domingo, 16 de enero de 2011

El Papa y la Academia de Ciencias: ¿opción revolucionaria?

*

papa-hawking

*

El sábado 15 de enero, al mismo tiempo que erigía en Inglaterra y Gales el primer Ordinariato para fieles provenientes del anglicanismo, el Papa Benedicto XVI nombró como nuevo presidente de la Pontificia Academia de las Ciencias al académico Werner Arber, de 81 años de edad, profesor emérito de Microbiología en la Universidad de Basilea y premio Nobel en Fisiología y Medicina en 1978.


Hasta allí, ninguna dificultad. Pero lo que suscitó reacciones opuestas fue el hecho de que el profesor Arber no es católico sino protestante. Estas reacciones han ido desde el escándalo de algunos ante el revolucionario hecho de que Benedicto XVI ponga a un protestante como cabeza de la Academia de Ciencias, hasta la complacencia de otros (siempre dispuestos a ignorar gran parte de los actos pontificios, a tergiversar los que no pueden ser ignorados y finalmente a elogiar aquellos que más les sirven para promover su propia ideología) por el mismo hecho de que Benedicto XVI ponga a un protestante como cabeza de la Academia de Ciencias…


De este modo, el mismo hecho produce dos lecturas diametralmente opuestas y suscita sentimientos contrarios. Pero tanto unos como otros tienen en común que su postura es equivocada. Del mismo modo que es equivocado decir, como algunos han hecho (aunque movidos, como se ha dicho, por la insaciable necesidad de promover la propia ideología), que ahora hay un protestante en la Curia Romana dado que, en realidad, la Pontificia Academia de las Ciencias no forma parte, estrictamente hablando, de la Curia Romana, sino que es un organismo que presta un servicio necesario y útil al Romano Pontífice, a la Curia y a la Iglesia Universal (cfr. Constitución Apostólica Pastor Bonus).


Para comprender por qué la decisión del Papa Benedicto, si bien novedosa, no representa una opción revolucionaria sino que está en conformidad con la naturaleza de este particular organismo, presentamos nuestra traducción de un esclarecedor artículo del vaticanista Gian Guido Vecchi publicado en el Corriere della Sera.


***


Ratzinger elige un protestante para guiar la Academia de las ciencias

Por Gian Guido Vecchi


La institución nació en 1603 como la originaria Accademia dei Lincei, y cuando Pío XI le dio el nuevo nombre y los nuevos estatutos, en el Motu proprio del ’36 In multis solaciis, explicó que en la elección de los científicos “nos movieron las alabanzas que a favor de sus nombres provenían, con unánime consenso y aprobación, del mundo de los doctos” y “en las diversas naciones”: el valor como criterio esencial, sin discriminaciones, también más allá del “preciosísimo don de la fe católica”. El sentido de la cultura, la apertura universal al conocimiento: el espíritu de la Pontificia Academia de las Ciencias – 80 miembros, entre los cuales 36 premios Nobel, y personalidades como Rita Levi Montalcini, Carlo Rubbia o Stephen Hawking – ha tenido su coronación ayer, con Benedicto XVI, que ha decidido por primera vez en cuatro siglos nombrar en su vértice a un científico no católico.


El nuevo presidente de la Academia es, de hecho, el suizo Werner Arber, de 81 años, cristiano protestante reformado y premio Nobel de medicina en 1978: profesor emérito de Microbiología en la Universidad de Basilera, Arber fue premiado en Estocolmo junto a Hamilton O. Smith y Daniel Nathans por sus investigaciones en el campo de la genética. En particular se ha dedicado al estudio del mecanismo de defensa de la célula bacteriana contra los virus: su obra está ligada al descubrimiento de particulares enzimas, las de restricción, que pueden ser empleadas en el estudio de la organización genética y que abren el camino a la ingeniería genética. El profesor Arber sucede a otro gran científico, el físico italiano Nicola Cabibbo, que había guiado la Academia desde el ’93 y falleció el 16 de agosto del año pasado.


Por otra parte, Arber es académico pontificio desde 1981 y consejero desde el ’95, “no puede imaginar cuántos emails y llamadas telefónicas de felicitaciones hemos recibido”, sonríe el obispo y canciller de la Academia Marcelo Sánchez Sorondo: “El Santo Padre ha realizado un gesto lúcido, valiente, inteligente: ha elegido a un no católico, si bien cristiano y creyente, valorando sus cualidades científicas y su experiencia”. Porque este es el espíritu: “Desde que la creó el príncipe Federico Cesi, bajo Clemente VIII, se quería dar vida a un «Senado científico» para la Santa Sede, como decía Pío XI: desde la evolución a la definición de muerte, se discute libremente todo, la Iglesia sigue los últimos desarrollos, se buscan criterios comunes en las cuestiones emergentes”.


En cuanto a los criterios para ser admitidos a la Academia, explica el Canciller, son esencialmente dos: “Se eligen investigadores que sobresalen en su campo y a la vez representativos de todas las ramas de las ciencias naturales, así como de todo el mundo”. Y esto, como dijo Juan Pablo II, “sin ninguna forma de discriminación étnica o religiosa”. Ninguna opción confesional para los académicos pontificios: basta, es el mínimo, que no haya ninguna hostilidad a la Iglesia y a la fe. De este modo, la historia de la Pontificia Academia es una suerte de compendio de la historia de la Ciencia: desde Galileo a genios del siglo XX como Guillermo Marconi, Max Planck, Edwin Schrodinger o Alexander Fleming.


***

La Buhardilla de Jerónimo

***

sábado, 15 de enero de 2011

Magnífica homilía de Mons. Nichols: “El Ordinariato de María”

*

610x

*

Presentamos la traducción de la bellísima homilía pronunciada por el Arzobispo Vincent Nichols en la Santa Misa de Ordenación sacerdotal de los -padres John Broadhurst, Andrew Burnham y Keith Newton, primeros miembros del Ordinariato Personal de Nuestra Señora de Walsingham.

***

Son muchas las ordenaciones que se han llevado a cabo en esta Catedral durante los 100 años de su historia. Hoy estamos ante una ocasión singular, que marca un nuevo paso en la vida y la historia de la Iglesia Católica. Acaba de ser anunciado, esta mañana, el establecimiento del primer Ordinariato Personal bajo la provisión de la Constitución Apostólica “Anglicanorum Coetibus”. Por esto saludo a John Broadhurst, a Andrew Burnham y a Keith Newton, que son los primeros sacerdotes del Ordinariato de Nuestra Señora de Walsingham. En particular, ofrezco mis oraciones y mejores deseos a Keith, elegido por el Santo Padre para ser el primer ordinario.


Se trata, ciertamente, de un momento histórico. Con estas primeras palabras, os doy una calurosa bienvenida, Keith, Andrew, John. Tenéis un pasado distinguido, lleno de logros auténticos. ¡Ahora, tenéis por delante un futuro importante y demandante! Al daros la bienvenida, reconozco plenamente las exigencias del viaje que habéis emprendido junto con vuestras familias, viaje que incluye sus muchos años de reflexión y oración, de dolorosos malentendidos, conflicto e incertidumbre. Quiero, en particular, reconocer vuestra dedicación como sacerdotes y obispos de la Iglesia [anglicana] de Inglaterra y afirmar lo fructuoso de vuestros ministerio.


Agradezco a tantos miembros de la Iglesia [anglicana] de Inglaterra que han reconocido vuestra sinceridad e integridad al emprender este viaje, y que os han asegurado sus oraciones y buenos deseos. El primero entre ellos es Rowan, arzobispo de Canterbury, con su visión característica y su generosidad de corazón y de espíritu.


Por supuesto que este viaje incluye una triste despedida de amigos. También somos concientes de esto, y esto fortalece la calidez de nuestra bienvenida.


Fue John Henry Newman, lo sabemos, quien habló emotivamente de esta “triste despedida de los amigos”. Agradecemos a nuestro Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, por poner este Ordinariato no sólo bajo la protección de Nuestra Señora de Walsingham, sino por darle también, como patrono, al Beato John Henry Newman.


En septiembre, en el Lambeth Palace, el Papa Benedicto dijo: “En la figura de John Henry Newman, celebramos a un pastor, cuya visión eclesial creció con su formación anglicana y maduró durante sus muchos años como ministro ordenado en la Iglesia de Inglaterra. Él nos enseña las virtudes que exige el ecumenismo: por un lado, seguía su conciencia, aún con gran sacrificio personal; y por otro, el calor de su constante amistad con sus antiguos compañeros le condujo a investigar con ellos, con un espíritu verdaderamente conciliador, las cuestiones sobre las que diferían, impulsado por un profundo anhelo de unidad en la fe” (Lambeth Palace, 17 de septiembre de 2010).


Luego, hablando en Roma el 20 de diciembre, el Papa Benedicto reflexionó sobre el Cardenal Newman y dijo las siguientes palabras, palabras que son de relevancia y de esperanza para hoy:


“El camino de las conversiones de Newman es un camino de la conciencia, no un camino de la subjetividad que se afirma, sino, por el contrario, de la obediencia a la verdad que paso a paso se le abría. Su tercera conversión, la del Catolicismo, le exigía abandonar casi todo lo que le era querido y apreciado: sus bienes y su profesión; su título académico, los vínculos familiares y muchos amigos. La renuncia que la obediencia a la verdad, su conciencia, le pedía, iba más allá. Newman fue siempre consciente de tener una misión para Inglaterra. Pero en la teología católica de su tiempo, su voz difícilmente podía ser escuchada... En enero de 1863 escribió en su diario estas frases conmovedoras: «Como protestante, mi religión me parecía mísera, pero no mi vida. Y ahora, de católico, mi vida es mísera, pero no mi religión». Aún no había llegado la hora de su eficacia. En la humildad y en la oscuridad de la obediencia, él esperó hasta que su mensaje fuera utilizado y comprendido. Para sostener la identidad entre el concepto que Newman tenía de conciencia y la moderna comprensión subjetiva de la conciencia, se suele hacer referencia a aquellas palabras suyas, según las cuales – en el caso de tener que pronunciar un brindis –, él habría brindando antes por la conciencia y después por el Papa. Pero en esta afirmación, «conciencia» no significa la obligatoriedad última de la intuición subjetiva. Es expresión del carácter accesible y de la fuerza vinculante de la verdad: en esto se funda su primado. Al Papa se le puede dedicar el segundo brindis, porque su tarea es exigir obediencia con respecto a la verdad” (10 de diciembre de 2010).


Hoy agradecemos al Santo Padre por el valiente liderazgo que ejerce al establecer el primer Ordinariato Personal. Sus intenciones son claras. Se trata, como él ha dicho, de “un gesto profético”. Busca contribuir a la meta mayor, la unidad visible entre nuestras dos Iglesias, ayudándonos a conocer en la práctica cómo nuestros patrimonios de fe y de vida pueden fortalecernos mutuamente en nuestra misión hoy. En el Oscott College, el Santo Padre dijo a los obispos: “(El Ordinariato) nos ayuda a fijar nuestra atención en el objetivo último de toda actividad ecuménica: la restauración de la plena comunión eclesial en un contexto en el que el intercambio recíproco de dones de nuestros respectivos patrimonios espirituales nos enriquezca a todos”.


La unidad visible de la Iglesia, entonces, es un tema central en nuestros pensamientos hoy. Se trata, por cierto, de algo que nunca fue ajeno al corazón de San Pablo, como él mismo lo expresa en su Carta a los Efesios y, poco antes, en su Carta a los Filipenses. Su apelación es rotunda: creer en Cristo como el Señor, tener parte en un mismo Espíritu, dar culto al único Padre, crea una unidad que debe ser continuamente resguardada por la práctica de la humildad, de la amabilidad, de la paciencia y del amor. En la Carta a los Filipenses es más explícito acerca de las actitudes y los comportamientos que amenazan esta unidad: la ambición egoísta del poder asociado a los oficios, la búsqueda de aprobación personal o prestigio, el centrar la atención en la propia importancia en un espíritu competitivo, todo esto nos aleja de “los pensamientos de Cristo Jesús” (cf. Flp 2,1-5).


La historia muestra que él estaba en lo correcto. Estos patrones de error marcan nuestras historias. También encuentran expresión en la vida de cada uno de nosotros hoy. Por esto pedimos perdón por nuestras faltas y buscamos renovar en nosotros mismos aquellos pensamientos del mismo Cristo Jesús.


La búsqueda de la unidad visible de la Iglesia permanece hoy un imperativo. En ésta, es crucial el rol del sucesor de San Pedro. El Papa Benedicto lo expresó así en la Abadía de Westminster: “La fidelidad a la palabra de Dios, precisamente porque es una palabra verdadera, nos exige una obediencia que nos lleve juntos a una comprensión más profunda de la voluntad del Señor, una obediencia que debe estar libre de conformismo intelectual o acomodación fácil a las modas del momento. Ésta es la palabra de aliento que deseo dejaros esta noche, y lo hago con fidelidad a mi ministerio de Obispo de Roma y Sucesor de San Pedro, encargado de cuidar especialmente de la unidad del rebaño de Cristo” (Abadía de Westminster, 17 de septiembre de 2010).


El ministerio del Papa en pro de la unidad visible de la Iglesia es central para la fe de la Iglesia Católica. Es central para la fe de aquellos que entran en la comunión plena en este Ordinariato. Es central para la bienvenida, aliento y apoyo que la comunidad católica en Inglaterra y Gales da a este desarrollo y a todos aquellos que buscan ser parte de él.


En su Carta a los Efesios, San Pablo habla de la variedad de dones dado a la comunidad de creyentes. Al tiempo que reconocemos esta variedad, en esta Misa nos centramos, particularmente, en el don del sacerdocio ordenado dentro de la Iglesia Católica. Es un sacerdocio que toma y recibe su forma, su propósito y su experiencia, de la Cruz de Cristo, la gran Cruz sobre nosotros, a la que se refirió tan emotivamente el Papa Benedicto. A través de este sacerdocio ordenado, el único y mismo Sacrificio de Cristo se hace real en el altar, y se ofrece nuevamente al Padre Eterno. Se hace presente como el sacramento de nuestra salvación. Esta Misa, cada Misa, es al mismo tiempo la oración de Cristo y la oración del Cuerpo de Cristo, Su Pueblo. Por medio de ella, Cristo constituye a la Iglesia nuevamente, cada día, tanto en Sí mismo como en su unidad visible en el mundo. Es éste el trabajo del sacerdocio ordenado – la constitución diaria de la Iglesia – y es un don inestimable y un servicio por el que damos gracias a Dios constantemente. A este único Sacrificio acercamos nuestros propios pequeños sacrificios, las pérdidas y dificultades que afrontamos entre nuestros fracasos y pecados, en medio de nuestra búsqueda de la verdad y del amor, a través del tiempo. Todo es ofrecido al Padre en un único sacrificio de alabanza, para convertirse en medio de nuestra salvación.


En el pasaje del Evangelio de San Juan que hemos leído hoy, hemos escuchado una vez más acerca de la aparición de Cristo Resucitado a Sus discípulos. En aquel momento, Él les dio los frutos de Su triunfo sobre la muerte: el perdón de los pecados y el don de la paz. En esto también descubrimos el trabajo del sacerdocio ordenado: pronunciar con confianza el perdón de Dios y dar la paz a un alma atribulada y a un mundo atribulado.


A este servicio, a este ministerio, le damos hoy la bienvenida a nuestros tres sacerdotes hoy. Pero debemos estar atentos a las palabras del Evangelio. Al entregar estos dones, el Señor Resucitado emplea también un gesto elocuente: les muestra Sus manos y Su costado.


Les muestras Sus heridas. La misión que reciben, la misión de reconciliación, proviene de las heridas de Cristo. Ésta es la misión que compartimos, y en cada Misa contemplamos una vez más el Cuerpo herido, lastimado del Señor Resucitado. Nuestra misión se caracteriza por este carácter: se trata de una misión a un mundo herido; una misión confiada a una Iglesia herida; llevada a cabo por discípulos heridos. Las heridas del pecado son cosa nuestra. Las heridas de Cristo, aunque somos nosotros mismos los que las causamos, son también nuestro consuelo y fortaleza.


La primera en ser testigo de estas heridas, la primera, quizá, en descubrir su verdadero significado, fue María, la Madre de Jesús. Al pie de la Cruz, ella fue testigo de estas heridas. Teniendo en brazos Su Cuerpo muerto, ella habrá sido marcada por la Sangre que brotó de esas heridas. Ahora ella mira a nuestros nuevos sacerdotes desde el otro lado de la Catedral, en frente del Crucifijo que está sobre mí. María siempre nos lleva ante Su Hijo, y nos lo presenta a nosotros como nuestra esperanza y salvación. En ningún otro lugar lo hace con más gracia y elegancia que en la imagen de Nuestra Señora de Walsingham. Siendo que este Ordinariato, su Ordinariato, comienza a existir, confiémosle los trabajos para que desempeñe su misión.


Nuestra Señora de Walsingham, ruega por nosotros.


Beato John Henry Newman, ruega por nosotros.


Amén.


Arzobispo Vincent Nichols

Presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales


***

Fuente: Catholic Church in England and Wales


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

***

Ver también:

- Anglicanorum Coetibus en acción: ha sido erigido el primer Ordinariato

- Mensaje del Cardenal Levada: “un momento único e histórico”

- Declaración del Rev. Newton: “Que el Ordinariato sea un don para toda la Iglesia”

Declaración del Rev. Newton: “Que el Ordinariato sea un don para toda la Iglesia”

*

610x

*

Presentamos nuestra traducción de la declaración del Reverendo Keith Newton luego de la publicación de su nombramiento como primer ordinario del Ordinariato Personal “Nuestra Señora de Walsingham”.

***

Me siento anonadado por el hecho de haber sido designado por el Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, como el primer ordinario del Ordinariato Personal erigido en Gran Bretaña bajo las provisiones establecidas en la Constitución Apostólica Anglicanorum Coetibus. No es un honor que haya buscado o esperado, pero ruego a Dios para que me conceda la sabiduría y la gracia para poder responder a la confianza que el Santo Padre ha puesto en mí.


Mi esposa y mi familia han sido un gran apoyo para mí a lo largo de mi ministerio, y sé que continuarán siéndolo. Me alegró mucho que Gill fuera recibida conmigo en la plena comunión con la Iglesia Católica en la Catedral de Westminster, el 1 de enero del 2011.


Hoy puedo mirar los 35 años de ministerio ordenado con tremenda gratitud. La Iglesia [anglicana] de Inglaterra me nutrió en la fe cristiana, y fue dentro de ella que descubrí, como adolescente, mi vocación al ministerio ordenado que ha significado un servicio tanto en Inglaterra como en África. No veo mi recepción en la Iglesia Católica como un quiebre radical sino como parte de mi continua peregrinación en la fe que comenzó en mi bautismo. Desde mis años de adolescente he deseado y rezado por la unidad corporativa con la Iglesia Católica, y la publicación de la Constitución Apostólica me ha ofrecido la posibilidad de concretar aquel sueño.


Estoy particularmente agradecido con el Arzobispo de Canterbury, el reverendísimo Rowan Williams, por su paciencia y su cortesía para con aquellos de nosotros que hemos estado explorando el modo de seguir adelante en los últimos meses.


La Iglesia Católica, tanto aquí como en Roma, me ha dado un caluroso aliento en dar este paso, y estoy agradecido por las incontables palabras y signos de bienvenida que he recibido de parte de muchos miembros de la Iglesia Católica en los últimos días. Espero que el Ordinariato sea un don para la Iglesia Católica, y espero que, junto con los sacerdotes y fieles que se unan al Ordinariato, seamos de utilidad para toda la Iglesia.

***

Fuente: Catholic Church in England and Wales


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

***

Ver también:

- Anglicanorum Coetibus en acción: ha sido erigido el primer Ordinariato


- Mensaje del Cardenal Levada: “un momento único e histórico”

Mensaje del Cardenal Levada: “un momento único e histórico”

*

ancien4

Nuestra Señora de Walsingham

*

Publicamos nuestra traducción del mensaje del Cardenal William Levada, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que ha sido leído esta mañana en la Catedral de Westminster, durante la ordenación sacerdotal de los ex-obispos anglicanos Andrew Burnham, Joh Broadhurst y Keith Newton.

***

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,


La ordenación sacerdotal de nuestros tres amigos, Andrew Burnham, John Broadhurst y Keith Newton, es una ocasión de gran gozo para ellos y para toda la Iglesia. Habría deseado estar presente con ustedes en la Catedral de Westminster hoy, en orden a demostrar mi propio apoyo personal al tiempo que ellos realizan este paso importante. Desafortunadamente, el compromiso, asumido hace mucho tiempo, de encontrarme con los obispos y teólogos de la India en Bangalore, ha significado mi imposibilidad de estar hoy en Londres. Me alegra, no obstante, el tener la oportunidad de enviar este mensaje, y estoy agradecido con el Arzobispo Nichols por aceptar representarme allí y por su disposición para hacer llegar mis mejores deseos.


La Congregación para la Doctrina de la Fe ha publicado hoy un Decreto erigiendo el primer Ordinariato Personal para los grupos de fieles anglicanos y pastores que desean entrar en la comunión plena con la Iglesia Católica. Este nuevo Ordinariato, establecido dentro del territorio de Inglaterra y Gales, será conocido como el Ordinariato Personal de Nuestra Señora de Walsingham y será puesto bajo el patrocinio del Beato John Hery Newman. Su establecimiento, que marca un momento único e histórico en la vida de la comunidad católica en este país, es el primer fruto de la Constitución Apostólica Anglicaonrum Coetibus, publicada por el Papa Benedicto XVI el 4 de noviembre del 2009. Es mi ferviente esperanza que, al establecer lo que el Santo Padre llama “un mutuo intercambio de dones de nuestros respectivos patrimonios espirituales”, el Ordinariato de Nuestra Señora de Walsingham será una gran bendición no sólo para los que están directamente involucrados en él sino para toda la Iglesia.


El Santo Padre también ha nombrado hoy al Reverendo Keith Newton como el primer ordinario de este Ordinariato Personal. Junto con el Reverendo Burnham y el Reverendo Broadhurst, Keith Newton supervisará la preparación catequética de los primeros grupos de anglicanos de Inglaterra y Gales que serán recibidos en la Iglesia Católica, junto con sus pastores, en Pascua; y también acompañará a los clérigos en la preparación para la ordenación al sacerdocio católico alrededor de Pentecostés. Animo a todos a asistir al nuevo ordinario en la misión que se le ha confiado, no sólo con la oración sino también con toda forma de apoyo práctico.


En conclusión, ofrezco mis mejores deseos personales a estos tres sacerdotes católicos. Ruego a Dios para que los bendiga abundantemente, a ellos y a los demás clérigos y fieles que se están preparando para unírseles e la comunión plena con la Iglesia Católica. En medio de la incertidumbre propia que trae cada período de transición, deseo asegurarles nuestra admiración y nuestra solidaridad en la oración.


En una audiencia que me concedió el 14 de enero del 2001, Su Santidad me pidió que le haga saber que imparte su Bendición Apostólica sobre los ordenandos Andrew Burnham, John Broadhurst y Keith Newton, sobre sus esposas y familiares y sobre todos los demás participantes en este rito solemne.


En Cristo,


Cardenal William Levada

Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe


***

Fuente: Catholic Church in England and Wales


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

***

Anglicanorum coetibus en acción: ha sido erigido el primer Ordinariato

*

litany1_thumb[2]

*

Este mediodía, la Sala de Prensa de la Santa Sede ha informado que la Congregación para la Doctrina de la Fe, de acuerdo a la Constitución Apostólica Anglicanorum Coetibus, ha erigido el Ordinariato Personal de Nuestra Señora de Walsingham en el territorio de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales. Al mismo tiempo, el Santo Padre Benedicto XVI ha nombrado como primer Ordinario al Reverendo Keith Newton, precisamente en el día de su ordenación sacerdotal en la Iglesia Católica, junto a John Broadhurst y Andrew Burnham, en una ceremonia presidida por Mons. Vincent Nichols, Arzobispo de Westminster, en su Iglesia Catedral.


Comunicado de la Sala de Prensa de la Santa Sede: el Ordinariato Personal de Nuestra Señora de Walsingham en Inglaterra y Gales


De acuerdo con las disposiciones de la Constitución Apostólica “Anglicanorum coetibus” –del Papa Benedicto XVI (del 4 de noviembre de 2009) y después de una cuidadosa consulta con la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales –se lee en un comunicado-, la Congregación para la Doctrina de la Fe ha erigido hoy un Ordinariato Personal dentro del territorio de Inglaterra y Gales para los grupos de sacerdotes y fieles anglicanos que han expresado su deseo de entrar en plena comunión visible con la Iglesia Católica. El Decreto que instituye el Ordinariato especifica que será denominado Ordinariato Personal de Nuestra Señora de Walsingham y cuyo patrono será el beato John Henry Newman.


“Un ordinariato personal es una estructura canónica que consiente una reunión en forma corporativa de tal manera que permita a los ex anglicanos entrar en plena comunión con la Iglesia Católica, preservando los elementos de su patrimonio anglicano característico. Con esta estructura, la Constitución Apostólica “Anglicanorum coetibus” trata, por un lado, de salvaguardar la preocupación por preservar en la Iglesia católica las valiosas tradiciones litúrgicas, espirituales y pastorales anglicanas, y por otro lado, la preocupación porque estos grupos y su clero se integren plenamente en la Iglesia Católica”.


Por razones doctrinales, la Iglesia no admite en ningún caso la ordenación episcopal de hombres casados. Sin embargo, la Constitución Apostólica prevé, bajo ciertas condiciones, la ordenación como sacerdotes católicos de ministros ex anglicanos casados. Hoy, en la Catedral de Westminster, en Londres, el arzobispo Vincent Nichols, de Westminster, ha ordenado sacerdotes católicos a tres ex obispos anglicanos: los reverendos Andrew Burnham, Keith Newton, y John Broadhurst.


También hoy, el Papa Benedicto XVI ha nombrado al reverendo Keith Newton primer Ordinario del Ordinariato Personal de Nuestra Señora de Walsingham. El reverendo Newton, junto con los reverendos Burnham y Broadhurst, se encargará de supervisar la preparación catequética de los primeros grupos de anglicanos en Inglaterra y Gales, que en Pascua serán recibidos en la Iglesia católica junto con sus pastores, así como el acompañamiento de los ministros que se están preparando para ser ordenados sacerdotes católicos alrededor de Pentecostés.
La normativa de esta nueva estructura es coherente con el compromiso para el diálogo ecuménico, que sigue siendo una prioridad para la Iglesia Católica. La iniciativa que ha llevado a la publicación de la Constitución Apostólica y a la erección de este Ordinariato Personal proviene de varios grupos de anglicanos que han declarado que comparten la común fe católica, como se expresa en el Catecismo de la Iglesia Católica y aceptan el ministerio petrino como algo que Cristo quiso para la Iglesia. Para ellos, ha llegado el momento de expresar esa unidad implícita en la forma visible de la plena comunión”.


(Próximamente ampliaremos la información sobre esta importante noticia)


***

La Buhardilla de Jerónimo

***

viernes, 14 de enero de 2011

Es oficial: Juan Pablo II será Beato el 1º de mayo de 2011

*

giovanni20paolo20ii

*

Según informa este mediodía la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Santo Padre Benedicto XVI ha recibido en audiencia privada al Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Durante la audiencia, el Santo Padre ha autorizado a la Congregación a promulgar varios decretos, entre los cuales se encuentra:


- un milagro, atribuido a la intercesión del Venerable Siervo de Dios Juan Pablo II (Karol Wojtyla), Sumo Pontífice; nacido en Wadowice el 18 de mayo de 1920 y muerto en Roma el 2 de abril de 2005.


La Santa Sede ha anunciado también que la ceremonia de beatificación se celebrará el próximo 1º de mayo, Domingo de la Divina Misericordia, y será presidida por el Santo Padre Benedicto XVI.

*

Nota informativa de la Congregación para las Causas de los Santos sobre el procedimiento de la Causa de Beatificación del Venerable Siervo de Dios Juan Pablo II (Karol Wojtyla)


El día 14 de enero de 2011, el Sumo Pontífice Benedicto XVI, durante la audiencia concedida al Eminentísimo Señor Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, ha autorizado al mismo Dicasterio a promulgar el Decreto sobre el milagro atribuido a la intercesión del Venerable Siervo de Dios Juan Pablo II (Karol Wojtyla). Este acto concluye el procedimiento que precede al Rito de la Beatificación, cuya fecha será decidida por el Santo Padre.


Como es conocido, la Causa, por Dispensa Pontificia, comenzó antes de que hubiesen transcurrido los cinco años desde la muerte del Siervo de Dios, requeridos por la Normativa vigente. Tal disposición fue solicitada por la imponente fama de santidad de la que gozó el Papa Juan Pablo II en vida, en muerte, y después de muerte. Para el resto fueron observadas integralmente las comunes disposiciones canónicas concernientes a las Causas de beatificación y de canonización.


Desde junio de 2005 hasta abril de 2007, fueron por tanto celebradas la Investigación Diocesana principal romana y las Rogatoriales en diversas diócesis, sobre la vida, sobre las virtudes y sobre la fama de santidad y de milagros. La validez jurídica de los procesos canónicos fue reconocida por la Congregación para las Causas de los Santos con el Decreto del 4 de mayo de 2007. En junio de 2009, examinada la relativa Positio, nueve consultores teólogos del Dicasterio dieron su parecer positivo sobre la heroicidad de las virtudes del Siervo de Dios. En el sucesivo mes de noviembre, siguiendo el procedimiento usual, la misma Positio fue luego sometida al juicio de los Padres Cardenales y Obispos de la Congregación para las Causas de los Santos, que se expresaron con sentencia afirmativa.


El 19 de diciembre de 2009 el Sumo Pontífice Benedicto XVI autorizó la promulgación del Decreto sobre la heroicidad de las virtudes.


En vista de la Beatificación del Venerable Siervo de Dios, la Postulación de la Causa presentó al examen de la Congregación para las Causas de los Santos la curación del “mal de Parkinson” de Sor Marie Simon Pierre Normand, religiosa del Institut des Petites Soeurs des Maternités Catholiques.


Como de costumbre, las copiosas Actas de la Investigación canónica, regularmente instruida, unidas a las detalladas Pericias médico-legales, fueron sometidas al examen científico de la Consulta Médica del Dicasterio de las Causas de los Santos el 21 de octubre de 2010. Sus Peritos, después de haber estudiado con la habitual escrupulosidad los testimonios procesales y la entera documentación, se expresaron a favor de la no-explicación científica de la curación. Los Consultores teólogos, después de haber visto las conclusiones médicas, el 14 de diciembre de 2010 procedieron a la valoración teológica del caso y, por unanimidad, reconocieron la unicidad, la antecedencia y el carácter coral de la invocación dirigida al Siervo de Dios Juan Pablo II, cuya intercesión fue eficaz a los fines de la prodigiosa curación.


Finalmente, el 11 de enero de 2011, se ha tenido la Sesión Ordinaria de los Cardenales y de los Obispos de la Congregación para las Causas de los Santos, los cuales han emitido una unánime sentencia afirmativa, considerando milagrosa la curación de Sor Marie Pierre Simon, en cuanto realizada por Dios de modo científicamente inexplicable, luego de la intercesión del Sumo Pontífice Juan Pablo II, confiadamente invocado tanto por la misma curada como por muchos otros fieles.


*

Declaración del Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede sobre la fecha de Beatificación del Venerable Siervo de Dios Juan Pablo II


El Rito de Beatificación del Venerable Siervo de Dios Juan Pablo II (Karol Wojtyla) tendrá lugar en el Vaticano, el 1º de mayo de 2011, II Domingo de Pascua, de la Divina Misericordia, presidido por el Sumo Pontífice Benedicto XVI.


***

Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

***

miércoles, 12 de enero de 2011

“En el comienzo de una decadencia”

*

610x

*

El pasado lunes se realizó en el Vaticano el tradicional encuentro del Santo Padre con el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede. En esta ocasión, Benedicto XVI pronunció un importante discurso en el que, con gran claridad y valentía, denunció todas las amenazas actuales contra la libertad religiosa, especialmente contra los cristianos. Marcello Pera, ex-Presidente del Senado Italiano y co-autor con Joseph Ratzinger del libro “Sin raíces”, ha concedido esta entrevista al periódico Avvenire en donde ha analizado las palabras del Papa y las actuales guerras contra el cristianismo.

***

“Un discurso no diplomático a los diplomáticos”


El filósofo y ex-presidente del Senado Marcello Pera usa un juego de palabras para resumir el tono de las declaraciones de Benedicto XVI. “No contiene ni permite ambigüedades – explica – y pone un aut aut: o el Occidente se da cuenta de que están en curso dos guerras de religión contra el cristianismo y actúa en consecuencia, o el mundo occidental está perdido”.

*

Una guerra que derrama sangre en países lejanos, y otra más sutil en nuestra casa…


Sutil pero no menos trágica: a dos siglos de distancia, Europa vuelve a adorar a la diosa razón y a reformar los calendarios, como en los tiempos de la Revolución francesa. Con el espejismo de la misma “liberté” de entonces, con el mismo objetivo de sustituir al cristianismo y, por desgracia, con los mismos medios. La guerra interna es más peligrosa, porque esta alimenta a la otra.

*

El Papa, de hecho, denuncia cómo precisamente “los actos discriminatorios contra los cristianos son considerados menos graves” por los gobiernos.


Europa se debilita a sí misma y así da aliento a sus enemigos. El riesgo, entonces, no es sólo perder las raíces (algo que ya está ocurriendo) sino también la identidad y la razón de ser: combatiendo ella misma una batalla contra el cristianismo, no reconoce el peligro que viene desde fuera.

*

En una Europa que se dice pluralista, muchas legislaciones intentan imponer “supuestos nuevos derechos” laicistas, denegando a los cristianos también la posibilidad de no adecuarse.


Benedicto XVI señala una terrible contradicción: Europa proclama la universalidad de los derechos humanos y los defiende en palabras, pero luego viola el primero de los derechos inalienables, que es precisamente el de la libertad de conciencia y religiosa.

*

Europa pero también América


Ciertamente, es más, América se está convirtiendo en una gran Europa y Europa se está convirtiendo en una gran Bélgica o una gran Canadá, es decir, una tierra espiritualmente desolada. Los Estados Unidos corren nuestro mismo riesgo, si bien allí la sociedad civil resiste mejor, siente todavía la llamada de los orígenes. Pero la rápida europeízación es preocupante y todo Occidente no sólo se enfrenta a una crisis, la crisis económica que todos vemos, sino también al comienzo de una decadencia.

*

Siempre en nombre de la tolerancia, muchos países destierran fiestas y símbolos cristianos, desde el Crucifijo hasta la Navidad. Por respeto a las religiones, suprimimos la nuestra… Los mismos telediarios que meses atrás dijeron “hoy para quien cree es Pascua”, dieron amplio espacio al Ramadán.


¿Lo ve? La diosa razón y la reforma de los calendarios. Pero mencionar a los otros y borrarse a sí mismos es el modo más suicida de ser tolerantes: no se dan cuenta que la tolerancia presupone al menos dos interlocutores, un nosotros y un ellos, y si se borra el nosotros, quedan sólo los otros. El año pasado, en el Cairo, Obama habló de “contribución del Islam al nacimiento de los Estados Unidos”: una bestialidad histórica privada de todo fundamento.

*

El ataque a nuestros valores fundamentales y a las raíces cristianos parece provenir de varios frentes.


Viene tanto de la izquierda como de la derecha. Recuerdo sólo que un año atrás, Fini y Granata firmaron un manifiesto en el que sostenían los “orígenes paganos de Europa”.

*

Hay una intolerancia que niega incluso la objeción de conciencia y la libertad de educación.


Si el laicismo es vivido como una verdadera religión, si la razón de los hombres es una diosa que lo regula todo, el médico o el docente que resiste se opone a un dogma, y por eso debe ser aniquilado. El Papa está dando voz a las minorías e infundiendo valor en todos nosotros, nos dice que la batalla se puede vencer muy bien siempre y cuando se reconozca con claridad lo que está ocurriendo, pero estoy apenado: esta claridad la encuentro en Benedicto XVI y en otros pocos personajes de la cultura, pero muy poco en la clase política y de la información.

***

Fuente: Avvenire


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

***

Juan Pablo II: sólo falta el decreto pontificio

*

 pope_john_paul_II_2

*

Andrea Tornielli informa hoy en su blog que los cardenales y obispos miembros de la Congregación para las Causas de los Santos han aprobado ayer el milagro atribuido a la intercesión del Papa Juan Pablo II, último paso antes de elevarlo a Su Santidad Benedicto XVI.

***

También el último escollo ha sido superado: los cardenales y obispos de la Congregación para las Causas de los Santos se han encontrado ayer por la mañana en la sede del dicasterio y han examinado y aprobado el milagro atribuido a la intercesión de Juan Pablo II. La curación de la religiosa francesa del Parkinson que abrirá al Papa Wojtyla el camino a los altares. Ahora sólo falta la firma final de Benedicto XVI, que próximamente promulgará el decreto. La beatificación podría tener lugar ya en primavera o en el próximo mes de octubre.


Algunos días atrás, Il Giornale había revelado que entre noviembre y diciembre de 2010, con la máxima reserva, los especialistas de la consulta médica de la Congregación de los Santos presidida por el médico personal de Ratzinger, el profesor Patricio Polisca, habían estudiado profundamente y aprobado el presunto milagro, definiéndolo una curación científicamente inexplicable. Y antes de Navidad el dossier sobre el milagro había sido examinado y aprobado también por los teólogos del dicasterio. Faltaba el tercer y último vía libre, el de la plenaria de los cardenales y obispos (es decir, todos los miembros de la Congregación), que han dado a su vez el ok sin dificultad y – según algunas indiscreciones – sin votos contrarios.


También a la reunión de ayer no se le dio ninguna publicidad porque la noticia del hecho que Juan Pablo II será proclamado pronto beato será oficial sólo en el momento en que el cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, presente el dossier sobre el milagro a Benedicto XVI, pidiendo su aprobación y la promulgación del último, definitivo decreto. No es difícil prever, salvo improbables pero de todos modos posibles sorpresas de última hora, que también Ratzinger apruebe.


Como se recordará, el año pasado el proceso sobre el milagro – el de las virtudes heroicas se concluyó ya en diciembre de 2009 – había sufrido un cierto retraso. La Congregación quiso examinar bien toda posible objeción y confiarse a diversos peritos. Ahora, sin embargo, el sucederse de las reuniones da la idea de una aceleración.


Ya el día de los funerales, al final de los cuales algunos grupos de fieles organizados y preparados desplegaron las ya famosas banderas con las palabras “santo subito”, el entonces cardenal Ratzinger hizo una homilía conmovedora, pidiendo a Juan Pablo II que bendiga a todos desde la ventana del cielo. Y como Papa, el 2 de abril de 2008, recordando el tercer aniversario de la muerte del predecesor, dijo: “Él albergaba una fe extraordinaria” en Cristo Resucitado, y “y con él mantenía una conversación íntima, singular e ininterrumpida. En efecto, entre sus numerosas cualidades humanas y sobrenaturales tenía también la de una excepcional sensibilidad espiritual y mística. Bastaba observarlo cuando oraba: se sumergía literalmente en Dios y parecía que en aquellos momentos todo lo demás le resultaba ajeno”. Muchos consideraron estas palabras como un preanuncio de beatificación.

***

Fuente: Sacri Palazzi


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

***

martes, 11 de enero de 2011

Australia 2011: una Iglesia en crecimiento

*

demo_Australia_Pope_GB155_742768917072008

*

Presentamos la traducción de un interesante artículo publicado en “The Australian” acerca de los desarrollos más importantes de la Iglesia Católica en Australia para el año que estamos comenzando y luego de tres años de haber recibido la visita del Papa Benedicto XVI.

***

El arzobispo de Sydney, George Pell, ha enviado un equipo de personas a Chicago para conocer y luego replicar el programa que dice a los católicos no practicantes: “Existe una gran familia que te ama y te extraña. Se trata de una maravillosa aventura – no tienes nada que perder y todo por ganar – y te decimos: bienvenido a casa”.


Los avisos en televisión, las entradas en Facebook y los tweets, también discuten el rol de la Iglesia en las escuelas, universidades, centros de salud y obras de caridad. “Han realizado progresos en la participación en las Misas, por eso enviaré un pequeño equipo para ver lo que puede hacerse para la Iglesia en Australia”, ha dicho Pell.


“Católicos, venid a casa” (“Catholics come home” - www.catholicscomehome.org) es el nombre del programa lanzado en Phoenix, Arizona, en el 2008, y se utiliza en Texas y Chicago. Los avisos y los esfuerzos que los acompañaron son considerados la causa por la que 200.000 norteamericanos han regresado a la Iglesia. El relevamiento más reciente sobre la participación en la Misa realizado en Australia en el 2006 muestra que el número de católicos que participan semanalmente ha caído al 13,8 %.


El tablero episcopal se prepara para grandes cambios este año, ya que tres arzobispos - John Bathersby de Brisbane, Adrian Doyle de Hobart, y Barry Hickey de Perth – cumplirán 75 años, la edad de retiro para los obispos. También se nombrará obispo para Sandhurst, debido a que Mons. Joseph Grech, de 62 años de edad, falleció en diciembre.


Otro evento importante se desarrollará en Roma, cuando la Domus Australia, un centro de peregrinación y hospedaje para australianos - de cualquier credo o de ninguno -, comience a aceptar visitas para mediados de año.


Fundada por los católicos australianos, principalmente de las arquidiócesis de Sydney, Melbourne y Perth y de la diócesis de Lismore, la Domus Australia tendrá autonomía económica.


Su rector, el padre Anthony Denton, sacerdote de 39 años perteneciente a la diócesis de Melbourne que está realizando su doctorado en Roma, promete a los peregrinos “Misa diaria en inglés, confesiones, cuidado pastoral, chocolates ‘Tim Tan’, Vegemite, y una fascinante introducción a Roma”.


Los jóvenes católicos australianos también estarán en movimiento este año, en el que se espera que, para agosto, miles viajen a España para la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid.


El acontecimiento eclesial más importante de 2011 será, con todo, la introducción de la nueva traducción de la Misa a partir del domingo de Pentecostés, el 12 de junio.


Mientras que la Iglesia está adoptando las nuevas tecnologías para anunciar su mensaje, sus ritos litúrgicos están retornando a la tradición: la nueva traducción, teocéntrica, vuelve a enfocarse en el culto de Dios y en el Sacrificio de Cristo en el Calvario, en lugar de hacerlo en la celebración comunitaria.


La traducción restaura un fuerte sentido de lo sagrado, reemplazando el lenguaje coloquial usado desde el Concilio Vaticano II por un leguaje más formal y reverente, que es también más cercano al de la versión latina oficial.


Palabras tales como “feliz” [happy] son reemplazadas por “bienaventurado” [blessed], reviviendo un lenguaje litúrgico raramente escuchado en los últimos cuarenta años, con términos como “oblación” [oblation], “implorar” [implore], “semblante” [countenance], “Víctima sin mancha” [spotless Victim], “Divina Majestad” [Divine Majesty], “santo” [holy] y “venerable” [venerable].


Pell confía que los laicos abrazarán sin problemas la nueva traducción. “Les sorprenderá ver que es muy poco lo que ha cambiado de lo que ellos dicen en la Misa. La mayoría de los cambios se dan en las palabras que pronuncia el sacerdote”.


El cardenal, que está preparando una recensión del nuevo libro del Papa Benedicto XVI - “Luz del mundo” - para una revista religiosa, dice que le ha sorprendido el modo firme en el que el Papa cree que la liturgia coloquial y de pobre calidad que se ha dado en los últimos cuarenta años es una de las causas del descenso en la participación en las Misas después del Concilio.


“Para el Papa, se trata de la cuestión central, y es ciertamente importante”, dice Pell.


Algunos párrocos, ansiosos por comenzar, han puesto la nueva traducción en sus páginas web, de modo que los fieles puedan irse familiarizando con ella. Pero no todos están contentos. En “The Swag”, la revista del Consejo Nacional de Sacerdotes de Australia, el padre Eric Hodges escribió un artículo con ocasión del 50º aniversario de su ordenación. En él, el sacerdote de Melbourne afirma que la nueva traducción “puede fracasar porque muchos sacerdotes no van a implementarla”.


Hodgens también se queja del Papa Benedicto por sus “icónicos insultos” a “los sacerdotes que abrazaron el Vaticano II”, tales como la reintroducción de la comunión de rodillas y en la lengua en sus Misas públicas.


Pell espera que la resistencia a la nueva traducción, prevista por Hodgens, sea mínima. “Continuar con la traducción actual no es una opción, se trata de una sustitución”.


Un grupo que sí está feliz con la nueva traducción es la Traditional Anglican Communion, que pasará a formar parte de la Iglesia Católica en Australia a partir de Pascua o Pentecostés, a través del nuevo Ordinariato Anglicano. Pero si bien la traducción es más cercana a la utilizada en las liturgias anglicanas tradicionales que la TAC favorece, las parroquias anglicanas que se unan al Ordinariato conservarán sus propias tradiciones litúrgicas y pastorales.


El primado de la TAC, el arzobispo John Hepworth, es uno de los cuatro obispos australianos que se unirán al ordinariato, junto con alrededor de 20 sacerdotes. Hepworth dijo que después de años en los que la TAC trabajó como un “hospital de campamento para los heridos en las guerras anglicanas” en asuntos tales como la ordenación de mujeres y la doctrina, era irónico que “el nuevo protector del anglicanismo clásico fuera el Papa”, que ha permitido el establecimiento de ordinariatos dentro de la Iglesia Católica.


“Su visión, después de casi 500 años de separación, es extraordinaria. El Ordinariato cambiará el curso de la historia de la Iglesia”.


***

Fuente: The Australian


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

***

domingo, 9 de enero de 2011

El Cardenal Bartolucci y sus recuerdos, desde Pío XII hasta Benedicto XVI

*

610x

*

Cardenal, pero no obispo. Monseñor Domenico Bartolucci, 93 años, de Mugello, de 1956 a 1997 maestro “perpetuo” del coro de la Capilla Sixtina – el coro polifónico que acompaña las celebraciones papales –, estaba en su estudio, en el piano, cuando hacia las 11.30 hs. del 19 de noviembre pasado le llegó inesperadamente una llamada telefónica desde el Vaticano. El cardenal Tarcisio Bertone deseaba encontrarse con él a las 13.30 en la Secretaría de Estado vaticana.


Poco después, el “maestro”, como todos lo llaman ya desde hace décadas, era informado de la voluntad del Papa de crearlo cardenal en el consistorio que se realizaría al día siguiente. Bartolucci confiesa todavía su estupor y una cierta turbación interior al oír la noticia de la púrpura.


Dice al Foglio: “Nunca habría pensado en el cardenalato. Lo considero un gran honor y creo que el Papa ha querido darlo, por mi intermedio, a la música sacra. Sin embargo, dada mi edad y mi particular servicio a la Iglesia, he preferido no ser ordenado obispo”.


La suya es una opción que fue hecha en el pasado también por otros ilustres hombres de Iglesia llevados al cardenalato después de haber superado los ochenta años de edad (y, por lo tanto, cuando ya no estaba para ellos la posibilidad de entrar al cónclave en caso de muerte del Papa): entre los muchos que han preferido no ser ordenados obispos, están Hans Urs Von Balthasar (designado cardenal, murió en el camino que lo llevaba a Roma para el consistorio), Henri-Marie de Lubac e Yves Marie-Joseph Congar.


Por lo tanto, un cardenalato a la música sacra. Así ha percibido Bartolucci la decisión papal. ¿Por qué? “Porque he dedicado toda mi vida a la música sacra y es evidente que es a ella a quien el Papa ha querido de algún modo rehabilitar el pasado 20 de noviembre. Una música sacra con frecuencia demasiado despreciada en la Iglesia, abandonada, socavada por innovaciones inoportunas y contrarias al auténtico espíritu de la liturgia, el espíritu que Benedicto XVI está tratando de recuperar a través de sus escritos y sus celebraciones. Se ha querido ir al encuentro del mundo sin darse cuenta de estar cediendo al mismo y a sus sirenas”.


La historia artística de Bartolucci comienza en Florencia, en su temprana juventud, cuando acompañaba a su maestro Francesco Bagnoli como organista en las celebraciones en la Catedral. Luego, sus primeras composiciones fueron mostradas a monseñor Raffaele Casimiri, ilustre estudioso palestriniano, que iba cada tanto a Florencia para llevar a cabo sus investigaciones. Maduró así la idea de trasladar al joven a Roma, donde las capillas musicales estaban en plena actividad. Bartolucci se convirtió casi de inmediato en vice-maestro en San Juan de Letrán; luego, en 1947, director de la Capilla Liberiana de Santa María la Mayor. Finalmente, en 1956, después de cuatro años transcurridos junto a Lorenzo Perosi, Pío XII lo nombra director perpetuo de la Capilla Sixtina. Como sus predecesores, también él es nombrado “ad vitam”. Cuenta todavía con pesar: “Llegado a los 80 años, me enviaron de golpe a reposo… Después de tanto trabajo, ni siquiera pude saludar al Santo Padre…”.


Hace ya décadas que Bartolucci habita en Roma. En via Monte della Farina, cerca de piazza Argentina, donde la Capilla Sixtina tiene su sede. Su departamento está lleno de recuerdos. Fotos, cuadros, libros, músicas, muchas cartas y un viejo gramófono Grundig que, dice, “lo tenía igual el Papa Juan y tiene todavía una acústica envidiable. Sin embargo, ya no lo escucho más; por la noche prefiero mirar los conciertos transmitidos vía satélite sobre todo desde el exterior. Cada tanto veo alguna Misa en latín. Hay un canal que transmite algunas bellísimas de Francia. Pero son muy buenos también los anglicanos en el Reino Unido. He quedado impresionado por la liturgia cantada en la Westminster Abbey. Creo que también a Benedicto XVI le ha gustado cuando la escuchó en el pasado mes de septiembre. Al final, fue a transmitir sus saludos”.


La casa de Bartolucci trasluce historia y muchas fotos amarillentas por los años llevan el pensamiento a su juventud: “Mi padre era un obrero de una fábrica de ladrillos en Borgo San Lorenzo, cerca de Florencia. Cantaba siempre en la iglesia, le gustaba. También cantaba los romances de Verdi y de Donizetti. He crecido rodeado por la música. Todo el pueblo cantaba. Recuerdo las canciones de los campesinos en casa y en el trabajo. ¡El teatro del pueblo tenía dos estaciones de ópera al año! Era otra vida”.


De las palabras del cardenal se entiende que advierte un fuerte contraste entre aquellos años y hoy. Y su desilusión se vuelve explícita y espontánea sobre todo respecto a la música, sin necesidad de acosarlo con ulteriores preguntas. Dice: “Recuerdo las funciones en la Sixtina en los tiempos del Papa Pacelli. Entonces la música era una parte integrante y esencial de la liturgia: era su alma. Se conoce cuánto amaba la música Pacelli y cómo descansaba a menudo tocando el violín. Eran bellos tiempos”. El pontificado de Pío XII estuvo acompañado casi enteramente por la Capilla Sixtina dirigida por Lorenzo Pesori. Bartolucci, de hecho, fue nombrado director perpetuo en 1956: “Antes de convertirme en director, estuve cuatro años junto a Perosi, como vice-maestro. Él habitaba en el palacio del Santo Oficio y allí con frecuencia lo iba a ver. Paseábamos juntos por el lungotevere hasta la iglesia del Sagrado Corazón del Sufragio donde visitamos el Santísimo. Luego lo acompañaba nuevamente a casa”.


La música sacra de la Iglesia Católica sufrió una gran revolución después del Concilio Vaticano II. Cuenta Bartolucci: “El Concilio lo habría querido convocar también Pío XII. Lo dijo el cardenal Achille Silvestrini en el décimo aniversario de la muerte del cardenal Domenico Tardini. Se dio cuenta, sin embargo, que los numerosos focos de rebelión presentes en la Iglesia habrían querido provocar un incendio precisamente en Roma. Fue así el Papa Juan XXIII quien, después del Sínodo Romano, convocó el Concilio. Bajo su pontificado la Capilla Sixtina pudo finalmente ser reconstituida. Yo mismo presenté un proyecto de reforma general y el Papa lo aprobó plenamente. Obtuvimos la sede, el archivo, un equipo de cantantes adultos fijos y remunerados y, sobre todo, la schola puerorum dedicada exclusivamente a la formación de nuestros niños. El Papa Juan apreciaba mucho a la Capilla. En Navidad cantábamos en su apartamento con los niños, frente al pesebre. Respecto a la liturgia, creo que él no habría cambiado nada, pero luego murió. La reforma propiamente dicha con todos los cambios se hizo bajo Pablo VI”.


Bajo el pontificado del Papa Montini y con la nueva dirección litúrgica se verificó, de hecho, la crisis de la música sacra. Bartolucci recuerda todavía una Pascua en la que volvió a su casa llorando. Dice: “Nos echaron diciendo que no debía cantar la Sixtina sino el pueblo. Fue una revolución copernicana. El abandono del latín, que el Concilio mismo no auspiciaba, fue de hecho promovido por muchos liturgistas y así todo el repertorio tradicional de canto gregoriano y polifonía y, en consecuencia, las schola cantorum fueron señaladas como la causa de todo mal. El lema era ir al pueblo, sin entender las graves consecuencias de esta banalización de los ritos y de la liturgia. Yo siempre me opuse a esto y sostuve siempre la necesidad del gran arte en la iglesia para beneficio precisamente del pueblo. Se pensaba que participar quería decir cantar o leer algo y así se desatendió la sabia pedagogía del pasado. Paradójicamente, también todo el repertorio de cantos de devoción que el pueblo sabía y cantaba desapareció. Años atrás, por ejemplo, cuando el pueblo asistía a una Misa de difuntos, sabía cantar con devoción el Dies Irae y recuerdo que todos se unían para cantar el Te Deum o las antífonas de la Virgen. Hoy a duras penas se encuentra alguno capaz de hacerlo. Muchos hoy en día, afortunadamente, si bien un poco tarde, comienzan a darse cuentan de lo que ha sucedido. Era necesario pensar en ese entonces, antes de proceder con tanta presunta sabiduría a favor de una moda. Pero entonces todos renovaban, todos pontificaban. Afortunadamente, el Santo Padre está dando indicaciones muy precisas respecto a la liturgia y esperamos que el tiempo ayude a las nuevas generaciones”.


La Capilla Sixtina después del Concilio, de todos modos, ha continuado teniendo una importante actividad ya que Bartolucci quiso promover su presentación en conciertos. “Con la Sixtina he dado la vuelta al mundo y, precisamente en los conciertos, he podido sentirme libre de programar las obras maestras que ya no era posible ejecutar dentro de la liturgia, en primer lugar las obras de Giovanni Pierluigi da Palestrina. Giuseppe Verdi lo define el “padre eterno” de la música de Occidente. Ya lo he dicho una vez en una entrevista: «Palestrina es el primer patriarca que ha entendido qué quiere decir hacer música; él ha intuido la necesidad de una escritura contrapuntística vinculada por el texto, ajena a la complejidad y los cánones de la escritura flamenca». No es casualidad que el Concilio de Trento fijara los cánones de la música litúrgica precisamente mirándolo a él. No hay autor que trate y respete el texto sagrado como Palestrina. Yo, en lo que he podido, he tratado de referirme a este mismo espíritu, a la solidez del canto gregoriano y de la polifonía palestriniana. Por esto he podido continuar escribiendo música en el surco de la tradición de la Escuela romana”.


Uno de los más importantes conciertos en los cuales Bartolucci pudo presentar las obras maestras del príncipe de la música, junto a algunas composiciones personales, fue ofrecido precisamente a Benedicto XVI en el histórico marco de la Capilla Sixtina en el 2006. La ejecución confiada al Coro polifónico de la Fundación Domenico Bartolucci, con la cual el maestro ha grabado también algunos cd, fue introducido por el motete Oremus pro pontifice que el maestro ahora cardenal escribió precisamente para el Pontífice reinante, inmediatamente después de su elección. Benedicto XVI es para él una esperanza. Dice: “Lo es para mí y para la música sacra. Por eso pienso en mi cardenalato como en un reconocimiento, sobre todo, para la música, y me agrada que muchos hayan leído mi nombramiento de este modo”.


Y precisamente las palabras pronunciadas por el Papa al final de aquella ejecución sugieren que la púrpura a Bartolucci le ha sido reconocida por sus méritos artísticos y por una seria recuperación de la tradición musical de la Santa Iglesia Romana: “Todas las piezas que hemos escuchado contribuyen a confirmar la convicción de que la polifonía sacra, en particular la de la así llamada «escuela romana», constituye una herencia que se debe conservar con esmero, mantener viva y dar a conocer, no sólo en beneficio de los estudiosos y cultores, sino también de la comunidad eclesial en su conjunto, para la cual representa un inestimable patrimonio espiritual, artístico y cultural. […]Usted, venerado maestro, siempre se ha esforzado por valorar el canto sacro, también como medio de evangelización. Mediante los innumerables conciertos dados en Italia y en el extranjero, con el lenguaje universal del arte, la Capilla musical pontificia dirigida por usted ha cooperado así a la misión misma de los Pontífices, que consiste en difundir por el mundo el mensaje cristiano”.


***

Fuente: Palazzo Apostolico


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

***

viernes, 7 de enero de 2011

Mons. Braz de Aviz, nuevo Prefecto de Religiosos, se presenta

*

491px-Joao_braz_de_aviz

*

Hace pocos días, el Santo Padre nombró como nuevo Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica a Mons. João Braz de Aviz, hasta ahora Arzobispo de Brasilia, de 63 años de edad. Presentamos una de las primeras entrevistas que el nuevo Prefecto ha concedido y en la que se refiere a la misión que el Papa le ha encomendado.

***

¿Cuándo supo de su nombramiento y cuándo comenzará su trabajo?


Supe del mismo el 14 de diciembre. Estaba en mi casa en Brasilia, por la tarde, cuando me llamó el cardenal Bertone, el Secretario de Estado, para decírmelo. Planeo viajar a Roma para mediados de febrero, pero los detalles precisos aún no los he acordado con Roma. Necesito algún tiempo para terminar algunas cosas aquí en mi arquidiócesis.

*

Usted no proviene de una orden religiosa, pero ¿tiene experiencia de vida religiosa?


Fui miembro de un seminario menor, aquí en Brasil, en Assis, regido por una orden llamada Pontificio Instituto para las Misiones en el Extranjero, los padres “PIME” de Milán. Fui seminarista diocesano allí, entre 1958 y 1964, y recibí una maravillosa educación de ellos. Además, he desarrollado muchos contactos con religiosos y religiosas por medio del movimiento de los Focolares, que tiene un departamento dedicado a las órdenes religiosas. He tenido una larga y muy profunda amistad con los Focolares.

*

¿Cómo se desarrolló la amistad con los Focolares?


Cuando tenía 16 años, créalo o no, vino a dar una conferencia a nuestro seminario un pintor cubista que era parte del movimiento de los focolares, y desde allí en adelante simplemente me enamoré de ellos. Fue en un momento importante para mí, porque en ese tiempo estaban iniciándose las grandes ideologías en Brasil. Estaba naciendo la teología de la liberación, que tenía la increíblemente hermosa preocupación por los pobres, pero que también era a veces pesadamente ideológica. Los jóvenes nos sentíamos muy atraídos por ella, y los Focolares me dieron el correcto sentido del equilibrio.

*

Muchos dicen lo mismo sobre la Comunidad de San Egidio – que también tiene una “opción preferencial por los pobres”, pero es una opción de fe y no de ideología.


Sí, exactamente, y también soy amigo de la Comunidad de San Egidio.

*

Los brasileros me han dicho que usted no llega a su nuevo trabajo en el Vaticano con una agenda fuerte sino con voluntad de aprender. ¿Es eso correcto?


Creo que está bien dicho, es lo mismo que he estado diciendo a la gente en estos días. En primer lugar, no tengo un sentido carrerista, no veo esto como una promoción personal. En mi corazón, veo esto como un servicio al Santo Padre y a la Iglesia. Estamos llamados a ser hermanos y hermanas en la Iglesia, y para eso tenemos que dar de nosotros mismos en el servicio.


Más allá de eso, tengo que confesar que ni siquiera conozco mucho acerca de la Congregación en la que estaré trabajando, por lo que tengo mucho que aprender. Tengo que caminar junto a aquellos que ya están allí, con la gente que conoce muy bien este campo, porque es un área enorme y muy especializada. Mi impresión es que el Santo Padre está contento con el trabajo que se está haciendo, por lo que no creo que haya sido elegido para hacer cambios dramáticos inmediatos. Creo que fui elegido en parte porque el Santo Padre quiere un brasilero en el Vaticano, dado que al momento no hay otro brasilero en una posición importante en el Vaticano.

*

Algunos observadores han hablado de una “crisis” en la vida religiosa desde el Concilio Vaticano II. ¿Ve tal crisis?


Creo que hay ciertamente signos de dificultades, tales como la disminución en las vocaciones. Muchas órdenes, muchas congregaciones, han visto una disminución significativa de vocaciones. Tenemos que estar atentos a lo que está sucediendo, tenemos que tratar de entender cuáles son los problemas.


También tenemos que reconocer que los grandes cambios en la cultura de nuestro tiempo afectan la vida religiosa. Vivimos en un mundo muy diferente a aquel en el que fuimos criados. La globalización, por ejemplo, es una realidad que no hemos logrado gobernar efectivamente. Tenemos que preguntarnos cómo un fuerte compromiso de consagración a Dios puede, en nuestro mundo, hacer felices a los hombres y a las mujeres, dado que hay tantas otras cosas en la cultura que prometen la felicidad.


La cuestión que el Vaticano II quiso plantear a las órdenes religiosas es aún válida: ¿es la luz, la inspiración, que Dios dio al fundador de la orden aún hoy una fuerza viva en la orden? ¿Qué es lo que se necesita para que el núcleo de esa inspiración penetre este nuevo mundo, de modo que la orden pueda permanecer fiel a la luz que brilla a partir del fundador?

*

Más allá de la crisis, ¿ve también signos de esperanza para la vida religiosa?


¡Hay tantos! Cada carisma dado a la Iglesia es una semilla de la Palabra, dada en un momento particular en el tiempo. En orden a ayudarlos a perseverar y crecer, me parece, necesitamos acompañarlos – no con autoritarismo, sino con misericordia y fidelidad.

*

Algunos dicen que muchas órdenes religiosas se han tornado demasiado “progresistas” desde el Vaticano II. ¿Cuál es su visión al respecto?


Diría que muchas órdenes han tratado de buscar una nueva luz, un nuevo modo de responder a las circunstancias cambiantes, y eso es bueno. Algunas veces, sin embargo, es mi impresión que no se le da suficiente importancia a las orientaciones del Santo Padre en cuánto al modo en el que llevar esto a cabo. Recuerdo que en 1980, el Cardenal Gantin vino a Brasil para dar algunas orientaciones al comité doctrinal de la conferencia episcopal sobre la teología de la liberación. Los obispos recibieron muy bien estas orientaciones, pero no pasó siempre lo mismo con los teólogos. Creo que necesitamos las orientaciones del Santo Padre, que debemos verlas no como una imposición de la autoridad, sino como una cierta luz que nos ayuda a percibir lo que Dios nos está pidiendo. Si no tenemos esta visión, es fácil quedar demasiado enfocados en nuestras propias circunstancias individuales y perdernos el contexto mayor.

*

¿Conoce los Estados Unidos?


No realmente. Entiendo muy poco inglés, y nunca he viajado a los Estados Unidos.

*

¿Conoce acerca de la Visita Apostólica a las religiosas en los Estados Unidos?


Sé acerca de ella porque recientemente hablé con la Madre Clare Millea, la hermana norteamericana que está a cargo de la visita. Ella vendrá a verme aquí a Brasilia en los próximos días, en parte porque también tenemos que hablar sobre su congregación [la Congregación de los Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús]. Más allá de esto, realmente no sé nada.

*

¿Es consciente de que muchas hermanas en Estados Unidos están preocupadas porque, para ellas, el proceso parece “secreto”, y creen que no van a tener la oportunidad de responder a las conclusiones, sean estas cuales fueren?


He oído esto de la hermana que habló conmigo. No he leído nada más al respecto, por lo que tendré que informarme una vez que llegue a la Congregación en Roma.

*

¿Está abierto a la posibilidad de hablar con las hermanas norteamericanas sobre cómo hacer de esto una experiencia constructiva?


Por supuesto. Lo que el Santo Padre quiere es fidelidad a la vida consagrada, pero también tenemos que estar en diálogo con el mundo y todas las demás cosas que las religiosas se esfuerzan por hacer. Diría que el “secreto” no es el espíritu de esta intervención. Usted sabe, cuando en la Iglesia interviene una autoridad superior, lo hace porque tiene una responsabilidad, una misión que llevar a cabo; pero a menudo se da un problema de confianza. Quiero crear confianza – creo mucho en esto. Tenemos que superar esta visión en la que unos y otros son enemigos, creyendo que el “otro” está lejos de Dios, o es una amenaza para mí.


Aprendí esta visión de los Focolares. Ellos me enseñaron que siempre tenemos que intentar comprender el camino en el que el otro está avanzando, cómo ve las cosas, y aprender de ello. Es muy importante encontrar lo bueno en lo que el otro cree y siente, no condenarlo ni destruirlo. Es un espíritu de unidad, que tenemos que construir juntos. Para mí, no hay otro camino. Dicho sea de paso, tengo una excelente relación con los religiosos aquí en Brasil, incluso con la coordinación nacional para las órdenes religiosas.

*

¿Entonces está abierto al diálogo con las religiosas de los Estados Unidos?


Sí, quiero aprender de ellas, caminar con ellas. Hay que ver a las personas, llegar a conocerlas, esto ayuda a superar los problemas. Diría lo mismo acerca de la crisis por los abusos sexuales que hemos vivido en los últimos años. Tenemos que preocuparnos por la santidad de la Iglesia, pero también tenemos que ser muy cercanos a los que fueron heridos, a las víctimas. Esto me apasiona.

*

¿Conoce al Arzobispo Joseph Tobin, el secretario de la Congregación?


No, aún no he hablado con él.

*

Sé que aún hay un trabajo al respecto, pero ¿cómo describiría su visión de la vida religiosa?


Lo pondría así: cada congregación, cada orden en la Iglesia, es como una hermosa flor. Juntas, hacen un jardín, y debemos preocuparnos no sólo de las flores individuales sino del jardín en su conjunto. ¿Cuál es la relación entre los distintos carismas? ¿Tienen estas flores la capacidad de ver la belleza en las otras? En orden a que este jardín sea saludable, las flores tienen que crecer juntas. Es otra forma de hablar acerca del balance entre unidad y diversidad, algo que puede ser difícil de lograr en una cultura individualista, en la que todos quieren hacer que su visión personal de las cosas lo gobierne todo. En lugar de esto, tenemos que ser gobernados por la regla de la caridad, y creo que eso es algo que tenemos que redescubrir en la Iglesia.

***

Fuente: National Catholic Reporter


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

***

miércoles, 5 de enero de 2011

Cinco años “ad orientem”

*

besan1372-2-thumb

*

Presentamos nuestra traducción del testimonio del padre Mark Daniel Kirby que, cinco años después de haber celebrado por primera vez la Santa Misa ad orientem, comparte su experiencia y enumera diez ventajas de esta orientación. El Padre Kirby es el prior del Monasterio benedictino de Nuestra Señora del Cenáculo en Tulsa, establecido por el obispo local, Mons. Slattery, con la misión de la adoración eucarística por la santificación de los sacerdotes.

***

Dando un paso


El día 17 de diciembre de 2010 señalará el quinto aniversario de mi posición ad orientem ante el altar para el Santo Sacrificio de la Misa. Comencé a ofrecer la Santa Misa exclusivamente ad orientem en el Monasterio de la Cruz Gloriosa, donde trabajé por varios años como capellán. Preparé el cambio en Adviento de 2005 con una catequesis pastoral y mistagógica apropiada.


Luego vino Summorum Pontificum


Después del 14 de septiembre de 2007, Summorum Pontificum facilitó bastante la celebración del rito tradicional de la Santa Misa y, desde que asumí mi misión en Tulsa, he ofrecido la Forma Extraordinaria diariamente, no teniendo ningún deseo y no viendo ninguna necesidad, en el contexto de la vida monástica contemplativa, de celebrar en la Forma Ordinaria.


No es un retroceso


Dicho esto, después de cinco años ofreciendo la Santa Misa ad orientem, puedo decir que yo no quiero tener que volver a la posición versus populum. Cuando viajo, sin embargo, algunas veces estoy obligado a celebrar versus populum, especialmente en Irlanda, Francia e Italia; esto me deja con un sentimiento de inadecuación extrema. Sufro de lo que puedo describir como una falta de pudeur sagrado, o modestia frente a los Santos Misterios. Cuando me veo obligado a celebrar versus populum, siento visceralmente, por así decir, que hay algo muy errado – teológica, espiritual y antropológicamente – con el ofrecimiento del Santo Sacrificio en dirección a la asamblea.


Diez ventajas


¿Cuáles son las ventajas de la posición ad orientem en el altar, habiéndolo experimentado a lo largo de los dos últimos años? Puedo pensar de inmediato en diez:


1. El Santo Sacrificio de la Misa se vive como teniendo una dirección y enfoque teocéntrico.


2. Los fieles son salvados del tedioso clerocentrismo que ha alcanzado a la celebración de la Santa Misa en los últimos cuarenta años.


3. Volvió a ser evidente que el Canon de la Misa (Prex Eucharistica) está dirigido al Padre, por el sacerdote, en el nombre de todos.


4. El carácter sacrificial de la Misa es expresado y afirmado maravillosamente.


5. Casi imperceptiblemente se descubre el acierto de rezar silenciosamente en determinados momentos, de recitar determinadas partes de la Misa suavemente y de cantar otras.


6. Permite al sacerdote celebrante tener el beneficio de una santa modestia.


7. Me encuentro cada vez más identificado con Cristo, el Sumo y Eterno Sacerdote y Hostia perpetua, en la liturgia del santuario celestial, más allá del velo, frente al rostro del Padre.


8. Durante el Canon de la Misa, soy bendecido con un profundo recogimiento.


9. Las personas se han vuelto más reverentes en su comportamiento.


10. Toda la celebración de la Santa Misa ha ganado en reverencia, atención y devoción.


***

Fuente: Fratres in unum


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

***