viernes, 28 de agosto de 2009

Una comunidad que crece

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Capilla Hermanas Dominicas de María

Capilla de las Hermanas Dominicas de María

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Las Hermanas Dominicas de María Madre de la Eucaristía son una comunidad religiosa que, por medio de la profesión de votos de castidad, pobreza y obediencia, junto con un énfasis contemplativo en la adoración eucarística y la devoción a María, existe “para la salvación de las almas y la edificación de la Iglesia en el mundo”. Presentamos aquí la traducción de un texto que se hace eco del crecimiento que la comunidad ha venido experimentando desde su fundación en el año 1997.

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Si bien las Hermanas Dominicas de María Madre de la Eucaristía, en Ann Arborm están celebrando la terminación de la construcción de su Casa Madre, ya están cerca de un “lleno completo” con las 17 nuevas aspirantes que ingresan este fin de semana. La comunidad ha crecido de cuatro hermanas a 99 en menos de 13 años, y no muestra signos de hacerlo más lento.


La comunidad de hermanas, que tienen un promedio de 26 años de edad, fue fundada en 1997 por cuatro hermanas dominicas, respondiendo al llamado de Juan Pablo II a una nueva evangelización.


Aunque su apostolado principal es la educación cristiana, están abiertas a otras áreas de evangelización, un hecho puesto en evidencia por su nuevo programa catequético en EWTN llamado “La verdad en el corazón”, por los múltiples campamentos catequísticos de verano de los que son anfitrionas, y sus frecuentes pláticas sobre la vocación.


CNA habló recientemente con la directora de vocaciones de las hermanas, la Hna. Joseph Andrew Bogdanowicz, OP, quien adjudica el tremendo crecimiento de la comunidad a “la Bondad y Misericordia de Dios” que provee de “madres espirituales” para el mundo. También señaló el ejemplo de Juan Pablo II que “abrazó a todo el mundo” y dio testimonio de la verdad, de la alegría y del sufrimiento.


Acercarse a la comunidad


La maternidad espiritual es lo que atrajo a Regina Rispoli, de 23 años, a Ann Arbor, Michigan, desde su hogar en Florida. Describe a las hermanas no sólo como quienes cuidan de las necesidades físicas sino también del “bienestar espiritual” de los hijos de Dios.


Rispoli señala que las hermanas se esfuerzan por vivir su maternidad espiritual alimentándolos por medio de la oración y del amor.


“Como cualquier madre”, dice, “nos miran con un amor que, al mismo tiempo que es incondicional, espera mucho – ¡esperan de nosotros que, con la Ayuda de Dios, seamos santos!”.


Rispoli contó a CNA su experiencia de cómo llegó a saber que era llamada a ser una madre espiritual. Un día en que visitaba a las hermanas, Rispoli pasó por al lado de una estatua de la Santísima Madre con el Niño Jesús, y vio que bajo su manto había “niños de todas las razas, vestidos con prendas de todo el mundo”.


Cuando vio a Nuestra Señora, comprendió que la maternidad espiritual de las hermanas es “ser al mismo tiempo uno de los niños bajo el manto de María, con los brazos levantados hacia Jesús, y ofrecer también esa forma de hospitalidad a los ‘niños’ que Dios nos envía, cualquiera sea la edad que tengan”.


Fue entonces cuando Rispoli supo de su vocación. Como explica, “comprendí que estaba siendo invitada a esa forma de maternidad”.


Otra mujer que se unirá a las hermanas esta semana es Amanda Avar, de 21 años, quien conoció la comunidad en el 2005 cuando fue invitada a participar en una profesión de votos perpetuos. Ella recuerda que “tan pronto como vi a las hermanas, me parecieron radiantes y llenas de un gozo tal que creo que fue entonces cuando supe en mi corazón que algún día terminaría en esta comunidad”.


Avar señala que aunque no ha sido sencillo pasar de un estilo de vida tal y como lo ofrecen los medios, ella tenía el vivo deseo de “algo más que lo que el mundo tenía para ofrecer”.


“Estoy tan entusiasmada de que finalmente esté sucediendo. ¡Finalmente me estoy convirtiendo en una Hermana! Siento como si mi vivo deseo de estar con Dios y de servirle siempre como Su esposa finalmente está llegando a su meta, y estoy muy entusiasmada al respecto”, exclama.


La comunidad de las Hermanas Dominicas de María está formada por mujeres de 32 estados, e incluso de Canadá. La Hermana Joseph Andrew explica que las mujeres se acercan a la comunidad porque las hermanas son auténticas, fieles y alegres. Agrega que lo hacen también porque las hermanas comparten una visión común clara, ponen énfasis en la Eucaristía, y toman a María como ejemplo para su maternidad espiritual. Finalmente, dice la Hermana Joseph Andrew, las mujeres se acercan porque las hermanas “¡están encendidas en el amor a la Madre Iglesia y a todos sus hijos!”.


Asistir en el discernimiento


Para ayudar a conocer más sobre las hermanas, la directora de vocaciones explica que la comunidad ofrece tres retiros anuales de discernimiento de un día. La hermana explica que estos retiros – que atraen a más de 400 participantes de los Estados Unidos, Canadá, y también Australia y países de Europa del Este – enseñan cómo “abrirse ante Dios en una adoración eucarística que dura toda la noche, y luego cómo ‘desentrañar’ lo que Él ha estado tratando de decir”.


Quizá, supone la Hermana Joseph Andrew, “es necesario para las participantes el amor maternal de las Hermanas, en orden a confiar en Dios lo suficiente como para comenzar a escucharlo realmente”.


Cuando alguna mujer expresa su interés en la comunidad, la Hermana Joseph Andrew trabaja arduamente para mantenerse en contacto y asistirla durante el tiempo de discernimiento. “Camino junto a cada una, tanto con la oración como a través del correo electrónico”, explica, diciendo que ayuda a las jóvenes el saber que a ella le importan.


La Casa Madre


El 29 de agosto, al día siguiente de que 17 nuevas mujeres ingresen en la comunidad, las hermanas planean realizar un evento celebrando la terminación de la construcción de los últimos nuevos anexos de la Casa Madre.


La construcción, que comenzó en mayo pasado, llevó el número de celdas a 100 – explica la Hermana María Guadalupe Hallee, OP. “Si ingresan las 17 aspirantes, tendremos 99 hermanas – una vez más, estamos al tope”. “En realidad”, agrega, “apenas si podemos construir lo suficientemente rápido como para sostener el crecimiento de la comunidad”.


Para celebrar la terminación de la última fase de construcción, el Obispo de Lansing, Michigan, Mons. Earl A. Bovea, impartirá la bendición a la Casa Madre. Según la Hermana María Guadalupe, la celebración consistirá de la Liturgia de la Palabra, una homilía, las Letanías de los Santos, y luego la bendición del pueblo y del edificio. Después de la bendición, algunas hermanas dirán unas palabras, seguidas de visitas por las áreas de la Casa Madre abiertas al público.

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Fuente: Catholic News Agency


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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