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Ruega por nosotros
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En el siglo III, en Pamplona, España, vivían los esposos Firmo y Eugenia. Eran paganos y rendían culto a sus dioses devotamente. En una ocasión, cuando se dirigían al templo de Júpiter, se encontraron con un hombre que hablaba a un grupo de personas presentándoles a Nuestro Señor Jesucristo. Se trataba de San Honesto, un discípulo de San Saturnino, enviado por éste desde Tolosa, Francia, a predicar el Evangelio en aquellas tierras. Poco tiempo después, el mismo San Saturnino acudió en persona y por su predicación no sólo Firmo, sino muchos miles se convirtieron a la fe cristiana en Pamplona y Navarra.
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Fermín era hijo de Firmo y Eugenia. Tendría diez años de edad cuando San Saturnino retornó a Francia. La instrucción de Fermín en las cosas de la fe quedó en manos de San Honesto. De tal manera lo formó, que contando Fermín con sólo 18 años de edad hablaba en público admirablemente. Sus padres lo enviaron a Tolosa, y lo pusieron bajo la dirección del obispo Honorato. Tiempo después, admirado por los talentos de Fermín, Honorato lo ordenó presbítero y lo consagró como obispo de Pamplona.
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A medida que Fermín iba predicando, con fervor y celo, el Evangelio de Jesucristo, la gente se convertía en grandes cantidades y los cultos paganos eran abandonados. Sus prédicas iban también acompañadas por señales milagrosas.
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Ordenó muchos sacerdotes en su tierra. Su celo por Jesús le llevó a dejar Pamplona para ir a las Galias, donde predicó sin temor a las violentas persecuciones que sufrían los cristianos. También allí muchos se convirtieron por su prédica y fueron erigidas gran cantidad de iglesias. Su fervor lo condujo hasta los Países Bajos, desafiando siempre las amenazas que pesaban sobre los cristianos. De regreso a las Galias, en Amiens, al norte de Francia, fue encarcelado por el Pretor. Como Fermín se negó a dejar de predicar el Evangelio, el Pretor mandó que fuera decapitado. Así obtuvo el santo obispo lo que más quería: derramar su sangre por Jesucristo. Un cristiano que había sido convertido por el mártir rescató su cuerpo y lo ocultó. Más tarde lo enterró en una Iglesia que el mismo San Fermín había dedicado a la Santísima Virgen, de quien había sido fervoroso devoto.
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La ciudad de Pamplona celebra su fiesta, cada 7 de julio con grandes regocijos populares.
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3 Comentarios:
Gracias por esta biografia. Aunque estudie a la U. de Navarra nunca apprendi detalles sobre San Fermin. Sus restos, en que ciudad estan hoy?
(Perdone la falta de acentos, soy de USA, y no tengo "keyboard" appropriado.)
Michael:
Los restos de San Fermín descansan en la Catedral de Amiens. Fueron llevadas a Pamplona varias reliquias del santo, que se conservan en la Catedral y en la iglesia de San Lorenzo.
Gracias por visitarnos.
Jeronimo,
Muchas gracias.
Saludos.
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