viernes, 16 de abril de 2010

¡Felicidades, Beatísimo Padre!

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 Benedicto XVI - 16 de abril - 83 años

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En el día de su 83º cumpleaños, quienes hacemos esta Buhardilla, también en nombre de todos nuestros amigos y lectores, saludamos con afecto filial a nuestro Santo Padre el Papa Benedicto XVI, deseándole paz, vida y salud perpetua.


En este día, elevamos a nuestro Dios una especial oración rogando que bendiga abundantemente al Papa que nos ha dado, que lo ilumine en el ejercicio del ministerio petrino que le ha confiado, que lo defienda de sus muchos enemigos, y que lo fortalezca constantemente para que continúe guiando con sabiduría y amor a la Santa Iglesia.


A usted, Beatísimo Padre, que en cada gesto y en cada palabra nos da una muestra de su profundo amor a Nuestro Señor y a Su Iglesia; a usted que, precisamente porque ama, está dispuesto a sufrir en razón del Amado; a usted que, en toda su vida y especialmente en estos luminosos años de Pontificado, ha hecho suya la exhortación de su patrono San Benito de “no anteponer absolutamente nada a Cristo”; a usted queremos decirle también hoy:


¡Feliz cumpleaños, amado Santo Padre!

¡La Iglesia está con usted!

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jueves, 15 de abril de 2010

Benedicto XVI: “La penitencia es una gracia”

Ofrecemos esta noticia, tomado de Radio Vaticana, sobre la homilía que el Santo Padre Benedicto XVI pronunció esta mañana, al celebrar la Santa Misa con los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica. En la misma, además de referirse a la realidad de la penitencia,  el Papa denunció la existencia, en nuestros días, de una “dictadura del conformismo”.

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Jueves, 15 abr (RV).- Benedicto XVI ha presidido, a las siete y media de esta mañana, en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico, la concelebración Eucarística con los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica. Y en su homilía ha reflexionado sobre la primacía de la obediencia a Dios y el verdadero significado de la penitencia y del perdón en la vida de los cristianos.


Evocando las palabras de san Pedro ante el Sanedrín, el Papa ha recordado que hay que obedecer a Dios en lugar que a los hombres. La obediencia a Dios da a Pedro la libertad de oponerse a la suprema institución religiosa. Al igual que Sócrates ante el Tribunal de Atenas, que le ofrece la libertad a condición de no volver a buscar a Dios, no debe obedecer a estos jueces, comprar su vida perdiéndose a sí mismo, sino debe obedecer a Dios. En los tiempos modernos se ha teorizado la liberación del hombre, también de la obediencia a Dios: el hombre sería libre y autónomo y nada más.


“Pero esta autonomía es una mentira, una mentira ontológica, porque el hombre no existe por sí mismo y para sí mismo. Es una mentira política y práctica, porque la colaboración y el compartir libertades son necesarios, y si Dios no existe, si Dios no es una instancia accesible al hombre, queda como suprema instancia sólo el consenso de la mayoría. Luego, el consenso de la mayoría se vuelve la última palabra a la cual debemos obedecer y este consenso – lo sabemos por la historia del siglo pasado – puede ser también un consenso en el mal. Así vemos que la denominada autonomía no libera al hombre”.


Benedicto XVI ha subrayado que “las dictaduras han estado siempre en contra de esta obediencia a Dios”. “La dictadura nazi, así como la marxista, no pueden aceptar a un Dios por encima del poder ideológico y la libertad de los mártires, que reconocen a Dios... es siempre el acto de la liberación, en el cual llega la libertad de Cristo a nosotros”.


Hoy, gracias a Dios – ha proseguido Benedicto XVI – no vivimos en dictaduras pero existen formas sutiles de dictaduras.


“Un conformismo, por el que se vuelve obligatorio pensar como piensan todos, actuar como actúan todos, y la sutil agresión contra la Iglesia, o incluso menos sutil, demuestran cómo ese conformismo puede realmente ser una verdadera dictadura”.


Para los cristianos – añadió el Santo Padre -, obedecer más a Dios que a los hombres, supone, sin embargo, conocer verdaderamente a Dios y querer verdaderamente obedecer, y que Dios no sea pretexto para la propia voluntad sino que sea realmente Dios el que invita, en caso necesario, también al martirio.


“Nosotros hoy tenemos a menudo un poco de miedo de hablar de la vida eterna. Hablamos de las cosas que son útiles para el mundo, mostramos que el cristianismo ayuda también a mejorar el mundo, pero no nos atrevemos a decir que su meta es la vida eterna y que de la meta vienen luego los criterios de la vida”.


Entonces – ha enfatizado Benedicto XVI – debemos tener la valentía, la alegría, la gran esperanza de que la vida eterna existe, que es la verdadera vida y que de esta verdadera vida viene la luz que ilumina también este mundo.


En esta perspectiva, “la penitencia es una gracia”, es una gracia que nosotros reconozcamos nuestro pecado, que reconozcamos que tenemos necesidad de renovación, de cambio, de una trasformación de nuestro ser.


“Debo decir que nosotros los cristianos, también en los últimos tiempos, hemos evitado a menudo la palabra penitencia, que nos parece demasiado dura. Ahora, ante los ataques del mundo que nos hablan de nuestros pecados, vemos que el poder hacer penitencia es una gracia y vemos cómo es necesario hacer penitencia. Es decir, reconocer lo que está equivocado en nuestra vida. Abrirse al perdón, prepararse al perdón, dejarse transformar. El dolor de la penitencia, es decir, de la purificación y de la trasformación, este dolor es una gracia, porque es renovación, es obra de la Misericordia divina”.


Benedicto XVI ha exhortado a rezar para que “nuestro nombre entre en el nombre de Dios y nuestra vida se vuelva verdadera vida, vida eterna, amor y verdad”.

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Fuente: Radio Vaticana


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miércoles, 14 de abril de 2010

El canto gregoriano y la Santa Cruz

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Presentamos la traducción de una historia de conversión aparecida en el portal de noticias Asia News.

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Mumbai (AsiaNews) – Con una altura de un metro noventa y un centímetros, Gaurav literalmente mira a la gente desde arriba. Este joven converso “gujarati” fue cautivado por la música cristiana del renacimiento, y la música coral despertó en él una búsqueda de la belleza.


Gaurav Shroff nació el 30 de diciembre de 1972 en el hospital de la Sagrada Familia, Nueva Delhi (“bromeo con mis padres que ‘Sagrada Familia’ debería haberles dado una pista de mi futuro”). Su temprana niñez la pasó en Bethesda, MD (un suburbio de Washington DC), mientras su padre trabajaba para el Banco Mundial. La familia regresó a la India cuando él tenía alrededor de seis años, y asistió al St Xavier’s Loyola Hall, una escuela en Ahmedabad, donde se unió al coro escolar. Su único conocimiento de los cristianos era que no hablaban fluidamente el “gujarati” o el “hindi”, y que enterraban a los muertos, algo que lo intrigaba.


Describiendo su educación religiosa, Gaurav dijo: “Mi padre trabajó en el Banco Mundial, y luego fue editor del Economic Times. Mi madre fue la primera recaudadora de impuestos mujer del distrito en Gujarat. Aunque había un énfasis en los valores tradicionales de la India, ellos propugnaban ideales y valores humanistas seculares. Sin embargo, de mi abuela aprendí las antiguas historias de la religión hindú – los relatos épicos del Mahabharata, el Ramayana y el Bhagavad Gita”.


“Fue la estética”, dice Gaurav. “La belleza de la música sacra me dejó embelesado en mi primer experiencia de la Eucaristía en el St Xavier’s College de Mumbai el 15 de agosto, día de la independencia india y Fiesta de la Asunción. La sublime música de la Misa sin duda me aseguró de la presencia de Dios; los cantos gregorianos elevaron mi espíritu, creando en mí un sentido de sobrecogimiento por lo sagrado. Fui atraído instintivamente por la belleza estética de la Eucaristía y esta experiencia llenó mi corazón con un gozo inmenso”.


Este joven idealista, un hindú de la más alta casta occidentalizado, de 18 años, entrenado en la música clásica hindustán, comenzó a estudiar la historia de la Iglesia en un intento por comprender “lo que pudo haber inspirado el genio de los grandes músicos para componer algunas de las más grandes obras clásicas en honor de lo divino, y poner su arte al servicio de la liturgia”.


Gaurav pasó horas estudiando minuciosamente libros de la biblioteca de St Xavier’s, enseñándose a sí mismo el latín a partir de misales anteriores al Vaticano II, para aprender y comprender los cantos gregorianos en latín: el Credo, el Gloria, las demás partes de la Misa.


Tan fascinado estaba por la música sacra de la Eucaristía que asistió a la “Misa de gallo” del mismo año en la Catedral del Santo Nombre, acompañado por su padre. Como crecía su interés en las liturgias solemnes, sus amigos lo invitaron al Triduo Pascual del año siguiente, con la simple directiva de no recibir la Santa Comunión.


Por esto, en 1991, Gaurav fue a la Misa de la Cena del Señor en la Catedral del Santo Nombre. “Nada me había preparado para el ‘lavatorio de pies’. Observé con asombro como el Arzobispo Simon Pimenta se quitaba las vestimentas y se arrodillaba, lavando los pies de 12 hombres. Nunca había experimentado tal humildad en un líder espiritual”. Comenzó entonces a reflexionar en la naturaleza de estos sacerdotes, este liderazgo de servicio, que le era un concepto ajeno.


En el servicio del Viernes Santo, dado que sus amigos sólo lo habían excluido de la Comunión, se acercó para la Veneración de la Cruz. “Cuando me arrodillé y besé la Cruz, recuerdo vívidamente la voz clara en mi corazón que me decía: ‘Yo morí por ti’, y comencé a llorar sin vergüenza, y aunque no entendía lo que significaba, estaba seguro que Cristo Crucificado me amaba. Entonces ya no se trataba de la música, quise aprender más de este Jesús. O Jesús estaba completamente loco, o era Dios”.


Comenzó a leer todo acerca de la fe católica, la Biblia, y regularmente participó de la Misa dominical. En 1993, Gaurav fue a un retiro jesuita, en el que rezaba sólo, en la noche, ante el Santísimo Sacramento. “Sentí fuertemente la presencia de la Divinidad, el profundo amor de Dios por mí, y en la oscuridad fui iluminado: mi vida le pertenecía a Jesús, conocerlo, amarlo y servirlo. Esta era mi misión y vocación. Me sentí llamado a ser un sacerdote”.


“También tuve una conversación muy seria con mi familia acerca de mi decisión de hacerme católico y ser bautizado. ‘Mientras no rompas los lazos con la familia y no vayas haciendo proselitismo agresivamente, tienes nuestra bendición’, fue la respuesta de mi padre”.


El 15 de agosto de 1994, Fiesta de la Asunción, Gaurav fue bautizado en la Iglesia de San Pedro, Bandr, rodeado de 20 amigos, hindúes, católicos y musulmanes.


Dos semanas después de su bautismo, Gaurav llegó a los Estados Unidos en un clima intelectual que engendraba sospecha sobre la Iglesia Católica. “Dios fue siempre fiel, y bajo la protección de Su Bendita Madre, perseveré en la fe”.


“Los cuatro años siguientes de mi vida fueron el tiempo en el que Dios me permitió ver mi realidad, pero incluso en las crisis, el llamado al sacerdocio persistió inolvidable. Por eso, en orden a discernir el plan de Dios para mi vida, en 1998 comencé un segundo grado en estudios religiosos, también en la Universidad de Carolina del Sur, y en el 2001 recibí un título en estudios religiosos centrado en el Nuevo Testamento”.


Ese mismo año comenzó un trabajo de jornada completa en el Centro Católico de Estudiantes de Santo Tomás Moro en la Universidad de Carolina del Sur como ministro asociado del campus, en el que era el responsable de la formación en la fe de la pequeña parroquia de la Universidad. Su celo por la evangelización lo llevó, en el año 2006, al noviciado de los Padres Paulistas (una orden religiosa norteamericana) en Washington, DC.


“En el 2006 mi padre fue diagnosticado con un cáncer de pulmón en su última fase. Siempre había tenido una relación cercana con él, y esto fue devastador. Fue justo antes de ingresar al noviciado, y pasé unos pocos meses con él antes de partir para Washington. La generosidad de Dios no conoce límites, y fui capaz de estar en la India para las últimas dos semanas de su vida”.


En el 2007 descubrió que Dios lo estaba llamando al sacerdocio diocesano y entonces se mudó al sur, y allí se presentó en la Arquidiócesis de Atlanta. Después de algún trabajo pastoral en la diócesis, fue enviado al Seminario Mount St. Mary en Emmitsburg, Maryland, en el 2008.


Actualmente está terminando el primero de los cuatro años de estudios teológicos en el seminario y “Dios mediante, seré ordenado diácono en el 2012 y sacerdote en el 2013, para la Arquidiócesis de Atlanta”.


“La intervención de Dios a los pies de la Cruz en 1991 cambió el curso de mi vida para siempre. La evangelización y la vocación del laicado será la pasión central de mi ministerio como sacerdote diocesano. Veo mi futuro rol como el de alguien que guía, santifica, enseña al laicado no como a receptores pasivos”, deberé ser “alguien que convoca sus dones, talentos, carismas, para que los fieles laicos de Cristo puedan ser equipados para llevar el Evangelio al mundo y compartir la misión de la Iglesia”.


“Espero, por medio de mi llamado, proclamar el Amor de Cristo Crucificado a los hombres y llevarlos a entrar en contacto con Jesucristo, a conocerlo en una relación profunda, íntima”, porque “Él es la fuente de todo amor y felicidad”.

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Fuente: Asia News


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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martes, 13 de abril de 2010

Si la liturgia se enferma, se enferma toda la Iglesia

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Benedicto

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El importante escritor alemán Martin Mosebach ha concedido una entrevista a The European sobre el pontificado de Benedicto XVI, la reforma de la Liturgia y la Iglesia Católica. Polémico en algunas de sus afirmaciones, la entrevista es, sin embargo, sumamente interesante.

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Personalmente, ¿cómo valora los cinco años en que Benedicto XVI ha estado en el cargo?


Benedicto XVI ha elegido la misión más difícil. Quiere sanar las nefastas consecuencias de la revolución del `68 en la Iglesia de un modo no revolucionario. Este Papa no es precisamente un Papa dictador. Él invoca la fuerza del mejor argumento y espera que la naturaleza de la Iglesia sepa superar lo que es inadecuado para ella si se le proporciona una mínima forma de asistencia. Este plan es tan sutil que no puede ser presentado en declaraciones oficiales, ni entendido por una prensa vulgarizada de un modo casi increíble. Es un plan que mostrará sus efectos sólo en el futuro – probablemente sólo claramente después de la muerte del Papa. Pero ya ahora podemos reconocer la valentía con que el Papa define la reconciliación más allá de los límites angostos del derecho canónico (a través de la integración de la Iglesia patriótica en China, en relación a la Ortodoxia rusa y griega) o de la fusión original de la teología bíblica tradicional y la ilustrada, que nos saca del callejón sin salida de la crítica racionalista de la Biblia.

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¿Debemos prepararnos para casos de abusos en institutos católicos en otros países? En su opinión, ¿cómo debería reaccionar ante esto el Papa Benedicto?


La Iglesia, naturalmente, debe estar siempre preparada al hecho de que educadores individuales puedan abusar sexualmente de estudiantes en sus escuelas y en los colegios. Esta es la naturaleza de las cosas. Dondequiera que se instruyan niños, se han encontrado personas con inclinaciones pedófilas. Debemos preguntarnos, sin embargo, por qué precisamente en los años inmediatamente posteriores al Concilio Vaticano II se han verificado muchas veces crímenes sexuales cometidos por sacerdotes. No hay modo de evitar la amarga conclusión: el experimento del “aggiornamento”, la asimilación de la Iglesia al mundo secularizado, ha fracasado de un modo terrible. Después del Concilio Vaticano II, la mayor parte de los sacerdotes han abandonado su hábito talar, han dejado de celebrar la Misa diaria y de rezar el breviario diario. La teología post-conciliar ha hecho todo cuanto estaba en su poder para hacer olvidar la imagen tradicional del sacerdote. Todas las instituciones que habían ayudado al sacerdote en su vida solitaria y difícil fueron cuestionadas. ¿Deberíamos asombrarnos si muchos sacerdotes, en estos años, ya no han podido considerarse sacerdotes al modo tradicional? La disciplina del clero, que ha sido eliminada deliberadamente, había sido formulada en gran parte por el Concilio de Trento. En aquel tiempo la urgencia era también resistir a la corrupción del clero y despertar la conciencia de la santidad del sacerdocio. Es bueno que los líderes de la Iglesia pidan perdón a las víctimas de un abuso pero será todavía más importante que tomen las riendas de la disciplina, en el sentido del Concilio de Trento y de un retorno al sacerdocio de la Tradición católica.

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¿Cómo será la Iglesia Católica que Benedicto dejará un día detrás de sí?


Uno espera que este Papa pueda percibir por sí mismo las primeras manifestaciones de una sanación de la Iglesia. Pero este Papa es tan modesto y privado de vanidad que difícilmente verá tales señales como el resultado de las propias acciones. Yo creo que él quiere ahorrar a su sucesor ingratas pero necesarias fatigas, asumiéndolas él mismo. Esperamos que este sucesor utilice la gran oportunidad que Benedicto ha creado para él.

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La “reforma de la liturgia” ha modificado radicalmente la Iglesia Católica, ¿de qué modo?


Las intervenciones de Pablo VI en una liturgia de más de 1500 años son llamadas sólo “reforma de la liturgia”. En realidad, se trató de una revolución que no ha sido autorizada por la directiva del Concilio Vaticano II de revisar “delicadamente” los libros litúrgicos. La “reforma litúrgica” ha centrado sobre el hombre una celebración que había estado orientada, en los últimos dos mil años, a la adoración de Dios. De este modo, ha sido amenazado el sacerdocio y se ha oscurecido en gran parte la doctrina de la Iglesia sobre los sacramentos.

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Al final de los años ´60, hubo numerosas agitaciones: la revolución cultural en China, la Primavera de Praga en Checoslovaquia, las revueltas estudiantiles aquí en casa, la guerra de Vietnam - y el Concilio Vaticano II. ¿Podemos considerar todos estos trastornos en un mismo contexto?


En mi opinión, 1968 es un fenómeno que no ha sido aún suficientemente comprendido. Aquí, en Alemania, nos gusta ocuparnos, en este contexto, con recuerdos felices de comunas y de batallas sobre la correcta interpretación de Marx. En realidad, 1968 es un “año axial” de la historia, con los movimientos anti-tradicionalistas en todo el mundo que están sólo en apariencia completamente separados uno del otro. Estoy convencido de que, cuando se puedan ver con suficiente distancia, la revolución cultural china y la reforma litúrgica romana serán entendidas como conectadas cercanamente.

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El Papa Benedicto XVI participó en esta agitación como teólogo del Concilio. ¿Cómo experimenta hoy el compromiso del Papa para revivir elementos litúrgicos individuales de la Iglesia pre-conciliar?


Benedicto XVI ve como una de sus principales tareas el hacer más claramente visible la esencia de la Iglesia – para los católicos y luego también para los no católicos. El Papa sabe que la Iglesia está indisolublemente unida a su Tradición. La Iglesia y la revolución son contradicciones irreconciliables. Intenta intervenir donde la imagen de la Iglesia ha sido distorsionada por medio de un quiebre radical con el pasado. Ahora bien, la Iglesia, como su Fundador, tiene exactamente dos naturalezas: histórica y eterna. Ella no puede olvidar de donde ha venido y no puede olvidar a dónde va. Especialmente la Iglesia en Occidente tiene problemas con esto. Ya no tiene ni el sentido de su evolución orgánica histórica, ni el sentido de su vida en la eternidad.

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La reintroducción del antiguo rito permitió nuevamente la petición por la conversión de los judíos, como estaba en uso previo al Concilio. ¿Fue éste un paso correcto?


Cuando se permitió nuevamente la liturgia orgánica (que había sido suprimida, muy a menudo violentamente, bajo Pablo VI), también fue nuevamente admitida la petición por la conversión de los judíos en los libros litúrgicos oficiales de la Iglesia. Se remonta al cristianismo primitivo, y forma parte de las peticiones del Viernes Santo Esta antigua petición cristiana, basada en las palabras del Apóstol Pablo, contiene la frase de que Dios libere a los judíos de “su ceguera” y “quite el velo de sus corazones”. Estas expresiones parecían permitir, para el Papa, el equívoco del desprecio por los judíos debido a la historia reciente. Por consiguiente, cuando el rito tradicional fue nuevamente autorizado, intervino y ordenó una nueva formulación en el antiguo rito. También se pide a Dios que guíe a los judíos a Jesucristo, pero excluye la interpretación del desprecio hacia ellos. El Papa ha sido condenado porque permite rezar por la conversión de los judíos a Jesucristo. Pero, ¿se puede esperar que la Iglesia de los judíos Pedro y Pablo renuncie a tal intención?

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¿Cómo evalúa las relaciones del Papa con los judíos e Israel?


Benedicto XVI es probablemente el primer Papa desde Pedro en comprender la cristiandad tan estrechamente desde el judaísmo. Su libro sobre Jesús revela en muchos pasajes el intento de leer el Nuevo Testamento con los ojos del Antiguo Testamento. La relación del Papa con los judíos no es superficial, política, o meramente una simpatía derivada de un filosemitismo de moda, sino que es teológica y enraizada en la fe. Uno tiene, a veces, la impresión que si Benedicto no fuera cristiano, sería judío. Acusar a este Papa de antisemitismo deja ver una ignorancia e incompetencia que debería excluirlo a uno del discurso público.

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La controversia que rodea a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X no ha dado resultados visibles para el Vaticano hasta ahora. Según su opinión, ¿qué es lo que este grupo trae a la Iglesia Católica además de su amor por la antigua liturgia?


¿Además de la antigua liturgia? ¿Qué hay más importante para la Iglesia que la liturgia? La liturgia es el cuerpo de la Iglesia. Es la fe hecha visible. Si la liturgia se enferma, se enferma la Iglesia entera. Esto no es meramente una hipótesis, sino una descripción de la situación actual. No podemos presentarlo con la suficiente radicalidad; la crisis de la Iglesia ha hecho posible que su mayor tesoro, su Arcanum, fuera barrido del centro hacia la periferia. A la FSSPX, y especialmente a su fundador, el Arzobispo Lefebvre, se les debe la gloria histórica de haber preservado por décadas y mantenido vivo este importantísimo don. Por lo tanto, la Iglesia le debe a la FSSPX, sobre todo, gratitud. Parte de esta gratitud es trabajar para sacar a la FSSPX de todo tipo de confusión y radicalización.

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La FSSPX no parece estar dirigiéndose hacia Roma.

En las discusiones con la FSSPX, lo que es importante es la paciente labor de la persuasión, tal como es apropiada en las cuestiones espirituales. Las discusiones parecen estar procediendo en una muy buena atmósfera. Si un día logran integrar una vez más a la FSSPX en la unidad plena de la Iglesia, el papado de Benedicto XVI habrá obtenido un logro cuya importancia excede por mucho el número de los miembros de la FSSPX.

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El cristianismo es uno de los fundamentos de Europa. En el futuro, ¿seguirá siendo relevante para el continente?


El cristianismo es el fundamento de Europa – yo no veo ningún otro. Todos los movimientos intelectuales de los tiempos modernos, incluso cuando se oponen al cristianismo, le deben a él sus orígenes. También hemos recibido la filosofía antigua y el arte de manos del cristianismo. Si la sociedad europea se alejara totalmente del cristianismo, significaría nada menos que la negación de sí misma. Lo que uno no sabe o no quiere saber, de todos modos igual existe. La represión no puede ser la base para un futuro con esperanza.

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Usted estuvo en Turquía durante un tiempo. ¿Enriquecería Turquía a la Unión Europea como un miembro pleno, o es difícil integrar una tierra dominada por el Islam en una comunidad occidental de valores?


Seguramente comprenderá que no pueda darle una respuesta política o legal. Sólo puedo ver que Turquía – especialmente la Turquía anti-islámica, modernizante – ha tenido enormes dificultades con sus minorías cristianas europeas. Hasta los años ’50, existía aún una Constantinopla de dominación griega. Pero vivir junto a los cristianos era intolerable para los turcos modernos, por lo que pusieron fin a esto. Ahora parecen encontrar deseable el acercarse a Europa por motivos económicos sin repensar, sin embargo, en sus políticas internas de combate contra los cristianos. Creo que estamos muy lejos de lo que usted llama “integración en la comunidad occidental de valores”.

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Fuente: Una Fides


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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domingo, 11 de abril de 2010

Unidos en oración por Benedicto XVI

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novena

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Nos unimos a la propuesta, iniciada por los Caballeros de Colón, de realizar una novena por nuestro Santo Padre Benedicto XVI, comenzando hoy, domingo 11 de abril, y culminando el próximo lunes 19 de abril, 5º aniversario de su elección a la Sede de Pedro. Invitamos a nuestros lectores a elevar alguna oración especial, durante estos días, por el Papa que la Divina Providencia nos ha dado.


En estos tiempos particularmente difíciles, en que los enemigos de Nuestro Señor Jesucristo atacan con odio a Su Vicario en la tierra, todos los católicos nos unimos no sólo para expresar nuestro amor filial al Santo Padre sino también para elevar a Dios una intensa oración rogando que proteja al Sucesor de Pedro y lo conserve durante mucho tiempo al frente de la Santa Iglesia.

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V. Oremos por nuestro Santo Padre Benedicto XVI.


R. El Señor lo proteja, preserve su vida, lo bendiga en la tierra y lo defienda de sus enemigos.


Señor, que en tu providencia edificaste la Iglesia sobre el fundamento de Pedro, y lo pusiste al frente de los demás Apóstoles; mira con bondad a nuestro Papa Benedicto XVI, a quien has constituido sucesor de Pedro, y concédele que sea para tu pueblo principio y fundamento visible de la unidad de fe y comunión. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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jueves, 8 de abril de 2010

El Tabernáculo en el centro

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Obispo de Peoria

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Monseñor Daniel R. Jenny, Obispo de Peoria (USA), ha determinado que, en un plazo de cinco años, el Tabernáculo deberá estar en el centro de todas las parroquias y capillas de la diócesis. Presentamos la traducción de la carta y las directivas.

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1º de abril de 2010
Jueves Santo


Queridos sacerdotes, diáconos, religiosos y fieles de la diócesis de Peoria,


La Misa, por supuesto, es nuestro acto de culto más importante – la misma fuente y cumbre de todo lo que hacemos como Iglesia. Una profunda reverencia hacia el Sacramento reservado está intrínsecamente relacionada con la Liturgia Eucarística.


El Sacramento reservado debe, por lo tanto, ser tratado con el mayor respeto posible porque, en todo tiempo, al Santísimo Sacramento en el Tabernáculo, como en la Liturgia Eucarística, se le debe dar el culto llamado “latría”, que es la adoración dada al Dios Todopoderoso. Este deliberado honor es incomparablemente mayor que la reverencia que damos a los sacramentales, las imágenes sagradas, el baptisterio, los Santos Óleos, o el Cirio pascual. El Sacramento es reservado no sólo para que la Eucaristía pueda ser llevada a los moribundos o a los que no pueden asistir a Misa sino también como el corazón y el lugar de la oración y devoción de una parroquia.


En nuestra tradición católica tenemos un número de ritos con los que rodeamos el Tabernáculo. Cuando entramos o salimos de la Iglesia nos signamos con agua bendita, hacemos genuflexión hacia el Tabernáculo, nos preparamos para la Misa o damos gracias después de la Misa, concientemente en la presencia del Santísimo Sacramento. En las oraciones y devociones, durante la Liturgia de las Horas, en cualquier oración privada que tiene lugar en una Iglesia católica, oramos verdaderamente ante Cristo Resucitado sustancial y realmente presente en el Sacramento reservado en el Tabernáculo.


Estas convicciones católicas centrales y sus ramificaciones arquitectónicas han sido recientemente afirmadas por muchos obispos en los Estados Unidos. Como obispo de esta diócesis, estoy también convencido que el lugar donde ubicamos el Tabernáculo – y nuestra reverencia ritual hacia el Sacramento reservado – es tan importante para la continua catequesis eucarística como lo es toda nuestra predicación y enseñanza. Con Jesús verdaderamente Presente en el Santísimo Sacramento en el centro físico de nuestros lugares de culto, ¿cómo no va Él a transformarse más firmemente en el centro de nuestra vida espiritual?


Después de consultar con mi consejo presbiteral, pido, por tanto, que en aquellas pocas iglesias parroquiales y capillas donde el Tabernáculo no está en el centro en la parte posterior del santuario, que estos espacios sean rediseñados de tal forma que el Sacramento reservado quede ubicado en el centro. En algunos casos, este cambio puede ser fácilmente logrado, pero dadas las limitaciones financieras y de diseño, los planes para el rediseño pueden ser enviados a la oficina de Culto Divino en cualquier momento de los próximos cinco años. Las comunidades monásticas cuyas capillas están abiertas a los fieles como oratorios semipúblicos pueden también pedir una dispensa de esta regulación general según las normas de su tradición litúrgica particular. Pueden existir también capillas muy pequeñas en las que el cambio podría ser imposible. Estos pedidos deberán ser enviados por escrito a mi oficina.


Quisiera recordar a todos en nuestra diócesis que en la Misa, en conformidad con la Instrucción General del Misal Romano, el Tabernáculo debe ser reverenciado sólo al comienzo y al final de la liturgia, o cuando el Sacramento es tomado de o llevado nuevamente al Tabernáculo. En todos los demás momentos de la liturgia ha de reverenciarse al Altar del Sacrificio.


Es mi convicción que la Liturgia Eucarística y la devoción eucarística no están nunca en competición la una con la otra, sino que informan y fortalecen nuestro culto y reverencia. Que todos en nuestra diócesis crecamos en un mayor amor y aprecio por el don de la Eucaristía.


Sinceramente en Cristo,


Rev. Daniel R. Jenky, C.S.C.

OBISPO DE PEORIA

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Fuente: The Catholic Post


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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martes, 6 de abril de 2010

Con la Iglesia, junto al Papa

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Benedicto

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“Se ha convertido ya en un contraste cultural: el Papa encarna verdades morales que no son aceptadas y, así, las faltas y los errores de sacerdotes son usadas como armas contra la Iglesia”. Levanta la voz el cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio, que al inicio de la Misa del día de Pascua expresó a Benedicto XVI el afecto y la fidelidad de todos los católicos. “Detrás de los injustos ataques al Papa – subraya en la entrevista concedida a nuestro periódico -, hay visiones de la familia y de la vida contrarias al Evangelio. Ahora contra la Iglesia se levanta la acusación de la pedofilia. Antes han sido las batallas del modernismo contra Pío X, luego la ofensiva contra Pío XII por su comportamiento durante el último conflicto mundial, y finalmente contra Pablo VI por la Humanae Vitae”.

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Su intervención, la mañana de Pascua, ¿puede leerse como una reacción frente a la campaña difamatoria contra el Papa, intensificada en estos días por las acusaciones de no haber hablado, durante los ritos pascuales, de las víctimas de los abusos sexuales?


Frente a estos injustos ataques, se nos dice que nos equivocamos de estrategia, que deberíamos reaccionar de otra manera. La Iglesia tiene su estilo y no adopta los métodos que actualmente son usados contra el Papa. La única estrategia que tenemos nos viene del Evangelio.

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En su opinión, ¿cómo vive esta prueba la comunidad cristiana?


Se siente justamente herida cuando se intenta involucrarla en bloque en las acciones tan graves como dolorosas de algunos sacerdotes, transformando culpas y responsabilidades individuales en culpa colectiva, forzándolo de una manera realmente incomprensible. En mi intervención no hice más que dar voz al pueblo de Dios: al colegio cardenalicio, en primer lugar, que es todo uno con el Romano Pontífice; pero también a los obispos y a todos los cuatrocientos mil sacerdotes. Sí, he querido expresamente hablar de los pastores que entregan su vida al servicio de Dios y de la Iglesia. Si algún ministro ha sido infiel no se puede y no se debe generalizar. Es cierto, sufrimos por ello, y Benedicto XVI ha pedido perdón varias veces. Pero no es culpa de Cristo si Judas lo traicionó. No es culpa de un obispo si un sacerdote suyo se manchó de culpas graves. Y ciertamente no es responsable el Pontífice.

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Toda la Iglesia está con el Papa: ¿éste ha sido el mensaje?


Mis palabras se insertaban en la liturgia de la Pascua. Es lógico que, en las fiestas más significativas del año, una familia se reúna en torno al propio padre. Por eso, consideré que era una ocasión propicia para reafirmar los profundos vínculos de unidad que reúne a todos los miembros de la Iglesia en torno a aquel que el Espíritu Santo ha puesto para guiar la comunidad de los creyentes. Por mi parte, como decano del Colegio Cardenalicio, consideré una obligación pronunciar esa intervención. Como todo cardenal, tengo la misión de estar siempre al lado del Papa y de servir a la Iglesia usque ad effusionem sanguinis. Siento un deber de gratitud con Benedicto XVI por la entrega apostólica con que presta su cotidiano servicio a la Iglesia. Esas palabras nacieron también de una exigencia personal, del afecto profundo que tengo al Vicario de Cristo.

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¿Cómo pensó su intervención?


Además de un testimonio de cercanía al Papa, mi intervención fue una invitación a la serenidad. Es el llamado que el mismo Papa, en primer lugar y continuamente, dirige a la Iglesia y al mundo, tras las huellas de sus grandes predecesores en la cátedra de Pedro. No nos maravillemos de las persecuciones porque Jesús ya había dicho a sus apóstoles que “el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también os perseguirán a vosotros; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la vuestra”, como se lee en el Evangelio según Juan.

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Fuente: L’Osservatore Romano


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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Los Angeles tiene coadjutor

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En un importante nombramiento, el Papa Benedicto XVI ha elegido hoy como arzobispo coadjutor de Los Angeles (EEUU), y futuro sucesor del cardenal Roger Mahony, a Mons. José Horacio Gómez, hasta ahora arzobispo de San Antonio.


El cardenal Mahony, nombrado arzobispo en 1985 y creado cardenal en 1991, cumplió 74 años en el pasado mes de febrero. Tiene, por lo tanto, un año por delante antes de presentar su renuncia al Santo Padre según lo establece el Código de Derecho Canónico.


El nuevo arzobispo coadjutor, Mons. Gómez, nació en México en 1951 y fue ordenado sacerdote de la Prelatura personal del Opus Dei en 1978. Luego de ejercer su ministerio pastoral en España, México y Estados Unidos, en enero de 2001 el Papa Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Denver y el mismo Papa lo promovió a arzobispo de San Antonio en diciembre de 2004.


Mons. Gómez es conocido también por su aprecio por la Liturgia tradicional. De hecho, luego de la publicación del Motu Proprio Summorum Pontificum, el arzobispo manifestó su bienvenida a esta iniciativa pontificia. En la arquidiócesis de San Antonio, según informa la asociación Una Voce Bernardino en un artículo sobre la gloriosa transformación de la arquidiócesis en lo referido a la Liturgia tradicional: “El Reverendísimo José Gómez, nuestro Arzobispo, y el P. Francis McHugh merecen enorme crédito por resistir la artillería de críticas que han recibido por haber permitido que la Misa Tradicional en latín entre en la vida católica aquí en San Antonio”.


El nombramiento de Mons. Gómez es también considerado una buena noticia por los anglo-católicos. Mons. José Gómez, en efecto, ha mostrado mucho aprecio por la “Provisión Pastoral” y el “Uso Anglicano”, y últimamente ha expresado su completo apoyo a la Constitución Apostólica Anglicanorum Coetibus del Papa Benedicto XVI.


Hace algunos años, en la homilía pronunciada con ocasión del 25º aniversario de la “Provisión Pastoral” en Estados Unidos, el nuevo arzobispo coadjutor de Los Angeles expresó lo siguiente: “Compartamos con todos aquellos que atesoran las tradiciones anglicanos la gozosa convicción de que el nuevo Israel toma vida de la plenitud de la comunión en la Palabra de Dios, en la Eucaristía y con la Sede de Pedro”.

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domingo, 4 de abril de 2010

“¡La Iglesia está contigo, dulce Cristo en la tierra!”

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sodano benedicto

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Esta mañana, al comienzo de la Santa Misa de Pascua presidida por el Papa Benedicto XVI en Plaza San Pedro, el cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio, dirigió al Santo Padre un saludo especial que no estaba previsto. El cardenal decano, en unas palabras cargadas de emoción, se hizo portavoz de los sentimientos de toda la Iglesia para con nuestro amadísimo Santo Padre. Ofrecemos nuestra traducción del saludo del cardenal Sodano y nos unimos a él para decir al Papa: “¡Feliz Pascua, dulce Cristo en la tierra!”.

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Padre Santo, en esta solemne fiesta de Pascua, la liturgia de la Iglesia nos invita a una santa alegría, diciéndonos: “Este es el día que hizo el Señor: ¡alegrémonos y regocijémonos en él!”. Aunque la lluvia cae sobre esta histórica plaza, el sol brilla en nuestros corazones. Con este espíritu hoy nosotros nos estrechamos en torno a Usted, el Sucesor de Pedro, el Obispo de Roma, la roca indefectible de la Santa Iglesia de Cristo, para cantar con usted el Aleluya de la fe y de la esperanza.


Le estamos profundamente agradecidos por la fortaleza de ánimo y el coraje apostólico con que nos anuncia el Evangelio de Cristo. Admiramos su gran amor que, con corazón de Padre, hace propias “las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de hoy, sobre todo de los pobres y de los que sufren”, por usar las palabras del Concilio Ecuménico Vaticano II en la Gaudium et Spes.


Hoy, por medio mío, toda la Iglesia desea decirle en coro: ¡Feliz Pascua, amado Santo Padre! ¡La Iglesia está con usted!


Con usted están los cardenales, sus colaboradores en la Curia Romana. Con usted están los hermanos Obispos esparcidos por el mundo, que guían las tres mil circunscripciones eclesiásticas del planeta. Están particularmente con usted en estos días aquellos cuatrocientos mil sacerdotes que sirven generosamente al pueblo de Dios en las parroquias, en los oratorios, en las escuelas, en los hospitales y en otros numerosos ambientes, como también en las misiones, en las partes más remotas del mundo.


Padre Santo, está con usted el pueblo de Dios, que no se deja impresionar por las habladurías del momento, por las pruebas que en ocasiones golpean a la comunidad de los creyentes. Jesús, de hecho, nos había dicho: “En el mundo tendréis tribulaciones”, añadiendo, sin embargo, de inmediato: “pero tened valor: yo he vencido al mundo” (Jn. 16, 33).


El pasado jueves, en la Santa Misa para la bendición de los Santos Óleos, Vuestra Santidad nos ha edificado a todos nosotros hablándonos de la bondad de Dios y recordándonos las palabras inspiradas del primer Obispo de Roma, el Apóstol Pedro, que describía así la actitud de Cristo durante su Pasión: “Cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente” (1 Pedro 2,23).


Padre Santo, nosotros trataremos de atesorar sus palabras. En esta Solemnidad pascual, nosotros rezaremos por usted para que el Señor, Buen Pastor, continúe sosteniéndolo en su misión al servicio de la Iglesia y del mundo.


¡Feliz Pascua, Padre Santo! ¡Feliz Pascua, dulce Cristo en la tierra! ¡La Iglesia está contigo!


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Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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¡Feliz Pascua!

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“El pueblo cristiano, nacido de las aguas del Bautismo, está llamado a dar testimonio en todo el mundo de esta salvación, a llevar a todos el fruto de la Pascua, que consiste en una vida nueva, liberada del pecado y restaurada en su belleza originaria, en su bondad y verdad. A lo largo de dos mil años, los cristianos, especialmente los santos, han fecundado continuamente la historia con la experiencia viva de la Pascua. La Iglesia es el pueblo del éxodo, porque constantemente vive el misterio pascual difundiendo su fuerza renovadora siempre y en todas partes. También hoy la humanidad necesita un "éxodo", que consista no sólo en retoques superficiales, sino en una conversión espiritual y moral. Necesita la salvación del Evangelio para salir de una crisis profunda y que, por consiguiente, pide cambios profundos, comenzando por las conciencias.”


Del Mensaje “urbi et orbi” del Santo Padre Benedicto XVI con ocasión de la Pascua 2010.

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Desde esta Buhardilla, queremos desear a todos nuestros amigos y lectores una santa y feliz Pascua de Resurrección. Rogamos a nuestro Señor Resucitado que a todos bendiga con el don de su gracia. Unidos a todos los miembros de la Iglesia que hoy se alegran porque “Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado”, firmemente unidos a Él en la persona de su Vicario que nos confirma en la fe, pedimos a la Reina del Cielo que nos acompañe con su amor de Madre ahora y siempre.

¡Feliz Pascua de Resurrección!

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viernes, 2 de abril de 2010

Kyrie, eleison

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 benedicto

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V /. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.

R /. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.


Lectura del libro de las Lamentaciones 3, 27-32


Bueno es para el hombre soportar el yugo desde su juventud. Que se sienta solitario y silencioso, cuando el Señor se lo impone; que ponga su boca en el polvo: quizá haya esperanza; que tienda la mejilla a quien lo hiere, que se harte de oprobios. Porque el Señor no desecha para siempre a los humanos: si llega a afligir, se apiada luego según su inmenso amor.

MEDITACIÓN


¿Qué puede decirnos la tercera caída de Jesús bajo el peso de la cruz? Quizás nos hace pensar en la caída de los hombres, en que muchos se alejan de Cristo, en la tendencia a un secularismo sin Dios. Pero, ¿no deberíamos pensar también en lo que debe sufrir Cristo en su propia Iglesia? En cuántas veces se abusa del sacramento de su presencia, y en el vacío y maldad de corazón donde entra a menudo. ¡Cuántas veces celebramos sólo nosotros sin darnos cuenta de él! ¡Cuántas veces se deforma y se abusa de su Palabra! ¡Qué poca fe hay en muchas teorías, cuántas palabras vacías! ¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él! ¡Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia! ¡Qué poco respetamos el sacramento de la Reconciliación, en el cual él nos espera para levantarnos de nuestras caídas! También esto está presente en su pasión. La traición de los discípulos, la recepción indigna de su Cuerpo y de su Sangre, es ciertamente el mayor dolor del Redentor, el que le traspasa el corazón. No nos queda más que gritarle desde lo profundo del alma: Kyrie, eleison – Señor, sálvanos (cf Mt 8,25).


ORACIÓN


Señor, frecuentemente tu Iglesia nos parece una barca a punto de hundirse, que hace aguas por todas partes. Y también en tu campo vemos más cizaña que trigo. Nos abruman su atuendo y su rostro tan sucios. Pero los empañamos nosotros mismos. Nosotros quienes te traicionamos, no obstante los gestos ampulosos y las palabras altisonantes. Ten piedad de tu Iglesia: también en ella Adán, el hombre, cae una y otra vez. Al caer, quedamos en tierra y Satanás se alegra, porque espera que ya nunca podremos levantarnos; espera que tú, siendo arrastrado en la caída de tu Iglesia, quedes abatido para siempre. Pero tú te levantarás. Tú te has reincorporado, has resucitado y puedes levantarnos. Salva y santifica a tu Iglesia. Sálvanos y santifícanos a todos.

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Tomado de la novena meditación del Vía Crucis preparado por el Cardenal Joseph Ratzinger, por mandato del Sumo Pontífice Juan Pablo II, para el Viernes Santo del año 2005.

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jueves, 1 de abril de 2010

Benedicto XVI: “Quien ama, está dispuesto a sufrir”

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 Benedicto XVI

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“En la Iglesia antigua, el óleo consagrado ha sido considerado, de modo particular, como signo de la presencia del Espíritu Santo que, a partir de Cristo, se comunica a nosotros. Él es el óleo de la alegría. Esta alegría es algo diferente de la diversión o de la alegría exterior que la sociedad moderna espera. La diversión, en su lugar correcto, es ciertamente algo bueno y agradable. Es bueno poder reír. Pero la diversión no es todo. Es sólo una pequeña parte de nuestra vida y donde quiere ser la totalidad se convierte en una máscara detrás de la cual se esconde la desesperación o, al menos, la duda sobre si la vida es realmente buena, o si no sería mejor no existir en lugar de existir. El gozo, que nos viene de Cristo, es diferente. Nos da alegría, sí, pero ciertamente puede ir junto al sufrimiento. Nos da la capacidad de sufrir y, en el sufrimiento, permanecer sin embargo íntimamente alegres. Nos da la capacidad de compartir el sufrimiento de otros y así hacer perceptible, en la disponibilidad recíproca, la luz y la bondad de Dios.


Siempre me hace reflexionar la narración de los Hechos de los Apóstoles según la cual los Apóstoles, después que el Sanedrín los había hecho flagelar, estaban «dichosos de haber sido considerados dignos de padecer por el nombre de Jesús» (Hechos 5, 41). Quien ama está dispuesto a sufrir por el amado y en razón de su amor, y precisamente de este modo experimenta una alegría más profunda. La alegría de los mártires era más fuerte que los tormentos a ellos infligidos. Esta alegría, finalmente, ha vencido y ha abierto a Cristo las puestas de la historia. Como sacerdotes, nosotros somos – como dice san Pablo – “colaboradores de vuestra alegría” (2 Cor 1, 24). En el fruto del olivo, en el óleo consagrado, nos toca la bondad del Creador, el amor del Redentor. Oremos para que su alegría nos invada cada vez más profundamente y pidamos ser capaces de llevarla nuevamente a un mundo que con tanta urgencia tiene necesidad de la alegría que brota de la verdad. Amén.”


Tomado de la homilía del Papa Benedicto XVI en la Misa Crismal, Jueves Santo 2010. Texto completo aquí.

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Fuente: Radio Vaticana


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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¡Gracias, Santo Padre!

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