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Esta mañana, en el Vaticano, fue presentado el primer volumen en lengua alemana de la Opera omnia de Joseph Ratzinger. En Conferencia de Prensa intervino el Obispo de Ratisbona, Monseñor Gerhard Müller, y la presentación de la colección fue escrita por el Obispo de Roma, Benedicto XVI.
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El primer volumen de su Opera Omnia es el tomo XI, dedicado enteramente a sus escritos sobre liturgia. El Papa afirma que se siente contento de que la colección de sus escritos comience precisamente por la liturgia ya que “desde la infancia ha sido para mí la realidad central de mi vida, capaz de responder a la pregunta « ¿por qué creemos?»”.
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El Papa, en la introducción, hace una especial referencia a su libro “El espíritu de la liturgia”, publicado en el año 2000, recordando que en aquel momento “casi todos los comentarios se centraron, lamentablemente, en algunos capítulos: el altar y la dirección de la oración en la liturgia. Los lectores de los comentarios deben estar convencidos de que todo el libro trataba sobre la orientación en las celebraciones y que su contenido era querer reintroducir la Misa «de espaldas al pueblo»”.
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Benedicto XVI confiesa luego: “Frente a estas interpretaciones, por un cierto tiempo he pensado en eliminar aquel capítulo –nueve páginas de un total de doscientas – de manera que finalmente pudiera quedar en evidencia lo que me interesaba efectivamente en el libro”. Y manifiesta que estudios sucesivos (como el de U.M. Lang y el de S. Heid) han mostrado que las ideas de fondo eran correctas: “la idea de que el sacerdote y los fieles debían mirarse unos a otros durante la oración ha surgido por primera vez en la era moderna y es completamente extraña al cristianismo antiguo ya que el sacerdote y los fieles no rezan uno al otro sino dirigidos al Señor”.
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Finalmente, el Papa alemán concluye: “Mientras tanto, afortunadamente se afirma cada vez más la propuesta realizada al final del capítulo denunciado: no cambiar la disposición de las iglesias sino simplemente poner una cruz en medio del altar, a la que miran juntos el sacerdote y los fieles, para dejarse así conducir al Señor, al cual todos juntos oramos”.
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Fuente: Papa Ratzinger Blog
Traducción y edición: La Buhardilla de Jerónimo
Texto completo del Prefacio del Papa Benedicto XVI
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10 Comentarios:
"la idea de que el sacerdote y los fieles debían mirarse unos a otros durante la oración ha surgido por primera vez en la era moderna y es completamente extraña al cristianismo antiguo ya que el sacerdote y los fieles no rezan uno al otro sino dirigidos al Señor"
Lástima que el alumno de Karl Rahnner y consultor teológico de confianza del cardenal Frings Colonia, tan influyente en la legislación organizativa conciliar, no dijera exactamente eso mismo durante la celebración de la discusión sobre el esquema de la Sagrada Liturgia en el Concilio Vaticano II, votada el 4 de diciembre de 1963.
Supongo que el Espíritu Santo no quiso que lo dijera. ¿O sí?
Parece que el Espíritu Santo sí ha querido que lo diga. Y bajo su guía lo ha dicho siendo Obispo, Cardenal y Papa. No sé si ya lo decía en 1963, cuando era un sacerdote muy joven. Pero si no, aún tiene más valor que lo dijera después.
Pues yo sé de buena tinta que cuando era monaguillo se metía el dedo en la nariz.
(Deberíais borrar los tres comentarios).
[1.-]
He hablado de 1963 porque el entonces padre Joseph Ratzinger, afamado alumno del padre Karl Rahnner, era el consultor teológico del cardenal de Colonia Joseph Frings.
Y he hablado de 1963 porque fue entonces cuando tuvo lugar la discusión sobre el esquema de la Sagrada Liturgia, dentro del Concilio Vaticano II.
Frings fue uno de los cardenales que ejerció más su influencia a lo largo de todo el Concilio.
Rahnner fue uno de los teólogos que ejerció más su influencia a lo largo de todo el Concilio.
A partir de la aprobación del esquema de la Sagrada Liturgia fue cuando "el sacerdote y los fieles debían mirarse unos a otros durante la oración".
Eso no sucedía antes. Eso sucede desde entonces.
[2.-]
La pregunta que aparece ante su afirmación es evidente: entonces,
¿por qué "el sacerdote y los fieles" no se miran "unos a otros durante la oración"?
Miguel Serrano Cabeza:
Escribes:
"Frings fue uno de los cardenales que ejerció más su influencia a lo largo de todo el Concilio.
Rahnner fue uno de los teólogos que ejerció más su influencia a lo largo de todo el Concilio".
¿Y si así hubiera sido qué? No hubo ninguna herejía en el Concilio Vaticano II, no pudo haberla habido, la fe católica no nos permite sacar esa conclusión.
A no ser que neguemos que fue aprobado por un Romano Pontífice, y eso nos transforma en "sedevacantistas", posición que creo que usted no comparte.
Por otro lado, parece usted sugerir que el Espíritu Santo no ha estado presente ni en el Concilio Vaticano II, ni en la elección del actual Romano Pontífice, Benedicto XVI. Esto también sería irreconciliable con la fe católica.
El actual Papa (y el anterior, y el anterior, y el anterior y el anterior) es Sucesor de Pedro, y por lo tanto es temerario realizar comentarios acerca de su vida previo a su elección como Romano Pontífice. Ni siquiera para elogiarlos es válido. Nuestra obediencia a Pedro, nuestro respeto por él, no dependen de que haya sido pescador, humanista, o "perito" teológico.
Su primer comentario parece faltarle el respeto al Papa. Quizá sea sólo mi impresión.
Así fue: "Frings fue uno de los cardenales que ejerció más su influencia a lo largo de todo el Concilio. Rahnner fue uno de los teólogos que ejerció más su influencia a lo largo de todo el Concilio".
El Concilio Vaticano II no estableció ninguna definción dogmática porque, por decisión tanto del Santo Padre que lo convocó, el beato Papa Juan XXIII, como del Santo Padre que lo clausuró, el siervo de Dios Papa Pablo VI, fue un concilio pastoral, no dogmático. Sus declaraciones dogmáticas tienen valor dogmático en cuanto que repitan exactamente la misma doctrina ya expuesta durante el Concilio Vaticano I.
Si no hay declaración de doctina nueva ¿cómo puede haber herejía? La pastoral puede ser más o menos acertada, pero no herética. Por lo tanto "No hubo ninguna herejía en el Concilio Vaticano II, no pudo haberla habido."
El Espíritu Santo ha estado presente tanto en el Concilio Vaticano II como en la elección de todos y cada uno de los Papas de la Santa Iglesia Católica Apostólica de Roma desde San Pedro hasta su Santidad el Papa Benedicto XVI, ambos incluidos.
Sin embargo, dado que el Concilio Vaticano II no fue convocado ni clausurado como un concilio dogmático sino pastoral, y dado que el dogma de la infalibilidad se refiere sólo al Santo Padre cuando trata asuntos doctrinales de forma dogmática, ex-cathedra, no entiendo por qué las afirmaciones no dogmáticas del Concilio Vaticano II son, según se parece desprender de lo que dices, Antonio, dogmáticamente infalibles.
Si el Papa quiere ser tratado a la vez como Papa y como teólogo según ejerza de una cosa o de otra, tal y como afirmó en la presentación de su libro Jesús de Nazareth (que firmó como Josef Ratzinger y no como Benedicto XVI), no voy a ser yo quien discuta la opinión del Papa. Tú puedes hacer lo que estimes más oportuno.
Siento haber dado la impresión de faltar al respeto al Legado de Cristo Rey en este Valle de Lágrimas. Nada más lejos de mi intención. Sólo pretendía resaltar que sus opiniones de juventud en relación a la liturgia fueron muy influyentes debido a su participación en el Concilio Vaticano II como teólogo consultor del Cardenal de Colonia, Joseph Frings. Una vez elegido obispo, las "matizó" muy significativamente.
Curiosamente, desde que es obispo, cardenal y Papa, hay mucha gente que prefiere no hacer caso a las opiniones de Josef Ratzinger en relación a varios aspectos de la liturgia. Desde orar todos orientados hacia Dios, hasta la comunión en la boca (sólo a algunas Conferencias Episcopales se les dió una dispensa temporal para usar la mano), pasando por la traducción de "pro multis" como "por muchos" y no como "por todos" (que nadie ha obedecido a pesar de haber expirado el plazo otorgado por la Santa Sede).
¿Quién le falta el respeto? Yo creo que quien, estado directamente bajo las ordenes del Santo Padre, las desobedece de forma reiterada, manifiesta y pública.
¿Estás de acuerdo conmigo?
Saludos.
Estimado Miguel:
Me ha quedado mucho más claro todo, y le agradezco por su respuesta.
Es verdad, y muy doloroso, que hay muchos que desobedecen al Santo Padre, y eso no hace más que causar disensiones dentro del seno de la Iglesia.
Por eso mismo es que desde aquí lo que más queremos es fomentar lo contrario, es decir, el respeto y la obediencia al Papa, y la unidad de la Iglesia.
En cuanto al punto particular, sobre la intervención de Ratzinger como perito en el Concilio, se me hace difícil pensar que él haya tenido demasiada influencia en los Padres Conciliares (y menos aún en el tema de la liturgia). De todos modos, sabemos que una cosa es lo que vislumbraba y deseaba la Sacrosanctum Concilium, y otra muy distinta los abusos que hoy vemos extendidos por tantas partes del mundo.
Por eso me parece interesante lo que han dicho los asiáticos en su última reunión sobre el tema Liturgia. Más "hermenéutica de la continuidad" y menos "innovaciones arbitrarias".
El Concilio Vaticano II ha sido la excusa para demasiadas cosas que han demostrado ser no demasiado buenas. Cuarenta años después hay 50.000 religiosos menos. La única orden masculina que crece con verdadera fuerza son los Legionarios de Cristo.
http://religionenlibertad.com/blog/index.php?blog=24&title=50_000_religiosos_menos_desde_el_vatican&more=1&c=1&tb=1&pb=1
Y se les acusa de preconciliares.
Me parece impresionante que el Papa, desde una visión "liberal", haya sido capaz de orientar racionalmente la perspectiva de su fe hacia una visión más tradicional basada en una "hermenéutica de la continuidad". No conozco ningún otro caso semejante.
Respecto al "liberalismo" y el papel del entonces padre Ratzinger en el Concilio Vaticano II, quizá no sea del todo ocioso recordar algunas circunstancias:
"Several days before the end of the first session, Father Hans Küng, a Swiss theologian on the Catholic Theological Faculty of the University of Tübingen, Germany, was invited to speak at the U.S. Bishop's Press Panel. In his address, he mentioned the fact that Pope John, when asked in a private conversation why he had convoked the Council, had gone to his window, opened it, and said: "To let some fresh air into the Church." Father Küng asserted jubilantly that what had once been the dream of an avat-garde group in the Church had "spread and permeated the entire atmosphere of the Church, due to the Council." (p. 59)
Sigamos recordando:
"Since the position of the German-language bishops was regularly adopted by the European Alliance, and since the alliance position was generally adopted by the Council, a single theologian might have his views accepted by the whole Council if the had been accepted by the German-speaking bishops. There was such a theologian: Father Karl Rahner, S.J." (p. 80)
Veamos lo que opinaba de forma pública el entonces padre Josef Ratzinger:
"Father Ratzinger, the personal theologian of Cardinal Frings, while dining one day with a group, mentioned that the liberals had thought they would have a free hand at the Council after obtaining the majority in the Council Comissions. But in the speeches and voting in the council Hall, he said, they began to notice some resistance to their proposals, and consequently commissions had to take this into consideration when revising the schemas. Unknown to Father Ratzinger, one of those seated nearby and within hearing distance was Archbishop Sigaud [of Diamantina, Brazil], who chuckled at this public admission by a representative of the European alliance." (p. 150)
Terminemos recordando un poco más:
"Almost no one in the vast assembly, after the Pope, had been more influential in the passage of Council legislation than Cardinal Frings. Except for the organization which he had inspired and led, the Council might never have operated efficiently at all. He had leaned heavily upon the theologian Father Rahner... Father Ratzinger, the personal theologian of Cardinal Frings and former student of Father Rahner, had seemed to give an almost unquestioning support to the views of his former teacher during the Council." (p. 285)
Fr. Ralph M. Wiltgen, S.V.D.: "The Rhine Flows into the Tiber", TAN Books: 1985 (1967)
Nihil Obstat: Gall Higgins, O.F.M. Cap., Censor Librorum.
Imprimatur: Terence J. Cooke, D.D., V.G., New York, NY, December 15, 1966.
ISBN-10: 0-89555-186-1
ISBN-13: 978-08-95551-86-1
Como nota curiosa, inidicar que:
"... was Father Edward Schillebeeckx, O.P., a Belgian-born professor of dogmatics at the Catholic University of Nijmegen, who served as the leading theologian for the Dutch Hierarchy." (p. 23)
Saludos.
Mi querido Miguel: Después de leer las citas, te aconsejo que tires ese libro a la basura, por mucho imprimátur que traiga. Toda obra de chismes es despreciable, aunque el chismógrafo sea veraz, y más si trata de la Iglesia. Pero lo que dice ése sobre el P. Ratzinger ¡es tan inverosímil! Nos lo pinta como un politicastro bocazas: «Los liberales vamos a dominar el Concilio porque hemos copado las comisiones». ¡Qué zafiedad!
Yo me puedo creer que el joven Ratzinger fuera hasta malo. La santidad suele llegar tarde. Pero es imposible que fuera tan... grosero. La anécdota no casa en absoluto con su esprit de finesse.
Y, por cierto, que el Ratzinger conspirador tampoco tendría mucho espíritu de geometría, porque sus cálculos andaban lejísimos de lo que resultaron los documentos del Concilio. De hecho, los "liberales" fracasaron en el Concilio y sólo se impusieron después, falseando su aplicación.
Me parece que ese libro es parte de aquella literatura "periodística" que sirvió para crear una imagen completamente falsa del Concilio que ha prevalecido en la opinión pública y hasta en la Iglesia. Pero esos chismes, que se los crea el judío Apela. No tú ni yo.
[1.-]
La historia de este libro es curiosa.
Cuando se publicó era apreciado en los círculos "liberales" y despreciado en los "tradicionales" porque se muestra indudablemente a favor las tesis de los Padres Conciliares más "liberales". Sin embargo, ahora es apreciado en los círculos "tradicionales" y despreciado en los "liberales" porque muestra más allá de toda duda razonable cómo la coordinación de los Padres Conciliares de lengua alemana les dio más influencia durante la celebración conciliar de la que habrían tenido de no haberse coordinado.
En los textos entrecomillados no he sido capaz de encontrar ninguna noticia falsa. Aún es más, no sé de nadie que haya sido capaz de contradecir alguna vez alguno de los datos aportados por este libro. Supongo que para todo tiene que haber una primera vez. Pero, según lo que yo sé, esa primera vez aún no se ha producido.
[2.-]
Entendiendo por "grosería" la "tosquedad, falta de finura y primor", no termino de ver qué hay de grosero en el comportamiento del entonces padre Joseph Ratzinger.
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=groser%EDa
Durante una cena en compañía de un grupo de padres conciliares de lengua alemana dio, dentro de su turno en la conversación, con educación, serenidad y sinceridad, desde su posición privilegiada como alumno predilecto de Karl Rahnner y consultor teológico de confianza del cardenal Joseph Frings de Colonia, uno de los principales organizadores de la legislación conciliar, su opinión acerca de cómo le parecía que se estaban desarrollando las sesiones en las que todos ellos estaban tomando parte.
A nadie le llamó la atención su opinión, que era compartida por todos los presentes en la mesa. Sí le llamó la atención a otro obispo que, sentado en las proximidades, estaba cenando solo, meditando la dirección que estaban tomando las sesiones conciliares.
[3.-]
Entendiendo por "chisme" la "noticia verdadera... con que generalmente se pretende indisponer a unas personas con otras", no termino de ver la intención del autor para predisponer a nadie contra el entonces padre Joseph Ratzinger.
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=chisme
En toda organización humana, y la parte humana de la Iglesia de Cristo también es una organización humana, la política es la base de su gestión. Fue evidente entonces y es evidente ahora el peso que tuvieron los Padres Conciliares de lengua alemana en el desarrollo de las sesiones del Concilio Vaticano II gracias a su organización y actuación de forma coordinada, dentro y fuera de las distintas comisiones.
Dentro de una conversación de sobremesa de un grupo de Padres Conciliares de lengua alemana, todos ellos participantes activos en esa coordinación descrita, es donde hay que insertar las declaraciones del entonces padre Ratzinger.
Fue así como pasó. Y no tiene nada de vergonzoso que así fuera. No creo que se pueda suponer ninguna intención oculta en el autor del libro por describir lo que pasó tal y como pasó.
[3.-]
¿Hay alguna otra historia sobre la sucesión de los acontecimientos a lo largo del Concilio Vaticano II digna de tal nombre, que tenga al menos trescientas páginas?
Saludos.
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