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A pocas horas del comienzo de las celebraciones de Navidad, a las que el Santo Padre dará inicio con la Misa solemne que celebrará en San Pedro, ofrecemos esta entrevista a Mons. Guido Marini, maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, en las que explica brevemente algunas particularidades de la liturgia papal de estos días.
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Monseñor, estamos en el Tiempo de Navidad. ¿Hay novedades este año en las celebraciones del Papa Benedicto?
Diría que no. Y esto no debe asombrar. Está bien, de hecho, recordar que lo que hace “grande” a la liturgia no es la invención continua de algo nuevo por parte nuestra, individuos o comunidad. Lo realmente “nuevo”, que renueva la vida, es el misterio de Cristo, que en la liturgia es celebrado y representado. A nosotros se nos pide, sobre todo, una participación cada vez más viva, real, existencial. Nuevos y renovados, en el corazón y en la vida, debemos ser nosotros, por la gracia de Cristo. Añado que la repetitividad del acto litúrgico, en su objetividad, es una gracia del todo especial porque nos recuerda la fidelidad de Dios a su promesa de amor y nos permite, en el curso del tiempo, una adhesión siempre mayor a la vida divina que se nos dona.
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Se comienza con la Santa Misa de la Noche del 24, que es precedida por el canto de la Kalenda. ¿Cuál es el significado de este rito?
En primer lugar, este año la Santa Misa será precedida por la oración del Oficio de Lectura, tal como sugiere y aconseja el Misal Romano, que comenzará a las 21. Concluida la oración del Oficio, antes del comienzo de la Misa, está previsto el canto de la Kalenda, como ya es costumbre desde hace algunos años. Es el solemne anuncio de la Navidad. En ese canto el recuerdo de algunos acontecimientos de la historia de la salvación permite entrar en la gran espera del Salvador que ha caracterizado universalmente la vida de los pueblos. Al término de la Kalenda, un diácono descubrirá la estatua del Niño Jesús, colocada, como de costumbre, frente al altar de la Confesión.
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El 31 de diciembre se realiza el Te Deum, ¿cuál es el sentido de esta celebración?
Al final de un nuevo año, la Iglesia se dirige a su Señor para adorarlo, darle gracias, alabarlo, pedirle perdón e invocar su bendición. Éste es el sentido característico del canto del Te Deum, insertado en el contexto de una celebración litúrgica, como la de las Vísperas, y acompañado por la adoración y la bendición eucarística. Considero que precisamente el acto de la adoración es particularmente indicado para una celebración cuyo significado está en dirigir la mirada al Señor de la historia pasada y futura, en el signo de la gratitud y de la esperanza.
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El 1º de enero el Papa celebra la Misa por la Jornada Mundial de la Paz, una “novedad” que se introdujo en 1966…
De hecho, hace ya 45 años que a la gran solemnidad de la Santísima Madre de Dios, la principal entre las festividades marianas del año litúrgico, se asocia la Jornada mundial de la paz. Los cristianos saben bien que la paz no es el resultado de los esfuerzos, incluso generosos, de los hombres. No puede haber paz allí donde no sea reconocido el derecho de Dios. En este día, la Iglesia invoca del Cielo el don de la paz. Y lo hace mirando a María y confiando a Ella, que es Madre del Señor de la paz, la propia oración. También por este motivo, en San Pedro, la celebración de la Misa será precedida por la oración del Rosario.
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El 6 de enero Benedicto XVI celebra la solemnidad de la Epifanía, con la ordenación episcopal de dos nuevos nuncios… [Uno de ellos es Mons. Charles Brown, nuevo nuncio en Irlanda, por muchos años colaborar del Papa en la Congregación para la Doctrina de la Fe]
El hecho de que la ordenación tenga lugar en la solemnidad de la Epifanía no distrae ciertamente del misterio celebrado por la Iglesia. Es, más bien, muy significativo que en el día de la manifestación de Dios a los Magos, se haga a la Iglesia el don de algunos obispos, aquellos que son los primeros en recibir el mandato de “manifestar” al Señor hasta los confines de la tierra.
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El domingo 8 de enero está prevista la Fiesta del Bautismo del Señor, cuando administrará el sacramento a algunos niños. Una curiosidad: ¿quiénes serán, este año, los pequeños afortunados?
Como ya es costumbre desde hace muchos años, los niños que recibirán el don del Bautismo de manos del Santo Padre son todos hijos de dependientes de la Santa Sede, nacidos en el año entre septiembre y diciembre.
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¿En las liturgias de este año está previsto el uso de vestiduras y ornamentos litúrgicos particulares?
El criterio en la elección y en el uso de vestiduras y ornamentos litúrgicos sigue siendo el de los pasados años: un sereno equilibro entre lo antiguo y lo nuevo. También esto sirve para expresar la verdad fundamental por la cual la Iglesia es un sujeto viviente que conoce un desarrollo armónico, sin fracturas, a lo largo de la historia. La liturgia no puede más que participar de tal desarrollo anclado en la propia gran Tradición. Sin olvidar, volviendo a los ornamentos, la clara indicación del Concilio Vaticano II que recomienda la noble belleza.
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Fuente: Avvenire
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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1 Comentarios:
"Anunciemos a todos el gozo y la esperanza
de esta Buena Noticia.
Contemplemos, desde el silencio,
este misterio de amor
y exulte todo nuestro corazón."
Feliz Navidad!!!
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