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La agencia Gaudium Press realizó una interesante entrevista al Arzobispo Kurt Koch, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Ofrecemos aquí algunas de las partes más importantes de la misma, donde Mons. Koch se refiere a la situación actual del ecumenismo, a la hermenéutica del Concilio Vaticano II y a la cuestión litúrgica.
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El Card. Kasper, en su última rueda de prensa como Presidente, resaltó que el diálogo con las Iglesias y las Comunidades Protestantes ha perdido "su entusiasmo". También el diálogo con la Iglesia ortodoxa en ciertos puntos no es fácil. En su opinión, ¿cuáles son las primeras exigencias?
En los 40 años de ecumenismo después del Concilio Vaticano II nuestros acompañantes cambiaron mucho. Por ejemplo, en las Iglesias Reformadas no tenemos más este deseo de unidad como había en el período antes y después del Concilio. Yo observo algunas tensiones para el retorno a una teología liberal, no a una teología dogmática. Es un gran desafío que no se satisface con la realidad de hoy. De muchos reformadores tengo la impresión que quieren la continua aceptación de las Iglesias y la concelebración eucarística. Después de esto tendremos ya el final del ecumenismo. Para mí no es así. Porque la Iglesia que nosotros confesamos en la Confesión Apostólica "una, santa, católica y apostólica", no es la suma de todas las Iglesias que tenemos en el mundo. Para este punto de vista, la unidad de la Iglesia es una obra del hombre para construir la suma de todas las Iglesias. Para mí, unidad en la fe es unidad en el organismo del Cuerpo de Cristo. Porque quiero un poco más en el ecumenismo que algunos representantes de las Iglesias Reformadas. Porque es necesario profundizar también la espiritualidad del ecumenismo. Porque Jesús dijo que todos deben estar unidos para que "el mundo pueda creer". Y esto quiere decir que la realidad en la unidad de las Iglesias debe ser visible, y una realidad invisible.
Y la segunda cosa es que en estos 40 años surgieron nuevas diferencias. Al inicio del diálogo tuvimos diversas diferencias en la fe, en las confesiones de la fe. Hoy tenemos nuevas diferencias, principalmente a nivel ético. Todas las preguntas de la bioética, también el fenómeno de la homosexualidad. Hay un gran desafío en todo el ecumenismo. Se ve el contexto de los anglicanos que están próximos a una división sobre esto.
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¿Entonces lo que divide más en el diálogo ecuménico es la ética y no la teología dogmática?
Sí.
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Usted fue invitado a presentar dos discursos en el "Schülerkreis" (círculo de estudiantes del Papa) en presencia del Santo Padre.
Estoy muy sorprendido con esta invitación. Porque tengo un poco de sensación de que tengo que tocar piano frente a Mozart. Es como ser un estudiante de piano delante de Mozart. Pero es también un gran desafío que enfrento con mucho placer por estar en contacto con esta atmósfera de los discípulos de Ratzinger. Sé que el Papa es muy abierto para discutir estas cosas. Es un gran desafío porque hoy se da un conflicto entre dos interpretaciones del Concilio Vaticano II. Una interpretación dice que la tradición terminó con el Concilio y que con este Concilio llegó una nueva era. No está más ligado al pasado, a la tradición. Mi visión es que el Concilio es un gran evento en el río de la tradición que vive. Y porque el Concilio Vaticano es abierto en el futuro y el pasado.
Pienso que ésta es también la visión de los Padres del Concilio. Hoy tenemos un poco de instrumentalización del Vaticano II por los propios pensamientos de algunos teólogos. Y no son sinceros al presentar el Concilio. Pienso también que mucha gente habla del Concilio y quiere que el Papa “vuelva a él” pero las personas no lo conocen. Principalmente, la gran Constitución sobre la Iglesia “Lumen gentium”, con los ocho capítulos. Las personas conocen solamente el tema del segundo capítulo: "La Iglesia y el pueblo de Dios". Pero el segundo capítulo no puede ser entendido sin el primer capítulo sobre el misterio de la Iglesia. Para mí, principalmente el quinto capítulo, sobre la vocación a la santidad, es el tema fundamental de esta Constitución.
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Estas dos visiones influyen también en el comportamiento en la liturgia. ¿Cómo debe entenderse la liturgia hoy?
Todo lo que las personas dicen de nuevo después del Concilio Vaticano II no era tema de la Constitución sobre la Liturgia. Por ejemplo, celebrar la eucaristía de frente a los fieles nunca fue el tema de la tradición. La tradición siempre fue celebrar en dirección al este, porque esta es la vista de la resurrección. En la Basílica de San Pedro, se celebraba desde hace tiempos de frente a las personas porque aquella dirección era la dirección dirigida al Este. La segunda cosa es la lengua vernácula. El Concilio quiso que el latín permaneciese como la lengua de la liturgia.
Pero todas las cosas muy profundas, fundamentales de la Constitución litúrgica, no son todavía conocidas por muchos. Por ejemplo, toda la liturgia y la liturgia de la Pascua. La Pascua del misterio, la muerte y la resurrección de Jesucristo. No se puede celebrar la Pascua sin sacrificio, y este es el tema que se coloca en la teología. Porque también la Constitución sobre la revelación no es aún acogida en la Iglesia. Tenemos todavía mucho que hacer para apropiar el Concilio.
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Texto completo de la entrevista: Gaudium Press
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