En mi opinión, debemos comprender de nuevo que los pecados contra la fe son muy graves, son muy nocivos para la Iglesia. Jesús mismo nos dice: “si la sal pierde su sabor, ¿de qué sirve?”. Me parece una pregunta muy seria. Jesús dijo en otra ocasión: “Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?”. Debemos plantearnos estas preguntas y debemos pedir humildemente perdón a Dios por los pecados contra la fe que hemos cometido.
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¿La Nota se sirve de la contribución de otros Dicasterios de la Santa Sede?
Naturalmente. En Roma se trabaja siempre de modo colegial. La Nota ha sido preparada sustancialmente por el Comité para la preparación del Año de la Fe y este comité ha estado compuesto por cerca de 15 cardenales y obispos, en parte de grandes diócesis del mundo, en parte jefes de dicasterio aquí en Roma, los jefes de dicasterio más involucrados: sobre todo Educación Católica, Obispos, Clero, Evangelización, Nueva Evangelización, también Laicos… Por lo tanto, ya en la preparación de todo el Año de la Fe ha habido un trabajo colegial aquí en Roma – como, en mi opinión, debe ser - y luego, cuando el proyecto de la Nota fue elaborado, se transmitió a todos los Dicasterios involucrados, también a aquellos que no estaban representados en el Comité, como el Dicasterio para la Vida Consagrada, el Dicasterio para la Unidad de la Iglesia, para la Cultura, todos han contribuido en la preparación final de la Nota. Espero que este trabajo colegial, tan bien iniciado, pueda continuar y no sólo en Roma. Pienso que todos debemos reunirnos en torno al Papa: todos los obispos, los sacerdotes, los laicos, toda la Iglesia, para promover este Año de la Fe, para que se convierta realmente en un año de gracia.
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¿Cómo serán coordinadas las variadas iniciativas promovidas por los diversos Dicasterios de la Santa Sede para este Año de la Fe?
Es una pregunta importante porque se necesita coordinar bien las diversas iniciativas. Con este fin, en el Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización, ha sido instituida una Secretaría que tiene la tarea de coordinar todas las iniciativas promovidas aquí en Roma, las iniciativas mayores a nivel universal y, luego, también proponer iniciativas, sugerir nuevas iniciativas, porque las propuestas que la Nota ofrece son sólo a modo de ejemplo, puede haber muchas otras que el Espíritu Santo tal vez suscita en la cabeza y en el corazón de los fieles, de los pastores... Luego esta Secretaría preparará un sitio de internet que ofrecerá informaciones útiles para los fieles para estar realmente bien informados y actualizados sobre todas las iniciativas del Año de la Fe.
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Fuente: Radio Vaticana
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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