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El importante escritor alemán Martin Mosebach ha concedido una entrevista a The European sobre el pontificado de Benedicto XVI, la reforma de la Liturgia y la Iglesia Católica. Polémico en algunas de sus afirmaciones, la entrevista es, sin embargo, sumamente interesante.
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Personalmente, ¿cómo valora los cinco años en que Benedicto XVI ha estado en el cargo?
Benedicto XVI ha elegido la misión más difícil. Quiere sanar las nefastas consecuencias de la revolución del `68 en la Iglesia de un modo no revolucionario. Este Papa no es precisamente un Papa dictador. Él invoca la fuerza del mejor argumento y espera que la naturaleza de la Iglesia sepa superar lo que es inadecuado para ella si se le proporciona una mínima forma de asistencia. Este plan es tan sutil que no puede ser presentado en declaraciones oficiales, ni entendido por una prensa vulgarizada de un modo casi increíble. Es un plan que mostrará sus efectos sólo en el futuro – probablemente sólo claramente después de la muerte del Papa. Pero ya ahora podemos reconocer la valentía con que el Papa define la reconciliación más allá de los límites angostos del derecho canónico (a través de la integración de la Iglesia patriótica en China, en relación a la Ortodoxia rusa y griega) o de la fusión original de la teología bíblica tradicional y la ilustrada, que nos saca del callejón sin salida de la crítica racionalista de la Biblia.
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¿Debemos prepararnos para casos de abusos en institutos católicos en otros países? En su opinión, ¿cómo debería reaccionar ante esto el Papa Benedicto?
La Iglesia, naturalmente, debe estar siempre preparada al hecho de que educadores individuales puedan abusar sexualmente de estudiantes en sus escuelas y en los colegios. Esta es la naturaleza de las cosas. Dondequiera que se instruyan niños, se han encontrado personas con inclinaciones pedófilas. Debemos preguntarnos, sin embargo, por qué precisamente en los años inmediatamente posteriores al Concilio Vaticano II se han verificado muchas veces crímenes sexuales cometidos por sacerdotes. No hay modo de evitar la amarga conclusión: el experimento del “aggiornamento”, la asimilación de la Iglesia al mundo secularizado, ha fracasado de un modo terrible. Después del Concilio Vaticano II, la mayor parte de los sacerdotes han abandonado su hábito talar, han dejado de celebrar la Misa diaria y de rezar el breviario diario. La teología post-conciliar ha hecho todo cuanto estaba en su poder para hacer olvidar la imagen tradicional del sacerdote. Todas las instituciones que habían ayudado al sacerdote en su vida solitaria y difícil fueron cuestionadas. ¿Deberíamos asombrarnos si muchos sacerdotes, en estos años, ya no han podido considerarse sacerdotes al modo tradicional? La disciplina del clero, que ha sido eliminada deliberadamente, había sido formulada en gran parte por el Concilio de Trento. En aquel tiempo la urgencia era también resistir a la corrupción del clero y despertar la conciencia de la santidad del sacerdocio. Es bueno que los líderes de la Iglesia pidan perdón a las víctimas de un abuso pero será todavía más importante que tomen las riendas de la disciplina, en el sentido del Concilio de Trento y de un retorno al sacerdocio de la Tradición católica.
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¿Cómo será la Iglesia Católica que Benedicto dejará un día detrás de sí?
Uno espera que este Papa pueda percibir por sí mismo las primeras manifestaciones de una sanación de la Iglesia. Pero este Papa es tan modesto y privado de vanidad que difícilmente verá tales señales como el resultado de las propias acciones. Yo creo que él quiere ahorrar a su sucesor ingratas pero necesarias fatigas, asumiéndolas él mismo. Esperamos que este sucesor utilice la gran oportunidad que Benedicto ha creado para él.
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La “reforma de la liturgia” ha modificado radicalmente la Iglesia Católica, ¿de qué modo?
Las intervenciones de Pablo VI en una liturgia de más de 1500 años son llamadas sólo “reforma de la liturgia”. En realidad, se trató de una revolución que no ha sido autorizada por la directiva del Concilio Vaticano II de revisar “delicadamente” los libros litúrgicos. La “reforma litúrgica” ha centrado sobre el hombre una celebración que había estado orientada, en los últimos dos mil años, a la adoración de Dios. De este modo, ha sido amenazado el sacerdocio y se ha oscurecido en gran parte la doctrina de la Iglesia sobre los sacramentos.
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Al final de los años ´60, hubo numerosas agitaciones: la revolución cultural en China, la Primavera de Praga en Checoslovaquia, las revueltas estudiantiles aquí en casa, la guerra de Vietnam - y el Concilio Vaticano II. ¿Podemos considerar todos estos trastornos en un mismo contexto?
En mi opinión, 1968 es un fenómeno que no ha sido aún suficientemente comprendido. Aquí, en Alemania, nos gusta ocuparnos, en este contexto, con recuerdos felices de comunas y de batallas sobre la correcta interpretación de Marx. En realidad, 1968 es un “año axial” de la historia, con los movimientos anti-tradicionalistas en todo el mundo que están sólo en apariencia completamente separados uno del otro. Estoy convencido de que, cuando se puedan ver con suficiente distancia, la revolución cultural china y la reforma litúrgica romana serán entendidas como conectadas cercanamente.
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El Papa Benedicto XVI participó en esta agitación como teólogo del Concilio. ¿Cómo experimenta hoy el compromiso del Papa para revivir elementos litúrgicos individuales de la Iglesia pre-conciliar?
Benedicto XVI ve como una de sus principales tareas el hacer más claramente visible la esencia de la Iglesia – para los católicos y luego también para los no católicos. El Papa sabe que la Iglesia está indisolublemente unida a su Tradición. La Iglesia y la revolución son contradicciones irreconciliables. Intenta intervenir donde la imagen de la Iglesia ha sido distorsionada por medio de un quiebre radical con el pasado. Ahora bien, la Iglesia, como su Fundador, tiene exactamente dos naturalezas: histórica y eterna. Ella no puede olvidar de donde ha venido y no puede olvidar a dónde va. Especialmente la Iglesia en Occidente tiene problemas con esto. Ya no tiene ni el sentido de su evolución orgánica histórica, ni el sentido de su vida en la eternidad.
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La reintroducción del antiguo rito permitió nuevamente la petición por la conversión de los judíos, como estaba en uso previo al Concilio. ¿Fue éste un paso correcto?
Cuando se permitió nuevamente la liturgia orgánica (que había sido suprimida, muy a menudo violentamente, bajo Pablo VI), también fue nuevamente admitida la petición por la conversión de los judíos en los libros litúrgicos oficiales de la Iglesia. Se remonta al cristianismo primitivo, y forma parte de las peticiones del Viernes Santo Esta antigua petición cristiana, basada en las palabras del Apóstol Pablo, contiene la frase de que Dios libere a los judíos de “su ceguera” y “quite el velo de sus corazones”. Estas expresiones parecían permitir, para el Papa, el equívoco del desprecio por los judíos debido a la historia reciente. Por consiguiente, cuando el rito tradicional fue nuevamente autorizado, intervino y ordenó una nueva formulación en el antiguo rito. También se pide a Dios que guíe a los judíos a Jesucristo, pero excluye la interpretación del desprecio hacia ellos. El Papa ha sido condenado porque permite rezar por la conversión de los judíos a Jesucristo. Pero, ¿se puede esperar que la Iglesia de los judíos Pedro y Pablo renuncie a tal intención?
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¿Cómo evalúa las relaciones del Papa con los judíos e Israel?
Benedicto XVI es probablemente el primer Papa desde Pedro en comprender la cristiandad tan estrechamente desde el judaísmo. Su libro sobre Jesús revela en muchos pasajes el intento de leer el Nuevo Testamento con los ojos del Antiguo Testamento. La relación del Papa con los judíos no es superficial, política, o meramente una simpatía derivada de un filosemitismo de moda, sino que es teológica y enraizada en la fe. Uno tiene, a veces, la impresión que si Benedicto no fuera cristiano, sería judío. Acusar a este Papa de antisemitismo deja ver una ignorancia e incompetencia que debería excluirlo a uno del discurso público.
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La controversia que rodea a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X no ha dado resultados visibles para el Vaticano hasta ahora. Según su opinión, ¿qué es lo que este grupo trae a la Iglesia Católica además de su amor por la antigua liturgia?
¿Además de la antigua liturgia? ¿Qué hay más importante para la Iglesia que la liturgia? La liturgia es el cuerpo de la Iglesia. Es la fe hecha visible. Si la liturgia se enferma, se enferma la Iglesia entera. Esto no es meramente una hipótesis, sino una descripción de la situación actual. No podemos presentarlo con la suficiente radicalidad; la crisis de la Iglesia ha hecho posible que su mayor tesoro, su Arcanum, fuera barrido del centro hacia la periferia. A la FSSPX, y especialmente a su fundador, el Arzobispo Lefebvre, se les debe la gloria histórica de haber preservado por décadas y mantenido vivo este importantísimo don. Por lo tanto, la Iglesia le debe a la FSSPX, sobre todo, gratitud. Parte de esta gratitud es trabajar para sacar a la FSSPX de todo tipo de confusión y radicalización.
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La FSSPX no parece estar dirigiéndose hacia Roma.
En las discusiones con la FSSPX, lo que es importante es la paciente labor de la persuasión, tal como es apropiada en las cuestiones espirituales. Las discusiones parecen estar procediendo en una muy buena atmósfera. Si un día logran integrar una vez más a la FSSPX en la unidad plena de la Iglesia, el papado de Benedicto XVI habrá obtenido un logro cuya importancia excede por mucho el número de los miembros de la FSSPX.
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El cristianismo es uno de los fundamentos de Europa. En el futuro, ¿seguirá siendo relevante para el continente?
El cristianismo es el fundamento de Europa – yo no veo ningún otro. Todos los movimientos intelectuales de los tiempos modernos, incluso cuando se oponen al cristianismo, le deben a él sus orígenes. También hemos recibido la filosofía antigua y el arte de manos del cristianismo. Si la sociedad europea se alejara totalmente del cristianismo, significaría nada menos que la negación de sí misma. Lo que uno no sabe o no quiere saber, de todos modos igual existe. La represión no puede ser la base para un futuro con esperanza.
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Usted estuvo en Turquía durante un tiempo. ¿Enriquecería Turquía a la Unión Europea como un miembro pleno, o es difícil integrar una tierra dominada por el Islam en una comunidad occidental de valores?
Seguramente comprenderá que no pueda darle una respuesta política o legal. Sólo puedo ver que Turquía – especialmente la Turquía anti-islámica, modernizante – ha tenido enormes dificultades con sus minorías cristianas europeas. Hasta los años ’50, existía aún una Constantinopla de dominación griega. Pero vivir junto a los cristianos era intolerable para los turcos modernos, por lo que pusieron fin a esto. Ahora parecen encontrar deseable el acercarse a Europa por motivos económicos sin repensar, sin embargo, en sus políticas internas de combate contra los cristianos. Creo que estamos muy lejos de lo que usted llama “integración en la comunidad occidental de valores”.
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Fuente: Una Fides
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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3 Comentarios:
Cuando uno lee estas cosas como que le embarga una ráfaga de emoción y de esperanza, verdad?
Gracias mil, una vez más.
Si, comparto el sentimiento de Maricruz.
Respecto a las celebraciones litúrgicas, ojalá podamos construir en nuestras parroquias de latinoamérica un equilibrio entre solemnidad, estética y respeto(que incluye lo relativo al canto) y la participación plena y activa de la asamblea.
La reforma de la liturgia promovida por el Papa Pablo Vi, no tiene porqué llamarse "revolución", pues si bien cambió muchas cosas, no centralizó el culto en el hombre, como acusa este autor (no sé porqué lo llama "importante escritor", no sabía que lo fuera) , y es necesario distinguir la reforma que hiciera el Papa, de los abusos litúrgicos que se realizaron, incluso más allá de lo tolerable. El autor acusa gravemente al Papa, sin sutilezas, lo cual es una acusasión muy grave, y debe demostrarla. Es cierto que el Papa Pablo VI no corrigió dichos abusos, pero es también cierto que muchas veces habló claramente al respecto, en su Magisterio Ordinario.; recordemos el discurso del Papa sobre "el humo de satanás que ha entrado en la Iglesia".
Respecto de los lefebristas (FSSPX),recordemos que no han sido los únicos que han mantenido la liturgia tradicional, otros lo han hecho sin necesidad de rechazar el Magisterio de la Iglesia ni la fidelidad al Papa, y no fueron excomulgados. Considerarlos como una "gloria histórica" es un abuso, y una ofensa para tantos que permanecieron fieles a Cristo y al Papa.
P. Fr. Rafael María Rossi O.p.
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