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Parece haber quedado ya muy claro que lo que en un principio quiso presentarse como un “lógico rechazo al levantamiento de la excomunión a un Obispo ultra-tradicionalista que profirió declaraciones graves negando el Holocausto”… era en realidad una campaña destinada a desacreditar al Santo Padre Benedicto XVI, tergiversando sus buenas intenciones y frustrando su búsqueda de la unidad de la Iglesia en el ejercicio del ministerio petrino.
En este contexto, es realmente admirable que sigan llegando a la Santa Sede pedidos de clarificación de la posición de la Iglesia, del Papa y de la Fraternidad de San Pío X frente al antisemitismo. Estos pedidos llegan desde una gran variedad de ámbitos: distintas asociaciones judías, autoridades de algunas naciones (basta pensar en la canciller alemana, Angela Merkel), teólogos que aún llamándose católicos hace tiempo que han cruzado el umbral de lo auténticamente católico, e incluso cardenales, obispos y sacerdotes (por ejemplo, el Cardenal Arzobispo de Viena).
Podríamos preguntarnos si la posición de la Santa Sede, la del Papa Benedicto XVI, o incluso la de la FSSPX, son o han sido en algún momento ambiguas. Este necesario examen de conciencia toma, tal vez, un segundo y la respuesta es: no. Son posiciones clarísimas, que no admiten ambigüedad. A este respecto, ofreceremos luego la traducción del comunicado que hoy difundió la Sala de Prensa Vaticana respondiendo una vez más a dichos pedidos de aclaración y remitiendo a cuatro textos del Papa Benedicto cuyo vínculo también ofrecemos. Brindamos, además, la traducción de una declaración reciente de Monseñor Fellay (máxima autoridad de la Fraternidad) donde deja muy clara la opinión oficial sobre este tema.
Sin embargo, antes de ofrecer dichos textos, nos parece oportuno añadir un comentario. Considerando que estas posiciones son tan claras, sería absurdo continuar con estos pedidos de clarificación y más absurdo aún sería ponerlos como excusa para otro tipo de motivaciones. El Papa, cuyo lema episcopal es cooperator veritatis, nos ha enseñado que “no habrá paz si no se vive en la verdad”. Por eso, nuestro llamado es a la verdad. Sería beneficioso para todos que aquellos que sólo quieren atacar al Vicario de Cristo, o a la Fraternidad de San Pío X, o que estén ofendidos porque el Papa busque la unidad, o que no se encuentren a gusto con la doctrina de la Iglesia, o que consideren que la Iglesia es aquello que ellos se han inventado según un falso “espíritu del concilio”, manifiesten abiertamente sus pensamientos. Lo que es inadmisible es que continúen excusándose en mentiras con el fin de ocultar sus verdaderas intenciones.
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Comunicado de la Sala de Prensa de la Santa Sede
A propósito de las nuevas solicitudes de aclaración de la posición del Papa y de la Iglesia Católica sobre el tema del Holocausto, el Director de la Sala de Prensa recuerda que el pensamiento del Papa sobre el tema del Holocausto ha sido expresado con mucha claridad en la Sinagoga de Colonia el 19 de agosto de 2005, en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau el 28 de mayo de 2006, en la sucesiva Audiencia General del 31 de mayo de 2006, y aún recientemente al final de la Audiencia General del 28 de enero pasado con palabras inequívocas, de las que recordamos solamente las siguientes: “A la vez que renuevo con afecto la expresión de mi plena e indiscutible solidaridad con nuestros hermanos destinatarios de la Primera Alianza, espero que la memoria del Holocausto impulse a la humanidad a reflexionar sobre el imprevisible poder del mal cuando conquista el corazón del hombre. Que el Holocausto sea para todos advertencia contra el olvido, la negación o el reduccionismo…”.
La condena a declaraciones que niegan el Holocausto no podía ser más clara y, por el contexto, resulta evidente que se refería también a las posiciones de Mons. Williamson y a todas las posiciones análogas.
En esa ocasión, el Papa mismo ha explicado también claramente el objetivo del levantamiento de las excomuniones que no tiene nada que ver con una legitimación de las posiciones negacionistas del Holocausto, claramente condenadas por él.
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Declaraciones de Monseñor Bernard Fellay al periódico Famille Chrétienne
“Nosotros condenamos firmemente todo acto asesino contra un inocente. ¡Es un crimen que clama venganza al cielo! Sobre todo cuando se dirige a un pueblo entero. Rechazamos toda acusación de antisemitismo. De manera total y absoluta. Rechazamos cualquier forma de aprobación de lo que ha ocurrido bajo Hitler. Es algo abominable. El Cristianismo pone la caridad por encima de todo. San Pablo, hablando de los judíos, proclama:”Yo mismo desearía ser maldito, separado de Cristo, a favor de mis hermanos” (Rom. 9, 3). Los judíos son “nuestros hermanos mayores”, en el sentido de que tenemos algo en común, la antigua Alianza. Es cierto que el reconocimiento de la venida del Mesías nos separa.
Es muy interesante notar que la Iglesia no ha esperado al Concilio para establecer una línea de acción respecto a los judíos. Desde los años ’30, y también durante la guerra, diversos documentos de la Iglesia de Roma han establecido una posición muy justa: ¡las abominaciones del régimen hitleriano deben ser condenadas! Pío XI había dicho “espiritualmente todos somos semitas”. Es una verdad que brota directamente de las Sagradas Escrituras. Como también afirma San Pablo, “somos hijos de Abraham”.
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Textos originales de las declaraciones:
Papa Ratzinger Blog y Sacri Palazzi
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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