miércoles, 1 de abril de 2009

Totus tuus ego sum

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Juan Pablo II

Su Santidad Juan Pablo II

(18/5/1920 – 2/4/2005)

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“«Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor» (cf. Mt 24, 42). Estas palabras me recuerdan la última llamada, que llegará en el momento en el que quiera el Señor. Deseo seguirle y deseo que todo lo que forma parte de mi vida terrena me prepare para ese momento. No sé cuándo llegará, pero al igual que todo, pongo también ese momento en las manos de la Madre de mi Maestro: «Totus tuus». En estas mismas manos maternales lo dejo todo y a todos aquellos a los que me ha unido mi vida y mi vocación. En estas manos dejo sobre todo a la Iglesia, así como a mi nación y a toda la humanidad. Doy las gracias a todos. A todos les pido perdón. Pido también oraciones para que la misericordia de Dios se muestre más grande que mi debilidad e indignidad”.


Del testamento del Santo Padre Juan Pablo II

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Último Vía Crucis

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“« ¡No tengáis miedo!» (Mt 28, 5). Las palabras del ángel de la resurrección, dirigidas a las mujeres junto al sepulcro vacío, se convirtieron en una especie de lema en labios del Papa Juan Pablo II, desde el inicio solemne de su ministerio petrino. Las repitió muchas veces a la Iglesia y a la humanidad en camino hacia el año 2000, luego durante aquella meta histórica, y también después, en el alba del tercer milenio. Siempre las pronunció con inflexible firmeza, primero blandiendo el báculo pastoral que culmina en la cruz y luego, cuando sus energías físicas estaban decayendo, casi agarrándose a él, hasta aquel último Viernes santo en el que participó en el vía crucis desde su capilla privada estrechando la cruz entre sus brazos. No podemos olvidar ese último y silencioso testimonio de amor a Jesús. También esa elocuente escena de sufrimiento humano y de fe, en aquel último Viernes santo, indicaba a los creyentes y al mundo el secreto de toda la vida cristiana. Su « ¡No tengáis miedo!» no se apoyaba en las fuerzas humanas, ni en los éxitos obtenidos, sino solamente en la palabra de Dios, en la cruz y en la resurrección de Cristo. Este abandono en Cristo se puso de manifiesto de un modo cada vez más evidente a medida que era despojado de todo, al final incluso de la palabra misma. Como aconteció a Jesús, también a Juan Pablo II, al final, las palabras dejaron su lugar al sacrificio extremo, al don de sí mismo. Y la muerte fue el sello de una existencia totalmente entregada a Cristo, configurada a él incluso físicamente por los rasgos del sufrimiento y del abandono confiado en los brazos del Padre celestial. Como atestiguan los que estuvieron cerca de él, sus últimas palabras fueron: «Dejad que vaya al Padre»; así culminaba una vida totalmente orientada a conocer y contemplar el rostro del Señor.”


De la homilía del Papa Benedicto XVI en el tercer aniversario de la muerte de Juan Pablo II, 2 de abril de 2008.

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1 Comentarios:

marylua ha dicho

Juan Pablo segundo Amo mucho a nuestra Madre del Cielo y Ella amo Mucho al HIjo de su Corazon..
esto es lo mas importante para mi.
este amor entre el Hijo y su Madre..
que Dios le Bendiga eternamente y nos conceda su Bendicion..
mary