domingo, 23 de diciembre de 2012

El Papa canonizará a 800 mártires que rechazaron convertirse al Islam

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El Papa Ratzinger ha decidido canonizar a 800 mártires italianos asesinados por mano islámica el 13 de agosto de 1480 en Otranto porque rechazaron convertirse y renegar de Cristo. “Los beatos mártires de Otranto, Antonio Primaldo y compañeros, murieron por su fidelidad a Cristo, pronto se convertirán en santos”, han anunciando conjuntamente el Vaticano y el arzobispo pugliano, monseñor Donato Negro, después que Benedicto XVI recibiera en audiencia al cardenal Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, autorizando la promulgación del decreto concerniente a un milagro atribuido a la intercesión de los mártires.


En el siglo XVI Otranto fue asediada por los turcos y, después de una larga batalla, cayó bajo el dominio otomano. El comandante de los turcos, Gedik Achmed Pascia, ordenó que todos los hombres sobrevivientes, cerca de 800, desde los 15 años para arriba, fuesen obligados a renegar de la fe cristiana. Antonio Primaldo, un humilde zapatero (si bien otras crónicas relatan que era sastre), en nombre de todos los cristianos prisioneros declaró que ninguno de ellos se convertiría. “Ellos consideraban a Jesucristo como Hijo de Dios y querían mil veces morir antes que renegar de Él y hacerse musulmanes”, cuentan las crónicas llegadas hasta nosotros. Frente a esta respuesta, Achmed Pasciá condenó a muerte a los 800 prisioneros.


Antonio Primaldo y sus compañeros fueron de inmediato reconocidos mártires por la población y cada año la Iglesia local, el 14 de agosto, celebra devotamente su memoria. El 14 de diciembre de 1771 fue emanado el decreto de confirmación del culto “ab immemorabili” tributado a los mártires. Luego cayó el silencio. Sólo en 1988 fue nombrada por el entonces arzobispo de Otranto la comisión histórica para investigar sobre el acontecimiento y en los años 1991-1993 se realizó la investigación diocesana, reconocida válida por la Congregación para las Causas de los Santos con decreto del 27 de mayo de 1994. El 6 de julio de 2007 Benedicto XVI ha aprobado el decreto con el que se reconocía que los Beatos Antonio Primaldo y compañeros habían sido asesinados por su fidelidad a Cristo.


“Nuestra diócesis esperaba este momento desde hace tiempo – escribe monseñor Negro. En una época de crisis profunda, la inminente canonización de nuestros mártires es una fuerte invitación a vivir hasta el fondo el martirio cotidiano, hecho de fidelidad a Cristo y a su Iglesia”. El milagro reconocido (necesario para el decreto) se refiere a la curación de un cáncer de Sor Francesca Levote, monja profesa de las Hermanas Pobres de Santa Clara.


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Fuente: Il Messaggero


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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martes, 18 de diciembre de 2012

“Querido Niño Jesús”: una carta de Joseph Ratzinger

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“Querido Niño Jesús, pronto descenderás sobre la tierra. Traerás alegría a los niños. También a mí me traerás alegría”. Es el típico texto de una cartita de Navidad. Los niños de todos los tiempos la dejaban frente al pesebre y esperaban la noche de la Vigilia. Pero lo que la hace especial es que está firmada por Joseph Ratzinger y está fechada en 1934. ¿Qué deseaba el pequeño Joseph cuanto tenía apenas siete años? “Quisiera el Volks-Schott, una vestimenta verde para la Misa y un Corazón de Jesús. Seré siempre bueno. Saludos, de Joseph Ratzinger”. La cartita ha sido reencontrada durante los trabajos de reestructuración de la casa de Joseph Ratzinger en Penting en Baviera, hoy transformada en un pequeño museo dedicado al Pontífice. Su hermana María había guardado la cartita realmente insólita para un niño de 7 años. El pequeño Joseph no pedía juegos o dulces, que también estaban siempre presentes en el pesebre de la familia Ratzinger para los tres hermanos. Joseph pide tres cosas muy particulares.


El Schott es uno de los primeros libros de oraciones con el Misal en lengua alemana con el texto paralelo en latín. En aquella época, en Alemania, existían dos ediciones, una para niños y una para adultos. Y el pequeño Joseph, precisamente a través de aquel librito, comienza a amar la liturgia sobre cuyo ritmo estaba modelada la vida de la familia. “Cada librito litúrgico que recibía – escribe Benedicto XVI en su biografía – era algo precioso, algo que no podía soñar más bello”. En la cartita hay tres pedidos. Uno en particular nos deja asombrados: el pequeño Joseph pedía un ornamento para celebrar la Misa. En efecto, los hermanos Ratzinger hacían a menudo un juego, “el juego del párroco”, para el cual la mamá preparaba los ornamentos. Lo ha contado su hermano Georg en una entrevista, algunos atrás, para Inside the Vatican: “Se celebraba la misa, teníamos casullas hechas por mamá precisamente para nosotros. Y uno cada vez era el celebrante o el monaguillo”. Luego, un “Corazón de Jesús”, una imagen del Sagrado Corazón del cual era muy devota toda la familia. Y todo esto frente al pesebre, que cada año “aumentaba con alguna figura y era siempre motivo de gran alegría ir con mi padre al bosque a coger musgo, enebro y ramitas de abeto”.


Ahora la conmovedora carta – como refiere Bild – está expuesta por primera vez en la casa natal del Papa en Marktl am Inn, en Baviera. En la característica caligrafía cursiva de la época llamada Sütterlinschrift, el niño, que asistía a la escuela, expone los deseos de su corazón al Niño Jesús. También hay otras cartitas de los niños. Georg, que tenía diez años, quería la partitura de una canción y una casulla blanca, mientras María, que tenía trece años, soñaba con un libro lleno de dibujos. Las cartitas estaban todas en una única hoja porque la familia Ratzinger no era ciertamente rica. La familia Ratzinger, en esa época, en 1934, vivía en la idílica Aschau am Inn.


“El Papa se ha alegrado mucho de descubrir la carta y su contenido lo ha hecho sonreír”, ha contado su secretario particular Georg Gaenswein cuando inauguró el pequeño museo al final del verano. “Para él, el olor a musgo pertenece todavía hoy a la Navidad”. Las cartas están expuestas durante el período navideño en Munich de Baviera.


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Fuente: Korazym


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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jueves, 13 de diciembre de 2012

Religiosas anglicanas a la Iglesia Católica. Mons. Newton: “Gracias por vuestra fe y valentía”

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Crece el número de ex-anglicanos en el Reino Unido que han elegido entrar en plena comunión con la Iglesia católica. Un grupo de once religiosas anglicanas de la Community of Saint Mary the Virgin será acogido, de hecho, a partir del próximo mes de enero, en el Ordinariato personal de Nuestra Señora de Walsingham, erigido en conformidad con la Constitución Apostólica Anglicanorum coetibus con la cual Benedicto XVI determinó la institución de Ordinariatos, jurídicamente equivalentes a una diócesis, a través de los cuales los fieles anglicanos, de cualquier categoría y condición de vida, pueden entrar en comunión plena con la Iglesia católica, si bien conservando elementos de la propia tradición litúrgica y espiritual.


El grupo de religiosas, cuya edad está entre los 45 y 83 años, incluye también a la superiora de la comunidad, madre Winsome. Las religiosas se unirán a otra hermana anglicana, Carolyne Joseph, de la Society of Saint Margaret, que había sido acogida en el Ordinariato en enero de 2011. Las doce religiosas anglicanas darán vida inicialmente a una asociación pública de fieles dentro del Ordinariato y recibirán el nombre de Sisters of the Blessed Virgin Mary, prosiguiendo su servicio de oración y contemplación, y conservando algunos elementos de la tradición y de la práctica anglicana.


El ordinario de Nuestra Señora de Walsingham, monseñor Keith Newton, ha recordado que la Community of Saint Mary the Virgin – que tiene sede en Wantage, en el condado de Oxfordshire – “está en el centro de la vida religiosa de la Church of England desde la mitad del siglo XIX”. La contribución de la comunidad, agregó el ordinario, “ha sido significativa en particular para contrastar la marginación social de las personas no sólo en Gran Bretaña, sino también en India y en Sudáfrica”.


Las religiosas anglicanas, concluyó monseñor Newton, “han rezado siempre por la unidad de los cristianos y estamos realmente agradecidos por su fe y su valentía”. En el sitio de la Community of Saint Mary the Virgin se lee, entre otras cosas, que la vida comunitaria “se focaliza en el amor por nuestro Señor Jesús, que se expresa en el culto”. La capilla es el lugar principal de la vida comunitaria, donde las religiosas se reúnen cinco veces al día para rezar y para la celebración eucarística.


Según lo establecido, luego de las consultas con las autoridades de la Church of England, las religiosas dejarán su convento y serán hospedadas en una comunidad católica en espera de poder encontrar una sede apropiada para su servicio. Hablando de la Constitución Apostólica Anglicanorum coetibus, la superiora, madre Winsome, ha puesto de relieve que “el ofrecimiento del Papa es un gesto profético que lleva a feliz conclusión las oraciones de generaciones de anglicanos y de católicos que han buscado un camino para la unidad entre los cristianos”. El futuro de la comunidad de religiosas, ha concluido, “consistirá en el cumplimiento de nuestros orígenes y, como parte del Ordinariato, continuaremos muchas de nuestras costumbres y tradiciones, buscando al mismo tiempo crecer en nuestra relación con Cristo a través de la Iglesia más amplia”.


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Fuente: L’Osservatore Romano


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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martes, 11 de diciembre de 2012

Los hombres de confianza del Papa

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Benedicto XVI se fía ciegamente sólo de dos personas: Georg Gänswein y Tarcisio Bertone. Se equivoca quien piensa que el nombramiento de Prefecto de la Casa Pontificia y la consiguiente elevación a la dignidad arzobispal del secretario particular del Papa ha debilitado al Secretario de Estado de Su Santidad. Así como se equivoca quien cree que el fortalecimiento de don Georg es el preludio a la sustitución, en los primeros meses del 2013, del cardenal Bertone. Es, en cambio, la señal opuesta.

 

Benedicto XVI, en el umbral de los ochenta y seis años, como todas las personas de edad avanzada, difícilmente cambiará a los colaboradores más cercanos, es decir, el secretario particular y el Secretario de Estado. Es obvio que esta línea de pensamiento puede ser puesta en discusión en cualquier momento, pero sólo si ocurren episodios como el que ha llevado a la destitución del ex –mayordomo del Papa, Paolo Gabriele. Si don Georg y el cardenal Bertone confirman su fidelidad a Benedicto XVI, como es bastante creíble y previsible, no habrá cambios para ellos. Más aún, con el fortalecimiento del secretario particular de Ratzinger, sale fortalecido también el Secretario de Estado vaticano.


El mensaje es claro: confianza confirmada por parte de Benedicto XVI a don Georg y a Bertone porque ellos son inocentes en el asunto Vatileaks. Con resignación de los cuervos que habían hecho de los principales colaboradores del Papa los objetivos declarados explícitamente. Lo que hace reflexionar es que, a diferencia de su directo predecesor, el actual cardenal de Cracovia Stanislaw Dziwisz, por cuarenta años junto a Karol Wojtyla, don Georg ha asociado en su persona tanto la responsabilidad de la secretaría particular del Papa como la de la Prefectura de la Casa Pontificia. Esto no ocurrió con Juan Pablo II y su don Stanislao cuando, en 1998, este último fue elevado por el Papa polaco a la dignidad episcopal. Dziwisz, de hecho, mantuvo el rol de secretario particular de Wojtyla pero le fue confiado también el de Prefecto adjunto de la Casa Pontificia, junto al responsable de la estructura, el nuevo cardenal y arcipreste de la Basílica de San Pablo Extramuros, James Michael Harvey.


Hay luego algunas voces que quisieran acreditar el inminente retiro anticipado del cardenal Angelo Comastri, debido a causas de salud, que debería dejar los tres cargos de Arcipreste de la Basílica Vaticana, Presidente de la Fábrica de San Pedro y Vicario general de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano. En su lugar se menciona el nombre del actual Arzobispo de Nápoles, el cardenal Crescencio Sepe, compañero de estudios y coetáneo de Comastri. Estos rumores son totalmente privados de fundamento. Y están motivadas exclusivamente por el deseo de algunos de crear desorden en los Sagrados Palacios. Pero quien decide es solamente el Papa.


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Fuente: Orticalab


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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jueves, 6 de diciembre de 2012

Un santo para tiempos de crisis

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Si hay un santo que la tradición cristiana nos indica como protector en tiempos de economía débil, por todos los riegos que la crisis trae consigo, éste es sin duda San Nicolás de Mira y de Bari, celebrado precisamente hoy en todas las Iglesias de Oriente y de Occidente.


Un santo del que se sabe muy poco, salvo que vivió entre la mitad del siglo III y el comienzo del IV, en la actual Turquía, y que era obispo de la ciudad de Mira. Sus huesos, trasladados a Bari en el 1087, continúan siendo meta de peregrinaciones, sobre todo desde el Oriente y el norte de Europa.


Nicolás fue un obispo que se ocupó de la fe de su pueblo (parece – según fuentes tardías – que había participado en el Concilio de Nicea en el 325), pero sin olvidar las necesidades cotidianas, y se convirtió así en un signo de la Iglesia que no se olvida nunca de los pobres (en esto imitando a Dios, el verdadero Filántropo, aquel que tiene amor por la humanidad).


Cuenta la Leyenda Aurea que en la ciudad donde se encontraba el obispo Nicolás, había un hombre económicamente arruinado, padre de tres muchachas, las cuales corrían el riesgo de terminar como prostitutas al no ser capaz su padre de pagar las deudas que tenía. Cuando San Nicolás lo supo, por tres noches consecutivas, sin ser descubierto, lanzó por la ventana de la habitación de las hijas bolsas de monedas, salvando así a las muchachas de un destino infausto y por lo demás ya marcado. El padre pagó las deudas y le quedó dinero también para las dotes de las tres hijas, que pudieron así casarse. (Por este hecho, el santo es representado con los hábitos pontificales, la barba blanca y larga del obispo oriental, y con tres monedas de oro en la mano).


¡Qué actual es esta historia! San Nicolás muestra con eficacia lo que debe hacer todo buen obispo, y toda la Iglesia, en tiempos de crisis: transformarse en pronta intervención para sostener – incluso económicamente – el verdadero y único tesoro de Cristo y de la Iglesia, que está representado por los pobres, a costa de las riquezas materiales de la comunidad (que sirven precisamente en estos casos).


San Nicolás – precisamente por su gran fama de taumaturgo – se ha transformado en el proverbial “Papá Noel”, que en diciembre continúa dispensando sus regalos. ¿Cuántas personas se encontrarán dentro de poco en las condiciones del padre de las tres muchachas (si es que no se encuentran ya ahora)? Es hora de imitar a los santos, también institucionalmente, mostrando que su ejemplo continúa alentando a los cristianos y alimentando la “fantasía de la caridad”, la cual “se hace” pero “no se hace ver”.


Oremus

Misericórdiam tuam, Dómine, súpplices implorámus,
et, beáti Nicolái epíscopi interveniénte suffrágio,
nos in ómnibus custódi perículis,
ut via salútis nobis páteat expedíta.


Oración colecta en lengua española:


Imploramos, Señor, tu misericordia, y te suplicamos que, por la intercesión de tu obispo san Nicolás, nos protejas en todos los peligros para que podamos caminar seguros por la senda de la salvación.

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Fuente: Cantuale Antonianum


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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sábado, 10 de noviembre de 2012

Motu Proprio “Latina lingua”: el Papa instituye una Academia para promover el latín

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Presentamos nuestra traducción del Motu Proprio “Latina lingua”, que ha sido publicado hoy por la Santa Sede, por el cual el Papa Benedicto XVI, con la intención de promover el conocimiento y el uso de la lengua latina, instituye una Pontificia Academia de Latinidad.

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Carta Apostólica en forma de Motu Proprio “Latina lingua” con la cual se instituye la Pontificia Academia Latinitatis


1. La lengua latina ha sido siempre tenida en altísima consideración por la Iglesia Católica y por los Romanos Pontífices, los cuales han promovido asiduamente el conocimiento y la difusión, habiendo hecho de ella la propia lengua, capaz de transmitir universalmente el mensaje del Evangelio, como ya es afirmado con autoridad por la Constitución Apostólica Veterum sapientia de mi Predecesor, el Beato Juan XXIII.


En realidad, desde Pentecostés, la Iglesia ha hablado y ha rezado en todas las lenguas de los hombres. Sin embargo, las Comunidades cristianas de los primeros siglos usaron ampliamente el griego y el latín, lenguas de comunicación universal del mundo en que vivían, gracias a las cuales la novedad de la Palabra de Cristo encontraba la herencia de la cultura helenista-romana.


Después de la desaparición del Imperio romano de Occidente, la Iglesia de Roma no sólo continuó valiéndose de la lengua latina, sino que se hizo, en cierto modo, custodia y promotora de ella, tanto en ámbito teológico y litúrgico, como en el de la formación y de la transmisión del saber.


2. También en nuestros tiempos, el conocimiento de la lengua y de la cultura latina resultan muy necesario para el estudio de las fuentes de las que se sirven, entre otras, numerosas disciplinas eclesiásticas, como por ejemplo, la Teología, la Liturgia, la Patrística y el Derecho Canónico, como enseña el Concilio Ecuménico Vaticano (cfr Decr. Optatam totius, 13). Además, en esta lengua están redactadas, en su forma típica, para evidenciar el carácter universal de la Iglesia, los libros litúrgicos del Rito romano, los documentos más importantes del Magisterio pontificio y las Actas oficiales más solemnes de los Romanos Pontífices.


3. En la cultura contemporánea se nota, sin embargo, en el contexto de un generalizado debilitamiento de los estudios humanistas, el peligro de un conocimiento cada vez más superficial de la lengua latina, incluso en el ámbito de los estudios filosóficos y teológicos de los futuros sacerdotes. Por otra parte, precisamente en nuestro mundo, en que ocupan tanto lugar la ciencia y la tecnología, se encuentra un interés renovado por la cultura y la lengua latina, no sólo en aquellos continentes que tienen las propias raíces culturales en la herencia grecorromana. Esta atención es muy significativa ya que no concierne solamente a los ámbitos académicos e institucionales, sino también a los jóvenes y estudiosos procedentes de naciones y tradiciones muy diversas.


4. Es, por eso, urgente sostener el empeño de un mayor conocimiento y un uso más competente de la lengua latina, tanto en el ámbito eclesial, como en el mundo más vasto de la cultura. Para dar relieve y resonancia a ese esfuerzo, resultan muy oportunas la adopción de métodos didácticos adecuados a las nuevas condiciones y la promoción de una red de relaciones entre las instituciones académicas y entre los estudiosos, con el fin de valorizar el rico y multiforme patrimonio de la cultura latina.


Para contribuir a alcanzar esos objetivos, siguiendo las huellas de mis venerados Predecesores, con el presente Motu Proprio instituyo hoy la Pontificia Academia de Latinidad, dependiente del Pontificio Consejo para la Cultura. Es dirigida por un Presidente, ayudado por un Secretario, nombrados por mí, y por un Consejo Académico.


La Fundación Latinitas, constituida por el Papa Pablo VI, con el Quirógrafo Romani Sermonis, del 30 de junio de 1976, se extingue.


La presente Carta Apostólica en forma de Motu Proprio, con la cual apruebo ad experimentum, por un quinquenio, el único Estatuto, ordeno que sea publicada en L’Osservatore Romano.


Dado en Roma, junto a San Pedro, el día 10 de noviembre del 2012, memoria de San León Magno, en el octavo año de Pontificado.


BENEDICTUS PP XVI


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Fuente: Il blog degli amici di Papa Ratzinger


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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jueves, 8 de noviembre de 2012

La Comunión Anglicana tiene nuevo Primado: ¿a la deriva?

 

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Presentamos nuestra traducción del artículo de Cantuale Antonianum sobre la elección del sucesor del Arzobispo Rowan Williams como Primado de la Comunión Anglicana. El elegido sería el obispo Justin Welby, de posturas claramente liberales, lo cual acentuaría el ya evidente declive de esta comunidad eclesial.

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Después de la singular elección del Papa copto, confiada a un niño, he aquí hoy un nuevo nombramiento eclesial de relevancia.


Parece ya cierto que mañana será designado por Su Majestad Isabel II, el Reverendo Justin Welby, hasta ahora obispo de Durham, como sucesor del Arzobispo de Canterbury y Primado de la Comunión Anglicana Dr. Rowan Williams, que se retirará del oficio el mes próximo. Lo refiere el sitio de la BBC, dado por seguro el nombramiento.


El arzobispo designado ha ganado el lugar sobre por sobre otros prelados más renombrados que él: es obispo desde hace sólo un año en la cuarta sede en orden de precedencia, y ha sido elegido en lugar del arzobispo de York, el evangélico John Sentamu, o del combativo Michael Nazir Ali, de Rochester.


Justin Welby no está ciertamente a la altura teológica de su predecesor: antes de ser sacerdote ha trabajado varios años como gerente para la compañía petrolífera ELF. Luego sintió la llamada y se hizo ministro de Dios. Es descrito, por quien lo conoce, como un obispo left-wing, de izquierda, en el sentido de liberal, modernizante y devoto de lo políticamente correcto, discursos sobre economía, finanzas, inclusión, calentamiento global, cuestiones de género…


Se dice de él que es “muy astuto” y “capaz de cambiar aquello en que cree si es lo que hay que hacer”. La referencia es a las uniones homosexuales, sobre las cuales no se ha expresado oficialmente. Ha escrito, recordando su pasado laboral, “Managing the Church: Order and Organization in a Secular Age”, y esto ya puede dar una idea de su eclesiología. No por casualidad el obispo Welby es también, desde el 2011, miembro del Parlamento inglés, uno de los 26 Lords Spiritual (es decir, aquellos que se sientan en la así llamada “banca de los obispos” en la Cámara Alta, la Cámara de los Lores). Aquí su ficha como parlamentario. En resumen, un verdadero representante del establishment.


Naturalmente, lo ha afirmado varias veces, cree “… en la ordenación de las mujeres como obispos” y añade, palabras suyas, “mantengo esta posición como resultado de un atento estudio de las escrituras y del examen de la tradición” (“…I hold these views as a result of careful study of the scriptures and examination of the tradition”).


Quien todavía tenía algo de esperanza dentro de la Iglesia de Inglaterra, ahora la ha perdido del todo. No hay más lugar, mucho menos bajo el nuevo arzobispo, para la doctrina católica del Orden (y no sólo para esa doctrina…).


Nacido el día de la Epifanía de 1956, el nuevo arzobispo electo está casado con Caroline Eaton, de la cual ha tenido seis hijos. Ha perdido en un accidente de auto en 1983, en Francia, una hija de sólo siete meses.


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Fuente: Cantuale Antonianum


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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jueves, 1 de noviembre de 2012

El Cardenal George y la “profecía” de los cuatro obispos

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Cierta vez, hablando con un grupo de sacerdotes, el Cardenal George, Arzobispo de Chicago, afirmó que él morirá en una cama, su sucesor en prisión, y quien lo suceda será mártir. En su columna semanal en el periódico arquidiocesano, retomó esas afirmaciones – que, aclaró, no buscaban ser proféticas sino ayudar al Pueblo de Dios a tomar conciencia – y las completó con la frase final, no publicada en ese momento. Este artículo de Sandro Magister, cuya traducción ofrecemos, presenta estas declaraciones del Cardenal de Chicago.

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El cardenal Francis George, de 75 años, arzobispo de Chicago y anterior presidente de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, estaba entre los designados para participar en el Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, concluido el pasado 28 de octubre. Pero no ha podido tomar parte por estar sufriendo nuevamente por un tumor, como algunos años atrás.


¿Qué habría dicho en el aula del Sínodo, si hubiera estado presente? La última de las “columnas” que escribe cada semana para el periódico de su arquidiócesis, el Catholic New World, parece responder precisamente a esta pregunta. Ésta tiene por título “El lado equivocado de la historia” y es una fuerte crítica – desde el lado de Cristo – de aquel moderno dragón que es la corriente de secularismo que embiste a la sociedad occidental. He aquí los pasajes centrales, que hacen una directa referencia a las elecciones presidenciales americanas para luego referirse a Occidente y al mundo. Con una instructiva alegoría sobre el futuro de la Iglesia.

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[...] La actual campaña política ha llevado al descubierto en nuestra vida pública el sentimiento antirreligioso, en gran parte explícitamente anticatólico, que está creciendo desde hace décadas en nuestro país. La secularización de nuestra cultura es un problema mucho más amplio que las causas políticas o los resultados de la presente campaña electoral, por más importante que sea.


Hablando algunos años atrás a un grupo de sacerdotes, sin ninguna referencia al actual debate político, he tratado de expresar de un modo bastante dramático a lo que puede llevar una completa secularización de nuestra sociedad. Estaba respondiendo a una pregunta y nunca se transcribió lo que dije, pero mis palabras fueron capturadas por el smartphone de alguno y ahora circulan en Wikipedia y en otros lugares del mundo de la comunicación electrónica. Soy citado (correctamente) mientras decía que preveía para mí morir en una cama, para mi sucesor morir en prisión, y para su sucesor morir como mártir en la plaza pública. Pero las citas omiten la frase final que añadí a propósito del otro obispo que sucedería al obispo pensado como mártir: “Su sucesor recogerá los escombros de una sociedad en ruinas y poco a poco ayudará a reconstruir una civilización, como la Iglesia ha hecho tantas veces en el curso de la historia humana”. Lo que dije no es “profético” sino que es un modo de ayudar a la gente a pensar más allá de las categorías habituales, que limitan y a veces envenenan el discurso tanto privado como público [...]


El himno no oficial del secularismo, hoy, es “Imagen” de John Lennon, en el que somos animados a imaginar un mundo sin religiones. Pero nosotros no debemos imaginar un mundo similar; el siglo XX nos ha dado terribles ejemplos de tales mundos.


En lugar de un mundo que vive en paz porque está sin religiones, ¿por qué no imaginar un mundo sin Estados naciones? [...] La amenaza más grande a la paz del mundo y a la justicia internacional es el Estado nacional convertido en maligno, que pretende un poder absoluto, que toma decisiones y fabrica “leyes” que superan sus competencias. [...]


Un mundo que se ha alejado de aquel Dios que lo ha creado y redimido corre inevitablemente hacia la ruina. Está del lado equivocado de la única historia que al final importa. El sínodo sobre la nueva evangelización se ha tenido en Roma este mes de octubre precisamente porque enteras sociedades, especialmente en Occidente, se han puesto del lado equivocado de la historia [...]


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Fuente: Settimo Cielo


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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jueves, 25 de octubre de 2012

Card. Filoni: “A cinco años de la carta a la Iglesia en China, el Papa espera una respuesta”

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Presentamos nuestra traducción de una reflexión que el Cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, ha escrito a cinco años de la importante Carta del Santo Padre Benedicto XVI a los católicos chinos, la cual nunca ha recibido una respuesta por parte de las autoridades de la República Popular China. La reflexión del purpurado hace un balance de la compleja situación actual de la Iglesia en China y ofrece algunas propuestas concretas para el futuro.

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El 2007 representa un año clave para la Santa Sede respecto a China: diez años antes, Hong Kong había vuelto bajo la soberanía de Pekín y treinta años antes (1977), Deng Xiaoping había abierto China. Por algunos años (1992-2001) yo he vivido en Hong Kong ocupándome de la Iglesia de aquel país que salía de largas y dramáticas persecuciones. Por razones de oficio, algunas veces he viajado a Pekín, encontrando favorables impresiones sobre el desarrollo económico de la nación. También para el futuro de la Iglesia se nutrían esperanzas: su historia de sufrimiento y de fidelidad, con sus confesores y mártires, provocaban una extraordinaria fascinación. Parecía que ya no pudiese sufrir más de lo que ya había sufrido, especialmente durante la Revolución Cultural (1966-1976). Sin embargo, los problemas, tanto internos a la Iglesia como en las relaciones con el Estado, eran enormes.


También entre China y la Santa Sede había grandes dificultades: históricas, culturales, políticas, de comprensión recíproca y de valoración de las cuestiones. Juan Pablo II había muerto en el 2005 con el deseo de visitar China y dejando una rica herencia de amor apasionado por la Iglesia en China, de atención paternal por quien se había alejado de la comunión plena con el Sucesor de Pedro, de vivo aprecio y de sentimientos de amistad por el pueblo chino. Yo fui testigo directo de esto en no pocas ocasiones. En el 2007, Benedicto XVI, examinando a fondo el status quo, consideró que los tiempos para las relaciones entre China y la Santa Sede eran objetivamente lejanos y por eso se necesitaba trabajar para allanar el camino. La primera tarea era manifestar públicamente cuál era la actitud de la Santa Sede frente a la compleja situación de la Iglesia en China, luego cuál debía ser la actitud que se esperaba internamente de la Iglesia china y en las relaciones con el Estado, y finalmente qué actitud tenía la Santa Sede respecto al Estado chino.


En este contexto nació y fue preparada la Carta a los Obispos, a los presbíteros, a las personas consagradas y a los fieles laicos de la Iglesia Católica en la República Popular China, publicada el 27 de mayo de 2007.


La Santa Sede y la compleja situación de la Iglesia en China


Después de años de estudio, la Santa Sede tenía la clara percepción de que la Iglesia en China, en su conjunto, no había sido nunca cismática. Cuando estuve en Hong Kong usaba una analogía para describir lo que había ocurrido. Desde su comienzo histórico, la evangelización en China había tenido lugar en fidelidad al Evangelio. Cristo era su única fuente y la Iglesia que de allí había nacido fluía como un río de agua límpida, a pesar de las vueltas y revueltas por los accidentes del terreno, es decir, de la historia. Un terremoto político que comenzó en 1950 alteró la vida. Por eso, una parte de las aguas comenzó a fluir bajo tierra, y otra parte continuó fluyendo en la superficie. Sucedió, por lo tanto, que una parte de la Iglesia no aceptó los compromisos y el control político, la otra los aceptó por cálculo existencial. Nos preguntábamos: ¿volverían esas aguas a fluir juntas, libre y abiertamente? Ciertamente en el Corazón de Cristo, mar infinito de Misericordia, allí habría una común conclusión. Pero en el curso de la historia, ¿sería posible que la Iglesia en China se presentase de nuevo visiblemente unida?


El objetivo de la Carta del Papa Benedicto XVI, como ya se dice en el parágrafo 2, es ofrecer orientaciones respecto a la vida de la Iglesia y a la obra de evangelización en China. Por lo tanto, no tiene un principal objetivo político. Según el Papa, de hecho, la Iglesia en China debería reencontrar en sí misma la voluntad y las energías para proceder hacia la reconciliación. Se necesitaba, por lo tanto, eliminar prejuicios e interferencias, divisiones y conspiraciones, odio y ambigüedad. Por eso era necesario comenzar un proceso de verdad, de confianza, de purificación y de perdón.


Los sujetos interesados eran: la así llamada Iglesia “clandestina”, o sea, no oficialmente reconocida por las autoridades civiles, y la así llamada Iglesia “patriótica”, o sea, oficialmente reconocida por las autoridades civiles. Pero estaban también la Sede Apostólica y las autoridades de Pekín.


Estos sujetos, de hecho, interactuaban creando una multiplicidad de relaciones abiertas y escondidas, prudentes e imprudentes, violentas y cautas.


Por lo tanto, ¿la reconciliación no habría sido nunca posible sin, al mismo tiempo, un diálogo entre la Santa Sede y Pekín?


El diálogo entre las las dos “corrientes”


A primera vista, hay que reconocer que lo auspiciado en la Carta del Papa ha conocido dificultades. Esto fue causado por las presiones externas sobre la misma Iglesia, pero también por las incomprensiones entre las dos “corrientes”. Décadas de separación han cavado surcos y elevado muros, de modo que las profundas heridas internas a la Iglesia están todavía presentes.


Se sabe, sin embargo, que el diálogo tiene como presupuesto la búsqueda de la verdad y como fin el perdón y la reconciliación. Si el Papa escribe que la solución de los problemas existentes no puede ser perseguida a través de un conflicto permanente, esto debe ser tomado en consideración por las dos “corrientes” de la Iglesia en China. Por lo tanto, el punto muerto puede ser superado por ambas “corrientes” en la fidelidad y en la obediencia al Sucesor de Pedro, principio y fundamento perpetuo y visible de la fe y de la comunión

(cf. Conc. Vat. II, Lumen gentium, 18).


El diálogo entre la Santa Sede y las autoridades chinas


La Carta de Benedicto XVI a la Iglesia en China se abre con la declaración, pública y clara, de que la Santa Sede está dispuesta a un diálogo respetuoso y constructivo con las autoridades de Pekín, subrayando que la solución de los problemas existentes no puede ser buscada a través de un conflicto permanente (n.4). Esta manifestación abierta de buena voluntad y de disponibilidad nunca ha faltado. Ciertamente el proceder de la Sede Apostólica y de un país grande y en evolución como China puede ser diverso, pero nos preguntamos: ¿se debe esperar para siempre?


Por su parte, ¿bajo qué condiciones la Santa Sede accede al diálogo (no sólo con China, sino con todos los países del mundo)? Supuestos algunas preliminares como la confianza recíproca, la igual dignidad, la voluntad clara de acceder y de proseguir también en las dificultades, la Santa Sede pone los propios parámetros de referencia en las características queridas para la Iglesia por su Fundador: la unidad, incluida la de los Obispos entre ellos y con el Papa; la santidad, incluyendo la dignidad y la idoneidad de sus pastores; la catolicidad, es decir, la universalidad; la totalidad y la integridad de la fe; y la apostolicidad, en relación a su origen y estructura. La Santa Sede es consciente de que tales características son encarnadas y vividas en el contexto concreto de cada pueblo, transformando íntimamente los auténticos valores culturales mediante su integración en el cristianismo. Por eso la Iglesia en China, así como en otros países, tendrá expresiones particulares, que permitan a sus fieles ser y sentirse plenamente católicos y plenamente chinos.


Es con referencia a tales características que se han manifestado los altibajos en estos cinco años desde la publicación de la Carta de Benedicto XVI a los católicos chinos. Por cuestiones de brevedad, podría identificar tres recientes obstáculos surgidos en el camino entre la Santa Sede y las Autoridades chinas:


1. La VIII Asamblea Nacional de los Representantes Católicos, organizada por las autoridades de Pekín en el 2010, ha incrementado el control del Estado sobre la Iglesia y en particular la política de las tres autonomías. Luego ha habido un encarnizamiento hacia el clero llamado “clandestino” para que adhiriese a la Asociación Patriótica, una institución puesta al control de la Iglesia en China con el fin de hacerla independiente de la catolicidad y del Papa. A su vez, la misma Asociación ha incrementando el propio control también sobre la comunidad llamada “oficial”, es decir, sobre los propios obispos, clero, lugares de culto, finanzas, seminarios (por ejemplo, un oficial del gobierno había sido nombrado vice-rector del Seminario Mayor de Shijiazhuang, induciendo a los seminaristas a la huelga y la protesta).


2. El control riguroso sobre los nombramientos de los Obispos ha llevado a la elección de candidatos a menudo discutibles, cuando no moralmente y pastoralmente inaceptables, si bien gratos a las autoridades políticas; nombramientos luego edulcorados con la elección que a menudo los participantes, con cartas y en otras formas, se han apresurado a contestar por serias razones.


3. Las consagraciones episcopales, tanto legítimas como ilegítimas, han sido forzadas a través de la intromisión en los ritos de obispos ilegítimos, creando dramáticas crisis de conciencia, tanto en los obispos consagrados como en los obispos consagrantes.


Tal vez algunas reacciones de la Santa Sede no han sido bien acogidas porque no se entendieron o porque no se tuvo presente que estaban dictadas por la preocupación de permanecer fieles a determinados valores, que pertenecen a la doctrina y a la tradición de la Iglesia y, por lo tanto, garantizan su misma identidad. En cambio, en la raíz de todas estas intervenciones, ha habido siempre un sincero y profundo respeto por los católicos chinos.


La Iglesia china y el Estado


En el contexto de la misión que ha recibido de Cristo, la Iglesia en China reivindica la libertad de cumplir la propia misión, sin interferencias civiles y en el respeto tanto de las leyes del Estado como de los principios de verdad, de justicia y de colaboración. Una vez, un anciano sacerdote chino me decía: “¡A nosotros, los católicos en China, se nos concede sólo la libertad del pájaro en la jaula!”. La Iglesia en China, en verdad, no pide privilegios, ni intenta ponerse en el lugar del Estado, como tampoco quiere identificarse de ningún modo con la comunidad política, siendo ellas, Iglesia y comunidad política, recíprocamente autónomas; de buen grado, en cambio, la Iglesia ofrece su propia contribución al bien común.


En concreto, la situación sigue siendo grave. Algunos obispos y sacerdotes están segregados o privados de la libertad, como recientemente ha ocurrido en el caso del obispo Ma Daqin de Shanghai por haber declarado su voluntad de dedicarse al ministerio pastoral a tiempo pleno, deponiendo cargos que, por otro lado, no son tampoco competencia de un Pastor. El control sobre las personas y sobre las instituciones ha crecido y se recurre cada vez más fácilmente a sesiones de adoctrinamiento y a presiones.


Ante la ausencia de libertad religiosa o en presencia de fuertes límites, ¿no le corresponde a toda la Iglesia defender los legítimos derechos de los fieles chinos y en primer lugar a la Santa Sede dar voz a quien no la tiene?


A cinco años del documento pontificio, ¿es posible aún tener esperanza?


Los intentos de diálogo que se han dado entre Roma y Pekín han mostrado grandes límites. Un diálogo sincero y respetuoso, abierto y leal, como ha pedido el Papa en la carta, es deseable y requiere contactos directos y estables entre las dos partes. Los resultados que se habían auspiciado en más de veinte años de contacto, de hecho, han faltado, mientras que no han faltado noticias incompletas o erradas, incomprensiones, acusaciones y rigideces.


Nos preguntamos: ¿no ha llegado tal vez el tiempo de pensar en un nuevo modo de dialogar, también más abierta y a un nivel más equivalente, donde ya no sea posible que intereses particulares socaven las voluntades, la confianza y la estima recíproca? La Santa Sede tiene un diálogo abierto y franco con muchos países. Por ejemplo, la Santa Sede y Vietnam han encontrado un modus operandi et progrediendi. También Pekín y Taipei tienen Comisiones estables de altísimo nivel para tratar cuestiones de interés recíproco. ¿No es posible esperar un adecuado y sincero diálogo con China?


China es un gran país y los chinos están por todas partes. Desde que, en 1978, ha comenzado a abrirse a la realidad mundial, ¡cuántos sacerdotes, clérigos, religiosos, religiosas y laicos se han formado en los seminarios y en los institutos católicos de todo el mundo! ¿Acaso alguna vez se les ha pedido que renuncien a su identidad nacional? ¿Acaso han sido forzados a seguir una fe contra su conciencia? Si los migrantes chinos piden el bautismo (y no son pocos), ¿no gozan de los mismos derechos que los otros bautizados? Y en un mundo que se abre y se interrelaciona cada vez más, ¿se puede pensar en un aislamiento de los católicos chinos sólo porque viven en su país?


¡Cuántas veces he hablado con amigos chinos que me comentan su orgullo de pertenecer al propio país, pero que se sienten humillados en cuanto católicos en su propia casa, mientras que son muy estimados y apreciados en otras partes! ¿Pueden las Autoridades chinas ser insensibles al grito de tantos conciudadanos? Incluso señales que, en estos cinco años, han generado positivas expectativas, se han debilitado; pienso, por ejemplo, en el majestuoso concierto ofrecido al Papa por la Orquesta Filarmónica China y por el Coro de la Obra de Shanghai (2008), iniciativa que, de todos modos, sigue siendo histórica y totalmente positiva.


Una mejor comprensión de la Carta a los católicos chinos


La Carta del Papa al clero y a los fieles chinos sigue siendo válida. Los acontecimientos de estos cinco años en la Iglesia en China han reiterado su valor, oportunidad y actualidad. Después de incertidumbres, dudas, miedos y restricciones que han retrasado su conocimiento y comprensión, ahora se abre un tiempo en que el documento pontificio puede ser mejor comprendido, puede representar un punto de partida para el diálogo en la Iglesia en China y puede estimular el diálogo entre la Santa Sede y el Gobierno de Pekín. El Papa Benedicto XVI espera que se realice pronto el deseo de su venerado Predecesor, Juan Pablo II, quien ya una década atrás había declarado: “No es un misterio para nadie que la Santa Sede, en nombre de toda la Iglesia católica y, según creo, en beneficio de toda la humanidad, desea la apertura de un espacio de diálogo con las Autoridades de la República Popular China, en el cual, superadas las incomprensiones del pasado, puedan trabajar juntas por el bien del pueblo chino y por la paz en el mundo” (Carta, n. 4). Por lo tanto, un diálogo que manifieste el debido aprecio por los católicos chinos, hijos fieles de su Pueblo, y produzca frutos de armonía y de paz, que van más allá del bien de la Santa Sede y de la Iglesia.


La Carta, de todos modos, sigue siendo un documento de carácter prevalentemente religioso y sirve para allanar el camino a la reconciliación en la verdad y sin ambigüedad en la Iglesia en China.


El documento pontificio, por lo tanto, me parece todavía un admirable punto de referencia que pone bien en evidencia la pasión del Papa por la verdad, la justicia política y el amor por su pueblo. Pero es también un texto en el que se conjugan la doctrina católica, la visión política y el bien común. Espera una respuesta.


22 de octubre de 2012


Card. Fernando Filoni

Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos


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Fuente: AsiaNews


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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miércoles, 24 de octubre de 2012

La sorpresa del Papa: en noviembre creará 6 nuevos cardenales

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Al finalizar la audiencia general de esta mañana, el Santo Padre Benedicto XVI ha dado el sorpresivo anuncio – esta vez no anticipado, como suele suceder, por los vaticanistas – de que el próximo 24 de noviembre celebrará un “pequeño” Consistorio para la creación de 6 nuevos cardenales. Entre los nuevos miembros del Colegio Cardenalicio, que a continuación presentamos, no hay ningún italiano, más aún, ningún europeo.


El Santo Padre, que recordó que “los cardenales tienen el deber de ayudar al Sucesor de Pedro en el desarrollo de su ministerio de confirmar a los hermanos en la fe y de ser principio y fundamento de la unidad y de la comunión de la Iglesia”, invitó a todos “a rezar por los nuevos elegidos, pidiendo la maternal intercesión de la Santísima Virgen María, para que sepan amar siempre con valentía y dedicación a Cristo y a su Iglesia”.


Los elegidos por el Papa para recibir la dignidad cardenalicia son:


1. Mons. James Michael Harvey, de 63 años de edad, Prefecto de la Casa Pontificia desde 1998, a quien tiene intención de nombrar Arcipreste de la Basílica Papal de San Pablo Extramuros, sucediendo en ese oficio al actual Arcipreste, el cardenal Monterisi.

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2. Su Beatitud Béchara Boutros Rai, de 72 años de edad, Patriarca de Antioquía de los Maronitas (Líbano) desde el año pasado, cuando fue elegido por el Santo Sínodo de la Iglesia Maronita, una de las más numerosas Iglesias Orientales Católicas, y recibió la comunión eclesiástica del Papa Benedicto XVI, a quien recibió el mes pasado en su Sede Patriarcal.

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3. Su Beatitud Baselios Cleemis Thottunkal, Arzobispo Mayor de Trivandrum de los Siro-Malankares (India), de 53 años de edad, elegido en el año 2007 como cabeza de la Iglesia Siro-Malankar, que restauró su comunión con la Sede de Pedro en 1930 y que fue elevada a Iglesia arzobispal mayor por el Beato Juan Pablo II en el año 2005.

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4. Mons. John Olorunfemi Onaiyekan, Arzobispo di Abuja (Nigeria), de 68 años de edad, elegido y consagrado obispo por el Beato Juan Pablo II en 1990, cuando lo nombró obispo coadjutor de Abuja, sede de la que sería titular en 1992, y finalmente primer arzobispo en 1994.

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5. Mons. Rubén Salazar Gómez, Arzobispo de Bogotá (Colombia), de  70 años de edad, nombrado hace dos años por el Santo Padre para ocupar la sede primada de Colombia, donde ya como arzobispo de Barranquilla ocupaba el oficio de Presidente de la Conferencia Episcopal, en el que fue reelegido recientemente. Es también primer Vicepresidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

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6. Mons. Luis Antonio Tagle, Arzobispo de Manila (Filipinas), que con 55 años de edad es el segundo más joven de los nuevos purpurados, desde el año pasado Arzobispo de una de las más importantes sedes asiáticas, por varios años miembro de la Comisión Teológica Internacional y actualmente a cargo de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe de su nación.

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La Buhardilla de Jerónimo

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El Papa reorganiza las competencias de la Curia, con la mirada puesta en los seminarios

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Presentamos nuestra traducción de esta noticia del vaticanista Andrea Tornielli en la que hace referencia a próximos cambios en las competencias de la Curia Romana, que concentrarían en la Congregación para el Clero, guiada por el Cardenal Mauro Piacenza, la responsabilidad sobre los seminarios del mundo.

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El anuncio, dado un poco en silencio por el cardenal Gianfranco Ravasi por medio de una entrevista en L’Osservatore Romano, de la unificación de la Comisión para los Bienes Culturales de la Iglesia con el Pontificio Consejo para la Cultura, no será un caso aislado. Otros cambios, de hecho, están en vista. En la mañana del pasado jueves 18 de octubre Benedicto XVI se ha encontrado con los cardenales Zenon Grocholewski y Mauro Piacenza, respectivamente Prefectos de las Congregaciones para la Educación Católica y para el Clero, junto al arzobispo Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización.


El objetivo de la pequeña cumbre era discutir y establecer una transferencia de competencias que involucra a los tres dicasterios vaticanos. El más significativo concierne al paso de la competencia sobre los seminarios de Educación Católica a Clero. Hoy es la Congregación guiada por Grocholewski la que se ocupa tanto de las universidades católicas como de la formación en los seminarios. El proyecto de transferir esta competencia al dicasterio guiado por el cardenal Piacenza tiene una larga historia, y una indicación en este sentido por parte de Benedicto XVI había llegado ya en el 2008. Pero luego ha habido dificultades y discusiones internas, y así la decisión al respecto había sido “congelada”.


En Italia la separación entre quien forma a los sacerdotes desde el punto de vista humano, espiritual y pastoral dentro de los seminarios, y quien se ocupa de su formación intelectual en las facultades teológicas y en los ateneos pontificios, es un dato de hecho. Mientras en muchos otros países, donde hay un inferior número de facultades teológicas, los profesores viven en los seminarios y los roles a veces se superponen. La reorganización en estudio debería, por lo tanto, asignar al dicasterio que se ocupa del clero la competencia sobre la formación interna en los seminarios.


Pero si el “ministerio” vaticano para los sacerdotes podría ahora ganar una competencia, perdería otra.  De hecho, está previsto que la catequesis, hasta ahora una de las materias de las que se ocupa la Congregación para el Clero, pase al recientemente creado dicasterio para la Nueva Evangelización, instituido por Benedicto XVI y guiado por el arzobispo Fisichella. La catequesis y la difusión de las enseñanzas del Catecismo de la Iglesia Católica, el texto publicado en 1992 a cargo del entonces cardenal Joseph Ratzinger que acoge las enseñanzas del Concilio Vaticano II, es un elemento fundamental para la transmisión de la fe y la nueva evangelización. Y, por lo tanto, el nuevo Pontificio Consejo se ocupará de esto directamente.


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Fuente: Vatican Insider


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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lunes, 22 de octubre de 2012

La señal del Papa: el retorno del fanón, símbolo del “escudo de la fe”

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En esta breve pero interesante entrevista, cuya traducción en lengua española ofrecemos, Don Nicola Bux explica las motivaciones y el significado de una sorpresiva introducción en la liturgia pontificia de las Canonizaciones, celebradas ayer en el Vaticano, junto a la anunciada modificación del rito: el retorno del fanón papal, un ornamento exclusivo del Romano Pontífice, que se encontraba en desuso desde los primeros años del pontificado de Pablo VI y que, hasta el día de ayer, sólo había sido usado en una ocasión por el Beato Juan Pablo II.

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Don Nicola Bux, ¿por qué Benedicto XVI ha utilizado el fanón papal?


El fanón se usa sobre la casulla, y está formado por dos mucetas superpuestas la una a la otra; la inferior es más larga que la superior. Es de tela blanca y dorada, con largas líneas perpendiculares, separadas por una franja amaranto o roja. Sobre el pecho tiene una cruz bordada en oro.

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¿Cuál es el significado litúrgico del fanón papal?


Simboliza el escudo de la fe (cfr. Efesios 6, 16: “Tened siempre embrazado el escudo de la fe, para que en él se apaguen todas las flechas incendiarias del maligno”) que protege la Iglesia católica, representada por el Papa. Las bandas verticales de color dorado y plateado representen la unidad y la indisolubilidad de la Iglesia latina y oriental.

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Por primera vez, el domingo pasado, el rito de la Canonización ha sido anticipado antes del comienzo de la Misa. Había sucedido también con el Consistorio para la creación de nuevos cardenales en febrero y, aún antes, con el canto de la Kalenda la noche de Navidad. ¿Cuál es el motivo de estas opciones?


La razón es lograr que se perciba cada vez mejor la diferencia entre lo que pertenece al rito eucarístico de la Misa y lo que en cambio se añade a él excepcionalmente. Hoy cada vez más se tiende a añadir a la Misa otros ritos, o hacer mezclas indebidas, o a superponer frecuentemente otros ritos sacramentales. Todo esto termina impidiendo que los fieles perciban los márgenes del Sacrificio Eucarístico, así como de los distintos sacramentos y sacramentales, llevando a reducir la Misa a un programa que se completa a gusto.

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¿No existe el riesgo de que a, los ojos de los creyentes y de todo el mundo, la imagen del Papa usando vestiduras litúrgicas en desuso o las continuas modificaciones en la estructura de los ritos presididos por él puedan presentar a Benedicto XVI como un Pontífice anticuado al que le gusta usar vestimentas de museo?


Ningún riesgo, sino la señal de que, en la Iglesia, hay continuidad de Magisterio: lo que era sagrado sigue siendo sagrado. El ornamento usado por primera vez por Benedicto XVI en esta Canonización ha sido usado por Juan Pablo II, así como por Pablo VI, por Juan XXIII, por Pío XII.


Aquello que hoy debe volver a comprenderse es que los ornamentos litúrgicos no siguen las modas humanas sino que quieren dar gloria a Dios. Los sacerdotes y los obispos hasta el Papa son ministros, es decir, siervos – el Papa es servus servorum Dei -, por lo tanto, frente a la Majestad divina deben presentarse con la mayor dignidad. La riqueza de los ornamentos es el signo de esto, si bien nunca bastante adecuado, y a él debe corresponder la pureza del corazón y la castidad del cuerpo, como escribe san Francisco en la Carta a los Fieles.


Lo sagrado no va nunca al museo. La actual tendencia a la exhibición en museos de los objetos sagrados tiene algo de patológico cuando no está justificada por el motivo de salvaguardar su conservación. Los ornamentos son, en gran parte, fruto de donaciones del pueblo de Dios para conferir esplendor al culto divino.


La modificación de la estructura de los ritos corresponde a la exigencia de restaurar lo que se ha deformado por el paso del tiempo o las concesiones a las modas del momento, para permitir a los ritos expresar más claramente la lex credendi de la Iglesia. A diferencia de la beatificación, la canonización, por ejemplo, es un acto solemne del Magisterio pontificio, que declara ex cathedra, es decir, de modo infalible, que algunos de sus hijos gozan con seguridad de la visión beatífica de Dios en el Paraíso, y pueden ser invocados como intercesores y señalados como ejemplos para toda la Iglesia y no sólo para las Iglesias particulares.

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Fuente: Orticalab


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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domingo, 21 de octubre de 2012

Testigos de la fe: los siete nuevos santos del Año de la Fe

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Al comienzo del Año de la Fe, el Santo Padre preside hoy las Canonizaciones por las cuales ofrecerá a la Iglesia siete nuevos santos, testigos de la fe para nuestro tiempo. Presentamos la entrevista que el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, ha concedido a L’Osservatore Romano para ilustrar las figuras de los que hoy serán elevados al honor de los altares: la nativa norteamericana Catalina Tekakwhita, el sacerdote jesuita Santiago Berthieu, el joven catequista filipino Pedro Calungsod, el sacerdote italiano Juan Bautista Piamarta, la religiosa española María Carmen Sallés y Naranguersa, la religiosa alemana Mariana Cope y la laica alemana Ana Schäffer.

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¿Cómo podemos interpretar estas canonizaciones en pleno desarrollo del Sínodo y a pocos días de la apertura del Año de la Fe?


En el Año de la Fe, estas canonizaciones celebran a hombres y mujeres, grandes y pequeños, que han vivido con heroísmo su fe bautismal. El Papa no podía dar un mensaje más claro para el comienzo de este Año bendito. La fe, de hecho, no sólo debe ser acogida y motivada, sino sobre todo vivida y testimoniada, incluso con heroísmo. La Iglesia pide hoy a sus hijos superar el respeto humano y ser explícitos en la afirmación y la defensa de su identidad cristiana. Nuestra cultura, que está tan orgullosa de defender los derechos fundamentales de la libertad de conciencia y del respeto de las otras convicciones religiosas, es enormemente enriquecida por la coherencia de vida y por la perfección de la caridad de los cristianos.

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Dos sacerdotes, dos religiosas y tres laicos: se puede decir que el pueblo de Dios está enteramente representado. ¿Qué es lo que une a estas figuras eclesiales tan lejanas, en el tiempo, entre ellas?


El hilo conductor es su santidad, que es la vocación de todo bautizado: “Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial” (Mt 5, 48). El concilio Vaticano II ha dedicado un amplio capítulo de la Constitución dogmática sobre la Iglesia precisamente a la “vocación universal a la santidad en la Iglesia”, afirmando que todos están llamados a la santidad, tanto aquellos que pertenecen a la jerarquía, como aquellos que son dirigidos por la jerarquía. A todos, de hecho, está dirigida la palabra del apóstol Pablo: “Esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación” (1Tes. 4, 3).


En nuestro caso, tenemos al jesuita francés Jacques Berthieu (1838-1896), misionero en Madagascar. Impresionaba profundamente su celo evangelizador y su fe inmensa. Fue asesinado in odium fidei con un golpe en la nuca, mientras trataba de defender a sus fieles de los ataques de los rebeldes, que veían en los misioneros a aquellos que, llevando a Cristo, habían hecho perder el poder a las divinidades paganas y a sus amuletos.


En el grupo de los siete beatos hay también otro mártir. Se trata del joven catequista filipino Pedro Calungsod (1654-1672), uno de los muchos muchachos que acompañaban a los misioneros jesuitas españoles en misión en las islas del Océano Pacífico, hoy denominadas Marianas. Fue martirizado, junto al beato Diego Luis de San Vitores, con un golpe de lanza. Sus cuerpos fueron abandonados, con una gran piedra atada a los pies, en el fondo del océano. El hecho causó enorme impresión entre los cristianos, que recordaban a Pedro como un joven virtuoso, fiel a Cristo y entusiasta de su fe. Con su martirio, Pedro dio prueba de ser un valiente soldado del Señor Jesús (cfr. 2 Tim. 2, 3).

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Muchos padres sinodales, en sus intervenciones, han subrayado la ejemplaridad de los santos para una evangelización más eficaz. ¿Cree que la Iglesia debe dar más importancia al valor testimonial de sus fieles?


Desde los orígenes, la Iglesia ha sido bendecida por el testimonio de sus fieles. Los mártires son, de hecho, los “testigos” heroicos de la fe, hasta el don de la propia vida. Santos mártires y santos confesores son todos testigos calificados del Evangelio de Cristo. Ellos reflejan a su Señor, imitándolo con una existencia de pobreza, de pureza de corazón, de misericordia, de caridad. Los santos, como san Francisco de Asís, evangelizan con su existencia enteramente evangélica de completa asimilación a su Señor y Maestro. Hoy, sobre todo, el pueblo de Dios tiene necesidad de maestros, pero sobre todo de testigos santos.

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En estas figuras de santidad, ¿qué aspecto es más actual para la Iglesia y para la sociedad?


Su fidelidad al bautismo. Esto significa que ellos han hecho fructificar los talentos espirituales recibidos en el bautismo, es decir, las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad. Con el ejercicio de su caridad hacia Dios y hacia el prójimo ellos hacen resplandecer a la Iglesia, como la casa de la misericordia que acoge a los desheredados, que consuela a los afligidos, que instruye a los ignorantes, que cura a los enfermos. Esta santidad – como demuestra nuestra civilización del amor – ayuda a promover un tenor de vida más humano también en la misma sociedad terrena. Desde este punto de vista, los santos se revelan también como los verdaderos benefactores de la ciudad del hombre.
El sacerdote bresciano, Juan Bautista Piamarta (1841-1913), por ejemplo, es fundador de la Congregación de la Sagrada Familia de Nazaret y de las Humildes Siervas del Señor. Son dos instituciones cuyo objetivo es la formación cristiana y la orientación profesional de los jóvenes. Este apostolado es todavía hoy altamente benéfico para aquellos jóvenes que, sin la adquisición de un oficio, se encontrarían abandonados a la ignorancia y a la indigencia.


También la religiosa española, María del Monte Carmelo (1848-1911), fundadora de las hermanas Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza, se ha ocupado de la formación cristiana y profesional de las muchachas.


Como se ve, estos dos santos, siguiendo el ejemplo de Jesús que pasaba por los pueblos y las ciudades haciendo el bien, enriquecen a la sociedad con aspectos concretos de la caridad cristiana, mediante la instrucción escolástica, la orientación profesional, la asistencia a los trabajadores, el cuidado de su formación humana y cristiana. De este modo, el Evangelio se encarna en la sociedad, promoviendo una vida más buena y honesta.

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Hay dos mártires, Pedro Calungsod y Jacques Berthieu, en el grupo que el Papa canoniza. ¿Por qué hay todavía hoy tanta hostilidad con los cristianos en muchas partes del mundo?


La historia de la Iglesia está marcada desde el comienzo por el martirio de sus hijos inocentes. Por otro lado, entre las bienaventuranzas evangélicas, que describen los comportamientos esenciales de los discípulos de Cristo, está también la persecución: “Felices vosotros cuando os insulten, os persigan y se os calumnie en toda forma a causa de mí. Estad alegres y contentos porque vuestra recompensa será grande en los cielos” (Mt. 5, 11-12).


Jesús mismo, el inocente cordero sin mancha, fue injustamente condenado a muerte y crucificado. Pero la muerte fue vencida por Aquel que es el Autor de la Vida, que después de tres días resucitó, revelando la verdadera meta de la existencia terrena: la vida eterna. El pasado 13 de octubre, dos días después del comienzo del Año de la Fe, han sido beatificados en Praga 14 frailes franciscanos, asesinados in odium fidei por los enemigos de la Iglesia de Cristo. ¿Por qué las persecuciones anticristianas? Porque las tinieblas tienen miedo de los hijos de la luz y no dudan en suprimirlos. En vano, sin embargo, porque la sangre de los mártires es fecunda semilla de cristianos. La muerte, como el mal, no tiene nunca la última palabra.

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Entre los nuevos santos está la primera nativa norteamericana en ser elevada al honor de los altares. ¿Qué significado reviste para estos pueblos y para quienes los han discriminado?


Digamos, en primer lugar, que la Iglesia nunca ha discriminado a nadie. Se ha interesado siempre – puede verse a la beata Madre Teresa de Calcuta – por la asistencia y la protección de los seres más débiles y marginados. Más aún, a menudo ha sido la precursora de muchos derechos humanos, que hoy son considerados no negociables, como la defensa de los más pequeños y de los más pobres. Es conocida la carta que Meshkioassang, jefe de una tribu indígena de América del Norte, escribió el 13 de marzo de 1885 al Papa para manifestar todas las virtudes de esta joven y pedir el reconocimiento de su santidad para ofrecerla a la veneración de sus hermanos indígenas. La Iglesia no ha dejado de escuchar el pedido del jefe de la tribu. En el consistorio del sábado 18 de febrero de 2012, Benedicto XVI ha respondido al pedido hecho por las 27 tribus de católicos nativos americanos, repartidos entre los Estados Unidos del Norte y Canadá, anunciando la canonización de la beata Catalina Tekakwitha para el 21 de octubre de 2012.


La glorificación de Kateri Tekakwitha (1656-1680), hija de un jefe mohawk, pagano, y de una algonquina, ferviente cristiana, ha suscitado gran alegría y entusiasmo entre los nativos americanos. Es un gran honor para este pueblo orgulloso y valiente, que ve en este acto solemne de la Iglesia, su madre espiritual, el reconocimiento oficial del heroísmo de su joven hija, del temperamento dulce y caritativo, que vivía trabajando y rezando en los bosques de su tierra. Dedicándose completamente al amor de Jesús, hizo el voto de virginidad perpetua. En febrero de 1680, agotada por la enfermedad, murió diciendo: “Jesús, te amo”. Una vez más se había verificado la bienaventuranza evangélica: “Felices los que tienen el corazón puro porque verán a Dios” (Mt. 5, 8). La pureza angelical es el impactante mensaje que la joven Tekakwitha deja a la Iglesia y al mundo de hoy, tan lejano de la sencillez divina de esta joven.

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Entre los nuevos santos hay cuatro mujeres y tres hombres. ¿Es tal vez un signo de la mayor atención de la Iglesia hacia las mujeres?


En este caso se trata de la simple maduración de las respectivas causas y, por lo tanto, de coincidencia fortuita. También este campo, de todos modos, la Iglesia siempre ha dado gran espacio a sus hijas. Podemos pensar en la autoridad concedida a las abadesas de los monasterios y también en la libertad de movimientos y decisiones que tienen las superioras generales de las congregaciones religiosas.

Pero es más importante detenerse un segundo en las figuras de estas dos santas, ambas con un gran deseo de ser misioneras. Ana Schäffer, sin embargo, no pudo realizar este sueño por estar afectada por incidentes y enfermedades, que la obligaron por largo tiempo a permanecer en cama. Aceptó su enfermedad como camino de santificación personal y de edificación del prójimo.

Marianne Cope, en cambio, es conocida como Madre Mariana de Molokai. Como san Damián de Veuster, también ella se prodigó con heroísmo y abnegación en la asistencia a los leprosos. En la Iglesia la santidad está siempre acompañada por la caridad hacia los necesitados. Esta benéfica proyección social hace del Evangelio el libro de la vida para la humanidad entera.

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Fuente: Il Sismografo

Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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