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Quien haya tenido la oportunidad de oír el canto del Akathistos a la Madre de Dios, de elevar su mente y corazón a la Virgen a través de este antiquísimo himno, se preguntará quizás por qué no se canta en las iglesias, por qué no es enseñado a los fieles o, al menos, a los coros parroquiales. Sin duda habrá parroquias donde se cante, pero son las menos.
Nos pareció bien colocar en La Buhardilla un artículo a través del cual pudiésemos darlo a conocer y poner también a disposición de los lectores algún material que fuera útil para su aprendizaje en forma personal, y para llevarlo a sus respectivas parroquias si lo considerasen apropiado. Se trata de cuatro videos con el canto de algunas estrofas, un documento con el texto completo del himno, y un archivo con imágenes de partituras.
Ojalá este humilde aporte pueda servir para que en algún otro lugar se entone tan valioso himno para gloria y honor de la Santísima Virgen María.
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Reseña del Himno
El Akathistos a la Madre de Dios (la palabra griega Akathistos significa literalmente “estando no sentado” o “estando de pie”), es llamado así porque se debía cantar o rezar en esa posición en acto de veneración a la Santísima Virgen María. Otros creen que el nombre se deriva del hecho de que cuando fue cantado por primera vez , lo hicieron los sacerdotes y el pueblo estando de pie toda la noche. Es el himno mariano más famoso del Oriente cristiano y quizás de la Iglesia entera.
Pertenece al grupo de cantos “abecedarios” porque las letras iniciales de cada estrofa corresponden a las letras del alfabeto griego . La estructura métrica del texto es de una perfección suma, difícil de verter desde su lengua original a otros idiomas. El Akathistos fue traducido y se canta en todas las lenguas del rito bizantino, tanto de la Iglesia Católica como de la Ortodoxa. En el año 800 fue traducido al Latín por Cristóbal, obispo de Venecia, ejerciendo así una notable influencia en la himnografía medieval. La liturgia bizantina recita seis estrofas en los cuatro primeros viernes de cuaresma y en la oración de completas, y todo entero el viernes quinto por la tarde, o por la mañana del quinto sábado de cuaresma (llamado por eso sábado de akathistos). En caso de calamidad pública se canta a petición de los fieles. Cuando se recita entero se le divide en cuatro partes o estaciones, entre las cuales se pueden intercalar algunos salmos o cánticos, que se cantan estando sentados.
Está compuesto de 24 estrofas, de las cuales algunas se proclaman y otras se cantan. Es muy rico en figuras e imágenes poéticas, que desarrollan temas relacionados con el relato lucano de la anunciación y los episodios mateanos de los magos y la huida a Egipto. El himno se divide en dos partes: la primera es evangélica o histórica, y la segunda de carácter dogmático. Las primeras 12 estrofas escenifican la narración evangélica en una serie de preciosos cuadros. Las 12 restantes exponen algunos de los más importantes artículos de la fe mariana de la Iglesia: perpetua virginidad, maternidad divina, mediación de gracia desde el Cielo.
En su estructura literaria uniforme, tras la primera y las demás estrofas impares, que son temáticas, sigue una letanía a la Virgen, que en la intención del autor quiere ser una representación más imaginativa y poética del tema tratado antes. Las estrofas pares concluyen con la aclamación Aleluya, que todos son capaces de cantar excepto Herodes (ver Estrofa 10).
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San Romano el Cantor
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Con respecto al autor, se puede decir que fue un poeta maravilloso, a la vez que un gran teólogo y contemplativo. El himno se ha atribuido a varios escritores, como Sergio de Constantinopla (610-638), San Germán de Constantinopla (+722 ) o San Juan Damasceno (siglo VIII) . Otros lo atribuyeron a San Romano el Cantor (+562) o a algún imitador suyo. Si la noticia de que se compuso y se cantó para celebrar la liberación de Constantinopla en el 626 del asedio de las tropas unidas de persas y de ávaros fuese cierta, quedarían excluidos todos los escritores alejados de esa fecha. Pero algunos se inclinan por la hipótesis de que el himno alude a otros asedios de Constantinopla, a los que ocurrieron bajo Constantino IV (677) o León III (718) por parte de los árabes. De ser así, debiera fecharse entre el 677 y el 718, lo cual no parece muy acertado. También están quienes han atribuido el himno a Georgios Pisides (comienzos del siglo VII), diácono, archivista y sacristán de Santa Sofía, cuyos poemas encuentran un eco tanto en el estilo como en el contenido del Akathistos. Finalmente, los estudios más recientes de especialistas contemporáneos afirman que es posterior a una homilía de Basilio de Seleucia (+469), de quien dependería verbalmente una de las estrofas del himno, y a su vez anterior a una composición de San Romano el Cantor sobre el patriarca José, inspirada en el Akathistos. Este estudio lo ubicaría entonces entre mediados del siglo V y mediados del siglo VI. Lo cual termina coincidiendo con la tradición, que remonta su origen hasta comienzos del siglo VI , fecha en que la Iglesia bizantina habría incluido el Akathistos en su liturgia, como la más alta expresión del culto a la Santísima Virgen María.
El himno Akathistos es común a todos los cristianos de rito bizantino, tanto católicos como ortodoxos. Se le atribuye un importante valor ecuménico, ya que contiene en forma orante todo cuanto la Iglesia de los primeros siglos ha creído sobre María, con el consenso universal, dado que las fuentes que lo inspiran son la Sagrada Escritura, la doctrina definida en los Concilios ecuménicos de Nicea (325), de Éfeso (431) y de Calcedonia (451), y la reflexión de los Padres orientales de los siglos IV y V.
En los últimos años este himno se ha difundido mucho, también en las comunidades de fieles de rito latino. Especialmente han contribuido a su conocimiento algunas solemnes celebraciones marianas que tuvieron lugar en Roma, con la asistencia del Papa Juan Pablo II y con amplia resonancia eclesial. Este himno antiquísimo, que constituye el fruto maduro de la más antigua tradición de la Iglesia indivisa en honor de María, es una llamada e invocación a la unidad de los cristianos bajo la guía de la Madre del Señor: Tanta riqueza de alabanzas, acumulada por las diversas manifestaciones de la gran tradición de la Iglesia, podría ayudarnos a que ésta vuelva a respirar plenamente con sus "dos pulmones", Oriente y Occidente.
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Para descargar:
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7 Comentarios:
Tal es la profundidad y esplendor de nuestra tradición, que nunca hay un día que no redescubramos una alabanza a Dios y Su Madre.
Gracias Jerónimo. Dios le bendiga :)
Nuestra "tradición" no es el el Akathistós. Parece paradójico que la gente no sepa ya cantar la Salve Regina (en latín, popular o solemne) o el Ave Maris Stella y se quiera poner "de moda" cánticos devocionales marianos (muy venerables, muy antiguos, muy apreciables) que no son los que la Iglesia Católica ha rezado y cantado desde hace siglos, todos tan venerables y doctrinalmente significativos y ricos como el Acathistos.
Opino.
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Terzio:
En nuestra Tradición, la de la Iglesia Católica, tenemos innumerables cánticos devocionales marianos, entre los que ocupa un lugar especial el Akathistos. Decir que enseñarlo es querer ponerlo "de moda" me parece inapropiado.
Por otro lado, la Santa Madre Iglesia propone a sus hijos la recitación del Akathistos como una de las prácticas de piedad para lucrar indulgencias:
"Speciali mentione dignae sunt concessiones quae referuntur ad opera, quibus christifidelis, quodlibet ex ipsis praestans, indulgentiam plenariam singulis anni diebus assequi potest, firma manente norma 18 § 1, iuxta quam indulgentia plenaria semel tantum in die acquiri potest:
[...]
– recitatio Rosarii marialis vel hymni Akathistos in ecclesia aut oratorio, vel in familia, in religiosa Communitate, in christifidelium consociatione et generatim cum plures ad aliquem honestum finem conveniunt"
(Enchiridion Indulgentiarum).
Finalmente, "affirmatio unius non est negatio alterius".
Restablecer entre los fieles los bellísimos cantos tradicionales como la Salve, el Ave Maris Stella u otras antífonas marianas, será tarea de párrocos sensatos que hayan leído por lo menos el "Iubilate Deo" de Pablo VI y de obispos que verdaderamente piensen en la "piedad popular". Jerónimo saca del arcón de su buhardilla "nova et vetera", sensatamente; para ilustración de la ciencia y la piedad del católico más formado. No pone de moda nada nuevo.
Búsquese la muy buena traducción de J. Garrido en "ROMA" (publicación tradicionalista de la década del 70)
Por otra parte ha de saberse que tanto la liturgia como la teología oriental han sido adelantadas en materia del culto a la Santísima Virgen. San Efrén, San Germán de Constantinopla, San Juan Damasceno, San Atanasio, San Cirilo y muchos otros Padres Griegos se adelantaron con sus himnos y por influencia de la liturgia oriental se introducen en Roma fiestas como la de la Dormición de Nuestra Señora, etc.
El Akathistos, constituye, además de una pieza magnífica de lirismo, una roca de teología mariana capaz de aplastar la herejía dominante en las cancioncillas romanticonas y superficiales del cantoral mariano en uso...
Y si viene de Oriente, recordemos que de Oriente viene el Sol que nace de lo alto. Bienvenido Akathistos. Y por si fuera poco me permito recordar el valor "exorcizante" de dicho himno: los enemigos del hombre, de la Iglesia y de María, son espantados por la doctrina y valor de sus estrofas...
"Dignare me laudare te Virgo Sacrata, da mihi virtutem contra hostes tuos!"
P. Ismael
El Akathistos es maravilloso. Lo que no sé si gustaría mucho a los orientales es la música que tiene en los videos. No olvidemos que en la música sacra oriental, el uso de instrumentos como el órgano o el armonio no es tradicional.
Una versión
http://www.youtube.com/watch?v=E0cbbj6t2I0
O la que debería ser la versión de calle San Luis…
http://www.youtube.com/watch?v=9bmzoxLk51g
Felicitaciones a los autores del blog.
Cordiales saludos.
Quisiera añadir que también el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, promulgado por la autoridad del Papa Benedicto XVI, al referirse al modo en que la Iglesia reza a María nombra explícitamente este himno:
"La Iglesia reza a María, ante todo, con el Ave María, oración con la que la Iglesia pide la intercesión de la Virgen. Otras oraciones marianas son el Rosario, el himno Acáthistos, la Paraclisis, los himnos y cánticos de las diversas tradiciones cristianas." (563)
Es maravilloso, no acaba uno de aprender, aquí entre ustedes, cosas nuevas. Miles gracias.
Lo voy a compartir con el coro de mi parroquia que tiene sensibilidad para esta música.
Saludos.
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