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Del 20 al 24 de junio se realizará en Roma el Congreso internacional sobre la Adoración Eucarística, una iniciativa de Mons. Dominique Rey, obispo de Fréjus-Toulon, en el cual participarán, entre otros, los cardenales Cañizares, Burke, Ranjith, Piacenza, Turkson y Arinze. Presentamos nuestra traducción de una entrevista que Mons. Rey concedió a la edición italiana de Zenit.
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La Iglesia se está movilizando intensamente para preparar este Congreso internacional sobre la Adoración Eucarística. ¿Cuál es su importancia y cuáles son las expectativas para este congreso?
Este congreso se encuadra perfectamente en la obra llevada adelante por el Papa Benedicto XVI que, tras las huellas de Juan Pablo II, quiere promover una nueva toma de conciencia sobre la urgencia misionera a la que se enfrenta, hoy más que nunca, la Iglesia. El tema del congreso, “De la adoración a la evangelización”, subraya que este nuevo impulso misionero se debe enraizar en la vida eclesial y eucarística. La primera condición de la evangelización es la adoración. Por desgracia, algunas propuestas misioneras de hoy se presentan más como marketing o promoción comercial que como testimonio de fe. El riesgo es una distorsión del método de evangelización.
Es la primera vez que se lleva a cabo en Roma un encuentro sobre este tema. Y la participación de numerosos cardenales, obispos y testigos que obran en el campo como evangelizadores y adoradores, pone en evidencia el interés suscitado por el encuentro. Este congreso quiere dar un alma y una espiritualidad a esta nueva evangelización tan necesaria para la renovación de la Iglesia y para la irradiación del mensaje evangélico.
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¿Por qué es importante la adoración? ¿Quién está llamado, en su opinión, a la adoración?
La adoración eucarística constituye una prolongación de la celebración eucarística. El creyente acoge el ofrecimiento de Cristo que se da al Padre para la salvación de Cristo. Adorar al Santísimo Sacramento significa entrar en contemplación de Jesús Eucaristía. Significa aceptar, al mismo tiempo, como dirá el apóstol Pablo, ofrecer nuestra misma vida en sacrificio para participar en la salvación de Cristo.
La adoración es un gesto de reconocimiento, al contemplar hasta qué punto Cristo nos ama, haciéndose alimento, y es también un gesto personal en el que también nosotros podemos entrar, en Él y por Él, en esta obra de salvación.
Todo cristiano está llamado, en virtud de su consagración bautismal, a convertirse en adorador en espíritu y en verdad. Recuerdo la frase de la filósofa Simona Weil que solía decir después de su conversión: “Finalmente he descubierto alguien frente a quien ponerme de rodillas”. En el Apocalipsis descubrimos que la gloria celestial consistirá en el júbilo y en la adoración. Si comienzo a adorar hoy, me preparo parar entrar en la plenitud de mi condición filial cuando contemplaré el rostro de Dios. Todo hombre está hecho para adorar, es decir, para reconocer el señorío de Cristo y, en este gesto de donación de sí mismo, que implica la adoración, donarse total y definitivamente a Él.
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El congreso está organizado por los Misioneros de la Santísima Eucaristía, una nueva comunidad que usted fundó en su diócesis en el 2007. ¿Cuál es la misión de esta comunidad en la Iglesia actual?
Esta asociación de clérigos de derecho diocesano está llamada, bajo mi vigilancia, a desarrollar en la Iglesia la adoración eucarística en el corazón de la vida parroquial. Esta asociación organiza misiones eucarísticas en colaboración con las diócesis y los sacerdotes que recurren a sus servicios, no sólo para desarrollar una auténtica devoción eucarística sino también para hacer entrar a las comunidades cristianas en un espíritu misionero, en un nuevo impulso pastoral. Los parroquianos están llamados a acercarse, día y noche, a la adoración del Santísimo Sacramento expuesto. Para esto se necesita brindar una catequesis eucarística.
Los Misioneros del Santísimo Sacramento están presentes en los Estados Unidos y en Italia, si bien su sede central se encuentra en Sanary (Var, Francia). Van de parroquia en parroquia, difundiendo y promoviendo la enseñanza del Magisterio y de autores espirituales, sobre el valor de la adoración eucarística.
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¿A quién se dirige este congreso? ¿Qué quiere proponer en concreto?
El congreso está dirigido a todos aquellos que en la Iglesia son ya sensibles a la importancia de la adoración eucarística, pero más en general a todos los pastores, consagrados y laicos que deseen profundizar el sentido de la Eucaristía, en su dimensión litúrgica, de sacrificio, social, y en el vínculo entre adoración y celebración. Las jornadas estarán marcadas por las celebraciones eucarísticas, en la forma ordinaria y extraordinaria, así como por otras funciones litúrgicas. Habrá momentos de adoración al Santísimo Sacramento.
Las enseñanzas principales serán ofrecidas por la mañana. Están previstos también momentos de intercambio, en los que se afrontarán temas más concretos. El congreso concluirá con la procesión eucarística de la solemnidad del Corpus Domini, presidida por el Santo Padre Benedicto XVI.
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¿La adoración eucarística ha tenido un rol central en su vocación personal o en su ministerio de sacerdote y obispo?
He descubierto con mayor intensidad la adoración eucarística cuando era rector del santuario de Paray le Monial. Siendo miembro de la Comunidad Emanuel y estando junto al fundador, Pierre Goursat, que era un ferviente adorador del Santísimo Sacramento, experimenté hasta qué punto esta oración daba fuerza a mi vida espiritual y sacerdotal. Toda fecundidad cristiana es sacrificial. Encuentra su origen en el gesto que Cristo realiza en su Pascua y que la Eucaristía actualiza en cada celebración.
En la adoración eucarística fijamos nuestra mirada sobre este gesto infinito de amor que la Iglesia no deja de retomar en cada Misa. He podido constatar los muchos frutos espirituales y misioneros de la adoración eucarística en el contexto de las diversas responsabilidades ministeriales que he asumido. Por este motivo, he tomado la iniciativa de presentar al cardenal Antonio Cañizares Llovera, prefecto de la Congregación para el Culto divino, este proyecto y he pedido a los Misioneros de la Santísima Eucaristía que se ocupararan de la organización.
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Fuente: Zenit (edición en lengua italiana)
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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