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“Estoy verdaderamente contento de que el Santo Padre haya decidido autorizar a nuestra Congregación a promulgar juntos los decretos referentes a las virtudes heroicas de dos grandes Pontífices: Pío XII y Juan Pablo II”. El arzobispo salesiano Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las causas de los santos, está realmente satisfecho. Lo oímos después de que Benedicto XVI ha dado luz verde a la publicación de veintiún decretos que conciernen a otros tantos candidatos a la gloria de los altares. Obviamente, los que suscitan más clamor a nivel mediático son los dos Papas, Wojtyla y Pacelli. Y de sus figuras parte nuestro diálogo con el obispo.
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Excelencia, los medios de comunicación se esperaban el placet pontificio respecto a Juan Pablo II y, en cambio, sorpresivamente, ha llegado también el de Pío XII.
Para nuestro dicasterio, ciertamente no puede considerarse una sorpresa, dado que el Congreso de los cardenales y obispos miembros de la Congregación ya había votado, hace tiempo, unánimemente a favor de la heroicidad de las virtudes de Eugenio Pacelli. Y una investigación posterior en los archivos de la Secretaría de Estado había concluido positivamente.
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¿El anuncio de ayer significa que las dos causas procederán de ahora en adelante en forma paralela?
Cada una seguirá su curso. Se ha tratado de una feliz coincidencia.
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Es conocido que se ha registrado una presunta curación milagrosa atribuida a la intercesión de Juan Pablo II…
Este eventual presunto milagro será examinado con los rigurosos procedimientos de nuestra Congregación y sólo después se podrá proceder, eventualmente, a la ceremonia de beatificación.
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¿Es técnicamente utópico pensar que esta ceremonia pueda tener lugar el próximo año, tal vez cerca del aniversario de la elección al papado de Juan Pablo II, que es el 16 de octubre?
Sic rebus stantibus, sería técnicamente no utópico.
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Se ha hablado mucho de que el Papa ha permitido un “curso preferencial” en el proceso de beatificación…
Benedicto XVI ha concedido una derogación a la norma que permite el inicio de la causa de beatificación sólo cinco años después de la muerte del candidato. La derogación ha sido solamente en relación a los tiempos del proceso pero no respecto a los procedimientos, que han sido – como siempre, por otra parte – extremadamente rigurosos.
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Ayer han sido aprobados también los decretos sobre otras figuras de candidatos al honor de los altares. Está, por ejemplo, el martirio del padre Jerzy Popieluszko...
Su asesinato fue un abominable acto de crueldad. Su fortaleza nos enseña a todos nosotros, que vivimos en Occidente, que la Iglesia debe ir contracorriente, contraponiendo la cultura de la vida y de la verdad a la cultura de la muerte y de la mentira.
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Luego está la beata sor Mary MacKillop que podrá ser canonizada, convirtiéndose así en la primera santa australiana...
Para toda Australia, y particularmente para los católicos, sor MacKillop es un símbolo de rescate social y promoción humana. Su canonización ciertamente podrá contribuir a renovar el entusiasmo y la voluntad de bien, para reafirmar la fe en Jesús e inspirar una vida cristiana cada vez más generosa y comprometida.
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Otra figura interesante es la de la religiosa inglesa Mary Ward, de la que han sido aprobadas las virtudes heroicas.
Ward vivió en la así llamada era isabelina e intuyó que la salvación de la sociedad pasa a través de la promoción de la figura femenina y se comprometió, en tiempos difíciles, a favorecer la instrucción de las mujeres y su inserción en el mundo de la cultura y del trabajo.
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¿Es verdad que el Papa, de niño, frecuentó el asilo de las hermanas de la Congregación fundada por Ward, las “Damas inglesas”?
Es cierto, lo ha recordado él mismo.
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Han sido aprobadas también las virtudes de un hermano salesiano.
Sí, don Giussepe Quadrio, gran profesor de teología, que tuvo un rol importante cuando Pío XII decidió definir solemnemente el dogma de la Asunción. Pero, sobre todo, un gran sacerdote que puede ser considerado un modelo a proponer en este Año sacerdotal.
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Fuente:Il blog degli amici di Papa Ratzinger
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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