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Presentamos nuestra traducción de este interesante análisis de Andrea Gagliarducci, publicado en Korazym, sobre los cardenales elegidos por Francisco para su primer Consistorio, que se celebrará el próximo 22 de febrero, y en el cual se ponen de manifiesto opciones claras y también novedosas del actual Pontífice.
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Atención a África y Asia, privilegiando la elección de auténticos outsider. Asombra que falte entre el rojo de los nuevos cardenales el arzobispo de Kampala, así como el de Bangkok. Sorprende que el secretario general del Sínodo siga en la lista al Secretario de Estado, señalando el impulso que el Papa quiere dar a la sinodalidad. Asombra la presencia de cardenales provenientes de Burkina Faso y de Nicaragua. El Papa Francisco ha dado muchas sorpresas, privilegiando el aspecto pastoral sobre el de gobierno. Y de la Curia ha promovido a la púrpura sólo a cuatro personas, y a tres de ellos les corresponde por oficio. Están lejos los tiempos en que convertirse en jefe de dicasterio significaba obtener el birrete rojo. Los colaboradores del Papa, en la visión de Francisco, deben estar en las periferias. Porque es “desde allí donde mejor se mira el mundo”.
La Curia
El que inicia la lista de los nuevos cardenales es Pietro Parolin. Nombrado Secretario de Estado por el Papa Francisco, el sucesor del cardenal Bertone es una figura conocida en la Secretaría de Estado, donde ha servido por varios años, hasta convertirse en el “vice-ministro de Asuntos Exteriores” vaticano. Joven (tiene sólo 58 años), originario de Schiavon, provincia de Vicenza, ha comenzado la carrera diplomática casi por casualidad, cuando alguien del Colegio Teutónico, donde residía en Roma, pidió a la diócesis de Vicenza “prestar” al joven al servicio de la Santa Sede, en lugar de hacerlo volver a casa para ocuparse del tribunal eclesiástico. Parece que Parolin nunca supo quién fue su “patrocinador”. Eran tiempos en los que se entraba al servicio de la Santa Sede por “cooptación”, había una selección precisa de los candidatos (a menudo desconocida por ellos), y se analizaba a fondo su comportamiento fuera del contexto eclesiástico. Pero en un cierto punto se comprendía quien había cooptado a quien. En el caso de Parolin, se ha dicho que ha sido el cardenal Agostino Casaroli (entonces Secretario de Estado) por indicación del entonces monseñor Achille Silvestrini (hoy cardenal) quien eligió a Pietro Parolin. El cual, con la discreción que lo caracteriza, hizo saber que nunca conoció los nombres de sus patrocinadores. Presta servicio en Nigeria por tres años (donde se ocupa de la relación con los musulmanes), luego en México, y luego una larga temporada en la Secretaría de Estado, antes de ser enviado en el 2009 como nuncio a Venezuela, para gestionar las difíciles relaciones con el presidente Chávez. Reservado y gentil, ha gestionado en primera persona los asuntos de Vietnam y de China. En el primer caso, se está yendo hacia adelante con bastante rapidez. En el segundo caso, la partida de Parolin había creado un vacío en las relaciones en las que ha tenido influencia también la difícil situación china. Ahora que ha vuelto a Roma, se ocupará sobre todo de diplomacia. Siempre ha concebido el servicio a la diplomacia como una parte de su vocación sacerdotal. Pero tiene el aspecto y la delicadeza del diplomático. Y dicen que irá a vivir en el Palacio Apostólico, apenas Bertone tome posesión de su nuevo apartamento en Palazzo San Carlo. Porque el apartamento del oficio le garantiza una reserva y una autoridad que no tendría en la Casa Santa Marta, donde, entre otros, está también el Papa. Pero está todo por verse.
Gerhard Ludwig Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha sido el gran ausente del cónclave del 2013 y uno de los “huérfanos” de Benedicto XVI, de quien ha heredado también el histórico apartamento en Piazza della Cittá Leonina y de cuya Opera Omnia está a cargo. Pero con el Papa Francisco ha establecido de inmediato una óptima relación, no dejando de hacerle notar las imprecisiones en los discursos, y también hospedándolo en su casa a almorzar. Ahora Gerhard Ludwig Müller recibe el birrete rojo de cardenal, y adquiere todavía mayor autoridad dentro de la Curia Romana. Su llegada había sido atacada por una serie de “leaks” que contestaban su ortodoxia y su amistad con Gustavo Gutiérrez, el inventor de la teología de la liberación, de quien ha sido huésped varias veces en Perú. Gutiérrez ha estado también con el Papa Francisco; de él ha sido publicado nuevamente en italiano el libro que escribió con el mismo Müller. El prefecto está siguiendo la línea de Joseph Ratzinger cuando estaba a la cabeza de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Es decir, la línea de no demonizar la teología de la liberación, de apreciar su opción preferencial por los pobres, de dejar de lado la ideología marxista, que precisamente Gutiérrez y Boff llevaron a Sudamérica después de haber estudiado en Europa. Pero Müller, pensador finísimo, conoce los riesgos que se corren cuando el pensar político se mezcla con el pensar espiritual, ha ayudado también a Gutiérrez a depurar su teología de los excesos marxistas, y sobre todo es un fiel guardián de la ortodoxia católica. Una figura de referencia, una columna para el Papa Francisco, que puede también permitirse no ser tan exacto. Para Müller el problema es, sobre todo, el de la crisis del sacerdocio. Por eso ha pedido presentar el libro de Benedicto XVI sobre el sacerdocio, “Servidores de vuestra alegría”, en todas las catedrales de Italia, tal vez en presencia de los seminaristas. El Papa ha dado su bendición. Sabe que sin una conciencia pastoral la Iglesia no puede ir hacia adelante.
La misma conciencia pastoral de Beniamino Stella, nueva púrpura que el Papa ha llamado a la guía de la Congregación para el Clero. Diplomático con experiencia en Sudamérica, como presidente de la Academia Eclesiástica, Stella se había empeñado mucho en una formación espiritual de los nuevos candidatos que ingresaban a las filas de la diplomacia. “Ha transformado la escuela diplomática en un seminario”, se hablaba maliciosamente, sin comprender que era también la línea diplomática dada por Benedicto XVI. Porque el diplomático es, ante todo, servidor de la verdad, y por lo tanto, primero que nada, un sacerdote. No era casualidad que la línea estuviera dictada desde el primer mensaje para la Jornada Mundial de la Paz con el sello de Benedicto XVI: “En la verdad, la paz”. En Sudamérica, donde había servido como nuncio, lo llamaban “Beniamino corazón”. La experiencia más importante ha sido en Cuba, de 1993 al 1999. Era el período de los viajes de Roger Etchegaray, que todavía conserva en su sala un pesebre regalado por Fidel Castro. Era el período de la preparación del histórico viaje de Juan Pablo II a Cuba. Y luego, la nunciatura en Colombia, uno de los lugares más importantes de América Latina, con cincuenta diócesis y una Iglesia viva y comprometida en el proceso de paz.
Lorenzo Baldisseri, a quien Papa Francisco ha nombrado Secretario General del Sínodo, era ya “cardenal a medias”, porque Bergoglio, elegido Papa, le había impuesto su birrete rojo, como resto de una antigua tradición según la cual el secretario del Cónclave era premiado con el cardenalato. Toscano, diplomático que ha estado en varias nunciaturas, y sobre todo un apasionado de la música. Voz talentosa, comienza a tocar el piano en la adolescencia, ingresa en el conservatorio, y luego comienza a ser diplomático. Pero diplomacia y música, en el fondo, van a la par. ¿Por qué, de otra manera, se hablaría de “concierto de las naciones” para hablar de las relaciones diplomáticas entre los Estados? ¿Por qué sería definida “giros de vals” la diplomacia “bailarina” de algunas naciones? ¿Y por qué, cuando se va en la misma dirección, se dice que se está de acuerdo? [El autor juega aquí con la palabra italiana “accordo”, que significa tanto “acorde” como “acuerdo”]. Y “acuerdo” se llama el resultado más importante de la carrera diplomática de Lorenzo Baldisseri, el “concordato” (no llamado así porque en Brasil evoca un procedimiento jurídico del contexto del procedimiento de quiebra), que reglamenta el estatuto jurídico de la Iglesia católica, y que sirve de modelo para todas las otras religiones. Un trabajo minucioso el que ha hecho Baldisseri que, en la redacción del acuerdo, ha tenido que tratar con diversas sensibilidades, integrando las exigencias de 11 ministerios diversos de la inmensa administración del Brasil. Ahora está llamado a llevar adelante una reforma del Sínodo de los Obispos, que el Papa Francisco parece querer transformar en un órgano de discusión permanente, una suerte de motor de pensamiento de la Iglesia. La primera etapa es el sínodo extraordinario del próximo mes de octubre. Será relator general el cardenal Peter Erdo, un fino canonista, y secretario el obispo Bruno Forte, famoso teólogo: dos personas llamadas a dar orden a una discusión que será particularmente encendida.
Asia
Se convierte en cardenal también Andrew Yeom Soo Jung, arzobispo de Seúl, en Corea del Sur. La atención por Corea por parte de la Santa Sede es vivísima. Una nación cristiana gracias a misioneros laicos provenientes de China, muy activa en el frente de la relación entre las dos Coreas (hay sólo un misionero católico que logra una vez al año cruzar el paralelo 32), Corea del Sur es una suerte de puesto de avanzada de la Iglesia católica en Asia. Tan importante que ha sido Pietro Parolin en persona a tomar parte en las celebraciones en el 30° aniversario de la apertura de las relaciones diplomáticas con la Santa Sede. Yeom es un obispo que conoce la comunicación, y ha sido presidente de la Peace Broadcasting Corporation, una televisión y radio católica surcoreana fundada en 1990 y muy difundida en la nación. Proveniente de una familia que ha mantenido su credo religioso por generaciones, a pesar de las persecuciones, era casi descontado para Yeom, perteneciente a la quinta generación de creyentes, convertirse en sacerdote, un camino que han seguido sus dos hermanos menores. Graduado en la Universidad Católica de Corea en 1970, Yeom tiene también un master en Educación y Psicología. Varios han sido sus oficios, entre los cuales el de Rector del Seminario mayor y canciller de la Curia Diocesana. Obispo auxiliar de Seúl y titular de Thibuica desde el 2001, se convierte en arzobispo de Seúl en el 2012. Cuando tomó posesión como arzobispo dijo: “Tenemos necesidad de mantener la dignidad de la vida humana en una sociedad que toma la vida a la ligera. La diócesis combatirá por esto”.
Pero la verdadera sorpresa es el segundo cardenal proveniente de las Filipinas. Se trata de Orlando Quevedo, arzobispo de Cotabato, oblato de María Inmaculada (ha entrado en la Orden en Washington), y se ha licenciado en pedagogía en la Universidad Santo Tomás de Manila. Sacerdote desde 1964, es obispo desde 1998. Figura distinguida del episcopado filipino, de él hay lecciones sobre cómo “pensar con la Iglesia”. Entre los problemas del episcopado ha identificado el clericalismo. Es un pastor con una fuerte formación personal.
América del Sur
En América del Sur, descontada la púrpura a Orani Tempesta, arzobispo de Río de Janeiro. Recientemente el Papa le ha hecho anunciar también el apoyo y la ayuda del Vaticano, que enviará 3,6 millones de euros para cubrir parte de las deudas de la Jornada Mundial de la Juventud. Una JMJ que ha sido un éxito, con 2 millones de jóvenes en la playa de Copacabana. Orani es conocido como “el obispo trabajador”, ha hecho mucho en las diócesis a las que ha sido enviado, acepta las invitaciones de todas las parroquias, va a las favelas. En Río ha prometido visitar una por una todas las parroquias, suscitando gran entusiasmo popular: ninguno lo había hecho nunca. Tiene una especialización en comunicación y es presidente de la Comisión para la Comunicación de la Conferencia de Obispos del Brasil.
Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires, ha sido llamado a suceder a Jorge Mario Bergoglio. El Papa Francisco ha querido llenar pronto el lugar que quedó vacante en la que llama “mi diócesis anterior”. Tal vez también para dar una señal al episcopado argentino, muy dividido por las oleadas de secularización. El cardenal Bergoglio, su decisionismo, su no querer contraponerse al mundo que cambia (la Argentina ha sido la case history sobre Doctrina Social en el Informe anual del año pasado), no vivía una vida tranquila entre las diócesis argentinas. Ahora, como cardenal, Poli deberá llevar adelante el “estado de misión permanente” en el que Bergoglio había puesto a su misma diócesis, y también las iniciativas del Bautismo como obra misionera, con tiendas para el bautismo que se levantaban dentro de la sociedad de Buenos Aires. Bergoglio lo ha elegido porque sabe que proseguirá en esta línea. Ir a las periferias: ésta es la clave de Poli en Buenos Aires.
En la lista de los nuevos birretes está también Ricardo Ezzatti, arzobispo de Santiago, en Chile. Una púrpura esperada desde hace tiempo, para un hombre que en Chile es amadísimo. Ezzatti, italiano de origen, salesiano, ha sido también árbitro en las series menores en Italia. Era el período en que estudiaba en la Universidad Salesiana, después de haberse convertido en salesiano precisamente en Chile en 1959, estudiando luego filosofía en la Universidad Católica de Valparaíso. Sacerdote desde 1970, ha sido superior general de los salesianos en Chile desde 1984 a 1991, y vicepresidente de la CONFERRE, la asociación que reagrupa a todas las comunidades de religiosos y religiosas en Chile. Desde 1991 a 1996 ha trabajado en la Santa Sede, en la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Un oficio que lo llevó a trabajar estrechamente con Francisco Javier Errázuriz, de quien ha tomado el testigo como Arzobispo de Santiago. Errázuriz es hoy uno de los consejeros más escuchados del Papa Francisco.
Por sorpresa hay un cardenal proveniente de Nicaragua. Es Leopoldo José Brenes Solórzano, arzobispo de Managua desde el 2005 y con un pasado de estudiante en la Pontificia Universidad Lateranense. Solórzano está entre aquellos que más han defendido a Benedicto XVI en la cuestión pedofilia, tomando posición clara en un momento en que la Iglesia de Nicaragua aún no la había tomado. En estos años, primero como obispo de Granada y luego de Managua, se dice que ha llevado a la Iglesia nicaragüense a un terreno de cordiales relaciones con Roma y ha favorecido una transición moderada a través de un gobierno pastoral y un diálogo constante con las instituciones.
Y hay también un cardenal proveniente de Haití, Chibly Langlois, un camino hecho todo en la isla devastada por el tsunami, es obispo de Les Cayes y presidente de la Conferencia Episcopal de Haití. Después del tsunami, ha estado en primera línea en la búsqueda de ayuda, llegada especialmente de los cercanos Estados Unidos.
Europa
Capítulo Europa. Benedicto XVI, en el 2012, había tenido dos consistorios, y en el segundo había dado púrpuras sólo fuera de Europa y a arzobispos residenciales: un modo de equilibrar un primer consistorio considerado “demasiado curial”. Lógico que el Papa haya procedido a opciones “de oficio”.
Vincent Gerard Nichols, arzobispo de Westminster, estaba en lista para una púrpura desde hace tiempo. Pero ha entrado también entre los miembros de la Congregación para los Obispos y es tomado en consideración por el Papa Francisco. Nichols ha sido también uno de los protagonistas de las tratativas que llevaron a la erección del Ordinariato anglicano en la Iglesia católica, y como primado de la Iglesia de Inglaterra ha ordenado a los primeros tres sacerdotes anglicanos que han pasado a la Iglesia Católica. Ha defendido a la Iglesia de Inglaterra de las acusaciones de los medios y ha apoyado también la “Big Society” del premier inglés David Cameron. Al respecto, Nichols ha dicho: “Nos da la experiencia de estar juntos en un lugar que cambia el modo de pensar. Entre sus primeros actos públicos ha habido una declaración sobre los abusos sexuales por parte de sacerdotes en Inglaterra. “Cada vez que hay un caso de abuso en la Iglesia católica es un escándalo”, dijo.
Gualtiero Bassetti es el primer arzobispo de Perugia en ser cardenal desde 1878, cuando Vincenzo Pecci fue elegido Papa con el nombre de León XIII. Obispo de Peruggia-Cittá della Pieve desde el 2009, su nombramiento como cardenal estaba en el aire desde que el Papa Francisco lo sumó a los miembros de la Congregación para los Obispos, sustituyendo allí, siendo vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana, a su presidente, Angelo Bagnasco. Como arzobispo ha dado mucha atención a la pastoral familiar. Comentando la visita del Papa Francisco a Asís, en L’Osservatore Romano, había notado: “Hoy, como en el pasado, es fundamental huir de la mundanidad, porque el Señor, como ha exhortado varias veces el Papa Francisco, necesita pastores con olor a oveja y no peinadores de ovejas. Comienza por esta conciencia el anuncio del Evangelio en una sociedad que cada vez más tiende a premiar los derechos individuales en perjuicio de la familia”. Su nombramiento parece referir al “cardenalato ad personam”, es decir, el birrete rojo dado por el Papa en virtud de la confianza en el nuevo purpurado y no del lugar que éste ocupa.
África
África obtiene dos nuevos birretes rojos, y son dos sorpresas. Viene de Burkina Faso Philippe Nakellentuba Ouédraogo, arzobispo de Ouagadougou. También él un hombre de las periferias, miembro de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, pero con una trayectoria completamente africana, sin estudios en el exterior. Llevará visibilidad y prestigio a una Iglesia en dificultad. En el pasado mes de junio, la Conferencia Episcopal del país subrayó que “Burkina Faso tiene necesidad de justicia, reconciliación y paz. Los protagonistas de las tensiones sociales actuales deben evitar toda violencia y toda acción que puedan empeorar las tensiones y amenazar la dignidad de la persona humana y el bien común, llevando nuestra nación al caos”.
Y es una Iglesia en sufrimiento también la de Costa de Marfil, que ahora tendrá entre los miembros del Colegio Cardenalicio a Jean Pierre Kutwa, arzobispo de Abiyán desde el 2006. Biblista con doctorado en la Universidad Urbaniana de Roma, Kutwa guía una Iglesia en una nación que cuenta con el 35-40 por ciento de musulmanes, el 25-50 por ciento de seguidores de las religiones tradicionales, y un 20-30 por ciento de cristianos. Una mezcla de religiones y culturas en una nación entre Ghana y Liberia, con una situación explosiva. La guerra civil ha dividido la nación, los grupos rebeldes controlan el norte y las fuerzas del gobierno mantienen el control del sur. Un acuerdo para el cese del fuego se ha alcanzado pero la paz es frágil. La Iglesia, como siempre, aportará toda su contribución.
América del Norte
No hay ningún nuevo cardenal de los Estados Unidos. Pero, por otro lado, Canadá ha tenido el birrete rojo de Gerald Cyprien Lacroix, arzobispo del Quebec, que ha tomado el lugar del cardenal Marc Ouellet en el combate a la revolution tranquille que ha transformado el Canadá en un país fuertemente secularizado. Su biografía es similar a la de Ouellet, con experiencia en Sudamérica por el Instituto Secular Pío X (al que pertenece), donde ha estado de 1990 al 2000. Conjuga la experiencia de las Iglesias latinoamericanas con el conocimiento del mundo anglosajón, y está dotado de un fuerte sentido pastoral.
Cardenales no electores
Finalmente, el Papa Francisco ha creado tres cardenales no electores. Loris Capovilla es el primero de la lista, y no podía ser de otra manera, en el año en que Juan XXIII será canonizado. Él ha sido un fiel secretario de Juan XXIII, primero en el Patriarcado de Venecia y luego en Roma, cuando Angelo Giuseppe Roncalli fue elegido Papa. A los 98 años, su memoria es todavía lúcida, y el amor por Juan XXIII es testimoniado por las innumerables obras sobre el Papa de las que se ha encargado, incluidos los escritos del mismo Roncalli. Añadido al número de los periodistas desde 1950, perito conciliar desde la muerte de Juan XXIII hasta 1967, se convierte luego en arzobispo, primero en Chieti y luego en Loreto.
El Papa Francisco ha pensado también en Fernando Sebastián Aguilar, arzobispo emérito de Pamplona, nacido en 1929, que ha presentado su renuncia en el año 2007.
Y por sorpresa habrá un cardenal de las Antillas: es Kelvin Edward Felix, arzobispo emérito de Castries (Santa Lucía), nacido en 1933, ex presidente de la Conferencia de las Iglesias del Caribe, presidente de la Conferencia Episcopal de las Antillas, y miembro del Pontificio Consejo para la Familia, del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y del Consejo sinodal para América.
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Fuente: Korazym
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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