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El lunes pasado se ha llevado a cabo, en Washington, una imponente Marcha por la vida, precedida por una vigilia nocturna de más de 20.000 personas, realizada en el Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción. La vigilia comprendía dos Misas, confesiones, rezo del Rosario, plegaria nocturna según el rito bizantino y seis horas santas guiadas por seminaristas, finalmente las Laudes y la bendición.
El Cardenal Daniel Di Nardo, de Galveston-Houston, ha presidido la Misa de inicio de la Vigilia, diciendo entre otras cosas en su homilía: “Nos acercamos al 40º aniversario de la enmienda Roe vs. Wade (Nota del Traductor: ley de la Corte Suprema de los Estados Unidos que permite el aborto con algunas condiciones). Desde entonces, 53 millones de niños han perdido la vida; la vida de millones de hombres y mujeres nunca más será la misma a causa de sus trágicas elecciones. Nuestra declaración de amor por la vida debe ser clara. Mientras lloramos la pérdida de tantas preciosas vidas humanas, casi todas sin nombre pero bien conocidas por Dios, no podemos permitir que nuestra voluntad de orar y de realizar un cambio se sirva de una retórica de tal modo severa contra aquellos que nos son hostiles que les impida arrepentirse y convertirse. Sí, Dios, mediante su Hijo, llora por las vidas destruidas, pero al mismo tiempo su compasión y misericordia se abren al perdón de aquellos que han pecado gravemente. Cuánto más sus hijos pecadores se hunden en el mal, tanto más Él promete misericordia y llama a la conversión”.
“El viernes pasado una noticia muy inquietante nos ha llegado del «Health and Human Services» (Servicios Humanos y Sanitarios) y de la Administración Obama: fundamentalmente, ha reiterado que el mandato para la esterilización y la contracepción debe formar virtualmente parte de todos los proyectos sanitarios”, agregó. “Nunca antes en la historia de los Estados Unidos un gobierno federal había obligado a los ciudadanos a adquirir directamente lo que contraste con nuestras convicciones. Aquí está en juego la piedra angular de la libertad tutelada por la Constitución, que garantiza el respeto por la conciencia y la libertad religiosa”.
La Misa de clausura de la Vigilia ha sido celebrada por el Arzobispo de New York, Timothy Dolan (que será creado cardenal en el próximo Consistorio del 18 de febrero), el cual ha declarado en su homilía: “Desde un punto de vista humano, nos veríamos en la tentación de rendirnos cuando nuestro gobierno inserta el embarazo, la concepción y el parto en la materia de competencia del «Center for Disease Control» (Centro para el Control de las Enfermedades), cuando bloquear químicamente una concepción o abortar un niño en el seno materno sean considerados «derechos» que deben ser subvencionados también por quien los aborrece, cuando la voluntad de nutrir, hospedar y curar de todos aquellos que luchan por la supervivencia del mundo es contrastada e impedida si al mismo tiempo no ayudan a las mujeres a abortar a sus niños”.
Ha continuado el Arzobispo: “Estamos frente a la tentación del «pecado contra el Espíritu Santo», que conduce a la ruina. ¡No nosotros! ¡No por miles de personas que han estado en vigilia toda la noche en oración en este templo, que es la casa de la mujer embarazada!; ¡no por cientos de miles de hombres y mujeres que marcharán hoy con las palabras «We shall overcome», nosotros venceremos!; ¡no por aquellos entre nosotros que en su corazón dicen «Dios sea alabado» al ver a muchísimos jóvenes apasionados por la cultura de la vida!. Y pensar, aquellos aquí que son más viejos lo recuerdan, que 39 años atrás personas sofisticadas nos decían que el «movimento por la vida» era sólo una moda pasajera que pronto sería conducido a las orillas de “un nuevo mundo valiente”, agregó. “Hoy nosotros, veteranos, sonreímos al constatar que la batalla por la vida se ha convertido en el primero y principal de los movimientos por los derechos civiles, la causa más crucial y más sensible en circulación, aún teniendo en contra todos los editoriales de los periódicos y los escépticos de moda”.
“Sí, como el joven David, nos ha dicho la Palabra de Dios, también el movimiento por la vida es despreciado por el Goliat del movimiento pro-aborto, que se presenta con la piel brillante de aceite, de tatuajes, con personas ricas y famosas… ¿Pero acaso ha vencido el gigante Goliat? El pequeño David, confiado, inteligente, fiel, seguro de sí, enérgico, ¡él ha vencido!”.
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Fuente: Diócesis de Porto – Santa Rufina
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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